10 posts de abril 2010

Cuenta atrás

Estamos ya en la recta final, las elecciones son este jueves, el día 6. Y el fin de semana ha estado marcado por las últimas encuestas y las proclamaciones de los periódicos.

Los laboristas se quedan solos. Time to go

Los periódicos progresistas y más próximos a los laboristas, The Guardian y su hermano gemelo de los domingos, The Observer, han abandonado a los Laboristas y pedido el voto por los Liberaldemócratas de Nick Clegg. Una de las razones del Guardian es para que así se fuerce de una vez por todas la reforma del sistema electoral a un sistema más proporcional, donde no se pueda producir la paradoja -posible en estas elecciones- de que el partido que queda tercero en votos sea el primero en número de parlamentarios, o que a igualdad de votos, por ejemplo, entre los conservadores y los liberaldemócratas o laboristas y liberaldemócratas, éstos últimos tengan menos de la mitad de escaños que los otros. (The Guardian, The Observer).

The Independent también considera prioritario en estas elecciones aprovechar la oportunidad histórica para cambiar a un sistema electoral más justo y por ello pide un "voto táctico" en contra de una mayoría absoluta de los conservadores (puesto que ya es evidente que los laboristas van a perder), es decir, recomienda votar LibDem ahí donde puedan quedar primeros y ganar, pero votar Laborista, si tienen mejor posición para ganar a los conservadores. El objetivo es logar que no haya mayoría absoluta y que ello obligue a los ganadores, los tories presumiblemente, a pactar con los liberaldemócratas la reforma electoral.

The Times, que pidió el voto por los laboristas en las últimas dos elecciones, ha vuelto al carril conservador y ha pedido el voto por los tories de David Cameron.
También lo hace el semanario The Economist. En ambos casos el apoyo a Cameron es poco entusiasta y matizado, y va acompañado de elogios (¿nostalgia?) a Tony Blair e, incluso, un reconocimiento a las políticas de Gordon Brown para salir de la recesión. Pero, dice el editorial de The Economist, "por encima de todo el gobierno está cansado (...) es mejor para el país que los laboristas tengan su inminente ataque de nervios en la oposición. Es vital un cambio de gobierno".

A Brown, y no sirve de consuelo, le queda sólo el apoyo irreductible del Mirror, uno de los tabloides.



Las encuestas

Siguen dando un parlamento sin mayoría absoluta, pero con los conservadores más claramente en cabeza en número de votos e, incluso, en número de escaños, rozando incluso una mayoría viable para gobernar. Hablando con entendidos me dicen que creen que los conservadores van a sacar más votos de los que les dan las encuestas y me recuerdan que, tradicionalmente, la intención de voto de los liberaldemócratas es la más volátil, la que más sucumbe el dia D a la lógica del voto útil y se va los laboristas o a los conservadores. Una de las incógnitas de este año es ver si eso se mantiene o si el fenómeno Clegg y esa sensación de que es una oportunidad histórica para cambiar el reparto de poder entre dos, sólo dos, partidos grandes hacen que la intención se mantenga. Una de las consecuencias podría ser que los Lib Dems substituyeran a los Laboristas como partido de centroizquierda y relegaran a los laboristas a un histórico y humillante tercer puesto.


Las encuestas del fin de semana indican que el voto por los liberaldemócratas se está deshinchando ligeramente, tal vez sea simplemente el proceso habitual mencionado o que ha hecho mella el ataque de Cameron a Clegg en el debate. Recurriendo a la munición pesada, y populista en este caso, Cameron "acusó" a Clegg de estar a favor del ingreso en el euro y de una amnistía para los inmigrantes que estén en situación ilegal. Ambas afirmaciones han colocado a Clegg en una posición a la defensiva.


Gordon Brown, David Cameron, Nick Clegg


Los tres engañan


La semana pasada se produjo una noticia que debería haber centrado la campaña, pero que quedó eclipsada por la metedura de pata de Gordon Brown y por el tercer debate. Dos institutos de análisis económico acusaron a los tres grandes partidos de estar engañando a los ciudadanos porque les ocultan que, gane quien gane, vienen grandes recortes en los servicos públicos y subidas de impuestos. Las cuentas de los programas electorales de los tres partidos para recortar el déficit no cuadran, la única manera de cuadrarlas es con medidas que no se atreven a contar a los ciudadanos en la campaña. El economista estadounidense David Hale contó el otro día que el gobernador del Banco de Inglaterra le había comentado que el partido que asuma el gobierno tendrá que imponer unas medidas tan impopulares que no volverá a ganar una elecciones durante una generación.
El periodista y ex parlamentario conservador Matthew Parris sostiene en su columna del Times que los ciudadanos tienen parte de culpa. Porque se quejan de que los partidos engañen, pero ahora, por ejemplo, si los partidos fueran sinceros y adviritieran de los recortes y subidas de impuestos que se avecinan, no les votarían. Su tesis es que somos los electores los que demandamos que nos engañen porque no estamos dispuestos a votar por quien nos cuente según qué verdades.


Tony Blair haciendo campaña en un hospital público de Londres el viernes


Otra noticia de la semana ha sido la reaparición de Tony Blair para hacer campaña. Su segunda intervención en toda la campaña. Blair luce un bronceado a lo Julio Iglesias, imposible de adquirir en el UK, satirizado por todos los comentaristas y, a pesar de Irak, provocó más de un suspiro entre votantes laboristas. "Usted se habría comido a Cameron y Clegg sin esfuerzo (en los debates)" se le oyó decir a alguien, y un periodista le gritó "Sr. Blair ¿es usted la última posibilidad que le queda al Sr. Brown?

En su discurso de cierre del tercer y último debate el primer ministro, Gordon Brown, pronunció lo que puede ser un pronóstico acertado: "Sé que, si las cosas siguen como están, dentro de una semana David Cameron, tal vez con la ayuda de Nick Clegg, será primer ministro, pero mi deber es advertir de que eso será un error que pondrá en peligro la recuperación económica."


Si el resultado permitiera una coalición Lab-Lib (Laboristas+Liberaldemócratas) aseguran que los laboristas ya están preparando una defenestaración inmediata de Brown, la misma madrugada del viernes, para nombrar a un lider temporal, se habla Alan Johnson, el ministro de interior, capaz de pactar una coalición con los Lib-Dem.


De momento, pura especulacíón. Los resultados no se sabrán hasta el viernes y entonces veremos qué deparan.

El desastre de Brown y la trampa del micro, las teles y el circo

Este mediodía estaba en la oficina con la BBC News puesta, como casi siempre. Mucho directo, como es habitual estos días, con los actos de campaña de los candidatos. Que si George Osborne (el ministro de economía en la sombra de los conservadores) hablando en un foro, que si Vincent Cable (el "ministro de economía" de los liberaldemócratas) en otro foro...y Gordon Brown en Rochdale, una localidad del noroeste de Inglaterra, saludando a gente.

Una señora se le acerca y le cuenta su preocupación por el déficit público, la falta de trabajo, el futuro de las pensiones, la llegada de inmigrantes de Europa del Este... Gordon Brown le da explicaciones y al final intenta ser amable preguntándole por su nietos y tal. Hasta aquí todo normal. Todos los días de campaña hay escenas parecidas. Ayer el padre de un niño con espina bífida interceptó a David Cameron, el líder conservador, y lo acusó de estar contra la integración de los niños discapacitados en las escuelas ordinarias. El intercambio fue mucho más duro. El día anterior lo interceptó una estudiante y al final de la conversación le espetó al candidato "de todos modos, no le creo"...

Lo de hoy ha sido distinto porque a los pocos minutos de despedirse Brown de la señora aparece en la BBC el rótulo de BREAKING NEWS (noticia de última hora): sin ser consciente de que el micro que llevaba en la solapa seguía conectado Brown le ha comentado a un ayudante que el encuentro con esa "mujer intolerante" ("bigoted woman") ha sido un desastre.


La BBC sigue con la unidad móvil en Rochdale y el periodista recupera a la señora, "en directo para BBC", y le cuenta los comentarios del primer ministro. La señora, lógicamente, se ofende. Enseguida aparece otro periodista, mucho más trajeado, apuesto, agresivo. No duda en poner repetidamente la mano sobre el hombro de la señora para atraerla hacía su cámara, y meterle -figuradamente en este caso- los dedos en la boca para que suelte su ira contra Gordon Brown. A la señora le suena el teléfono móvil, responde, y el segundo periodista comenta "debe de ser alguien que la está viendo en televisión porque usted está en Skynews en directo" "¡En BBC!" replica el periodista que llegó primero... En fin...

Y la bola de nieve sigue creciendo. La próxima parada de Brown es en los estudios de BBC2 radio. Con él, la comitiva electoral. Las televisiones, en directo a la espera de que le hagan la pregunta. Y llega: "¿Ha dicho usted eso?" "No recuerdo, pero si lo he dicho lo lamento profundamente, no quería ofender a esa señora, creía que estaba hablando de inmigración..." Y van y le ponen la grabación. Y Gordon Brown, el primer ministro, impopular, en descenso en las encuestas y con fama de ser malhumorado, tiene que oirse a si mismo, por primera vez, diciendo lo que ha dicho y observado en directo por televisión. Brown baja la cabeza mientras se escucha, vuelve a pedir perdón y recrimina a las televisiones que hayan hecho pública esa conversación privada.



La ironía electoral de todo esto es que la señora, Gillian Duffy, se había quedado contenta con las respuestas de Gordon Brown y tenía intención de votar por los laboristas, por Gordon Brown. Hasta que ha sabido que la ha llamado intolerante.

Un desastre, sí.

ACTUALIZACIONES:


Damage control. Gordon Brown ha llamado a la señora Duffy para pedirle perdón y en estos momentos, 15:30 hora local, el primer ministro lleva media hora (!) en casa de la señora pidiéndole perdón y, presumiblemente, que salga y diga que no ha pasado nada. Los canales 24horas (BBCNews y SkyNews), en directo desde el patio de entrada a casa de la señora Duffy.

15:40h local. Gordon Brown sale de casa de la señora Duffy. Solo. Y dice que la había malinterpretado, que ya ha aclarado las cosas y que le ha vuelto a pedir perdón. Brown reconoce que él ha cometido un error y llega a decir que está "mortificado" por el incidente y que es un pecador haciendo penitencia (el padre de Brown era un sacerdote presbiteriano, la influencia de la religión y la moral calvinista en él es alta).

Inaudito, absurdo y locura son algunos de los términos que se oyen para calificar el culebrón del día.

Clegg, ¿Don Nadie, Churchill, Obama o filonazi?, ante el 2º debate

Hasta hace una semana, hasta el jueves 15 de abril a las 20:30 hora de Londres, cada vez que un periodista entrevistaba a Nick Clegg le preguntaba -con esa mezcla de crudeza, crueldad y arrogancia que despliegan a menudo los periodistas británicos ante sus políticos- ¿Pero dónde va? ¿No se pasa de ambicioso? ¿No es un poco ridículo decir que es candidato a primer ministro? Si casi nadie sabe quién es, si una parte importantísima del electorado no lo reconoce por la calle...

Y de repente, es el hombre del momento, es un fenómeno. El domingo el Times comparaba sus índices de popularidad con los de Winston Churchill tras la victoria en la segunda guerra mundial (ganaba Churchill), y con los de Tony Blair en la cúspide de la Blairmanía (ganaba Clegg). En un tono entre serio e irónico ha habido varios artículos sobre si Clegg es el Obama británico, lo cual sería el colmo para Cameron que tanto se esmera en puestas en escena a lo Obama e, incluso, dicen, ha contratado a la misma asesora que tuvo Obama para desacartonar su imagen durante la campaña.

De repente lo que casi siempre ha sido una carrera entre dos al 10 de Downing Street es una carrera entre tres. Y los principales perjudicados son David Cameron y los conservadores porque Nick Clegg les arrebató en el debate la bandera del cambio. Eso dicen las encuestas, que los indecisos, los electores que acaban inclinando las elecciones, se están decantando por Nick Clegg. Los sondeos más recientes ponen a los Liberaldemócratas en segundo lugar en número de votos, incluso en primero, y relegan a los laboristas, el partido en el gobierno, a un humillante tercer lugar. Y, ¡atención!, por aquellas cosas del sistema electoral británico podría darse que los laboristas fueran el tercer partido en votos, pero el primero en escaños. De ahí que la pregunta más repetida a Clegg estos días -en serio ya, sin ningunearlo- es qué considera "partido ganador", él dice que el que tenga "más votos y más diputados". Ya, pero y si no coincide...la respuesta, después de la publicidad, digo, después de las elecciones.

Así las cosas el interés de esta noche está en ver cómo reaccionan Gordon Brown (más opaco y eclipsado que nunca) y, sobre todo, David Cameron (que teme por lo que hace un año parecía una victoria segura) al fenómeno Clegg, y si el fenómeno se mantiene o es flor de un día, o de una semana, como dicen sus rivales.

El Financial Times decía ayer que los asesores de Cameron han optado por no ser muy agresivos contra Clegg confiando en que el trabajo sucio se lo hará la prensa conservadora.

Y, bueno, por parte tabloide (sensacionalistas), el Mail on Sunday titulaba mofándose: "Las Naciones Unidas de Clegg" y destacaba: "Su mujer es española; su madre, holandesa; su padre, medio ruso; y uno de sus asesores, alemán. ¿Hay algo británico en Clegg?". El mismo periódico, Daily Mail, titula hoy en portada: "El insulto nazi de Clegg a los británicos" y viene a cuento de un artículo que Clegg escribió en 2002 en el que criticaba el complejo de superiodad de los británicos y decía: "Todos los países cargan con cruces, y ninguno más que Alemania y su pasado nazi, pero la cruz británica es más "insidious" , ¿insidiosa?, aún. Es un sentido equivocado de superioridad, asentado en ilusiones de grandeur y una pertinaz obsesión con haber ganado la segunda guerra mundial. Una cruz más dificil de sacudir". El Daily Mail publica sólo su interpretación del escrito original, quien publica los extractos literales es el Daily Telegraph, periódico que además trae en portada un supuesto caso de financiación ilegal del partido Lib Dem porque unos donantes ingresaron el dinero directamente en una cuenta personal de Nick Clegg. Clegg asegura que lo declaró y que, aunque algo irregular, no incurrió en ninguna ilegalidad.


El segundo debate entre los tres candidatos a primer ministro, esta noche a las 20h hora de Londres, las 21h, en la España peninsular. Podrán seguirlo en directo en el Canal 24 horas de Televisión Española y en RTVE.es .

Se oyen también muchos comentarios estos días sobre cómo estos debates y el fenómeno Clegg , y Cameron, han confirmado la "americanización", "presidencialización", de las campañas electorales en las democracias parlamentarias, y el poder creciente, incluso determinante, de las formas, la presentación, sobre los contenidos.

PD El desconcierto que, según la prensa británica, reina en el equipo de David Cameron ante el fenómeno Clegg me recuerda el desconcierto y despite en el equipo de Hillary Clinton cuando en las primarias irrumpió el fenómeno Obama. ¿Qué hacemos ahora? Esto no estaba en el guión, se supone que íbamos a ganar y que sólo nos tendríamos que enfrentar a los republicanos (en el caso de Cameron, a Brown y los laboristas).

¿Cómo volver a la isla?

Esta isla, la Gran Bretaña, es lo suficientemente grande como para olvidarte de que vives en una isla en el día a día. Me refiero al espacio físico, otra cosa es la idiosincrasia, donde la influencia de la insularidad ha dado y da para muchas tesis, pero eso es para otro post. Pero, aunque lo olvides, esto es una isla y estos días nos hemos acordado. Este post es sobre el problema que tienen unos 150 mil británicos, o habitantes en el UK, para volver a casa sin aviones.

Desde que existe la aviación nunca había estado el espacio aéreo totalmente paralizado en el Reino Unido, mucho menos, paralizado durante cinco días, and counting... En estos momentos el avión se ha convertido en un medio de transporte más del que dependemos especialmente si vivimos en una isla. Queda el transporte marítimo, que era el único disponible entre la isla y los continentes antes de la aviación, sí, pero ni el volumen de pasajeros, ni el ritmo de vida eran entonces los de ahora. El Canal de la Mancha, vía el Eurostar (el tren) o los ferries se han convertido en estas circunstancias en un cuello de botella. Ayer un periodista de televisión británico tuvo la iniciativa de fletar lanchas neumáticas de Calais a Dover para repatriar británicos. Sólo logró transportar a 25 personas porque las autoridades francesas detuvieron esa iniciativa personal.

Ha habido un factor que ha agravado en el Reino Unido la suspensión del tráfico aéreo y es que ha coincidido con las vacaciones de Pascua que terminaban hoy. Eso ha hecho que haya un alto número de británicos de vacaciones en el extranjero pendientes de vuelta y ha alterado la actividad de, por ejemplo, escuelas, universidades y hospitales porque han faltado maestros, alumnos, médicos, pacientes...

El gobierno, que, recordemos, está en plena campaña electoral, ha tomado hoy medidas especiales para repatriar a los británicos:

-Ha movilizado tres buques de la marina, uno de ellos, con rumbo a Santander para recoger a un regimiento de soldados de vuelta de Afganistán vía Chipre y Zaragoza.

-Ha aceptado la oferta del gobierno español para usar los aeropuertos españoles, de los pocos que siguen abiertos en Europa, como hub para los británicos que están atrapados en América o Asia, mayormente.

-Ha coordiando con Francia y Bélgica aumentar la capacidad del Eurostar y de los ferries.

-Ha movilizado todos los autocares que ha podido

A veces las crisis favorecen a quien gobierna, si los ciudadanos ven que reacciona con rapidez y eficacia, que está al timón. Así le ocurrió a Gordon Brown con las inundaciones y los atentados al poco de asumir el cargo. Así le ocurrió a Gerhard Schröder, en Alemania, con unas inundaciones. Así le ocurrió a George W. Bush con los atentados del 11-S. Veremos.

Otro político que se ha visto afectado, en otro plano, por este caos aéreo es el hombre del momento, Nick Clegg, el líder de los Lib Dems. Sus hijos estaban de vacaciones en España con la familia materna y hoy no han podido reincorporarse al colegio.

Bien pensado, al haber incorporado el avión y otros tantos avances tecnológicos a nuestras vidas hasta hacernos dependientes de ellos, nos hemos convertido todos en islas potenciales, vivamos donde vivamos, si la madre naturaleza u otras adversidades deciden mandarlos al traste.

Con humor

Hace mucho que no dedico un post a los editoriales que algunos "humoristas" hacen con sus dibujos, con sus cartoons. Entre eso y que ando un poco cansada y escasa de tiempo entre elecciones, debates y volcanes, aquí dejo una selección elocuente de estos últimos tres días en la prensa británica sobre el debate...y el volcán también.

Nick Clegg, David Cameron y Gordon Brown

("Metáfora obvia y demasiado buena para perdérsela". )


2.Cameron, 1.Clegg, 3. Brown


Nick Clegg, David Cameron, Gordon Brown

"Nick Clegg le dice al volcán que se deje de tonterías"

"Y no uses ese tono razonable a lo Nick Clegg conmigo"

Post-primer debate

Mis impresiones, muy rápidamente, que ya es tarde, estamos cansados y mañana puede ser otro día cargadito.

1-Ha habido debate, ha sido más ágil y animado de lo que nos temíamos. Más animado de lo que son últimamente los debates en los EEUU. Como era el primero de la historia en el Reino Unido todos los candidtos se han apoyado en asesores estadounidenses para preparar el debate, pero después de verlo, creo que tal vez los estadounidenses deberían aprender a desencorsetar un poco los suyos. Como decía en el post anterior, es el primer debate en televisión durante una campaña, pero los políticos británicos se pasan el año debatiendo, y al primer ministro lo "fríen" cada miércoles al mediodía en el Parlamento.

2-Ninguno de los candidatos ha cometido ningún error garrafal y todos han seguido el discurso, el guión, que más o menos se esperaba de ellos.

3-Quien sale más beneficiado es Nick Clegg, de los Democrataliberales, porque ha sabido aprovechar la visibilidad que ha tenido esta noche, en igualdad de condiciones con los dos grandes, algo que raramente se le da al tercer partido. Puede haberle hecho daño a David Cameron porque a su lado Cameron no parece tan joven, ni tan fresco, ni tan alternativa.

4-Gordon Brown ha suplido la falta de telegenia con su experiencia en debates desde la época de la Universidad y ha aprovechado varias ocasiones para atacar a su rival, David Cameron. Y ha repetido hasta la ¿comicidad? que está de acuerdo con Nick, o que Nick tiene razón, o que "tal como ha dicho Nick". Y es que, si los laboristas logran una mayoría parlamentaria relativa justita -algo que los sondeos no descartan- con los votos de los Lib Dems Brown podría seguir en el 10 de Downing Street.

5-David Cameron, el favorito en las encuestas, pero con un margen que hace peligrar la mayoría absoluta para ser automáticamente primer ministro, debe convencer a quienes dudan de su credibilidad, quienes no acaban de "comprar" su discurso de cambio, regeneración y modernización. Me queda la duda de si esta noche lo ha logrado.

6-Las cuestiones que más pasión han levantado esta noche han sido la economía (el debate entre gasto público contra recortes necesarios), la sanidad pública y... el desprestigio de los políticos británicos. De hecho, los tres candidatos se han comprometido a introducir una ley que permita a los electores destituir al parlamentario de su circunscripción, si incurre en escándalos como el de abusar de las dietas y reembolsos.

Es mi resumen de urgencia. Nos vamos a dormir.

El primero, esta noche

Nunca antes ha habido un debate televisado entre los candidatos a pimer ministro en el Reino Unido, el de este jueves por la noche será el primero. Debate entre Gordon Brown, por el Partido Laborista, y actual primer ministro; David Cameron, por el Partido Conservador (los Tories); y Nick Clegg, por los Democrataliberales (los Lib Dems).

¿Por qué no ha habido ninguno antes?

Aquí no hacen más que repetir el dato: cincuenta años después del primer debate televisado en los EEUU (Nixon-Kennedy) llegan los debates televisados al UK. ¿Por qué no ha habido antes? Porque no es una tradición británica, porque ésta es una democracia parlamentaria y, a diferencia de los Estados Unidos o Francia, dos democracias presidencialistas, aquí formalmente no se vota por la persona que quieres que dirija el país. Aquí se vota por un parlamentario, uno, con nombre y apellido, por circunscripción, y luego el partido que tiene la mayoría en el Parlamento nombra al primer ministro. Y se puede dar, como se da ahora y recuerdan siempre sus críticos, que sea primer ministro alguien que nunca se ha presentado en las urnas como aspirante a primer ministro (Gordon Brown heredó el cargo de Tony Blair a media legislatura, después de esperar diez años, y de acuerdo con un supuesto pacto entre los dos). Además, reflexionan algunos estos días, aquí no hay tanta necesidad de debate en la campaña porque ya se pasan todo el año debatiendo y lanzándose puyas en el Parlamento. Rifi-rafe con el primer ministro, cada miércoles al mediodía en la Cámara de los Comunes, en el Prime Minister Question Time.

Además de las razones de, digamos, coherencia con el sistema, no ha habido debates antes, a pesar de varios intentos, porque siempre ha habido un candidato que se ha negado a participar, y que ha sido habitualmente quien estaba en el gobierno. Se negó Margaret Thatcher y se negó también Tony Blair.

¿Por qué ahora, sí?

Según cuentan quienes saben más que yo, porque cuando el año pasado empezó la presión de los líderes de la oposición y las cadenas de televisión para que hubiese un debate la popularidad de Gordon Brown y las opciones de los laboristas en las encuestas estaban por lo suelos, los daban como perdedores por goleada. Y ante ese panorama Gordon Brown y su entorno se dijeron algo parecido a "no tenemos nada que perder", "¿perder y quedar encima como cobardes?" o "de perdidos, al río". Tal vez, si tuvieran que tomar la decisión ahora, con las encuestas dudando de una mayoría suficiente para los tories y alimentando esperanzas de que los laboristas puedan seguir gobernando, la decisión sería otra. Tal vez.

¿Cuántos, dónde, cuándo y cómo?

Serán tres debates en total, este jueves, 15 de abril, en ITV a las 20:30 hora local; el próximo, 22 de abril, en Sky a las 20h local; y el siguiente, 29 de abril, en la BBC a las 20:30h local. Ninguno de ellos tendrá lugar en Londres, el primero, el de esta noche, será en Manchester. Las preguntas las elegirá un tribunal de periodistas a partir de las preguntas sugeridas por los miembros del público (en el estudio o a través de internet). Se ha seleccionado para el estudio un público representativo de la sociedad británica, en la línea de la selección en "Tengo una pregunta para usted". Los debates durarán hora y media y el formato, como ya es cada vez más habitual en los EEUU, será bastante encorsetado, con normas pactadas entres los equipos de los participantes con el objetivo de evitar percances para cada candidato. No podrán interpelarse directamente, por ejemplo, deberán darse la mano al final y el público sólo podrá aplaudir al inicio y al final.
Cada debate tendrá un tema central, el de esta noche, política interna; el segundo, política internacional; y el último, economía.


"¡Siéntese! Las normas no le permiten prepararse un te durante el debate" (Matt en el Daily Telegraph)

No están todos los que son

Debatirán los líderes de los tres principales partidos. Principales en número de parlamentarios en Westminster y en implantación a nivel "nacional" *, y se han quedado fuera todos los demás. Quienes más se han quejado por la exclusión han sido los líderes del SNP (el partido nacionalista escocés) y del Plaid Cymru (el partido nacionalista galés) y uno de los argumentos de su queja es que, ante la perspectiva de que estas elecciones puedan dar un hung parliament (que no haya un ganador por mayoría absoluta) su voz es más importante e interesante que nunca porque hay más posibilidades de que quien gane necesite pactar con partidos pequeños.

¿Hay expectación?

Sí, pero el sentido de las expectativas depende de a quién escuche o lea uno. Las cadenas de televisión hablan de los debates con mucha excitación en buena parte porque les va en ello la audiencia, pero también se puede oir y, sobre todo, leer a muchos comentaristas escépticos, desplegando lo mejor (o peor, según se mire) del cinismo británico, para muestra, un botón: "¿Cuán aburrido será el debate?.

Apuestas

Las apuestas -ya saben, los británicos apuestan por todo lo imaginable- dan a David Cameron ganador y a Nick Clegg perdedor. Pero, de hecho, Clegg ya es ganador antes de empezar el debate porque le dará una visibilidad y un relieve que pocas veces tiene en el Reino Unido el líder del tercer partido. A Brown muchos lo comparan ya con el Nixon de 1960, por su escasa telegenia, pero al mismo tiempo señalan que como sus expectativas son tan bajas, con que no meta la pata ya habrá salido ganando. En teoría quien más nervioso debe de estar es David Cameron porque parte como ganador, tiene que rematar eso de que es el líder del cambio y convencer a quienes lo acusan de que detrás de la fachada no hay mucho.

Let's see.

(*) Lo pongo entre comillas porque en el Reino Unido el adjetivo "nacional" y el substantivo "nación" no se usan exclusivamente para referirse a todo el UK, se aplican también a Escocia y Gales.

Las ganas de vivir de Debbie

De Debbie Purdy ya he hablado con anterioridad en este blog. Es la mujer inglesa que ha forzado a la Ficalía de la Corona a aclarar qué circunstancias harán recomendable que se procese a un sospechoso por ayudar al suicidio de alguien y en cuáles se recomendará no procesarlo.

Estuvimos el sábado en Bradford, en el norte de Inglaterra, para entrevistarla. Debbie, asociada con la muerte por el pleito público que ha protagonizado, transmite unas ganas tremendas de vivir y disfrutar de la vida. Debbie acaba de publicar un libro sobre su vida desde que le diagnosticaron esclerosis múltiple hace quince años, y por qué decidió recurrir a los tribunales. Y en el título lo dice casi todo: "No es porque quiera morir"

"¡¿No disfrutarías tú de la vida, si estuvieras casada con este hombre?!" me espetó acariciando la mejilla de Omar Puente, su marido, cuando mencioné esas ganas de vivir.

Debbie ha sido una mujer aventurera, que ha vivido en varios lugares del mundo y se ha lanzado en paracaídas cuando el cuerpo se lo ha permitido. Ahora el cuerpo le ha limitado las aventuras físicas (hace ya años que va en silla de ruedas y hay días en que le fallan las manos y no puede siquiera destapar una botella), pero mantiene la misma determinación mental. Y ganas de vivir y mantenerse jovial. En casa tiene permanentemente puesta la tele con BBC News "porque, en los momentos de bajón, en esos días en que apenas me puedo mover y me hundo, me basta ver el terremoto en Haiti o un bombardeo en Gaza para dejar de compadecerme. Yo por lo menos tengo una casa y agua corriente potable" escribe en su libro.


Conoció a Omar, violinista cubano, en Singapur, y a las dos semanas de salir juntos fue cuando a ella le diagnosticaron la esclerosis múltiple. No sabían muy bien entonces qué les depararía la enfermedad, pero quince años después ahí siguen los dos. Juntos. "Como una pareja normal y corriente" insiste Omar, "tenemos ratos buenos, y ratos menos buenos. Nos reímos mucho y también discutimos. Y no nos pasamos el día hablando del día en que ella se plantee el suicidio, hablamos de lo que hablan las parejas, de qué hacer para cenar, de qué hacer en vacaciones...de cómo pasarla lo mejor posible" "Sinceramente, yo no he pensado en ese último momento, y, si me pasara a mí, no sé si tomaría su decisión, pero, si ella me pide que vaya con ella, yo voy con ella".

El "vaya con ella" se refiere a ir a la clínica Dignitas de Zurich, en Suiza, adonde más de cien británicos han ido para que pongan fin a su vida. Ayudar al suicidio es un delito en el Reino Unido que puede ser castigado con hasta 14 años de cárcel, pero hasta ahora ninguno de los acompañantes de ese centenar de británicos ha sido juzgado.

Ésos son los precedentes, pero a Debbie no le bastaban para quedarse tranquila porque considera que su caso es distinto: "Al ser un extranjero que es negro me temía que tenía más probabilidades de ser procesado que una viejecita inglesa blanca" y "por dolorosa que sea la esclerosis múltiple, más dolorosa es la idea de que a él lo juzguen cuando yo ya no esté aquí para apoyarlo". Por eso Debbie decidió meterse en el berenjenal de los tribunales y ante el foco de los medios de comunicación.

Ha valido la pena, dice Debbie, porque con la aclaración de la Fiscalía ahora sabe cómo hacer para que Omar no acabe en un banquillo. Con su alegría contagiosa exclama: "¡Es como si me hubiesen dado permiso para seguir viviendo!". Porque, nos explica, ante el temor de que Omar pudiera acabar en la cárcel "yo me habría suicidado cuando aún pudiera hacerlo por mi misma. Ahora, no, ahora voy a apurar hasta que mi vida me resulte insoportable y, quién sabe, puede que ese momento nunca llegue"

Lárgate de aquí, pijo

Es mi traducción libre del "Step outside, posh boy", uno de los carteles electorales de Gordon Brown que barajaban los estrategas de la campaña laborista, según la inocentada del Guardian la semana pasada.

Partiendo del escaso impacto que al parecer han tenido en los ciudadanos las acusaciones de que Gordon Brown es un bully, tiene muy mal carácter, un "pronto" temible, hasta el punto de que, incluso, puede que hayan contribuido a mejorar su imagen, el Guardian publicó un artículo el día de los inocentes (April Fool's Day, 1 de abril), según el cual, los estrategas laboristas se estaban planteando explotar ese perfil duro, de "Harry el sucio" de Brown. Lo hicieron tan bien que en los primeros párrafos yo casi me lo tragué y parece que no fui la única. Caí en la cuenta de que era 1 de abril cuando leí que también barajaban el que Brown le diera algún empujón o algún desplante a algunas vacas sagradas de este país durante la campaña.

El caso es que la inocentada del Guardian ha tenido mucho éxito en internet y ha dado rienda suelta a la imaginación de los internautas. Tanto que el periódico (próximo a los laboristas, pero bastante enfrentado a Brown) ha decidido hacer camisetas con los supuestos carteles de campaña y venderlas a 14,99 libras.


Vale, lo anterior era una inocentada, pero en espíritu no van desencaminados los del Guardian. A cada ocasión que puede, como cuando el lunes anunció la convocatoria de elecciones, Gordon Brown recuerda que él es un hijo de clase media (y ahí, a mí, me vuelve a recordar a Hillary Clinton, en este caso, su "nací en una familia de clase media, en el medio de América, a mitad de siglo", en inglés, todo middle).

"No como el otro" está diciendo implícitamente Brown. El otro, pijo. Y ¿quién es el pijo? El pijo, el posh, es David Cameron, el líder del Partido Conservador. Hijo de clase alta y con currículum típico de la clase alta inglesa, bachillerato en el internado de Eton (donde hoy en día los alumnos siguen yendo a clase vestidos de pingüino) y carrera universitaria en Oxford. "Desde luego, si en estas elecciones se trata de no elegir a un primer ministro pijo, yo no tengo nada que hacer" reconoció el mes pasado Cameron en una entrevista en televisión.

¿Cuál puede ser la importancia del factor clase en estas elecciones?

Lo pegunté el jueves en uno de los encuentros que dos conocidos y respetados expertos de la London School of Economics tienen estos días con los corresponsales extranjeros. El experto en cuestión, Tony Travers, pareció algo sorprendido por mi pregunta, como si no fuera pertinente, y me dijo que no tenía importancia, que los laboristas estaban sobrevalorando el factor clase y les podía salir el tiro por la culata, que este país ha tenido muchos primeros ministros Old Etonians (que estudiaron en Eton) y que la reacción del elector será "no me importan sus orígenes, sino su programa". Si lo dice él, así será, sabe más que yo, pero yo me quedé con la duda de si me había dado la respuesta políticamente correcta. Porque, me pregunto, si no tiene ninguna importancia, si ya no pesan los prejuicios de clase en el electorado, ¿por qué se lo preguntan cada dos por tres a David Cameron? ¿Por qué los Conservadores han decidido evitar que aparezcan juntos David Cameron y su candidato a ministro de economía, George Osborne, hijo de un barón de 17ª generación y también Old Oxford como Cameron? ¿Por qué insiste Gordon Brown en que es de clase media? ¿Por qué triunfa el cartel del "Step outside posh boy" del Guardian?


David Cameron y George Osborne


Consciente de que yo soy nueva en esta plaza y de que vengo contaminada por los Estados Unidos, donde uno de los plomos que hundió a John Kerry fue el estigma de pijo (hasta hablaba ¡francés!) y donde incluso intentaron colgarle el estigma a Barack Obama (¡se refirió una vez al precio de la rúcola!) dejo la cuestión abierta para que Michael Conway y otros blogueros que conocen mejor que yo la sociedad británica opinen.

Bullingdon Club (Oxford University). David Cameron es el segundo, de pie, empezando por la izquierda. El primero por la derecha, sentado, es Boris Johnson, el actual alcalde de Londres, también del partido conservador. George Osborne también formó parte de este club, pero más tarde, es más joven.

Ya es oficial: 6 de mayo

Ya es oficial, las elecciones generales en el Reino Unido serán el jueves 6 de mayo. Dentro de un mes. Ya hace tiempo que todo el mundo daba por sentado que ésa sería la fecha, pero hasta hoy no ha sido oficial. Hoy el primer ministro, Gordon Brown, ha cumplido con el protocolo y a las 10 en punto de la mañana ha ido a palacio, al de Buckingham, y le ha pedido a la reina que disuelva el Parlamento el próximo lunes. Y a las 10:48 junto a la puerta del 10 de Downing Street (su residencia oficial) y rodeado de los miembros del gobierno ha anunciado que las elecciones serán el 6 de mayo, y pedido a los electores británicos un mandato claro para los próximos 5 años.


Como ya es habitual en todas partes, independientemente de cuándo empiece oficialmente la campaña electoral, la precampaña ya lleva tiempo en marcha. De hecho, cada vez más en todas las democracias se ha instalado tanto en el gobierno como en la oposición la dinámica de la campaña permanente.

Recapitulando


Estas elecciones generales tendrán lugar justo cuando este país está empezando a salir de la peor crisis -recesión- que ha vivido desde el fin de la segunda guerra mundial, con el mayor déficit público en tiempo de paz (para este año se calcula en 167 mil millones de libras, alrededor del 12% del PIB), con un Partido Laborista desgastado por 13 años de gobierno, con un primer ministro, Gordon Brown, que se presentará por primera vez a los electores como candidato a ese puesto, y con todo el respeto que se ganó como responsable de economía durante diez años (1997-2007) hecho trizas por la crisis; con un Partido Conservador que confía en acabar su larga travesía del desierto en la que ha perdido tres elecciones generales y cuatro líderes (John Major, William Hague, Iain Duncan Smith y Michael Howard) y que con el quinto, David Cameron, se ha modernizado y adoptado un discurso menos antipático ("tenemos que dejar de ser el nasty party" se propuso Cameron al asumir el liderazgo hace cinco años), pero que no despierta ningún entusiamo, y sí recelo por si todo ese cambio es mera fachada y el corazón les sigue latiendo al ritmo thatcherista, y dudas sobre la capacidad de Cameron como primer ministro y, sobre todo, de George Osborne como responsable de economía. Además, y es algo que me digo desde que apareció David Cameron, muchos británicos creo que aún están escaldados por haber caído bajo el embrujo de un líder carismático, joven, telegénico, con buenas dotes de orador y actor, renovador del partido (New Labour)... Se llamaba Tony Blair y el 2 de mayo se cumplirán 13 años de su llegada triunfal, en loor de multitudes, al 10 de Downing Street.

La descripción anterior sirve para explicar el resultado y vaivén de las encuestas sobre intención de voto.
Después de darle durante casi dos años una aplastante mayoría a los conservadores, en invierno han estado marcadas por la perspectiva de un hung parliament (que ningún partido tenga la mayoría absoluta) lo cual, para sorpresa y divertimento de los observadores continentales, está dando para ríos y ríos de tinta y horas de debate sobre qué pasa si nadie tiene la mayoría absoluta, si es viable, incluso posible, un gobierno en minoría o un gobierno de coalición. Y de repente Nick Clegg y los Democrataliberales aparecen como kingmakers, partidos bisagra, los que tienen la llave para darle el gobierno a uno de los dos grandes.
Pero con abril han llegado sondeos, publicados el fin de semana pasado el Guardian y el Times, que vuelven a dar una mayoría suficiente al Partido Conservador.

Rápidamente recuerdo que el sistema electoral británico es mayoritario a una vuelta: cada aspirante a parlamentario se presenta por una circunscripción y gana el candidato que saca más votos, no el que saca el 50% +1. De ahí que pueda darse una gran desproporción entre la ventaja en el voto popular y la mayoría parlamentaria. Tomemos, por ejemplo, el histórico landslide (victoria arrolladora) del Labour en 1997: El Partido Laborista ganó el 43,2% de los votos y con ellos obtuvo una mayoría parlamentaria del 63,3%, 419 escaños. Los conservadores, con un 30.7% de los votos se quedaron con un 25,1% de los escaños, 165.

Downing Street, 2 de mayo de 1997.

Otro dato a tener en cuenta es que las características del sistema y la raigambre geográfica de los partidos hacen que el Partido Conservador necesite sacar una ventaja mínima de un 8-10% en votos para ganar.


Por supuesto, la economía centrará la campaña, como ya ha centrado la precampaña. Los tres principales partidos coinciden en que el déficit público es insostenible y advierten a los ciudadanos de que serán necesarios recortes en el gasto público o subidas de impuestos, o ambas cosas. Discrepan en qué recortar, qué subir y a partir de cuándo.


Será la primera campaña en el Reino Unido con debates televisados, tres, entre los líderes de los tres principales partidos. Y, ¡cómo no!, éstas serán las primeras elecciones generales post-Obama, y los dos principales partidos se han informado bien de cómo fue la revolución cibernética en aquella campaña, cómo usaron las últimas tecnologías y las redes sociales en internet para movilizar voluntarios, donantes y votantes potenciales, e intentarán adaptarlo al sistema electoral británico. Como aperitivo dejo los enlaces a los tres partidos más importantes: Partido Laborista, Partido Conservador, Partido Demócrataliberal.

Last but not least: las elecciones se producen en un momento en que el prestigio de los políticos está por los suelos por los distintos escándalos de dietas, gastos y trapicheos que, sí, languidecen comparados con algunos casos de corrupción de otras latitudes, pero que objetivamente afianzan la idea de que los parlamentarios se creen una casta aparte y una vez que tienen su escaño en Westminster entran en un club privado donde se apañan las reglas entre ellos para su conveniencia. Entre el escándalo, que ha forzado a muchos parlamentarios a no presentarse a la reelección, y la perspectiva de muchos laboristas de perder las elecciones casi una cuarta parte de la Cámara de los Comunes no se presentará a la reeelección. La Cámara de los Lores sigue siendo ajena al sufragio universal, sus miembros los son por designación o por herencia.

En ese clima, una de las incógnitas será ver el nivel de participación y el resultado que sacan los dos partidos más xenófobos y nacionalistas, el British National Party y el UK Independence Party, extraparlamentarios hasta ahora.

Como comentaba hace unas semanas...qué será, será. What will be, will be.

PD. Happy Birthday. El 6 de mayo es el cumpleaños de Tony Blair.

Miguel Ángel Idígoras


El título de este blog “London.es” no es más que una declaración de intenciones. La realidad de esta ciudad británica –que para muchos es la menos británica de las ciudades británicas- y de un país pero desde la perspectiva de un español.
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