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La última frontera

    sábado 12.feb.2011    por RTVE.es    4 Comentarios

Rendición del jeque Shamil ante las tropas del zar. 1859.

"Si hubiera usted gustado al emperador, él se hubiera acercado -le dijo un antiguo general-; pero se conoce que le ha admitido a usted sólo por las recomendaciones de sus amigos. Créame que basta que le haya dicho que es usted un patriota liberal para que le cause usted desconfianza y quiera enviarle al Cáucaso". (Juan Van Halen, el oficial aventurero, Pío Baroja).

El comentario no debió de tranquilizar demasiado al militar español Juan Van Halen, al servicio del zar Alejandro I. Huía de la Inquisición y de la corte de Fernando VII por sus intrigas contra el régimen absolutista y la vida le llevaba, en el verano de 1818, hacia un peligroso destino como mayor de un regimiento de Dragones del Cáucaso. Desde finales del siglo XVIII, el Imperio Ruso se había lanzado a la conquista de la última frontera, una región de enormes montañas poblada por tribus indómitas (muchas de ellas de religión musulmana), cuyo control era decisivo para frenar las incursiones turcas y persas.

Allí se iba a encontrar con el general Alexey Yermolov, un genio militar al que Tolstói retrataría más tarde en su obra Guerra y Paz. Yermolov era el hombre del zar en el Cáucaso, el comandante en jefe con poder para hacer y deshacer a capricho. Un héroe para los rusos y sinónimo de destrucción y muerte para chechenos y otros pueblos del Cáucaso, que le recuerdan aún como el terrible Yaarmul, capaz de incendiar aldeas y masacrar a familias enteras.


Yermolov no vería la anexión definitiva de la región, en 1864, pero un fino hilo une sus ofensivas y las de sus sucesores con la actividad de los grupos extremistas musulmanes que hoy operan en la zona. La profunda aversión hacia el poder central se engendró en aquellas campañas, y se reafirmó con las deportaciones masivas de mediados del siglo XIX que Stalin reeditaría en tiempos soviéticos, acusando a los chechenos de colaborar con los alemanes.

Tras la disolución de la URSS, Chechenia -como otras repúblicas- proclamó su independencia, pero Moscú intentó recuperar el control. La primera guerra de Chechenia (1994-1996) finalizó con la retirada de las tropas federales y una autonomía de facto para la región. Pero Moscú volvería a intervenir en 1999 para frenar la expansión de las guerrillas islamistas hacia Daguestán, una dura ofensiva que impulsó la carrera política de Vladimir Putin y en la que los generales rusos, como Yermolov, abonaron aún más las raíces del odio.

Oficialmente la operación antiterrorista finalizó en la primavera de 2009 pero los atentados y los combates se suceden casi a diario en las provincias del Cáucaso Norte. Su dependencia económica de Moscú es total. El paro alcanza a cerca del 50 por ciento de la población activa y la juventud se enfrenta a la falta de expectativas mientras el fundamentalismo religioso gana terreno, sobre todo en Chechenia, Ingusetia y Daguestán.

En sus montañas se refugian rebeldes curtidos en las últimas guerras, agrupados ahora en una organización fantasmal, el Emirato del Cáucaso, supuestamente bajo el mando de Doku Umárov que ha reivindicado la autoría intelectual del atentado contra el aeropuerto de Domodedovo, en el que murieron 36 personas.

La matanza se une a una larga lista de ataques terroristas que, de cuando en cuando, recuerdan a Rusia que aún conserva una herida abierta. Y que, como en tiempos de Juan Van Halen, el Cáucaso sigue siendo la última frontera que escapa al control del poder central.

RTVE.es   12.feb.2011 13:37    

4 Comentarios

Carlos,
Da gusto leer tu texto y sus referencias. Casi cualquier situación geopolítica actual es mera continuación de la historia del siglo XIX y XX, y parece que en el caso del Cáucaso el origen está precisamente ahí.

En mi experiencia personal, he hablado de este tema varias veces con personas en Rusia, personas normales, a las que apreciaba, quería y conocía durante mucho tiempo. Algunos en el trabajo, gente con educación muy avanzada, otras gente sencilla de mi entorno, y la gran mayoría tenía la misma opinión de este tema: Rusia siempre ha intentado ayudar a las repúblicas del Cáucaso, pero ellos han rechazado la ayuda, rechazan la educación, la sanidad y el progreso que les lleva Rusia, y les han llamado cosas que no quiero reproducir aquí.
Al mismo tiempo que reverenciaban a Tolstoi, que alguna de sus obras hablaba de lo mismo que tú en esta entrada, y que se quejaban de las precariedades del estado ruso, hablaban del rechazo checheno al progreso que Rusia les brindaba, y me decían que al ser extranjero no era capaz de entenderlo.
En eso posiblemente tengan razón, porque de verdad que no lo entiendo. A mí la sensación que me da es que Rusia quiere qudarse estos territorios por su riqueza en hidrocarburos, y la situación estratégica, pero ¿qué sabré yo?

No me sorprendería escuchar comentarios de lectores rusos que dijeran que faltas a la verdad o de nuevo al respeto a su país con esta entrada al blog, y que yo lo hago incluso mucho más, y este puede que sea otro de los enigmas rusos. Porque desde que llevo siguiendo este blog, un par de años ya, lo único que veo es respeto y un deseo de comprender un país que aprecian tanto quienes lo escriben como quienes lo leen y comentan.

Espero que tu trabajo te deje tiempo para seguir escribiendo porque lo disfruto mucho.
Un saludo
M

domingo 13 feb 2011, 17:03

Interesante reflexion las que nos pones por aqui, y la verdad, da bastante que pensar y nos ayuda a comprender la situacion acutal.

lunes 28 feb 2011, 21:19

muy buen artículo

domingo 20 mar 2011, 09:57

eres totalmente el tipo de mi hermana mayor, interesante inteligente, atrevido y guapo

lunes 21 mar 2011, 16:25

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Carlos Franganillo

Bio El enigma ruso

Para Sir Winston Churchill, Rusia era “un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma” y puede que la percepción de Occidente no haya cambiado mucho.
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