4 posts de febrero 2009

¿Es el enemigo..?

No pude evitarlo. Cuando leí el reportaje en "The Independent" me acordé de Miguel Gila. De sus famosos monólogos con el teléfono y vestido de militar: ¿"Es el enemigo..? ¿Y cuántos son ustedes...? Pues no sé si vamos a tener balas para todos".

Algo así le está pasando al ejército británico que lucha en Afganistán. Resulta que los servicios secretos del MI5 han descubierto que entre los talibanes hay más de 4.000 yihadistas británicos que hablan un inglés perfecto. Con acento de Yorkshire y del West Midlands. Como lo oyen. Yes. Muchos de ellos son al parecer originarios de Eritrea, Somalia o Etiopía que hace años llegaron al Reino Unido pidiendo el estatuto de refugiado porque sus países estaban en guerra. Obtuvieron el pasaporte británico y viajaron, a través de cualquier otro país árabe, hasta Afganistán. También hay muchos jóvenes musulmanes, nacidos en el Reino Unido, hijos de emigrantes, de segunda o tercera generación, que llevados por el radicalismo islamista se han enrolado con los talibanes.

Como se pueden imaginar, el Ministerio británico de Defensa y el gobierno en general están ahora que no saben qué hacer. Un general británico ha dicho que es como una mini-guerra civil pero surrealista. Así que ahora deben estar buscando el número de teléfono para hacer como Gila: "¿Es el enemigo...?". Eso sí, en perfecto inglés.

Alguien dirá, y con razón que, hombre, la cosa no es como para tomársela a broma. Y es verdad. Porque está en juego no sólo la seguridad de los soldados que luchan allí, sino la nuestra. De hecho los servicios secretos británicos están en máxima alerta porque estos radicales, además de adiestrarse en la guerra, pueden ahora preparar atentados en el exterior para llevarlos luego a cabo en cualquier país occidental.

Pero sé que ustedes entienden la clave de humor de este blog. Y que comparten conmigo la idea de que es el único recurso que nos queda para hacer frente a situaciones que a veces no tienen ninguna gracia.

El otro día tuve la suerte de compartir escenario con un maestro en esto de arrancar una sonrisa cuando las cosas vienen mal dadas: Leopoldo Abadía. Ya saben, el autor de la "Crisis Ninja". Le entrevisté en una charla-coloquio organizada por la Cámara de Comercio en Londres. El auditorio estaba compuesto por unas doscientas personas que sonreían mientras Leopoldo les explicaba cómo unos "señores" nos han metido la mano en el bolsillo y nos han dejado sin blanca. Es admirable lo de Leopoldo. Su capacidad de comunicación, su sencillez y su sentido del humor. Me recuerda en cierto modo a Carlos Arguiñano. Nos podrán gustar o no sus recetas, pero hay que reconocer que son personas con gancho y gracia. Lo que en la tele se llama tener dotes de comunicador.

Mientras le aplaudían, al final de la charla, Leopoldo me preguntó por lo bajini: "No hemos faltado al respeto a nadie ¿no?"

Tranquilo Leopoldo, le dije, ha estado usted brillante.

La discreción de Darwin

A mi mujer le gusta regalarme libros, sobre todo novelas. Sabe que me gustan. También a ella. Así que ha desarrollado una rara habilidad que consiste en sorprenderme de vez en cuando con un libro que yo desenvuelvo pero que inmediatamente empieza a leer ella. Una vez terminado me lo pasa con el consiguiente comentario: "Te va a gustar", "es aburrido", "no está mal".

Uno de los últimos que me ha "regalado" es "El cielo de Madrid", de Julio Llamazares. Es una novela que tiene ya algunos años, pero no había leído nada de este autor y tenía ganas. Y la verdad es que he acertado. No les voy a contar de qué va, no es este el sitio para hablar de libros, sólo que se me ha encendido la bombilla cuando he leído una de sus páginas. El protagonista es un pintor que atraviesa un momento de éxito y que reflexiona de la siguiente manera:

"A mí nadie me había enseñado a venderme; al contrario, mis padres y mis abuelos me habían educado en la discreción y ésta era una moneda en desuso desde hacía ya tiempo en aquel mundo. Una moneda en desuso que ya nadie conocía y valoraba y que, incluso, se consideraba un obstáculo para la supervivencia misma. Al menos a corto plazo. Y a largo plazo nadie pensaba, puesto que nadie quería otra cosa que el éxito, mejor cuanto más sonoro".

Y digo que se me ha encendido la bombilla porque estos días, que he tenido que leer bastante sobre la vida de Darwin, no entendía cómo este hombre tardó más de 20 años en publicar una obra sabiendo que iba a suponer una revolución en el mundo de la ciencia y, sobre todo, iba a darle la gloria a nivel mundial.

Claro que eso pasó hace 150 años. Entonces no había televisión, ni internet, ni glorias efímeras de un cuarto de hora. La discreción era un valor que, como dice el protagonista de "El cielo de Madrid", ahora ha caído en desuso. Ahora hay que venderse, no queda más remedio. Así que, aunque a mi también me han educado en la discreción (aunque a veces no lo parezca), van a permitirme que me venda: Este sábado, en Informe Semanal, se ha emitido un reportaje sobre Darwin que creo es muy interesante. Lo hemos hecho en la corresponsalía de Londres. Con Rafa Porro, que es un artista, y la imprescindible ayuda de Montse Andrews-Eiroa, nuestra productora. Lo pueden ver pinchando aquí.
Esto de venderme no se va a repetir más que lo estrictamente necesario. A ustedes les pido lo mismo: sean discretos y no critiquen el reportaje fuera de este blog. Please.

Padre a los 13... Y madre a los 15

Menudo revuelo ha montado "The Sun" con el reportaje de Alfiel, el niño de 13 años que se ha convertido en uno de los padres más precoces de la historia del Reino Unido. Si no han visto las fotos todavía pueden pinchar en esta página. La verdad es que resulta difícil limitarse a un sólo calificativo: asombroso, increíble, triste, patético... Un niño que más parece tener 8 años que los 13 que le adjudican, tratando de comportarse como un padre de verdad, adulto, quiero decir. En sus brazos, su retoño Maissie más parece la hermana pequeña que llega para arrebatarle el cetro de rey de la casa que una hija de la que responsabilizarse.

Hasta aquí la noticia, con todo el morbo que puede suscitar: cómo tan pequeño y ya...Habrá sido ella la que...Seguro que el chaval no sabía que haciendo... Pero hay una segunda lectura. "The Sun", como buen tabloide y sensacionalista donde los haya, centró la atención de la noticia en el joven padre. Como ya he dicho, es uno de los casos más precoces de la historia reciente de este país y su edad da pie a los comentarios más diversos. Hay quien incluso pone en cuarentena la veracidad del reportaje. Pero a lo que iba. El titular a toda plana y centro de la noticia ha sido el joven Alfiel, en tanto que la madre de la niña, Chantelle, ha pasado casi a un segundo plano. Claro, me dice un amigo periodista, es que ella tiene ya 15 años y eso en este país no es noticia, es lo más normal del mundo.

Aquí quería llegar yo. Nos sorprende que un crío de carita angelical, que ni siquiera aparenta los 13 años que tiene, sea capaz de hacer un niño, pero nos resulta absolutamente normal que una niña de 15 años tenga un hijo. Vamos, que sólo la edad de él salva a ella del anonimato.

"Es que pensamos que sería divertido tener un bebé", confesaron los dos, y por eso decidieron ocultar el embarazo durante todo el tiempo que se puede ocultar una cosa así. Aunque aquí, en muchos hogares de este país, parece que una muchacha de 15 años se puede sentar a cenar todas las noches con su familia y romper aguas en los postres sin que sus padres sepan qué está pasando.

El chaval, Alfiel, jugará un rato a ser padre y luego, cuando se cansé, se pasará a la play-station. Y será ella la que, permítanme la expresión, se coma el marrón. Como miles de niñas en el Reino Unido se comen todos los años el marrón de sus maternidades adolescentes. La tasa más alta de Europa.
En 2006, la última fecha para la cual existen datos oficiales, hubo unos 39.000 embarazos de mujeres menores de 18 años y unos 7.000 entre madres menores de 16 en este país.
Pero incluso en este negociado somos nosotros, no ellas, los auténticos protagonistas, los que nos llevamos las fotos de portada, los titulares y los laureles. Chantelle es una más. Pero Alfiel... En fin, qué les voy a decir de Alfiel. Y de sus padres...Mejor pongo punto final.

Mi curro es mío

Perdonen por este titular tan, cómo diría, ¿ordinario? ¿simplón?.. Pensaba ponerlo en inglés, para que sonara más fino, pero no encuentro las palabras adecuadas. A ver, entiéndanme, las palabras que lo hagan sonar como suena en castellano, con su punto castizo. Y lo único que se me ocurría poner es el mismo lema que estos días emplean los miles de trabajadores de refinerías, plantas eléctricas y centrales nucleares del Reino Unido que protestan contra la contratación de trabajadores llegados de otros países de la Unión Europea. Pero es un eslogan un poco largo. "British jobs for british workers". "Los trabajos británicos para trabajadores británicos". Lo dicho: "Mi curro es mío".

Coincidirán conmigo que el tema se las trae, y que no pasaría de ser una anécdota si no fuera porque las protestas avanzan por todo el país. Y lo que se dice en estos casos: que se sabe cómo empiezan pero no cómo acaban. Mientras las cosas han ido bien nadie se ha parado a pensar en el otro. Si era portugués, italiano, rumano o de Cachemira. Pero ahora que las cosas se ponen feas volvemos la cabeza para ver quién está en nuestra trinchera. Porque es así. El puesto de trabajo se ha convertido en una trinchera en la que nos parapetamos dispuestos a echar, a bayoneta calada si hace falta, a cualquiera que se acerque con intención de poner los pies en ella.

Perdonen por la analogía bélica, pero es que estos días he seguido para el TD las protestas de los trabajadores a los que antes me refería y, la verdad, dan muy mala espina. Los sindicatos arengan a la masa a pesar de que saben que las leyes en la Unión Europea amparan la libre circulación de los trabajadores. Y algunos periódicos, como en Daily Mail, lejos de calmar las aguas insisten con titulares que más parecen una provocación: "Uno de cada tres trabajadores que construye la villa olímpica de Londres es extranjero". Decir esto en un país con casi dos millones de parados, donde sólo hace falta hacer un chasquido con los dedos para despertar el nacionalismo más radical, y donde el equilibrio entre razas y culturas es sumamente frágil, decir esto, insisto, es jugar con fuego de artillería.

Igual exagero. No lo sé. Sáquenme ustedes de dudas. Ni siquiera sé si esto está pasando en España, pero me da la sensación de que esta crisis va a conseguir que aflore lo peor de nosotros.

Los trabajadores portugueses e italianos subcontratados en las refinerías británicas salen al paso con una declaración obvia: "Venimos a trabajar, no a robar". Sí, ya, les dicen los british: "Pero el curro es nuestro".

Miguel Ángel Idígoras


El título de este blog “London.es” no es más que una declaración de intenciones. La realidad de esta ciudad británica –que para muchos es la menos británica de las ciudades británicas- y de un país pero desde la perspectiva de un español.
Ver perfil »

Síguenos en...

Últimos comentarios