La marcha del silencio y el silencio de la presidenta
jueves 19.feb.2015 por José Carlos Gallardo 1 Comentarios
La lluvia sobre la Plaza de Mayo tiñó de cierta melancolía el homenaje principalmente silencioso al fiscal Alberto Nisman, fallecido hace un mes. Por otra parte, torrente de críticas silenciosas al gobierno, representado por esa Casa Rosada al otro lado de las vallas defensivas.
“El homenaje a Nisman que incomoda al gobierno”, titula el diario Perfil desde el primer momento. Clarín habla de “funeral popular”. Las frases estaban hechas. La “marcha del silencio”, protagonizada por jueces y fiscales y acompañada por miles de ciudadanos, venía siendo de antemano una declaración de guerra al poder y, de paso, a la impunidad. Aunque, al final, no haya otra mano que la de Nisman apretando ese calibre 22 que no deja huella. Aunque, después de todas las teorías –algunas, peregrinas-, se quede en “suicido inducido”.
LA FAMILIA DE NISMAN, A LA CABEZA
La jueza Sandra Arroyo, exmujer del fiscal, y sus dos hijas en común, estuvieron al frente del tsunami de paraguas que asaltaron pacíficamente la emblemática plaza de Buenos Aires tras recorrer la Avenida de Mayo (con parada simbólica ante la embajada israelí) desde la Plaza de los Dos Congresos, donde Nisman no llegó a presentar en enero la denuncia contra Cristina Fernández por encubrir a Irán en los atentados de hace 20 años. Simple y llanamente, porque moriría de un disparo en la sien… un día antes.
“#YoSoyNisman” fue uno de tantos eslóganes. En Buenos Aires y en otras ciudades del país. Última reunión de los indignados del Kirchnerismo, acostumbrados a salir de vez en cuando a la calle con sus utensilios de cocina para actualizar aquellas viejas caceroladas del corralito.
Una movilización llamativa por la presencia de destacados juristas como Marijuan, Campagnoli, Sáenz… apellidos que suenan entre los argentinos de a pie porque se han enfrentado abiertamente a un ejecutivo, que –precisamente, por eso- no ha dudado a través de sus numerosos portavoces en calificar toda esta movilización de “golpe blando”, de “golpe judicial”.
UN #18F MARCADO EN EL CALENDARIO
Es año electoral. Todos quieren su parte y cada momento es aprovechable. Quedan ocho meses para las generales y el oficialismo, por ejemplo, se siente huérfano de candidatos mientras estudia en qué pedestal colocará a su presidenta.
La siempre debilitada oposición, por su parte, no podía dejar pasar la ocasión. Y, así, se dejó por la lluvia y por los reproches de una ciudadanía que NO entiende que no sepan crear una alternativa.
Políticos ampliamente conocidos como Massa, Macri, Binner, “Pino” Solanas, etc,. intentando hacerse un hueco entre las intenciones de los votantes. Y no faltó Laura Alonso, diputada del PRO, que hace un par de semanas contaba a los medios cómo Nisman en persona le había dicho que “Cristina lo preparó todo”: el encubrimiento, el memorándum de entendimiento con Irán para –supuestamente- paralizar la búsqueda de los responsables del atentado de la AMIA (Buenos Aires, 1994; 85 muertos) a cambio de supuestos beneficios comerciales. Vamos, lo mismo que ha recogido en su denuncia Gerardo Pollicita, el fiscal sustituto que vio razones de peso para imputar a la presidenta el pasado viernes.
Además, este 18 de febrero ha sido el día que se ha incorporado al caso de la imputación el juez Daniel Rafecas, que ha de ser quien ahora la admita a trámite o no… que no es poco.
Y, por si la actualidad no viniese suficientemente cargada, supimos a lo largo de esa jornada de la declaración ante Viviana Fein, la fiscal del caso Nisman, de Antonio Stiuso –alias “Jaime”-, el exespía que colaboraba con el fiscal fallecido y a quien algunos, desde el gobierno, apuntan como el asesino con sed de venganza de toda esta novela negra.
Eso sí, no trascendieron detalles. Y eso sí que es raro.
LA “CONTRAMARCHA” DEL “CRISTINISMO”
¿Y dónde estaba Cristina Fernández, mientras tanto? ¿Mientras Canal7, la televisión pública, ofrecía un debate juvenil sobre… “golpismos”?
Al parecer, siguió la “marcha del silencio” desde la residencia de Chapadmalal. Allí, cerca de Mar del Plata, había recalado tras pasar el fin de semana en el sur, en El Calafate, en su lugar en el mundo. De allí se había trasladado la mañana del miércoles a Zárate, provincia de Buenos Aires, para anunciar el total funcionamiento de la central nuclear que lleva el nombre de su fallecido esposo, el expresidente Néstor Kirchner.
Una comparecencia pública preparada al detalle por la plana mayor del oficialismo -por eso, calificada por algunos de “contramarcha”-, en la que la mandataria apareció con la fortaleza suficiente como para lanzar misiles en forma de palabras: “Somos un modelo que el mundo respeta en materia de Derechos Humanos. (…) Puedo ir a cualquier país y decir que en Argentina impera la ley”. Habrá que entender que “la ley” que a ella, en el caso AMIA, se le está negando. Porque, aún refiriéndose en todo momento al desarrollo de energía nuclear, espetó: “Nosotros no ponemos bombas”. Y quien quiera sacar conclusiones –añade el que suscribe- que las saque.
Entre los “cristinistas”, no faltan los que creen que en el caso Nisman ha habido intervención exterior. Pues bien, ella dijo ayer: “No tenemos que tolerar ser un teatro de operaciones políticas o de inteligencia. (…) No hablo de conspiraciones, sino de intereses de quienes quieren que unos estén subordinados y se enfrentan con gobiernos como éste, que no permite que le marquen la cancha”.
El oficialista Página12 recordaía en sus páginas, además, la pregunta retórica que lanzó la presidenta argentina por cadena nacional: “¿Creen que alguien le puede gritar a esta presidenta?”.
En definitiva, más mensajes entre líneas y ninguna referencia clara y concisa a la verdadera noticia del día. Pero, eso sí, muchos saludos y unas cuantas sonrisas en público.
Al día siguiente, este 19 de febrero, por cierto, cumplió años.
¿Celebración amarga, en privado? Tampoco han trascendido datos.
@_jcgallardo
El agricultor dijo
Me da la sensación de que algo empieza a cambiar en la Argentina de Cristina. Esta marcha silenciosa al menos ha dejado constancia de que no todos los argentinos están de acuerdo con las tesis oficialistas. Vamos a ver en qué quedan las imputaciones. Gracias por seguir informando.