¿Felicidad plena?
La fotografía de la vuelta de Javier Espinosa y su hijo recibiéndole se ha convertido en una de las imágenes más conmovedoras de los últimos tiempos. “Es la plena felicidad”, dicen que dijo su mujer en el reencuentro. Normal. Y hubo muchos compañeros periodistas que hicieron suya la expresión a la hora de calificar la foto.
Siempre he defendido que no hace falta tener hijos para ser responsable en la vida. Y mucho menos para sentirse feliz. Dicho esto, me acuerdo de otras liberaciones recientes en las que los secuestrados se abrazaban también a sus familiares en la pista del aeropuerto. Pero no había niños corriendo con los brazos abiertos. Momentos también felices, claro, pero no era lo mismo. Nadie hablaba de felicidad plena. Los titulares eran otros: “Desenlace feliz”, “Al fin liberados”…
Quienes tienen o han tenido hijos pequeños saben la satisfacción que supone que te esperen con los brazos abiertos simplemente cuando llegas a casa hecho polvo del trabajo o de un largo viaje. No llego ni a imaginar lo que tiene que ser el reencuentro tras un secuestro.
Pero claro, no hay que olvidar un detalle, y es que esos pequeñajos que tanto nos abrazan luego crecen. Se hacen adolescentes antes de lo que pensamos y somos nosotros los que acabamos esperándoles en casa o en un aeropuerto con los brazos abiertos dando gracias cada día porque no les pase nada.
¿La felicidad es esto? Pues no lo sé. No me atrevo a decir ni sí ni no. En cualquier caso sí les puedo asegurar que no está muy lejos de la imagen que han dejado Espinosa y su hijo, que al fin y al cabo no es más, ni menos, que el abrazo de todo padre con su pequeño.
Lo paradójico es que hay muchas parejas en España que no tienen la más mínima intención de iniciarse en el camino de la felicidad materno-paterno filial. El otro día lo leí en un artículo en El Diario Vasco. No solo se esgrimen, como es de suponer, razones económicas. Argumento de peso sin duda para pensárselo antes de tener hijos. Sino que se apuntan nuevas tendencias, nuevas corrientes sociales en las que las parejas no contemplan ni por asomo tener descendencia, al margen de su situación económica.
En Dinamarca, donde la tasa de natalidad lleva cayendo en los últimos 27 años, se ha puesto en marcha una campaña titulada “Hazlo por Dinamarca”. Que consiste en facilitar el sexo y la procreación entre las parejas. ¿Cómo? Pues incentivando los viajes al extranjero, que es donde estadísticamente se concibe a uno de cada diez nuevos daneses. El mejor momento, por lo visto, es durante las vacaciones y en lugares lejos de los rutinarios. Quienes consigan quedarse embarazados durante su asueto podrán entrar en el sorteo de tres años de suministros para el vástago gratis, un carrito y unas vacaciones para toda la familia. El objetivo, pues que vuelva a haber más jóvenes que viejos, algo que lógicamente preocupa al gobierno danés.
Les dejo aquí el video de la campaña “Hazlo por Dinamarca”, que por cierto arrasa en la red.
Por su parte, nuestro Instituto Nacional de Estadística ya ha avisado que de mantenerse la actual tendencia demográfica España perderá 2,5 millones de habitantes durante la próxima década, y a partir de 2017 habrá más muertes que nacimientos.
Nosotros no tenemos campaña para viajar al exterior y pasar noches de ensueño en hoteles de lujo. Pero tenemos la foto de Espinosa y su hijo.
Si esta no es una buena razón para animarse es que, definitivamente, estamos perdidos. Y nuestras pensiones. O qué se creen.