2 posts de noviembre 2012

¿Cambiar el nombre a México?

La pregunta puede sorprender a muchos, pero es lo que desea el presidente Felipe Calderón: cambiar el nombre de Estados Unidos Mexicanos por México. Porque México, como todo el mundo conoce al país azteca, se llama oficialmente Estados Unidos Mexicanos.

Cambio de nombre

 A principicios del siglo XIX, cuando llegó la independencia y se redactó la primera Constitución, hubo varias denominaciones encima de la mesa: América Septentrional de Morelos, América Mexicana, Imperio Mexicano, Nación Mexicana, Anáhuac, República de los Estados de Anáhuac, República de México, México, República Mexicana y Estados Unidos Mexicanos. Los constituyentes optaron por este último nombre porque entonces el paradigma de democracia era Estados Unidos de América. Calderón cree que después de casi dos siglos es hora del cambio. 

Escudo

El presidente, ya casi expresidente porque deja el cargo el 1 de diciembre, asegura que la iniciativa no es urgente y además requerirá de un amplio consenso legislativo para que salga adelante. Pero sí ha destacado la carga simbólica del nombre México, que hunde sus raíces en los Mexicas. Lo que no ha mencionado Calderón es el coste económico que supondría tal modificación. 

Quizás lo más adecuado sería consultar al pueblo, a los mexicanos, que son quienes dan sentido a este gran país. ¿Estarán de acuerdo con el cambio? ¿Es oportuna esta reforma? ¿Este es el gran problema de los mexicanos hoy día?

Isadora Duncan, un Día de Muertos diferente

A veces, te encargan un reportaje y mientras lo haces descubres otra historia que te engancha mucho más. Es lo que me ha pasado este Día de Muertos. Pasando la noche en el Museo-Panteón de San Fernando, en el centro de la capital mexicana, descubrí la historia de Isadora Duncan. No su historia como 'madre' de la danza moderna sino su relación con México y con este cementerio.  

Isadora primer plano

 La bailarina estadounidense nunca pisó México, pero un nicho lleva su nombre. Y aquí es donde empieza la leyenda de Duncan en el país azteca. Falleció a los 50 años, estrangulada al enredarse su chal con la rueda del Bugatti en el que viajaba. Una muerte trágica que tuvo como escenario Niza. Hoy se puede visitar su tumba en el cementerio parisino del Père-Lachaise, pero en México también descansa su recuerdo en este cenotafio.

Lapida Isadora

 Isadora tenía a un admirador mexicano de nivel, Plutarco Elías Calles. Jamás se conocieron en persona, pero dicen que el presidente sentía un amor platónico por la bailarina y sus transgresiones. Al enterarse de su muerte, movió Roma con Santiago para que en el cementerio, en el que ya no se hacían inhumaciones por falta de espacio, Isadora tuviera su nicho. 

Plutarco

 Es así como la bailarina que danzaba descalza, con el pelo al viento y con movimientos demasiado sensuales para la época, tiene un lugar en el cementerio-panteón-museo donde están enterrados Benito Juárez y otros personajes de la Historia reciente de México. Su historia personal, cargada de tragedias y excesos; de amores escandalosos y, sobre todo, de mucho arte, tiene su cara más desconocida y romántica en México. Por cierto, la lápida del nicho tiene las fechas erróneas: la bailarina nació en San Francisco en 1877 y murió en Niza en 1927.

Isadora baila

Javier Gutiérrez


Javier Gutiérrez es el corresponsal de TVE en México y Centroamérica. Antes de la aventura americana, Javier ha sido coordinador del fin de semana en el Telediario de TVE y ha cubierto información nacional e internacional.
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