Reforma laboral polémica y a medias
Los mexicanos ven estos días cómo sus legisladores discuten un nuevo marco laboral. A falta de su paso por el Senado, la reforma tiene el respaldo mayoritario del PRI y el PAN que se han aliado en el Congreso para sacar adelante una serie de normas que cambiarán el panorama laboral del país. Y lo han hecho en el minuto final de la legislatura (el 1 de diciembre Calderón dará el testigo de la presidencia al priista Peña Nieto), en medio de numerosas protestas y a medias porque la reforma no mete mano a los todopoderosos sindicatos mexicanos.
CAMBIOS SUSTANCIALES
A grandes rasgos, la reforma flexibiliza la contratación, establece periodos de pruebas, regula el pago por hora y la subcontratación. Puntos rechazados por los partidos de izquierda y aplaudidos por los empresarios, quienes recuerdan que la ley del Trabajo en México lleva 40 años sin tocarse y eso hace que el mercado laboral sea muy rígido y con pocas posibilidades de crecimiento y creación de empleo. La mayoría de los diputados de izquierda, que llegaron a tomar la tribuna del Congreso durante el trámite parlamentario, aseguran que esta reforma atenta contra los derechos de los trabajadores y no generará puestos de trabajo.
Miles de trabajadores y sindicalistas se han echado a las calles rechazando una reforma que el presidente Calderón y su sucesor consideran imprescindible para el crecimiento económico.
UNA REFORMA A MEDIAS
La reforma, sin embargo, cojea y mucho porque contemplaba transparentar el trabajo de los sindicatos y al final no será así. El PRI ha reculado a última hora y los sindicatos, intocables por su influencia política, seguirán sin apenas rendir cuentas de sus finanzas y sin elegir a sus líderes mediante votaciones libres, directas y secretas. Un varapalo para quienes llevan décadas luchando contra la opacidad de las centrales sindicales.
Las preguntas que muchos se hacen se amontonan: ¿por qué esta importante reforma se hace deprisa y corriendo? ¿por qué, ahora sí, el PRI y el PAN se ponen de acuerdo? ¿cómo es posible que los sindicatos vuelvan a salvarse de una regulación que afectará a millones de trabajadores? Y, sobre todo, la pregunta del millón: ¿la reforma creará más de 400mil puestos de trabajo al año, como prometen sus promotores?