La otra cara de Ciudad Juárez
Ciudad Juárez es conocida en el mundo como la ciudad más peligrosa de México. Allí la semana pasada ocurrió algo muy poco común en este país: el crimen organizado atacó con un coche bomba a la policía federal. Para algunos expertos ese atentado abre las puertas al narcoterrorismo.
Hasta aquí lo que siempre contamos los medios de comunicación. Los "horrores" de una ciudad donde los niños tienen miedo; una ciudad que se está despoblando por la violencia; una ciudad donde la extorsión llega hasta los vendedores de los puestos callejeros. Les piden 100 o 200 pesos (6, 12 euros) para poder tener su pequeño negocio sin "sobresaltos".
Pero Ciudad Juárez es más. Todos lo sabemos, pero eso no vende en los telediarios o noticieros. Hoy escuchaba en una emisora de radio a Clara Torres, una activista social que nos recordaba a los medios que siempre contamos lo mismo.
Lo que no se cuenta, y también existe, es que allí hay muchas personas comprometidas para buscar soluciones. Profesionistas, como se dice en México, que aparte de sus trabajos dedican un tiempo al día para que la ciudad no muera en la miseria que genera la violencia. Que intentan que los niños salgan a la calle sin miedo, que quieren crear una conciencia de ciudad desde valores positivos.
Yo reconozco que casi el 100 x 100 de las informaciones que he escrito sobre Juárez han estado relacionadas con el crimen organizado. Pero desde este post quiero poner mi pequeño grano de arena positivo y decir que aunque los malos hacen mucho más ruido y siempre salen en las noticias, son muchos más los buenos que hacen cosas buenas.
Y mientras escribo esto, cuentan en la televisión que lo que ocurrió en Juárez no fue un coche bomba... ¿Veis? es de lo que hablamos todos.
Coche bomba o no, murieron 4 personas, entre ellas un médico que se acercó a auxiliar a los policías que estaban en el suelo. Se llamaba Guillermo Ortiz Collazo y su comportamiento demuestra que él pertenecía al grupo de los comprometidos con la "otra cara" de Ciudad Juárez.
Todos los días en México el narcotráfico cobra sus muertos, casi nos hemos acostumbrado y no reaccionamos. Lo que a mí hoy me motivo escribir este post fue una entrevista a uno de los heridos de ese atentado. Un hombre que decía, con una pena tremenda en su voz, que no podía pagar la factura del hospital en el que está. No tiene casi dinero para comer, así que menos para pagar los 130 mil pesos a los que ya asciende su factura.
"Nuestro país no se merece lo que le pasa", es lo que acaba de decir en televisión José Narro, rector de la UNAM.