Ése (no me acostumbro a escribir el pronombre sin acento) es el cocktail que ha sacudido la política y, muy especialmente, la información política del Reino Unido en las últimas 24 Horas.
¿Sexo?
Ayer, jueves, por la tarde, por sopresa saltó la noticia de la dimisión de Alan Jonhson. Johnson era el Ministro de Economía en la sombra, es decir, el encargado de marcar al Ministro de Economía desde la oposición, y número dos de la oposición, en su caso el miembro más relevante del Partido Laborista después de su líder, Ed Miliband. Lo primero que vino a la cabeza es que había dimitido porque en los pocos meses que llevaba en el cargo había dejado en evidencia varias veces su poco dominio de la Economía. Pero enseguida llegaron tweets advirtiendo de que no, de que en esta ocasión cuando decía que dejaba el puesto por razones personales se refería realmente a razones personales. Familiares. Conyugales. Al cabo de pocas horas los tabloides ya publicaban como razón que su mujer tenía una relación con un policía que había sido guardaespaldas de Johnson cuando fue Ministro de Interior (en el gobierno de Gordon Brown). Y esta tarde, según escribo esto, Scotland Yard anuncia que ha apartado del servicio al supuesto amante de la esposa de Johnson.
Alan Johnson
Escuchas
Las que realizó ilegalmente un periodista del News of the World, periódico sensacionalista del grupo Murdoch, con la ayuda de un detective, a teléfonos privados del entorno de la familia real y del Príncipe Harry. Ocurrió en 2006 y el periodista perdió su trabajo y fue a la cárcel. El director del periodico, Andy Coulson, aseguró que ni autorizó, ni estaba al corriente de esas prácticas, pero como era el director dimitió. Y estuvo muy poco en paro porque enseguida lo fichó David Cameron, entonces Líder de la oposición, para que se encargara de la estrategia de imagen y comunicación del Partido Conservador, para que fuera su Spin Doctor. Una vez en el gobierno Cameron se llevó a Coulson al 10 de Downing Street para que siguiera dirigiendo la política de comunicación. Y Coulson era mucho más que eso, formaba parte del núcleo duro de asesores de David Cameron. Dicen que era su puente con el mundo real. Cameron es de familia privilegiada y también lo es su entorno, Coulson, no y además como todo director de un tabloide sabía tomar el pulso a las "masas".
Hace unos meses el caso de las escuchas volvió a la actualidad. Lo despetaron a los dos lados del charco, aquí, The Guardian, allí, el New York Times, que casualmente estaba empresarialmene en un pulso con el Imperio Murdoch. Según esos reportajes, lo de las escuchas en el News of the World no fue un caso aislado, como defendía su director, sino una práctica bastante común. Despertaba dudas también sobre las ganas que había tenido Scotland Yard de investigar el caso y lo rápido que lo había dado por cerrado. Latente en todo ello estaba el poder de los medios de Rupert Murdoch y el miedo de la policía y de algunos políticos a enfrentarse a ellos.
A raiz de los reportajes, y con Coulson en el gobierno, varios políticos y famosos que sospechaban habían sido víctimas de esas escuchas ilegales han pedido que se reabra la investigación y, para hacerlo corto, ha aumentado la sospecha de que Coulson no podía no saber lo que hacían sus periodistas, si era una práctica tan extendida. Y ello ha aumentado la presión sobre él y su jefe, Cameron. Coulson esta mañana ha dimitido. Y el comentario de más de uno es "lo extraño es que haya durado tanto en el puesto".
Andy Coulson
¿Mentiras?
Lo pongo entre interrogantes porque no tengo las pruebas, ni quiero una demanda por difamación.
Las que puede haber dicho Coulson sobre el caso de las escuchas y que le pueden poner en serios aprietos legales.
Las que para algunos de sus críticos ha repetido esta mañana Tony Blair en su segunda comparecencia ante la Comisión Chilcot sobre Irak. Blair ha tenido que volver porque desde que fue la primera vez hace un año habían surgido contradicciones entre sus declaracinoes y las de otros comparecientes.
"Puedes contar con nosotros, pero éstas son las dificultades", así ha resumido Blair sus comunicaciones con George W.Bush, comunicaciones que siguen siendo confidenciales, a pesar de que la Comisión quería hacer públicas. Blair ha reivindicado que fue él quien forzó al gobierno Bush a ir a la ONU a por una resolución que diera cobertura legal e internacional a la invasión de Irak. Ha vuelto a repetir que hizo lo que creyó que era lo correcto. Ha negado que dejara al margen de las discusiones sobre ir o no a la guerra a los miembros del gobierno más reticentes a ello, y ha afirmado -algo que seguro irrita a algunos de sus ex ministros- que los miembros del gobierno reticentes a la guerra lo eran sobre todo por razones políticas: "Acabábamos de ser reelegidos (2001) con una mayoría aplastante, éramos probablemente el partido de centro-izquierda británico más exitoso de la historia y nos íbamos a aliar con un presidente americano de derechas".
Al final de la comparecencia Blair ha pedido matizar algo que dijo el año pasado:
"Cuando me preguntaron si me arrepentía/lamentaba (regret) de algo entendí que preguntaban por la decisión de derrocar a Sadam Hussein y dije que asumía la responsabilidad y no me arrepentía, pero por supuesto que siento profundamente (deeply and profoundly regret) la pérdida de vidas, tanto de nuestros militares, como de civiles, de la coalición o iraquíes". En ese momento el público de la sala, familiares de soldados, ha roto el silencio por primera vez en más de cuatro horas: "Too late!". Demasiado tarde.
Actualización, 26 de enero
Scotland Yard reabre la investigación y se ha sabido que han despedido a uno de los jefes de News of the World. Los medios más opuestos al Imperio Murdoch (BBC y The Guardian) alimentan la campaña sobre el poder de Rupert Murdoch en la prensa, la política y la sociedad británica, justo cuando Murdoch está pendiente de si le permiten comprar los 2/3 de Sky que posee.