Cordura
Una de las ventajas de la globalización es que en Londres puedo seguir viendo el Daily Show con Jon Stewart, en diferido, al día siguiente. Quien haya intentado verlo a través de internet se habrá dado cuenta de que, salvo que haga trampas, no puede porque la visión está bloqueada fuera de los Estados Unidos.
To the point. Como ya saben quienes siguen el programa humorístico de mayor éxito entre las "élites progresistas urbanas", esa parodia de informativo que logra dar verdaderas lecciones de periodismo ha organizado para este sábado en Washington DC una concentración para reivindicar la cordura en los EEUU, Rally to Restore Sanity. Es, evidentemente, una respuesta a las movilizaciones recientes y vociferantes de la extrema derecha estadounidense. Pero no hablo de ello porque sea la respuesta progresista a esas movilizaciones. Lo traigo a colación por su lema y filosofía. Cuando Jon Stewart lanzó la convocatoria se marcó una arenga en la que denunció que el debate público -en las televisiones 24H fundamentalmente- lo están monopolizando los extremistas de cada bando: la derecha, en la Fox (Murdoch), la izquierda, en MSNBC, pero que la gran mayoría de los ciudadanos estaodunidenses son mucho más sensatos y capaces de discrepar sin acusar al adversario de ser un nazi o un comunista stalinista, y que si están ausentes del debate es porque tienen demasiadas cosas serias e importantes de las que ocuparse. Y es a esa mayoría sensata capaz de discrepar y discutir sin acusar al adversario de traer el Apocalipsis a quienes ha convocado este sábado.
Y ¿qué tiene que ver con Londres? Pues que al escuchar la convocatoria pensé: España necesita también un "Rally to Restore Sanity", pero, afortunadamente para ellos, los británicos parece que no.
En el Reino Unido hay diferencias ideológicas y de clase, hay (sobre todo en Escocia) quienes piden la independencia, ha habido unas elecciones muy disputadas y con resultados muy ajustados, el nuevo gobierno de coalición acaba de presentar unos recortes drásticos que reducirán o eliminarán muchas de las subvenciones públicas que millones de británicos reciben, y cambiarán -probablemente para peor- la vida de miles de familias. Son muy polémicas, es posible que en los próximos meses veamos manifestaciones y huelgas (no hay que olvidar las huelgas de los mineros y la revuelta contra la poll tax bajo el gobierno Thatcher), pero, de momento, todas las protestas y críticas se producen en un tono y un contexto -comparados con España o los EEUU- de calma y respeto. La prueba la hemos tenido estos últimos dos días.
Un parlamentario laborista, primero, y el alcalde, conservador, de Londres, después, han criticado el recorte de las ayudas a la vivienda (al que me referí en la entrada anterior, y que significa que miles de familias puede que tengan que abandonar el centro, carísimo, de Londres y mudarse al extraradio) con alusiones a la limpieza étnica. El laborista Chris Bryant dijo que se trataba de "limpieza sociológica" y Boris Johnson, el alcalde tory famoso por declaraciones extravagantes, dijo que no consentiría "limpieza social al estilo de Kosovo". Y la reacción mayoritaria ha sido de incomodidad y rechazo a esas comparaciones. Por extremas y, sobre todo, por respeto a quienes sí han sufrido los horrores de la limpieza étnica, en Kosovo o en otros lugares.
Critiquen y opónganse tanto como quieran, pero, por favor, cuiden el lenguaje que eligen.
Una conocida que también ha vivido en los EEUU me comentaba un día que vive más a gusto aquí en Londres porque la sociedad estadounidense estaba demasiado polarizada, que lo de las "dos Américas" le recordaba demasiado lo de las dos Españas.
Y se agradece mucho un poco de cordura.
Have a nice weekend.