La epidemia mexicana, el catarro neoyorquino.
Vuelvo a Nueva York tras unos días en España esperando encontrar la ciudad prácticamente en cuarentena. A estas alturas ya hay en Estados Unidos más infectados que en ningún sitio del mundo y en el barrio de Queens hay cerrados nada menos que 16 colegios. Así que mi imaginación procesa lo visto, leído y escuchado en los informativos españoles y proyecta escenas de pesadilla en la aduana, horas de controles para demostrar que no tienes síntomas, que no te has revolcado entre cerdos, que ni siquiera has probado el jamón aunque vengas de España. Imagino mi maleta desparramada por algún cuartucho del aeropuerto, mascarillas por todas partes….algo parecido a esas imágenes con tanto epíteto que se han difundido de México y que han puesto al país contra las cuerdas del turismo y de tantas otras cosas. Pero resulta que no, que los trámites de aduana son los de siempre y las preguntas también, que no hay controles excepcionales de entrada y, lo que más sorprendente, de salida…que el país más infectado por una epidemia con tantísimos titulares no se va a dejar…ni tiene por qué. Y que cada uno rellene los puntos suspensivos a su gusto.