1 posts de agosto 2012

Los JJOO del Team GB y el Proud to be British

Es bastante habitual que los británicos critiquen con cierto desdén, incluso desprecio, la forma ostentosa en que los estadounidenses muestran su patriotismo. Ese abuso de la bandera, ese himno a la mínima que organizan un evento, esa mano en el corazón y, sobre todo, esa desacomplejada manera de decir que se sienten orgullosos de ser americanos, ese convencimiento de ser los mejores, y ese grito de guerra, U-S-A! U-S-A! ¡Qué vulgaridad!

Si ustedes han estado por aquí estas últimas dos semanas, puede que se pregunten si esa crítica en el fondo no encierra algo de envidia. 

Union Jack. La bandera

Tiendas, pubs y calles han amortizado las Union Jack que colgaron para el Jubileo de la reina en junio y las han mantenido o duplicado. Muchas personas, sobre todo quienes iban al parque olímpico, se han vestido -o disfrazado- con la bandera, pintado la cara, las uñas, puesto pelucas, pulseras, bolsos, la montura de las gafas...con los colores y las cruces superpuestas de la bandera británica. Una muestra, en esta galería de fotos del Guardian. O este trio de señoras que me tropecé en Hyde Park, uno de los parques habilitados para seguir los JJOO por televisión:

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Los medios de comunicación y mis amigos británicos lo celebran. Celebran que todo el país -o aparentemente todo el país- haya abrazado un símbolo común, independientemente de origenes sociales, geográficos, nacionales o étnicos en estos tiempos de crisis y cinismo. Hay también voces disidentes que lo consideran excesivo y, por lo que decía al inicio, un-british, impropio de los reservados, comedidos, elegantes y selfdeprecating (autocríticos) británicos.  

Team-G-B! Team-G-B!  

 Mi experiencia es que todo país visto de cerca tiene sus peculiaridades, y éste no es una excepción.  Es  un catálogo. De entrada, no es un país, sino varios; no una nación, sino varias, según el vocabulario que emplean ellos. Para terminar de complicarlo, miles, millones, de personas desde fuera no lo perciben así y siguen llamando al todo por la parte. La parte poderosa demográfica, económica, política e históricamente, Inglaterra. Pero el país (o la suma de países), el estado, se llama Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Como para ir a un estadio y gritarlo para animar.

¿Y por qué no se llama Team UK entonces, en lugar de Team GB? La explicación es que en los primeros JJOO de la  era moderna, en 1896, fue la Gran Bretaña y no el Reino Unido uno de los catorce países que participaron.  En los JJOO de 1908 (los primeros aquí en Londres) se confirmó la denominación olímpica oficial como GBR. Y así se quedó. Nominalmente quedan fuera por lo tanto los deportistas de Irlanda del Norte porque ellos no son Gran Bretaña. Y -si aún me siguen- la cosa tiene aún matices. Los atletas de Irlanda del Norte pueden elegir -y así lo hacen- participar en los JJOO con los británicos o con la República de Irlanda. Y -si aún me siguen- no hemos terminado. Ni siquiera Team UK sería absoluamente apropiado porque en el equipo olímpico participan la Isla de Man, las Islas del Canal y otros territorios que no son exactamente parte del Reino Unido.

Total, que el grito de guerra ha sido Team-G-B! Team-G-B! Y nada alimenta tanto el patriotismo, nacionalismo o como lo quieran llamar, que las victorias. Por mucho que el Barón de Coubertin dijera que lo importante no es ganar, sino participar, lo que sube la temperatura patriótica es ganar. También en los JJOO. Y el Team GB ha ganado como nunca antes. 29 medallas de oro, 65 en total. Terceros, en el medallero superados sólo por los dos colosos, los EEUU y la China. ¡Y en casa! Team-G-B! Team-G-B!

Proud to be British

Ese récord de medallas sumado a una organización y funcionamiento de los Juegos que en general pueden considerarse impecables han hecho que una de las frases más repetidas en cuanto le ponían un micrófono a alguien fuera "I'm proud to be British". Orgulloso de ser británico. Según un sondeo de la BBC, el 80% de los británicos cree que los JJOO han aumentado su patriotismo.

Orgullo también para muchos por el hecho de que esos medallistas son un reflejo de un país multicultural y multiétnico. Probablemente tres deportistas encarnan mejor que nadie eso: el doble campeón Mo Farah, emocionante y emitivo oro en los 10.000 y los 5.000m, Jessica Ennis, oro en heptalon,  y Nicola Adams, oro en boxeo. En un país susceptible entre las distintas naciones, etnias, religiones y, muy importante, clases sociales que lo forman es interesante el desglose que el diario The Guardian ha hecho de los medallistas británicos por deporte, sexo, condados , países, educación y edad.  Échenle un ojo.

Para aguarles la fiesta de esa visión conciliadora y optimista de la "britaneidad" una podría recordarles que en Francia hicieron una lectura parecida cuando ganaron el mundial de fútbol en 1998. Y poco después volvieron a arder las banlieues, volvió a denunciarse y debatirse la fracture social y las razones de la malaise nacional. O la literatura que se escribió tras el Mundial de 2010 sobre una España armoniosa y con las tensiones relajadas por la victoria de la Roja...

Mal voy, he osado compararlos con estadounidenses y franceses. Goodness me!

Una cosa hay que concederles a los británicos y lo voy a hacer. En esta euforia patriótica se han envuelto con la bandera -¡hasta cubrieron con ella el suelo del estadio en la ceremonia de clausura!- y se han quedado afónicos gritando Team-G-B! Team-G-B! pero -aunque tal vez lo piensen- no llegan a decir en voz alta que son los mejores, el público se ha volcado en ir a ver deportes de los que posiblemente no tenía ni idea y han animado a todos los deportistas independientemente del país que fueran, y eso sí es fair play.

Y last, but not least. El humor. En la cumbre de esa euforia patriótica hubo espacio para el humor. Como escribió John McDermott en el Financial Times a propósito de la ceremonia de apertura, sólo una verdadera democracia cómoda con las payasadas puede mezclar tan bien lo profundo con lo absurdo.

  

 

 @annabosch

Miguel Ángel Idígoras


El título de este blog “London.es” no es más que una declaración de intenciones. La realidad de esta ciudad británica –que para muchos es la menos británica de las ciudades británicas- y de un país pero desde la perspectiva de un español.
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