2 posts de abril 2011

Licencia de armas en Semana Santa

La policía y los bomberos han cargado con los santos sobre sus hombros. Y así, al menos, hemos tenido la fiesta en paz. Lo piensan algunos paisanos de Sant’ Onofrio un pequeño punto en el mapa situado en Calabria. Cada Semana Santa tiene sus peculiaridades pero seguro que no hay ninguna en España en la que solo a los mafiosos les cabe el honor de portar las imágenes. Así ha sido por los años de los años hasta el pasado. Los jefes de los clanes locales llevaban a la Virgen. Los jóvenes que se iniciaban en el crimen organizado, recibían su debut social portando a San Juan. Y todos contentos. Quien no lo estuviera, mejo hacía callandose.

El año pasado las autoridades decidieron que solo jóvenes de los dos equipos de fútbol del pueblo serían los portadores de los pasos. Se organizó una batalla secreta, nocturna e inclemente contra los promotores. La lista de los porteadores no gustó a la mafia calabresa, Ndangreta. Amparados en la oscuridad dispararon varios proyectiles contra la puerta de la vivienda del párroco y rajaron las ruedas del coche del alcalde, entre otras lindezas.

En Viernes Santo, de día y a cara descubierta, los hombres de honor paseaban por la calle con la imagen sobre sus espaldas. Y así querían que siguiera siendo. El año pasado solo la persistencia sureña consiguió que el desfile de Viernes Santo se hiciera. Eso sí, una semana más tarde. Religión, crimen organizado y silencio son un triunvirato que aún reina en el profundo sur de uno de los 8 países más desarrollados del mundo

Este año, el prefecto de la policía ha decidido que sean carabineros y bomberos quienes lleven los pasos. Al menos estos porteadores tienen licencia de armas. Pese a los antecedentes de 2010, este año todo transcurrió con normalidad lo cual, sin la presencia de los mafiosos en la calle, es noticia en San’t Onofrio.

¿Por qué mientes tanto?

El italiano es embustero por naturaleza. No lo digo yo. Sería una desafección con el país donde vivo desde hace años, que trato de comprender cada día y que me ha acogido con los brazos abiertos.

Está publicado en “Mentiras” un estudio del psicólogo Luigi Anolli. Un millón y medio de italianos confiesa decir cinco mentiras al día, de media. Anolli ha seleccionado un grupo de personas haciéndoles anotar semanalmente las relaciones sociales que superaban el cuarto de hora. Una cuarta parte de ellas está presidida por la mentira. Y casi la mitad de éstas ( el 40%) son pronunciadas de manera “altruista”; es decir, el mentiroso engaña para no hacer mal a su interlocutor. De esta manera, el italiano de hoy sigue la máxima platónica sobre “ la noble mentira”. Anolli concluye su estudio asegurando que “ la mentira es una práctica censurable y, a lo mejor, vergonzosa pero, de cualquier manera, pertenece a nuestra cultura”.

El italiano es, culturalmente, un ser que habla y habla. Y ente tanta palabra surgen las falacias como flores de jazmìn en la primavera sevillana. Un aforismo dice que la mentira repetida de manera insistente termina por convertirse en verdad. Pero mi obstinación me dicte que, por muy coreada que sea, una mentira siempre será una farsa.

El prototipo de la faz del trasalpino dibuja un rostro afilado donde sobresale un apéndice nasal que adelanta unos excesivos centímetros al resto de la cara. Quizás no sea una casualidad que Collodi personificara la mentira en un muñeco de madera con nariz proporcionada a sus embustes. Pinocho y Maquiavelo nunca hubieran podido nacer en otro país. Berlusconi tiene una querencia por el bisturí. Tal vez por ello su hocico no sea alargado. Pero por nariz pequeña que tenga y juicios de los que salga indemne mi obstinación me dice que es un falsario.

Iñaki Díez


Iñaki Díez es el corresponsal de Radio Nacional en Italia, un país que conoce perfectamente y que analiza con gran habilidad.
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