El petróleo de BP, como el Guadiana
Al igual que decía la leyenda popular del río Guadiana algunas noticias del petróleo parece que desaparecen por una temporada para volver a salir a la superficie al cabo de un tiempo con mayor caudal.
El caso más reciente que he visto es el de BP (ya saben, antiguamente British Petroleum). El día 20 o 21 de abril, mientras estaba yo con la cobertura de la nube volcánica y los debates electorales, vi de reojo una noticia breve en BBC News: que había habido una explosión en una plataforma de BP en el Golfo de México, que había muertos y que se vertían "miles" de barriles de petróleo al día al mar. Las imágenes de la plataforma eran espectaculares y las muertes y el vertido horrorizaban. Al día siguiente llegué a la conclusión de que había oído mal la noticia porque -me dije- de haber sido como yo creía haberla oído, habría seguimiento de esa noticia, y no la había, por lo menos no aquí de forma relevante. Pero no, había oído bien. Al cabo de una semana más o menos la noticia volvió, se convirtió en titular de todos los boletines y telediarios y no nos ha dejado desde estonces.
¿Por qué pasó del "breaking news" (última hora) al "forgotten news" (noticias olvidadas)?
Algo parecido ha ocurrido con el papel de BP en la liberación y traslado a Libia del único condenado por el atentado contra el avión de la Pan-Am sobre Lockerbie (Escocia), Abdelbaset Ali Mohamed Al-Megrahi. El gobierno escocés (esa competencia está traspasada) decidió sacar de la cárcel a Al-Megrahi y permitirle que volviera a Libia por "compasión", basándose en que le quedaban tres meses de vida por el cáncer de próstata que sufría. Eso fue hace casi un año, en agosto pasado, y fue una liberación polémica. La mayoría de los 270 muertos por aquel atentado eran estadounidenses y la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el propio presidente Obama manifestaron su descontento por la liberación del condenado. En Londres el gobierno de Gordon Brown se limpió las manos diciendo que era una decisión del gobierno escocés. Y el gobierno escocés insistió -e insiste- en que de acuerdo con sus leyes Al-Megrahi tenía derecho a esa liberación porque estaba a punto de morir.
En apenas dos semanas la prensa británica empezó a publicar declaraciones y documentos que sugerían que la liberación de Al-Megrahi formaba parte de un paquete para mejorar las relaciones entre Libia y el Reino Unido y favorecer los contratos de BP en Libia. Ésa es la letra gruesa.
La letra pequeña, como suele ocurrir, tiene matices. En mayo de 2007 el primer ministro Tony Blair acordó con el Coronel Gadafi negociar un acuerdo bilateral para el traslado de prisioneros (Prisoner Transfer Agreement, PTA). Un escollo que alargó las negociaciones fue si se incluía en ese lote de prisioneros a Al-Megrahi. BP ha reconocido que hizo lobby, presionó, para que se aprobara cuanto antes el PTA porque lo contrario perjudicaría sus perspectivas de negocio en Libia. El gobierno británico quería excluir a Al-Megrahi por razones obvias, pero al final, con Gordon Brown ya de de primer ministro, no lo hizo. Jack Straw, entonces ministro de Justicia, reconoció y explicó el cambio de opinión en una entrevista que el Daily Telegraph publicó el 4 de septiembre del año pasado. Straw mencionó los intereses británicos y que a Libia había que darle alguna satisfacción a cambio de haber abandonado el programa de armas nucleares. El PTA (sin excluir a nadie, como quería Gadafi) se firmó en diciembre de 2007 y seis semanas después BP firmó un suculento acuerdo con el gobierno del coronel.
(Libia, mayo de 2007. El hoy vilipendiado consejero delegado de BP, Tony Hayward, firma un acuerdo con el gobierno libio, detrás, el primer ministro Tony Blair)
Pero no todo es BP. The Guardian publicó, también hace un año, un artículo explicando cómo de hecho quien se estaba llevando el gato al agua de las reservas de petróleo y gas de Libia no era BP, sino Shell, que no es sólo holandesa, sino anglo-holandesa, y, según ese artículo, es Shell más que BP la petrolera más cercana al gobierno británico. Para rematar decía el Guardian que a los Estados Unidos no les hacía ninguna gracia que BP y Shell y no Exxon Mobil, por ejemplo, una empresa estadounidense, se llevaran la gran tajada energética libia. Tampoco estaban contentos China (desde hace dos días es oficialmente el principal consumidor de energía del mundo), ni Rusia.
El gobierno y la prensa británicos rozan el absurdo cuando acusan de antibritánico a todo aquel que ose llamar British Petroleum a BP, pero hacen bien en recordar a los estadounidenses, como hizo ayer David Cameron en Washington, que BP es de hecho medio americana, el 39% de las acciones son de propiedad estadounidense.
Todas las citas y referencias de este post son de archivo, son artículos publicados hace un año, pero parece que en el Senado de los EEUU no los han leído hasta ahora. ¿Por qué Estados Unidos ha reabierto la polémica sobre la liberación de Al-Megrahi ahora?
PD Al-Megrahi sigue vivo y en Libia. Está superando los tres meses de vida que le dieron en agosto del año pasado.