5 posts de marzo 2011

De acuerdo, pero ¿y luego qué?

Así podría resumirse el estado de ánimo mayoritario en la opinión de políticos y analistas británicos sobre la intervención militar en Libia.

Escribo esto mientras en la Cámara de los Comunes debaten sobre esta intervención y se preparan para una votación que, según todos los indicios, dará un respaldo mayoritario a la iniciativa del gobierno Cameron*, pero dejará un montón de dudas y preocupaciones sobre qué consecuencias tiene esta intervención militar y cómo va a acabar.

Algunas de la preguntas planteadas por los parlamentarios, los analistas y los periodistas estos días:

¿Cuál es el objetivo último de esta operación? El objetivo explícito no es derrocar a Gadafi, pero sí es el objetivo implícito. "He sido muy claro, Libia debe deshacerse de Gadafi, pero eso lo tienen que decidir los libios" ha dicho esta tarde el primer ministro, David Cameron, en el Parlamento.

¿Qué hará la "comunidad internacional", si Gadafi no cede o cae? ¿Qué hará, si Gadafi se conforma con mantener el poder en una parte del país? ¿Se aceptará una partición de facto de Libia? ¿Se seguirá patrullando indefinidamente el cielo para evitar que Gadafi ataque la Libia que no controla?

Si cae Gadafi, ¿qué tipo de régimen lo sucederá? ¿Le seguirá el caos?

¿Cuándo se dará por terminada la operación militar? ¿Cuánto durará? ¿Pueden las Fuerzas Armadas británicas con una operación como esta durante meses -no digamos años- en pleno proceso de recortes de presupuestos, jubilación de aparatos y cierre de bases aéreas?

Que no habrá ocupación militar en Libia ¿significa que se descarta completamente el envío de tropas, aunque sean cuerpos especiales para misiones concretas? Cameron ha dicho en el Parlamento que la resolución lo deja "muy claro", que no habrá ocupación, pero se permitirán "todos los medios que se consideren necesarios para proteger a la población". Según algunas fuentes, el Reino Unidos está preparando a cuerpos de élite por si tiene que mandarlos a Libia en cuestión de cinco días.

¿Se mantendrá el apoyo de la Liga Árabe? ¿Participará algún país más además de Qatar (vale, Catar) en el operativo militar? ¿Aguantarán los gobiernos y la opinión pública árabes ese respaldo cuando empiece a haber civiles muertos por la intervención occidental? ¿Se evitará que vuelva a verse esto como una intervención militar occidental para derrocar un régimen en un país islámico?.

Otra pregunta cuya respuesta está dando pie a un cruce de declaraciones contradictorias entre los militares y el gobierno británico: ¿Es Gadafi un objetivo militar legal/legítimo, según la resolución de la ONU? El Jefe de la Defensa dice que no, que ni hablar. Pero algunas fuentes del gobierno han estado diciendo a los periodistas que sí, que llegado el caso, si se considerara que Gadafi es una amenaza para la población, sería un objetivo militar legal.

¿Por qué sí se ha tomado la decisión de intervenir en la represión de Libia y no en la de Yemen o Bahrein (vale, Barein)? Ed Miliband, el líder de la oposición laborista, ha dicho esta tarde que entendía a quienes planteaban esta cuestión, pero que aquí él estaba con David Cameron, "el hecho de que no puedas hacer siempre lo correcto no quiere decir que no debas hacerlo cuando puedes (...) comparto lo de que hay que aplicar una combinación de principios y pragmatismo".

Por encima y en el fondo de todo está la gran pregunta, el gran temor:

¿Será esto, a la larga, otro Irak?


PD Uno de los argumentos de quienes se oponen a una intervención militar en Libia es ¿qué hacemos metiéndonos en una guerra civil? Cada vez que lo oigo no puedo evitar pensar en la respuesta que tuvo la República en España en la guerra civil cuando pidió apoyo a los gobiernos occidentales democráticos. Que no, neutralidad. Inmediatamente me digo que no puedo comparar dos casos que no son iguales. Pero hoy Ed Miliband lo ha hecho: "(...)It would equally revolt the conscience of the world to know we could have done something to help them, yet chose not to."


(*) Actualización: A favor: 557, en contra: 13

The best, the brightest and the richest

"The best and brightest" es ya una expresión común en inglés para referirse a las personas más valiosas por su talento para una sociedad. Los mejores y más brillantes.

Se supone que esas personas son vitales para que una sociedad esté mejor gestionada, invente, descubra y cree riqueza. Y que cualquier gobierno sensato debería tener interés en 1) retener a sus best and brightest y 2) captar a los best and brightest de fuera. Tradicionalmente se ha añadido a esa lista a los richest, los más ricos, pero habitualmente con menos pompa, sin pregonarlo. No en el Reino Unido donde el gobierno Cameron acaba de anunciar a bombo y platillo que si usted tiene o manjea millones de ahora en adelante le será aún más fácil residir en este país. Vía rápida para obtener la residencia en función del dinero que aporte. Quien deposite 5 millones de libras en un banco británico obtendrá el permiso de residencia en 3 años, si deposita 10 millones, en sólo 2. Ahora el plazo está en 5 años. Y también se reduce el tiempo que se le exigirá vivir aquí al año para considerarlo residente, con medio año bastará.

El argumento para esta medida es que al Reino Unido le interesa tanto atraer dinero como cerebros. Que se trata de una invitación a "emprendedores" extranjeros para que vengan aquí a crear riqueza y puestos de trabajo.

Es una vuelta de tuerca más al amor que se profesan los millonarios del mundo y este país o, para ser más precisos, esta ciudad, Londres. Algo de lo que ya hablé en este blog la semana pasada.

A veces hay circunstancias imprevistas que tornan ese amor recíproco en vergüenza. Por ejemplo, las revueltas árabes de los últimos meses que han hecho recordar que la familia Mubarak y la familia Gadafi tienen propiedades en Londres. Y, en el caso de Libia, ha obsequiado con generosas donaciones a la London School of Economics y pose un 3,2% de las acciones del Financial Times, según ha publicado el propio periódico. El gobierno británico cumple con lo acordado por la "comunidad internacional" y también ha bloqueado las cuentas de Gadafi, y quienes han recibido su patrocinio revisarán a qué lo dedican. Pero no parece que haya cundido el miedo entre los árabes ricos. Según informa el FT, las revueltas en los países árabes han disparado las demandas de visados para el Reino Unido por parte de los árabes ricos.

En la reforma de la política de inmigración, es decir, de visados para ciudadanos de fuera de la Unión Europea, también aumentarán las facilidades para los científicos altamente cualificados, los brightest. La otra cara de la moneda es el plan para reducir el número de visados a estudiantes extranjeros. Una medida que se enmarca dentro de las promesas electorales de los Conservadores de reducir la inmigración extracomunitaria a menos de 100.000 personas al año. La medida de los estudiantes ha generado muchas críticas. El principal argumento en contra es que, si se reduce el número de estudiantes extanjeros, se privará a las universidades de una fuente importante de ingresos porque sus matrículas suponen casi un 10% de los ingresos de la universidades británicas, según cifras del curso pasado. El mercado de los estudiantes internacionales calculan que es una industria que mueve unos 40 mil millones de libras en el Reino Unido.


Pocas cosas le gustan más a Londres que el dinero. La City es uno de los principales centros financieros del mundo y su peso en la economía británica es el mismo que el del turismo en la economía española, alrededor de un 10% del PIB.

Si puede accederse a la web desde fuera del Reino Unido, recominedo esta crónica-reportaje sobre la City, hecha por Paul Mason para Newsnight de BBC2 el 3 de febrero: http://www.bbc.co.uk/news/business-12352171

498 días

Cuesta estos días concentrarse en algo que no sea Japón, pero la vida y las obligaciones siguen y el mundo no deja de girar. Y este país y, sobre todo, esta ciudad siguen preparando sus próximos Juegos Olímpicos (los terceros de Londres). Quedan 498 días para la ceremonia de inauguración, el 27 de julio de 2012, y esta semana ha empezado oficialmente la cuenta atrás. Con algún contratiempo y algunas críticas.

El lunes por la tarde inauguraron el reloj que marcará esa cuenta atrás en Trafalgar Square, el corazón de las celebraciones en Londres. Y cuando aún no llevaba 24 horas funcionando se paró y tardaron unas horas en arreglarlo. A bit of an embarrassment, como dijo uno de los presentadores de la BBC.

El martes se abrió el período para solicitar entradas. Solicitar. Como pevisiblemente habrá más demanda que oferta en algunas de las pruebas y en algunos de los actos el sistema consiste en pedir las entradas y esperar a ver si tienes suerte en la lotería en los casos de overbooking. Aseguran que las entradas no se adjudicarán por orden de petición, sino por sorteo. Así que tranquilos, que hay de plazo hasta el 26 de abril.

Bueno, no tan tranquilos, y ahí entramos en más contratiempos y en las críticas. Porque las entradas en internet solamente se pueden pedir y pagar con tarjeta Visa. Prebenda de patrocinador. Por si alguien se había olvidado, esto de los Juegos Olímpicos además de deporte es un negocio. Y aún con Visa ayer muchos de quienes quisieron cursar su solicitud la vieron rechazada. La razón, que la tarjeta expiraba antes del mes de agosto y el sistema las rechaza para asegurarse de que de aquí a cuando se haya hecho el sorteo y cursado el cobro la tarjeta estará todavía vigente.

Los actos de promoción de esta semana incluyeron una visita al Estadio Olímpico para la prensa. Y tuvimos suerte y entramos en el lote. Y lo enseñamos en el TD.
El anillo olímpico (Olympic Park) está en el extremo Este de Londres. Muy lejos del centro para quienes no estén acostumbrados a las dimensiones de grandes ciudades como Londres, Paris o, ya que está de actualidad, Tokio.


Las obras van bien, aseguran que terminarán con tiempo de sobras.

Tal como destacó Carl Lewis -visita estelar para promocionar Londres2012- el Estadio combina el dar una sensación de intimidad para el público, a pesar de tener capacidad para 80.000 espectadores, con una sensación de amplitud y espacio abierto para los atletas que están en la pista. Y él sabe de qué habla, participó en 4 JJOO y ganó 9 medallas de oro.
En el ratito que tuvimos para entrevistarlo le pedí un consejo para otros deportistas que están ahora en la cúspide y un día deberán empezar una vida post-competición. Y su respuesta es una de las razones por las que he decidido escribir esto:

"La vida post-competición empieza durante la competición, cuando uno está en lo más alto tiene que mentalizarse y asumir que eso acabará y luego vendrá de hecho el periodo más largo de su vida. Tiene que encontrar ocupaciones que le interesen, lo motiven, lo enriquezcan y, muy importante, no prentender alcanzar en esa nueva fase de su vida los éxitos que ha tenido como deportista. Yo nunca podré volver a ganar nueve medallas de oro olímpicas".

Lord Sebastian Coe le explica el estadio a Carl Lewis

En esa visita, como en casi todos los actos de promoción de Londres2012, estaba otro campeón olímpico, Lord Sebastian Coe, dos oros y hoy Presidente del Comité Organizador de estos Juegos. Dice que, a pesar de la crisis y los recortes presupuestarios, están capeando la situación económica. Lord Coe comparte aquello de que las comparaciones son odiosas, en este caso en los JJOO, y que cada edición tiene su personalidad. Para él lo ideal, nos dijo, sería reunir lo mejor de Juegos anteriores, a saber, "el espríritu y la humanidad de Barcelona, el ambiente festivo de Sidney, la meticulosidad de Pekín, y la colaboración ciudadana de Vancouver".

PD En 2012 se cumplirán 20 años de Barcelona92 y evidentemente le pregunté a Carl Lewis por sus recuerdos. Lewis: "Para mí han sido los mejores Juegos despuéss de Los Ángeles, dos carreras, dos oros. Además nos lo pasamos muy bien ... el tiempo, la gente...y el Corte Inglé (sic)."

Lo que más nos gusta de Londres y lo que...

...no tanto.

Cuando nos juntamos extranjeros que vivimos, hemos vivido o pasado unos días en Londres hay unanimidad en lo que más nos gusta de esta ciudad o, por lo menos, está muy arriba en la lista. Con la corresponsalía situada en una bocacalle de Oxford Street, a dos manzanas del Soho, tengo ocasión de experimentarlo todos los días y la otra tarde lo vi reflejado en un cartel del metro que invita a definir qué es un "londinense". Es la tercera frase:

"Tal vez es el hecho de que puedes combinar un mono de estampado de leopardo con unos zuecos suecos y la vieja gorra de tu padre sin llamar la atención de nadie."


Sí, es eso. Eso es lo que más apreciamos de esta ciudad. El hecho de que puedes ir por la calle como te dé la gana que nadie se girará o desviará su vista para mirarte, mucho menos con ánimo de reprobación. Y nos gusta porque eso impregna el aire de Londres de una gran sensación de libertad. Y de creatividad.

Una tarde de invierno había una chica en una esquina de Regent Street con minifalda, botas "descansos" de nieve, anorak y en la cabeza uno de esos tocados típicos británicos para celebraciones. En su caso era una minichistera de la que salía una larguísima pluma de faisán o pavo real. Yo fui la única que detuve mi mirada en ella. Otro día fue una señora de unos 65-70 años con el pelo azul-verdoso y una combinación de blusa, abrigo, falda y medias en distintas tonalidades de rosa con estampados de topos o rayas alternativamente. Idem. Salvo algún turista español, o italiano, nadie le prestó la menor atención. Una amiga me contó que un día se cruzó en un barrio chic con una señora que salió a pasear el perro con pequeñas latas de Coca-Cola en plan "rulos" en el pelo...

Londres es una ciudad donde te vas un sábado a Hyde Park y te tropiezas a una panda de Hen night (despedida de soltera) disfrazadas de piratas, enseñando escote y luciendo liga, junto a un grupo de musulmanas cubiertas con niqab negro de la cabeza (incluida la cara) a los pies.


Eso es lo que más nos gusta.
Lo que menos: lo cara que es. Lo caro que es vivir en esta ciudad. Y lo decimos personas que venimos de Washington DC o París, que no son precisamente ciudades baratas.

Sobre todo y especialmente es obscenamente caro pagar un techo bajo el que vivir, ya sea de alquiler o de compra. Y la causa es que no debe de haber ni un multimillonario (y no entraremos en cómo han amasado sus fortunas) que no tenga una o varias propiedades en Londres. Por las que paga lo que le pidan. Las tienen por si se dan una vuelta por aquí, o para sus hijos, o como mera inversión. Los últimos de esos londinenses que han saltado a la fama han sido los hijos de Mubarak y de Gadafi. Y luego está todo ese mundo que trabaja y, más importante para el caso, cobra en las altas esferas de esa galaxia aparte que es la City, la capital financiera, el hub internacional de las transacciones, inversiones y apuestas financieras. Y sus infaustos "bonos". Todos los informes sobre el impacto de la crisis señalan la caída del precio de la vivienda en el Reino Unido con una excepción, Londres. Aquí la burbuja inmobiliaria parece que sigue gozando de buena salud. Es el Londres donde es fácil encontrarte Rolls Royce (con chófer, por supuesto) y ver aparcados seguidos varios Jaguar, Porsche, Ferrari, Maserati, y Mercedes a punta pala... Y como me señaló un amigo que ha vivido aquí, "lo más fuerte es que aparcan en la calle. En Barcelona o Madrid los tendrían en un garaje cerrados a cal y canto y con alarma".

Es el Londres de la segunda frase del cartel:

"Tal vez llevas un bolso de marca cuyo precio no sólo daría para alimentar a una familia de cinco durante seis meses, sino que probablemente uno cabría dentro"

They shall not pass. No pasarán

Es el título de una de las canciones de "Goodbye Barcelona", un musical que está preparando una compañía de teatro londinense, Arcola Theatre, y que, efectivamente, se refiere al grito republicano de la última guerra civil española. No pasarán.

Esto es Londres y aquí todo puede convertirse en un espectáculo musical. También la guerra civil española. Goodbye Barcelona es un homenaje a las Brigadas Internacionales, aquellos miles de extranjeros, jóvenes la mayoría, que fueron a jugarse la vida a un país desconocido llevados por el romanticismo de la época y la edad, y convencidos de que ese país, España, era el frente donde detener al fascismo que se expandía por Europa. Calculan que se alistaron unos 2.400 británicos. Hoy sobreviven ya sólo cuatro.

El autor de la música de esta obra, Karl Lewkowicz, cuenta que tuvo la idea de hacer este musical leyendo en el Guardian el relato de algunos de los supervivientes y que quería hacerlo antes de que todos estuvieran muertos. Este año se cumplirán los 75 años del alzamiento militar contra la República, el inicio de la guerra civil y la formación de las Brigadas Internacionales. Lewkowicz sostiene que, además del aniversario, es apropiado este homenaje ahora porque considera que la necesidad de ese espíritu internacionalista sigue vigente.

La obra aún está en fase de preparación, pero el viernes pasado hicieron una presentación aquí en Londres y acudimos al ensayo. Entre los asistentes estaban el historiador hispanista Paul Preston, que, por cierto, habla un catalán impecable, y Lola Ruiz-I. Sergueyeva, nieta de La Pasionaria. Su abuela es uno de los personajes del musical. Una de las canciones está inspirada en el discurso de agradecimiento y despedida a las Brigadas que dirigió La Pasionaria en Barcelona en otoño de 1938. A esa despedida alude el título de la obra. Goodbye Barcelona.


Desde George Orwell, que fue brigadista y luego escribió "Homenaje a Cataluña", hasta este musical, pasando por historiadores como Preston o cineastas como Ken Loach ("Tierra y Libertad") la guerra civil española ha fascinado y sigue fascinando a los británicos. Paul, un amigo inglés, me comentó hace poco que el 23-F (1981, intento de golpe de Estado) al enterarse de que la democracia estaba en peligro en España estuvo cavilando durante unas horas cómo llegar a España y unirse a la resistencia, y que cuando el Rey salió a decir que no respaldaba el golpe él respiró aliviado porque en su vida había cogido un arma.

Cuando una viaja por el mundo se da cuenta de que ese "No pasarán" es una de las mayores exportaciones de España en castellano/español. Sobre todo para una generación de determinada formación cultural/ideológica. Estás hablando en otra lengua, en otro país, y cuando saben que vienes de España raro es que alguien no te diga en versión original "No pasarán". Ante eso suelo sonreir amablemente, en muestra de agradecimiento por el cariño que suele llevar el comentario, y luego apostillo "pero pasaron".


Dejo aquí un aperitivo-presentación que la compañía ha puesto en youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=JTp5AlLlspQ

Miguel Ángel Idígoras


El título de este blog “London.es” no es más que una declaración de intenciones. La realidad de esta ciudad británica –que para muchos es la menos británica de las ciudades británicas- y de un país pero desde la perspectiva de un español.
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