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Hondureños

Se llama Irma Lobo y lleva tres meses sin parar, ni un solo día, de trabajar. Y se siente afortunada. Pero no, ella no es familiar del nuevo presidente de Honduras. Les une solamente su apellido, ser hondureños y haber vivido los dos en Olancho... Pero nada más.

Irma trabaja en uno de los restaurantes del hotel Intercontinental de Tegucigalpa y es la única persona –me cuenta- que sabe hacer pupusas del hotel, así que ese es el motivo de que lleve tres meses sin parar... Le digo que al menos le pagaran más, y me contesta que no. Pero su respuesta es tranquila, no está enojada. “Tal y como están las cosas en este país doy gracias a dios por que tengo trabajo.”

Así son la mayoría de las personas que he conocido en Honduras. Sencillas, amables y quizá también algo resignadas.

Este país ya ha dejado de ser portada en los medios de comunicación. Se acabó. Mel Zelaya se fue hacia República Dominicana y ya hay un nuevo presidente, elegido en unas elecciones. Así que ya está...

Como dijo Porfirio Lobo el día de su toma de posesión “Honduras inicia una nueva era en su historia basada en el bien común y en la persona humana”. (Lo de la persona humana lo dijo él, no yo).

Pero Honduras -que yo perciba- sigue teniendo los mismos problemas: inseguridad, pobreza, corrupción, impunidad (...) Ninguno de ellos se ha solucionado, incluso alguno se ha hecho más grande. Pero “primero dios”; es una de las frases más habituales en este país, así que lo demás poco a poco... Y si no, pues la fuerza de la costumbre.

La pobreza es la causa principal de que un millón de hondureños sean inmigrantes, la mayoría sin papeles y la mayoría en Estados Unidos.

Estos días –además del cambio de poder- hemos estado grabando un reportaje sobre esos hondureños que deciden irse... En un barrio humilde, en uno de los “altos de Tegucigalpa” en un lugar donde algunas vacas paseaban tranquilamente al lado de la carretera, estuve hablando con Jessica, una mujer de 30 años. Le pregunté si podía charlar con ella y enseguida me invitó a entrar en su casa...

Se respiraba limpieza, pero el suelo, creo recordar de cemento, estaba quebrado y los cojines de los sillones estaban todos rasgados... Y nos pusimos a hablar.

--- “Siempre pensé que me gustaría ir a Estados Unidos, pero no me atrevo.”


Me lo repitió varias veces... quise hacerle una pequeña entrevista para el reportaje, pero le daba “pena” (vergüenza).

--- ¿Por qué no te atreves? –Insistí con lo de viajar a Estados Unidos-.

--- “No me atrevo... Una cosa es pensarlo, pero hacerlo es mucho más difícil”

Y de ahí no salió. Y eso que su gran amor se fue hace ya 4 años a Estados Unidos. Ella, sentada frente a mí, me recordó a la Penélope que espera en la estación.

Jessica, en los diez o quince minutos que estuve con ella, parecía una buena mujer pero le faltaba la energía que también siento en otros hondureños... Quizá –repito- demasiada resignación, y la vida en estos países no es para esperarla sentada.

--- “No tengo nada, sólo mi vida”.

Me sorprendió cuando me lo dijo. Su familia murió en el Mitch, su novio se fue y a ella “nada más le queda su vida”. Y me dio la sensación de que se sentía pobre por eso...

Pero no todas las hondureñas son “Jessicas”...

Marcia Aplicano es una profesora para niños especiales. Lleva 40 años trabajando y tiene dos hijos “al otro lado” (Estados Unidos). Uno con papeles y otro sin ellos. Y gracias a lo que le manda su hijo está ampliando su casa. Una casa más acomodada que la de Jessica. Pero Marcia, dice que miremos bien el barrio donde vive:

--- “Esta es la realidad de Honduras. Esto es Honduras”

Su barrio es también un barrio pobre, con calles mal asfaltadas o sin asfaltar y con cientos de familias que no llegan a final de mes.

A Marcia, dos días después nos la volvimos a encontrar, por casualidad, en el aeropuerto despidiendo a Manuel Zelaya...

--- “Son sentimientos encontrados los que tengo; por una parte triste porque se va pero alegre por que por fin sale del infierno en el que estaba.”

En este viaje –me estoy dando cuenta al escribir este post- hemos estado mucho en el aeropuerto... Hoy fuimos allí a grabar a un grupo de hondureños –serían unos 100- expulsados de Estados Unidos y algunos decían “viva Porfirio Lobo”...

Cada cual tiene puestas sus esperanzas distintos políticos.

Por cierto, muchos de esos hondureños que hoy entraban “obligados” a su país por ser indocumentados en Estados Unidos me han dicho -sin dudarlo- que piensan regresar.

--- “En cuanto descansemos”...

Y eso que:

--- “La vida allí está bien difícil, pero una vez que te acostumbras a las comodidades que hay allí, no quieres volver. Allí hay cosas bien bonitas, seño”

Tengo que ser justa y decir que también he hablado con otros hondureños que quieren tener su futuro en su país... Pero lo que más me sorprende es lo claro que lo tenían la mayoría de los “deportados” y eso que en el avión les traen esposados “como si fuéramos delincuentes.

Pocos minutos antes de que el avión aterrice, les quitan las “cadenas.”

6 Comentarios

Esta quién es para hablar de México ¿?¿?¿ Que hable de Honduras...que tiene mucha tela de donde cortar...analfabetas sin rumbo..

IO SOY GARRA DE JAGUAR Y ESTA ES MI SELVA !!!
http://www.youtube.com/user/IntiAisha#p/a/f/0/v62PcRLg5W4

es cierto que la mayoría de la gente vive en condiciones deplorables, siempre y cuando hagamos comparaciones con otros barrios de la ciudad más acomodados, aunque no sean noticia.
Pero que hay de los otros?

como viven?

Saludos

JRC

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Javier Gutiérrez


Javier Gutiérrez es el corresponsal de TVE en México y Centroamérica. Antes de la aventura americana, Javier ha sido coordinador del fin de semana en el Telediario de TVE y ha cubierto información nacional e internacional.
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