¿Por qué mientes tanto?

El italiano es embustero por naturaleza. No lo digo yo. Sería una desafección con el país donde vivo desde hace años, que trato de comprender cada día y que me ha acogido con los brazos abiertos.

Está publicado en “Mentiras” un estudio del psicólogo Luigi Anolli. Un millón y medio de italianos confiesa decir cinco mentiras al día, de media. Anolli ha seleccionado un grupo de personas haciéndoles anotar semanalmente las relaciones sociales que superaban el cuarto de hora. Una cuarta parte de ellas está presidida por la mentira. Y casi la mitad de éstas ( el 40%) son pronunciadas de manera “altruista”; es decir, el mentiroso engaña para no hacer mal a su interlocutor. De esta manera, el italiano de hoy sigue la máxima platónica sobre “ la noble mentira”. Anolli concluye su estudio asegurando que “ la mentira es una práctica censurable y, a lo mejor, vergonzosa pero, de cualquier manera, pertenece a nuestra cultura”.

El italiano es, culturalmente, un ser que habla y habla. Y ente tanta palabra surgen las falacias como flores de jazmìn en la primavera sevillana. Un aforismo dice que la mentira repetida de manera insistente termina por convertirse en verdad. Pero mi obstinación me dicte que, por muy coreada que sea, una mentira siempre será una farsa.

El prototipo de la faz del trasalpino dibuja un rostro afilado donde sobresale un apéndice nasal que adelanta unos excesivos centímetros al resto de la cara. Quizás no sea una casualidad que Collodi personificara la mentira en un muñeco de madera con nariz proporcionada a sus embustes. Pinocho y Maquiavelo nunca hubieran podido nacer en otro país. Berlusconi tiene una querencia por el bisturí. Tal vez por ello su hocico no sea alargado. Pero por nariz pequeña que tenga y juicios de los que salga indemne mi obstinación me dice que es un falsario.

Ruby, Mubarak y Silvio Forever

Hoy se estrena en los cines la biografía no autorizada de Berlusconi: “Silvio forever” no pasará a los anales del séptimo arte. Es una historia montada con muchas de intervenciones públicas utilizadas de manera irónica. Un hombre único de una gran voluntad y generosidad, como decía su mamá. Un hombre que él mismo se define como un torero sin miedo, invencible y de quien no se verá nunca una fotografía en compañía de mujeres, como sentenciaba su mamá en una ratificación del aforismo sobre la ceguera del amor...



Coincidiendo con el evento, sabemos que Berlusconi y Mubarak sí hablaron sobre Ruby, la joven que involuntariamente ha propiciado la apertura de un juicio rápido al primer ministro italiano. Lo decía Il Giornale. Quien lo ha contado es el intérprete, Mohamed Reda Hammad. La conversación tuvo lugar el 19 de mayo de 2010 durante un almuerzo de estado.

Imaginemos la situación: los hombres más poderosos de sus países con sus respectivas legiones de ministros degustando el pecorino mientras se habla inversiones, política bilateral y demás asuntos que aburren mucho pero nos influyen más. Y, de repente, este dechado de alegría que es el septuagenario primer ministro italiano dice:

-¡Eh Hosni! He conocido a Ruby, una jovencita muy cariñosa...

Por aquel entonces, parece que Ruby se hacía pasar por sobrina del depuesto presidente egipcio. El traductor dice que cambió la cara de la delegación egipcia y se hizo el silencio. Intuyo a Berlusconi sonriendo con los ojos estirados como la única arruga de su inmaculado rostro mientras piensa “ aquí les he dado”.

En Egipto hay una popular cantante que se llama Ruby. Y Mubarak creyó que se refería a ella, no a la sobrina impostora. Y ahí comenzó un diálogo surrealista. Uno preguntaba por la sobrina y el otro contestaba por la cantante.


-Si maja chica- pudo decir Mubarak a modo de contestación.

B-Tiene un cuerpo que embriaga.

M-Si, es bonita y se mueve muy bien.

B-Ya sé yo cómo se mueve...

M-Ahora, lo mejor es su voz.

B-Su boca, imagino que quieres decir... Si es deliciosa como un merengue que deshace cualquier rigidez

M-Después de una jornada de trabajo, no hay nada como relajarse

B-Eso pienso yo. Por eso la he invitado a mi mansión alguna otra vez

M-Y,¿ha actuado bien?

B-A las mil maravillas. Puedes estar orgulloso de ella.

M-¿Y qué repertorio te ha ofrecido?

B- Sus piezas más esquisitas y las he disfrutado como un jovencito.

M- Me alegra que te guste la música de mi tierra

B- Si, la verdad es que no sé resistirme a esos aullidos de éxtasis.

M-Es muy buena en lo suyo

B-Estoy de acuerdo. Tan fresca que se me hace la boca agua. Maitre, por favor, puede tráigame el postre...

POSDATA

En realidad, Mohamed Reda Hammad no se acuerda de los términos de la conversación aunque sí que estuvo preñada de incoherencias

El terrorista Barrabás

Fue el primer terrorista de la historia según la interpretación de Benedicto XVI sobre aquellos días en torno a la muerte de Cristo. Desdice así a San Juan que lo calificó como simple “ bandido”. Esa reflexión del Papa me ha recordado a Aitor.

No éramos adolescentes y él se caracterizaba por ser el más bandido en aquella clase de forajidos de no recuerdo que año de la EGB. Un profesor con la sonrisa siempre dispuesta en su rostro rosáceo le bautizó como “Barrabás”. Y desde aquel día Aitor fue solo Barrabás para muchos de nosotros. Años después vi su cara en un periódico. Los rasgos endurecidos por los años dejaban aún perfilar aquella diablura de sonrisa con la que acompañaba sus “barrabasadas”. El simpático chaval se había convertido en asesino profesional. Le habían detenido por formar parte de un comando de ETA y estaba acusado de no sé cuantos crímenes.

El bonachón profesor de generoso abdomen y rostro en permanente estado de turbación dio en la diana disparando un calificativo cariñoso. Cuarenta años después, un sabio Papa le ha dado la razón al involuntario alias. Es posible que, el anciano profesor, ya no se encuentre por esta parte del mundo. También es posible que “Barrabás” siga entre rejas midiendo si es o no el momento en pasar la hoja a la historia del último medio siglo negro de nuestra tierra.

Resulta que este Papa que cerró las puertas del Limbo desterrando definitivamente esa hipótesis teológica y que me dijo que no buscara el Purgatorio porque no existe más que como un fuego interior, ahora me trae la figura de Barrabás actualizada.

La Iglesia retoca la historia a términos actuales y, a veces, provoca estas espontáneas reflexiones, tan instintivas como el apelativo del viejo profesor...

La pizzería de los demonios

Confieso que me da pudor contar historias tan nimias cuando a pocas decenas de kilómetros se masacra a un pueblo y corre la muerte arrastrando muchos inocentes en su riada.

Después de 53 meses en Roma, creí llegado el momento de acudir a la pizzería más conocida de la ciudad. Ese templo de harina y levadura aparece en las guías turísticas y hasta en los libros de aprendizaje de la lengua. A su puerta, cerrada a cal y canto, se forman colas interminables de excursionistas gustosos de decir “ yo también he comido pizza en...”
-No creas que es para tanto. Pizzas como las de allí, las hay en muchos sitios en Roma. Además, no tienen clientes habituales porque solo tratan con turistas. Son displicentes y maleducados – me han repetido varios amigos en estos años.
Casi a finales de febrero, con pocos turistas en la calle, me atreví a someterme a la catarsis del turista. Era una fría noche. Como siempre, cola en la calle bañada por una humedad hiriente. Menos mal que los ávidos de pizza de guía no eran más de una docena en ese corredor empedrado. Cuando salían unos comensales, se abría la puerta y otros eran inmediatamente tragados por las entrañas del local. Después se cerraba la puerta , dando vueltas a la llave desde el interior como haría un carcelero. No sé cuánto tiempo pasó pero ya estaba cerca de llegar mi turno. Por delante de mí una pareja y una chica sola con un plano de Roma donde había señalado los lugares a visitar. Con una mirada periscópica pude ver marcados el Coliseo, Vaticano, Sant' Angelo, Navona, Panteón y la tasca ésta de las pizzas.

Ya casi me tocaba. Entonces se abrió la puerta y del interior surgió una especie de pequeño lucifer alocado preguntando a gritos ¿cuántos son, cuántos son?. Vestía camisa a cuadros de leñador. Llevaba un gorro azul como los pitufos. Su generosa nariz romana impedía que las gafas oscilantes terminaran en el adoquín. Le miré estupefacto. Maltrató a las chicas que estaban delante de mí. Y me dijo que entrara yo. “Pero si están antes ellas”, sugerí. Entonces, el nomo de las pizzas tiró de mi brazo hacia aquel infierno donde hornos y comensales comparten espacio y las mesas se apelotonan buscando más hueco donde no queda. Las chicas sonrieron con ese gesto que oscila entre la risa, la estupefacción y el miedo. El demonio me metía en sus dominios arrastras. Crucé el umbral y le miré a los ojos. Abrió la boca cuando aparté su garfio de mi brazo y me giré hacia la calle. Lo que le dije no tiene cabida en esta reflexión.

Terminé a dos pasos de allí comiendo pizza en La Montecarlo que no es sino la escisión de aquella familia de tradición pizzera. Posiblemente, la amabilidad que esgrime Carlo con sus clientes no casaba con el severo tratamiento del otro local. Olive scolane, fiori di zucca y un delicioso suppli fueron la antesala de una sabrosa pizza.

Disfruté del local, también cutre y con mesas agolpadas, sobre las que se erige la voz cavernosa de Carlo. Pero disfruté también de sus comentarios y reverénciales bromas con que me recibió. Nunca le confesaré que quise serle infiel por un día.

Como decía al principio, con lo que ocurre aquí al lado, esto me parece una cosa insustancial. Pero he decidido escribirla porque también nos suceden estas minúsculas historias mientras la comunidad internacional se decide a poner fin a la carnicería del rey del petróleo en el norte de África

Lampedusa y el síndrome

Construidos a cinceladas de costumbre, los cambios nos desorientan. También a quien lleva el alma errante dibujada en una curiosa mirada revestida de despiste. Seis aviones en una semana, cuatro ciudades distintas y un solo pensamiento: el síndrome.

Madrid, Roma, Palermo y Lampedusa. En poco más que unos minutos salgo de la cama, tomo un avión y desayuno en Madrid. El cuerpo agradece esta premura. El cerebro se rebela. Uno se acostumbra a caminar por la calle abstraído en sus pensamientos mientras escucha conversaciones en un idioma distinto al que teje sus pensamientos. Por eso, al llegar a Madrid y caminar por sus calles, terminé dudando. “Estos hablan en castellano. ¿A lo mejor necesitan algo? Puede que estén perdidos...” Hasta que caigo en la cuenta de que ya no estoy en Roma. Sonrío. Es el síndrome del corresponsal. Horas después ya estoy de vuelta en tierra pizza a pezzi

Largas horas de incertidumbre acompañan a las pateras para cruzar el estrecho de Sicilia. Viajan incómodos. Buscan un futuro aunque sea mutilado porque su presente es ciego.

En Lampedusa, he visto gente humanitaria pero tienen miedo. El alcalde trata de calmarlos. Desde su mirada, que se levanta más de dos metros sobre el suelo, se deja ver inmediatamente. Me pregunto para qué una isla tan pequeña tiene un alcalde tan grande. La única utilidad que veo, es ser el primero en atisbar pateras.

Los que llegan están desesperados. Al principio se conforman con que les alojen y les den de comer. Pero no quieren permanecer mucho en ese trozo de tierra rodeado de agua turquesa. Ahí entran en conflicto el síndrome del clandestino y el invadido de un territorio pequeño al margen de muchas leyes. Nadie se pone el cinturón de seguridad para conducir, los motoristas no llevan casco e, incluso, en las restaurantes hay ceniceros aunque en Italia hace muchos años está prohibido fumar en un lugar cerrado. Son italianos de carnet de identidad. Pero habitan en territorio indómito. Su síndrome de libre abandono está hoy amordazado por sombras de jóvenes extraños que pasean por sus calles escasamente iluminadas al caer la noche. Lampedusa coquetea con Europa aunque geográficamente acaricie Africa.

Es tierra donde nada se desperdicia. Los barcos que llegan con inmigrantes son desguazados inmediatamente por grupos de desvalijadores anónimos. No importa que la Justicia incaute las barcas como prueba. No importa que todos se conozcan en la isla. Horas después de la llegada de las barcazas, timón, maderas, motores y combustible no forman una unidad. Se han convertido en pequeños tesoros de los desvalijadores. Es el síndrome de la necesidad porque Lampedusa es físicamente un paraíso que tiene una puerta abierta por donde entra el fuego del infierno


El niño

El niño italiano no es Torres. Se llama Giovanni. La plataforma Libertad y Justicia lo ha sacado este fin de semana ante un auditorio entre los que se encontraban Roberto Saviano y Umberto Eco.

Y al chaval no le ha temblado la voz. En su breve discurso se le ha escuchado reprochar al gobierno que no hace nada para ayudar a los jóvenes miientras Berlusconi se divierte con sus fiestas en la mansión de Arcore.

Luego, Giovanni se adentra en la marisma de las preguntas sin respuesta: ¿Por qué sólo se ocupa de la escuela pública para recortar gastos? ¿ Por qué el modelo dominante que se ofrece a los jóvenes son los del consumo y el dinero? ¿Por qué es tan poderosa la mafia y no se hace nada para combatirla? ¿Por qué hay tantas preguntas sin repuesta?

Él sí tiene la solución: espera que con el nuevo gobierno haya menos preguntas y más respuestas- concluye su breve y contundente discurso.

El pequeño asegura que salió al estrado por iniciativa propia. Si es cierto, tiene madera aunque su discurso sea el resumen de lo que la oposición repite cada día. Pero no sé hasta qué punto es moralmente aconsejable que un chaval de 13 años participe así en actos públicos de una clara orientación política. La hipocresía no conoce fronteras: desde los periódicos de derechas se dice que hay que salvar al niño de las garras de los antiberlusconianos. NO sé qué hubieran dicho si el discurso hubiera sido de loas al Cavaliere. A mí, me preocuparía en ambos casos.


La novia de Berlusconi

¡Ojalá! Por desgracia no es ella. Es lo que respondió el padre de la presunta novia de Berlusconi a las preguntas de los informadores. Ella, en concreto, es Roberta Bonasia. Tiene 26 años y en su currículo un argumento de peso para ser elegida por el sultán: fue Mis Torino. Oficialmente, esconde sus largas piernas bajo una bata de enfermera en un centro sanitario ( no me hagáis escribir lo que pasa ahora por vuestra cabeza). Aunque el padre no tenía ni idea, puede que su hija haya hecho carrera: de momento no lo ha desmentido. Sí que lo ha negado a lo largo de esta mañana en una en una entrevista telefónica cuando este "post" ya estaba escrito.

Algún incauto imaginó una espléndida mujer madura cuando Berlusconi confesó que hace tiempo que tiene una relación estable. Al pequeño colibrí no se le conocen ternuras hacia quien tenga más allá de los 30.

Pero me ha conmocionado la respuesta del padre. “Magari! Ma, purtroppo, non è”. Me ha acordado de aquellos tiempos del siglo pasado en que, ante la visita del monarca a una localidad, muchas madres exponían sus retoños con los mejores vestidos. Y si él embestía al trapo, la chica ya había hecho carrera. El mundo está lleno de bastardos. Siempre ha sido así. Pero mis entresijos cerebrales siguen sin comprender cómo un padre desea que su hija retoce con un poderoso de flácidos deseos despertados por ánimo azul, para garantizar su futuro. Quizás sea que el dinero no conoce de escrúpulos ni principios. Así que volvamos al inicio: ésta es la supuesta.

El Senado de los líos

La ficción es siempre un sucedáneo de la realidad. Quiero dejar una sonrisa como legado vacacional. La risa provoca salud, prolonga la vida y se mueven muchos músculos. Después de reíros, cuando reflexionéis, quizás os dé pena si no zozobra la escena que ha tenido lugar esta semana en el Senado italiano capaz de superar la imaginación del mismo Mario Monicelli. Si fuera una película de los hermanos Marx su título sería fácil: El Senado de los líos

Por unos minutos, Rosi Mauro preside accidentalmente la Cámara Alta. Esta mujer, nacida en Sicilia, es senadora de la Liga Norte. Todo un ejercicio de coherencia personal que sirve para presentar al espécimen que protagoniza el vídeo. Se discute la reforma universitaria. La presidenta accidental se despoja de su impaciencia con resolución y maneras despóticas alejadas de la ribera democrática.

Rosi Mauro parece decir:“seré mujer, pero no me vais a tocar la paciencia”. Me enternece la figura del temeroso compañero que trata de calmar al huracán parlamentario dispuesto a arrasar ,de un soplido, todas las mociones



Lo peor es que se equivocó. Con tanto carácter, estaba aprobando las enmiendas de la oposición. Hasta la ministra, en un momento, trata de avisarla. Pero ella la corrige diciendo “ no, Gelmini”.

Que nadie piense que la senadora se ha turbado por semejante actuación. Al día siguiente grita en el aula como si todo el retraso y entuerto parlamentario, no lo hubiera propiciado ella. Hay juguetes que, depende en qué manos, pueden resultar muy peligrosos. ¡Feliz Navidad!

Tres pelos

Tres pelos no tapan la calvicie de una legislatura. Y tres son los votos que permiten a Berlusconi seguir hoy al frente del Consejo de Ministros. Para tupir el cráneo parlamentario hace falta algo más. Berlusconi sabe bien de ello. Tras su lacónica victoria en la cámara, se ha puesto manos a la obra. El mejor injerto se llama Casini y lidera el centro. Hasta ahora, la Liga Norte lo tenía en su punto de mira. en las últimas horas, parece que los hombres de Bossi desenfocan el visor y podrían transigir a un pacto entre caballeros que garantice la continuidad del gobierno.

Con el líder centrista, Casini, como cirujano, Berlusconi está dispuesto a hacer lo que no hizo con Fini: ir a la mesa de operaciones; es decir dimitir. Sí, Berlusconi parece dispuesto a dimitir dentro de una crisis pilotada para, después, salir elegido con los votos de los centristas. Se lo ofreció Fini antes de debatir la moción de censura. Pero el caimán no quiso. Hace tiempo que se ha dado cuenta de que su delfín se ha convertido en tiburón con la obsesión de devorarle. El hombre que creció a la sombra del Cavaliere ha mostrado las tinieblas de su propuesta y,casi, ha cavado su tumba para ser el próximo Rey Sol italiano.

Con tres pelos no se puede seguir adelante. Sólo conozco tres pelos que tuvieron éxito.Pero formaban parte de una barba dentro de una canción infantil. Para la cobertura craneal de la legislatura hace falta más.

Una buena cabellera bien merece el esfuerzo.

Sólo hay que buscar fotos de Berlusconi, hace no mucho tiempo. Eso sí, todo tiene su penitencia.

Por eso, Berlusconi se tendrá que echar la manta a la cabeza y dimitir de manera controlada. Y aún así, el aroma de elecciones primaverales no se diluye en un ambiente corrupto.

Berlusconi: december horribilis

Hace un año le estalló la catedral de Milán en la cara. El riesgo, ahora es que reviente la legislatura. Hace un año oteaba el horizonte con la mirada perdida del estupor. Hoy, entre las brumas de la duda, emerge el fantasma de nuevos comicios. Berlusconi celebra el primer aniversario de su agresión, batiéndose en duelo dialéctico en el Parlamento.

Ha sobrevivido a los cotilleos de wikileaks, indemne. Con petulancia se ha jactado de que nunca se ha enriquecido con sus negociaciones como primer ministro. Por fortuna en el país de Pinocho las intervenciones estéticas son habituales. De eso sabe mucho el primer ministro italiano. El cotilleo de escalera no le hace mella. Por cierto, wikileaks nos ha mostrado que el mundo de la diplomacia es mucho más simple de lo que imaginamos y que las grandes informaciones fluyen entre montañas de cotilleos y opiniones personales escasamente contrastadas. Con semejante diplomacia, al mundo no se le puede pedir más. Sigo preguntándome cuánto tuvo que trabajar quien facilitó el informe en el que se detallaba que a Berlusconi le gustan mucho las fiestas, o cuánto dinero público gastó el lumbreras para conseguir esa exclusiva.

Italia vuelve hoy a ser la de siempre: un redil incapaz de contener a todas las ovejas. Esta legislatura, que parecía vacunada contra la atomización política, tiene los días contados pase lo que pase. Berlusconi no ha sido capaz de crear un centro derecha fuerte, como tampoco se ha podido crear un centro izquierda poderoso. Ochenta y nueve parlamentarios han cambiado de camisa en estos dos años y medio. Así, las Cortes se fragmentan y en estos reinos de taifas, cualquier cacique tiene la llave del futuro del país. Italia está donde siempre ha estado porque gestiona como nadie las crisis: sin llevarse las manos a la cabeza. Sin saber qué pasará mañana. Saltándose disciplina de votos y peleando por el gobierno más que gobernar .

Iñaki Díez


Iñaki Díez es el corresponsal de Radio Nacional en Italia, un país que conoce perfectamente y que analiza con gran habilidad.
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