Gracias, al equipo
La televisión es un trabajo en equipo. Es un tópico y es la realidad. Los avances técnicos permiten a algunos empresarios o directivos de empresas fomentar la idea del periodista-orquesta (low cost lo llaman algunos ahora para hacerse los modernos y viajados) y algunos colegas ya lo están sufriendo. Ya pasé por un experimento similar hace veinte años y, para no alargarme, lo resumiré con el refranero. Quien mucho abarca poco aprieta.
La televisión es un trabajo en equipo. Y en las corresponsalías ese trabajo en equipo es vital y arriesgado. Una corresponsalía como ésta es una redacción en pequeño, pero donde, a diferencia de la redacción central, no hay secciones, ni turnos. Las mismas dos o tres personas a quienes tienes que pedir que madruguen, si hay que madrugar, son las mismas a quienes tienes que pedir que trasnochen, si hay que trasnochar; que trabajen el fin de semana, si hay que trabajar, o alteren unas vacaciones, aunque eso vaya contra los planes familiares. Son siempre las mismas dos o tres personas trabajando y conviviendo entre las mismas cuatro paredes. Y en los viajes. Y ya se sabe, el roce hace el cariño, pero, también se sabe, del roce saltan chispas. En mi caso en Londres ha sido lo primero y se lo tengo que agradecer a Rafa, a Monse (hay una razón para la missing T) a Fonta y a quienes en algún momento han pasado por esta oficina en estos tres años, a Pilar, a Tania y a Lourdes.
A menudo, muy a menudo, casi siempre, si el trabajo de una luce es gracias al equipo. A sus habilidades profesionales, a su paciencia y, también en este caso, a su capacidad para canturrear una canción o echar unas risas. Y hablando de cantar, me despido de este blog -que hasta ahora ha ido con el corresponsal de Londres- como lo saludé cuando llegué. Con una de las grandes contribuciones de la cultura popular británica, aun sabiendo que cada día hay más personas a quienes cada día les cuesta más saber adónde mirar para ver ese bright side de la vida.
Last but not least, gracias a quien durante este tiempo se ha encargado de tener la nevera de casa llena y, muy especialmente, gracias a quienes se han pasado en algún momento por este blog o el anterior, en Washington, y a quienes andan por twitter. Me han ayudado a enmendar y mejorar. Próxima etapa, Madrid. Nos vemos por aquí. @annabosch