Cuenta atrás
Estamos ya en la recta final, las elecciones son este jueves, el día 6. Y el fin de semana ha estado marcado por las últimas encuestas y las proclamaciones de los periódicos.
Los laboristas se quedan solos. Time to go
Los periódicos progresistas y más próximos a los laboristas, The Guardian y su hermano gemelo de los domingos, The Observer, han abandonado a los Laboristas y pedido el voto por los Liberaldemócratas de Nick Clegg. Una de las razones del Guardian es para que así se fuerce de una vez por todas la reforma del sistema electoral a un sistema más proporcional, donde no se pueda producir la paradoja -posible en estas elecciones- de que el partido que queda tercero en votos sea el primero en número de parlamentarios, o que a igualdad de votos, por ejemplo, entre los conservadores y los liberaldemócratas o laboristas y liberaldemócratas, éstos últimos tengan menos de la mitad de escaños que los otros. (The Guardian, The Observer).
The Independent también considera prioritario en estas elecciones aprovechar la oportunidad histórica para cambiar a un sistema electoral más justo y por ello pide un "voto táctico" en contra de una mayoría absoluta de los conservadores (puesto que ya es evidente que los laboristas van a perder), es decir, recomienda votar LibDem ahí donde puedan quedar primeros y ganar, pero votar Laborista, si tienen mejor posición para ganar a los conservadores. El objetivo es logar que no haya mayoría absoluta y que ello obligue a los ganadores, los tories presumiblemente, a pactar con los liberaldemócratas la reforma electoral.
The Times, que pidió el voto por los laboristas en las últimas dos elecciones, ha vuelto al carril conservador y ha pedido el voto por los tories de David Cameron.
También lo hace el semanario The Economist. En ambos casos el apoyo a Cameron es poco entusiasta y matizado, y va acompañado de elogios (¿nostalgia?) a Tony Blair e, incluso, un reconocimiento a las políticas de Gordon Brown para salir de la recesión. Pero, dice el editorial de The Economist, "por encima de todo el gobierno está cansado (...) es mejor para el país que los laboristas tengan su inminente ataque de nervios en la oposición. Es vital un cambio de gobierno".
A Brown, y no sirve de consuelo, le queda sólo el apoyo irreductible del Mirror, uno de los tabloides.
Las encuestas
Siguen dando un parlamento sin mayoría absoluta, pero con los conservadores más claramente en cabeza en número de votos e, incluso, en número de escaños, rozando incluso una mayoría viable para gobernar. Hablando con entendidos me dicen que creen que los conservadores van a sacar más votos de los que les dan las encuestas y me recuerdan que, tradicionalmente, la intención de voto de los liberaldemócratas es la más volátil, la que más sucumbe el dia D a la lógica del voto útil y se va los laboristas o a los conservadores. Una de las incógnitas de este año es ver si eso se mantiene o si el fenómeno Clegg y esa sensación de que es una oportunidad histórica para cambiar el reparto de poder entre dos, sólo dos, partidos grandes hacen que la intención se mantenga. Una de las consecuencias podría ser que los Lib Dems substituyeran a los Laboristas como partido de centroizquierda y relegaran a los laboristas a un histórico y humillante tercer puesto.
Las encuestas del fin de semana indican que el voto por los liberaldemócratas se está deshinchando ligeramente, tal vez sea simplemente el proceso habitual mencionado o que ha hecho mella el ataque de Cameron a Clegg en el debate. Recurriendo a la munición pesada, y populista en este caso, Cameron "acusó" a Clegg de estar a favor del ingreso en el euro y de una amnistía para los inmigrantes que estén en situación ilegal. Ambas afirmaciones han colocado a Clegg en una posición a la defensiva.
Gordon Brown, David Cameron, Nick Clegg
Los tres engañan
La semana pasada se produjo una noticia que debería haber centrado la campaña, pero que quedó eclipsada por la metedura de pata de Gordon Brown y por el tercer debate. Dos institutos de análisis económico acusaron a los tres grandes partidos de estar engañando a los ciudadanos porque les ocultan que, gane quien gane, vienen grandes recortes en los servicos públicos y subidas de impuestos. Las cuentas de los programas electorales de los tres partidos para recortar el déficit no cuadran, la única manera de cuadrarlas es con medidas que no se atreven a contar a los ciudadanos en la campaña. El economista estadounidense David Hale contó el otro día que el gobernador del Banco de Inglaterra le había comentado que el partido que asuma el gobierno tendrá que imponer unas medidas tan impopulares que no volverá a ganar una elecciones durante una generación.
El periodista y ex parlamentario conservador Matthew Parris sostiene en su columna del Times que los ciudadanos tienen parte de culpa. Porque se quejan de que los partidos engañen, pero ahora, por ejemplo, si los partidos fueran sinceros y adviritieran de los recortes y subidas de impuestos que se avecinan, no les votarían. Su tesis es que somos los electores los que demandamos que nos engañen porque no estamos dispuestos a votar por quien nos cuente según qué verdades.
Tony Blair haciendo campaña en un hospital público de Londres el viernes
Otra noticia de la semana ha sido la reaparición de Tony Blair para hacer campaña. Su segunda intervención en toda la campaña. Blair luce un bronceado a lo Julio Iglesias, imposible de adquirir en el UK, satirizado por todos los comentaristas y, a pesar de Irak, provocó más de un suspiro entre votantes laboristas. "Usted se habría comido a Cameron y Clegg sin esfuerzo (en los debates)" se le oyó decir a alguien, y un periodista le gritó "Sr. Blair ¿es usted la última posibilidad que le queda al Sr. Brown?
En su discurso de cierre del tercer y último debate el primer ministro, Gordon Brown, pronunció lo que puede ser un pronóstico acertado: "Sé que, si las cosas siguen como están, dentro de una semana David Cameron, tal vez con la ayuda de Nick Clegg, será primer ministro, pero mi deber es advertir de que eso será un error que pondrá en peligro la recuperación económica."
Si el resultado permitiera una coalición Lab-Lib (Laboristas+Liberaldemócratas) aseguran que los laboristas ya están preparando una defenestaración inmediata de Brown, la misma madrugada del viernes, para nombrar a un lider temporal, se habla Alan Johnson, el ministro de interior, capaz de pactar una coalición con los Lib-Dem.
De momento, pura especulacíón. Los resultados no se sabrán hasta el viernes y entonces veremos qué deparan.