2 posts de mayo 2008

Un pastel sin receta

Eso es Londres, un pastel sin receta. La frase no es mía. Es el título del libro escrito por una española, Lala Isla, que lleva en el Reino Unido desde hace más de 30 años. Casada con un poeta galés y madre de un joven de 22 años, Lala se recrea en una especie de divertida autobiografía en la que trata de entender y explicar, desde su punto de vista de española, muchos de los mitos, leyendas y costumbres de esta ciudad más allá del Picadilly Circus o el Trafalgar Square de los turistas.

Hablo de ella y su libro por dos razones. La primera porque me siento en deuda. Su lectura me acompañó en mis primeros viajes en el piso superior del nº 7, que es el bus que me lleva desde mi casa, en North Kensington, hasta la esquina de Berners Street, donde está la corresponsalía. Y la segunda porque creo que es la mejor recomendación que puedo hacer desde este London Connection que da sus primeros pasos. Es la respuesta a algunos de los blogueros que han tenido la paciencia de leer mi primer comentario y en quienes encuentro, como no podía ser de otra forma, una curiosidad común: Londres.

¿Qué tiene esta ciudad que la hace tan especial?¿Por qué es atractiva a pesar de los fríos y grises inviernos? ¿Por qué son así los ingleses? ¿Por qué en vez de comer repostan?

Preguntas absurdas algunas y obsesivas otras cuyas respuestas uno puede encontrar en ese “pastel sin receta" de Lala que a mí me sirvió para ir entendiendo esta ciudad-país a los pocos días de llegar de Rabat.

En cualquier caso, esta ciudad y sus gentes siguen siendo un enigma para mí. Para qué engañarles. Sean comprensivos y entiendan que, al menos de momento, cualquier explicación que les dé será la de un recién llegado. Eso sí, tomo nota de todo. Desde lo que dicen los más veteranos en la plaza hasta lo que me comentan mis hijos, observadores imparciales de una realidad para ellos nueva. Por ejemplo, el más pequeño me preguntó hace unos días cómo es que en Marruecos éramos ricos y ahora en Londres casi somos pobres.

Sigo buscando una buena respuesta. Como a lo de la cinta adhesiva en las orejas del príncipe Carlos.

Mi abuela y Julio Verne

Le he dado vueltas y al final lo he entendido. Ahora sé porqué la puesta en marcha de esta web, con sus blogs incluidos, me ha recordado a mi abuela. En sus últimos años de vida (murió a los 93 años) la televisión jugó, como pasa con casi todos los ancianos, un papel de compañía fundamental. Pero ella, mi abuela, no se limitó a ver los programas de la época, sino que llegó a conversar con muchas de las estrellas de entonces. Con los presentadores del Telediario, con Gaby, Fofó y Miliki (eran sus preferidos), Rodríguez de la Fuente, el hombre del tiempo, etc. Comenzaba a hablar con ellos en cuanto aparecían en la pantalla. Lógicamente la conversación no era tal. Era un monólogo. Las palabras sólo iban en una dirección entre las risitas de los pequeños de la casa.

Mi abuela, como tantas otras personas de su edad, comenzaba ya a intuir que eso de salir en la tele y hablar sin que nadie te conteste no podía ser. Así que, y perdonen por el atrevimiento, pero creo que mi abuela fue un poco como Julio Verne. Alguien que vio en su mente la evolución “natural” de la comunicación antes de que ésta se produjera. Una adelantada a su tiempo, vamos.

Quién lo iba a decir, pero resulta que su sueño, o su intuición, se ha hecho ahora realidad. Ahora uno puede comunicarse directamente con cuantos salen en la pequeña pantalla. Decirles lo que les decía mi abuela a los de entonces: “ Qué poca gracia tienes, hijo”, “hoy te has peinado fatal y la corbata es horrible”, etc.

Los avances tecnológicos le han dado la razón y ya nadie se queda con la palabra en la boca. Para eso está este invento que se llama Internet. Algo tan democrático como informarse y opinar. Así que ya saben.

Prometo que la próxima vez hablaré del Reino Unido. De un viaje al castillo de Windsor que nos ha permitido conocer de cerca al Príncipe Carlos. No en persona, que está muy atareado, sino a través de una colección de fotos que va desde su infancia hasta ahora. Y es que este año cumple su 60 aniversario. Nos llama la atención que en ninguna foto se le ven las orejas soplillo. Dicen las malas lenguas que es que se las pega con cinta adhesiva. Investigaremos.

Miguel Ángel Idígoras


El título de este blog “London.es” no es más que una declaración de intenciones. La realidad de esta ciudad británica –que para muchos es la menos británica de las ciudades británicas- y de un país pero desde la perspectiva de un español.
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