2 posts de noviembre 2008

"Si te dicen que caí"

Tras la conmoción generada por la muerte del niño "Baby P.", me van a permitir que aborde un tema mucho más frívolo. No sin antes comentarles varias cosas sobre el brutal asesinato del bebé de 17 meses. En primer lugar decir que su madre, la pareja de ésta y el compinche han sido encarcelados. Que continúa la investigación entre los trabajadores sociales de Haringey, que al parecer actuaron con total negligencia en el caso. Y que la doctora Sabah al-Zayyat, que fue quien vio y examinó al niño días antes de su muerte, ha sido suspendida y apartada del ejercicio de la medicina.

Lo lógico en estos casos es preguntarse cómo un médico puede pasar por alto la situación de un bebé, a todas luces maltratado, con varias costillas rotas, etc, y no decir nada. Si hubiera denunciado lo que era evidente habría salvado, casi con toda seguridad, la vida de Baby P. Lejos de todo corporativismo, los médicos encargados de la investigación han declarado la total incompetencia de esta doctora. Licenciada en Pakistán, había trabajado en Arabia Saudí hasta que llegó al Reino Unido en 2004. En este país, donde la falta de médicos es preocupante, se cubre esta carencia con profesionales llegados de otros países, sobre todo India y Pakistán. Las autoridades sanitarias reconocen que aunque la mayor parte de estos trabajadores son excelentes, a veces se les cuelan auténticos "petardos". Pero ese es otro debate...

La frivolidad a la que me refería al inicio y que tiene que ver con el título demuestra a las claras que no voy descaminado cuando digo que estos ingleses son gente rara. Metidos ya casi en Navidad, El Times recogía el siguiente titular: "La policía entregará chancletas gratis a las mujeres a la salida de los pubs".
La cuestión es que en algunos pubs de Torbay, en el suroeste, frecuentado durante las vacaciones navideñas por muchos ingleses, se repiten cada vez con más frecuencia pequeños pero molestos "accidentes" que llenan durante esos días las urgencias de los centros sanitarios. Se trata generalmente de señoras que salen a divertirse con zapatos de tacón alto y que después de visitar varios pubs, o de permanecer sólo en uno, pero varias horas, al salir no consiguen mantener el equilibrio y acaban dando de bruces en el suelo. A veces todo queda en un susto, pero en otras ocasiones los esguinces, golpes en la cabeza y fracturas diversas son de lo más común.

Así que la Policía, a iniciativa de la comunidad ciudadana de Torbay, ha decidido repartir chanclas (aquí flip-flops) gratis entre las mujeres que no son capaces de salir del pub con los mismos zapatos que calzaban al entrar. La brillante idea va a costar al erario 30.000 libras, unos 35.000 euros, pero aseguran que se lo van a ahorrar en ambulancias, médicos y medicinas. Leía esta noticia a la vez que conocía que Juan Marsé recibía el Premio Cervantes. Me alegro mucho, sus artículos en "Por favor" y sus novelas marcaron buena parte de mi juventud. Ahora el Times me trae a la memoria la que para mí es la mejor, "Si te dicen que caí".

Perdonen por el chiste fácil, no volverá a repetirse.


Porque tengo hijos

Espero que a Rosa Díez no le importe que me apropie del título de su magnífico libro, un ejercicio de valentía en el que se explica, entre otras cosas, cómo el grado de compromiso de las personas aumenta cuando uno es progenitor. Aunque no siempre, desde luego, ni tampoco es imprescindible tener prole para ser una persona comprometida, faltaría más.

De hecho el proceder de algunos padres puede ser abominable. Por un comportamiento así, monstruoso, la sociedad británica está estos días que no se encuentra el pulso. El suceso no ha tenido demasiada trascendencia fuera del Reino Unido, pero aquí la conmoción es mayúscula. Se trata del caso de un bebé de 17 meses salvajemente maltratado por su madre y su pareja. "Baby P." llamado así por motivos legales, fue utilizado como un saco de boxeo durante más de ocho meses hasta que murió. Además de su madre, de 27 años, que según los psicólogos vivía en la estratosfera, por decirlo de una manera suave, su pareja, de 32 y un amigo, de 36, se ensañaban con el pequeño de "manera sádica y fascinados por el dolor". Cuando la policía lo encontró en la cuna, el bebé tenía la cara destrozada, ocho costillas rotas y yacía en medio de la sangre.

Lo más alucinante, si es que a alguien le queda todavía capacidad de sorpresa, es que los trabajadores sociales de Haringey, al norte de Londres, visitaron al bebé hasta en 60 ocasiones, sin que hicieran nada por evitar la tragedia. Problemas burocráticos, personal siempre cambiante, problemas legales para proceder contra la pareja... Se trata de un problema mucho más profundo y que afecta a todas las estructuras del Estado británico, deficiente en muchos aspectos hasta límites inimaginables.

Theodore Dalrymple, médico y columnista de Times, explica en un brillante artículo el por qué de tanta negligencia. Reproduzco la parte parte final de su reflexión:

"Lo que parece ser la increíble incompetencia de los servicios sociales de Haringey en realidad no es nada inusual en la Gran Bretaña contemporánea; es la dramática e inmediata consecuencia de esa incompetencia lo que es inusual. Vemos la misma incompetencia en muchas otras esferas de actividad cada día.

¿Por qué iba uno a esperar que la protección a los niños, que es inherentemente compleja y difícil, funcione como es debido en un país en el que ni la recogida de basuras funciona razonablemente?"

Miguel Ángel Idígoras


El título de este blog “London.es” no es más que una declaración de intenciones. La realidad de esta ciudad británica –que para muchos es la menos británica de las ciudades británicas- y de un país pero desde la perspectiva de un español.
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