2 posts de febrero 2010

Una de espías

Al contrario que en la declaración de la Unión Europea –que no menciona expresamente a Israel– aquí, casi todo el mundo tiene claro que es el Mossad quien está detrás del asesinato de Mahmoud al-Mabhouh, jefe de suministros de la organización integrista palestina Hamas.

Avigdor Lieberman

-Deben ser los únicos que no lo tienen claro –me decía entre risas el tendero del establecimiento donde esta mañana he parado a comprar un paquete de chicles–. Te aseguro que solo viendo la forma de actuar y de moverse de esa chica sé que es israelí.
-Pero entonces, ha sido una operación un poco chapucera ¿no crees?
-¿Y qué más da? Era un terrorista y está muerto. Para eso está el Mossad.
-Ya –respondo mientras intento decidirme entre el sabor de menta y el de frambuesa– pero han utilizado pasaportes europeos y se ha abierto una crisis diplomática con varios países de la Unión Europea.
-Sí, pero mañana estará olvidada y el tipo ese seguirá muerto. Además, lo que les preocupa a los ingleses es que hayan utilizado sus documentos, no que se hayan cargado a ese terrorista –sentencia David desde el otro lado del mostrador lleno de botes de golosinas fabricadas en Cataluña.

Meshal da un discurso ante un poster de Mahbhou

En cierto modo David tiene razón. Es curioso pero, a raíz de la declaración comunitaria, parece que a la Unión le contraría más que se utilicen sus documentos en el asesinato de un presunto terrorista que el hecho de que un país con el que se tiene especiales y estrechas relaciones comerciales y políticas pueda haber cometido un crimen de estado.


-Ustedes han visto demasiadas películas de James Bond –declaraba el ministro de Exteriores hebreo, Avigdor Lieberman, en Bruselas.


A mi me ha resultado extraño que nadie le haya respondido que, efectivamente, nos habían obligado a tragarnos varias películas de espías –os las resumo en la web de RTVE - y que la mayoría estaban protagonizadas por sus servicios secretos. La más sonada de los últimos años ocurrió en Jordania, en 1997, cuando el actual primer ministro, Benjamín Netanyahu,ordenó el asesinato de Khaled Meshal, ahora dirigente del Hamas en el exilio. Los agentes le introdujeron un líquido tóxico en el oído, pero fueron detenidos y las presiones internacionales forzaron al gobierno de Bibi a entregar el antídoto y poco después a liberar al Jeque Yassin, líder espiritual de la organización. Otros asesinatos como el de Imad Muhniyeh, jefe militar de Hezbolá, al que le colocaron un explosivo en el reposacabezas de su automóvil, hacen que vuelva a plantearse la pregunta de siempre: ¿Puede una democracia utilizar métodos terroristas para acabar con los presuntos terroristas?

Un café con Ariadna

Nunca había ido a recoger a una chica a la cárcel, pero hoy he quedado con Ariadna Jové, la española detenida ilegalmente por Israel, para hacerle una entrevista.

A las puertas de la prisión de Ramle, cerca de Tel Aviv, la activista propalestina hablaba en árabe con uno de los funcionarios israelíes. Por lo que pude entender, repasaban el inventario de los objetos personales que la activista catalana y su compañera australiana, Bridgette Chappel, habían vuelto a recoger a la penitenciaría tras su liberación, ayer. Ariadna me pareció muy tranquila, como si repasara la lista de la compra. Cuando terminó, sacó una kefiya –el pañuelo típico palestino– y se la anudó al cuello delante de los guardias.

-Con dos narices –pensé–.

El juicio a Jové obliga al Supremo a dictaminar si el Ejército y la Policía israelíes actúan legítimamente dentro de los territorios palestinos y, en concreto, en el "Área A" de Cisjordania. Ariadna Jove.

Nos fuimos a tomar café al paseo marítimo de Tel Aviv porque parte del compromiso alcanzado para su liberación es que no abandonen el territorio de Israel. Pedimos unos capuchinos, un café con hielo y una botella de agua mineral. Corría una brisa muy agradable en la terraza, junto al mar, en la que nos sentamos.

-Es difícil disfrutar de esto – dice Bridgette – cuando a 100 kilómetros de aquí está Gaza. Allí nadie puede disfrutar de la playa.

-Bueno –digo – pero ya que no podéis volver a Cisjordania, podéis disfrutar del mar durante unos días.

El caso de Ariadna y Bridgette supera el de una simple deportación. Fueron detenidas en Ramala, la capital de la Autonomía Palestina, donde, supuestamente, el ejército israelí no tiene jurisdicción y no es necesario el visado israelí. Según el gobierno palestino y el Movimiento de Solidaridad Internacional es una violación flagrante de los acuerdos de Oslo que pone de manifiesto que la ocupación israelí es un hecho.

-El ejército –dice Ariadna – rodeó la casa con varios vehículos y algunos blindados pequeños. Eran las dos y media o las tres de la mañana. Rompieron la puerta y entraron. Nos apuntaron con los fusiles M-16. Estábamos en pijama. Nos pidieron la documentación y nos dijeron: “¡Venga!, Os venís con nosotros”

Poco después de la entrevista hablo con Yoram, un izquierdista israelí que me echa la bronca.

-Los periodistas sois unos cagones. No os atrevéis a llamar a las cosas por su nombre. No se puede entrar en una casa a las tres de la mañana y detener a la gente por sus ideas políticas. Es un secuestro porque el ejército no puede salir de su territorio e ir a Palestina a detener a nadie de forma ilegal. Eso se llama terrorismo de estado.

La verdad es que resulta curioso que la autoproclamada “única democracia de Oriente Próximo” utilice métodos de los que se sentirían orgullosos Pinochet, Franco o Videla: entrar de madrugada a detener a los personajes molestos. Los izquierdistas israelíes y los activistas extranjeros denuncian que los servicios secretos y las fuerzas de seguridad les acosan cada vez más.

Los acuerdos de Oslo establecen tres zonas –A, B y C – dentro de la Autonomía Palestina. Los soldados israelíes sólo pueden operar en la Zona A – bajo total control de la policía palestina y donde fueron detenidas las activistas– cuando exista una amenaza grave para la seguridad y siempre en coordinación con la policía palestina. Algo que, en este caso, no se ha producido. Es cierto que Ariadna y Bridgette han participado en algunas protestas contra el Muro y han ayudado a recoger aceitunas a los palestinos para que los colonos judíos no los apedreen...

!Quien sabe!, quizás eso sea una grave amenaza para el estado israelí.

Óscar Mijallo


¿Desde qué muro? Porque aquí hay muchos muros.
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