El botón de reinicio

    martes 18.mar.2014    por Dori Toribio    8 Comentarios

La crisis de Ucrania es también un asunto doméstico en Washington. Como suele suceder con tantos capítulos de la política exterior de la Casa Blanca, las tensiones con Rusia están siendo interpretadas en clave nacional y aprovechadas para lanzar ataques políticos contra el presidente Barack Obama. Vienen de voces conservadoras, de momento, en el Congreso y los medios. Reprochan a Obama su debilidad internacional, su falta de liderazgo firme ante Rusia y su tibia respuesta a un antagonista histórico. Ya lo apuntaron respecto a su gestión de las crisis en Libia, Irán y Siria. Pero el volumen de estas voces aumenta ahora, en este espinoso duelo frente a Rusia, que despierta viejos fantasmas y que es ya uno de los grandes retos exteriores que enfrenta esta administración.

La llamada “doctrina Obama”, cuya efectividad sólo la historia será capaz de valorar, es cuestionada por muchos dentro y fuera de este país. Lo que el presidente de Estados Unidos ha definido en más de una ocasión como su determinación a regresar a la mesa de la diplomacia multilateral, lejos del unilateralismo de anteriores gobiernos. “Ya no somos el policía del mundo”, le gusta repetir a Obama. Su estrategia de cautela, prudencia, consenso internacional y liderazgo desde la segunda fila es difícil de encajar para propios y ajenos.

“La respuesta de Barack Obama no podría haber sido más débil”, aseguraba el senador y ex candidato presidencial republicano, John McCain, después de que la Casa Blanca anunciara esta semana sanciones contra once altos funcionarios rusos y ucranianos tras el referéndum en Crimea. “Obama hace que América se vea débil”, escribía antes en un artículo de opinión publicado por el diario New York Times, exigiendo mayor contundencia contra el presidente Putin. “El precio de un liderazgo fallido”, añade hoy el ex candidato republicano, Mitt Romney, en el Wall Street Journal, donde aprovecha para cargar contra la política exterior de Obama y la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton. Algo que otros republicanos están haciendo también, para no dejar pasar la oportunidad de apuntar contra la gran favorita hacia las presidenciales de 2016.

Insisten estos días en recordar aquel momento en el que la administración Obama anunció un nuevo inicio en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. La entonces secretaria de Estado fue la primera en escenificarlo. En 2009, Clinton recibió al ministro de Exteriores ruso, Sergey Lavrov, con un regalo. Una pequeña caja verde envuelta con un lazo, que contenía el mítico “botón rojo”. Al que Washington le había querido cambiar el significado y convertirlo en un “botón de reinicio”. “Me gustaría entregarle este pequeño regalo que representa lo que el presidente Obama, el vicepresidente Biden y yo hemos estado diciendo. Queremos reiniciar nuestra relación y lo vamos a hacer juntos”, explicó Clinton. “Hemos trabajado duro para encontrar la palabra rusa correcta. ¿Es esta?”, preguntó la secretaria de Estado riendo. Lavrov contestó que no. Se habían confundido en la traducción. El pretendido botón de reinicio, cuya palabra en ruso es “perezagruzka”, decía en su lugar “peregruzka”, que significa “sobrecarga”.

 

Hillary-Clinton-Sergei-Lavrov

Aquel mal traducido botón de inicio, al igual que la pisoteada línea roja que Obama trazó ante el gobierno sirio contra el uso de armas químicas, se ha convertido en símbolo fácil de la debilidad exterior del presidente de Estados Unidos en el discurso de la oposición. Pero pese a que dicen saber lo que la Casa Blanca no debería estar haciendo, nadie parece tener una propuesta alternativa y sensata para la gestión diplomática, política y militar de esta crisis.  

Dori Toribio   18.mar.2014 20:01    

El Día del Gran Trozo de Queso en la Casa Blanca

    miércoles 29.ene.2014    por Dori Toribio    2 Comentarios

 

La Casa Blanca celebra hoy el Día Virtual del Gran Trozo de Queso. Y lo hace inspirándose en la gran serie de televisión The West Wing (El ala oeste de la Casa Blanca). En la que el leal jefe de Gabinete del presidente Bartlet, Leo McGarry, Jacksonsolía explicar la historia del queso del presidente Jackson. Quien en 1837, como símbolo de apertura de la Casa Blanca al pueblo, decidió compartir un inmenso queso de 635 kilos de peso y más de 3 metros de diámetro, que le había regalado un agricultor de Carolina del Norte. Convocó a todo aquel ciudadano que quisiera acercarse a degustar un pedazo a la residencia presidencial. Asistieron 10.000 personas. Cuentan que el queso podía olerse en medio Washington. Y que la Casa Blanca quedó impregnada de aquel olor durante años. McGarry citaba como ejemplo a seguir, pese las burlas de todo personaje presente, aquella política de puertas abiertas del 1600 de Pennsylvania Avenue. Y hoy,  la administración Obama toma nota de la sugerencia y celebra su primer Día del Gran Trozo de Queso. Lo hace de manera virtual, eso sí. Pero con el mismo objetivo: acercar los entresijos de la administración a los ciudadanos y abrirles una puerta directa. 

  Cheeseblog

Durante toda la jornada, pocas horas después del discurso del Estado de la Unión del presidente Obama, numerosos miembros de la Casa Blanca responden en Twitter, Facebook y Google Hangout. "La Casa Blanca está abierta a preguntas", dice la convocatoria para la degustación de queso virtual, en la que incluso han participado varios personajes de la serie de televisión. Los ficticios Josh Lyman y William Bailey, junto al actual portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. Todo un homenaje a una de las grandes series de la historia de la televisión... y de la política.

 

 

 

 

Dori Toribio   29.ene.2014 19:36    

Las quinielas republicanas 2016

    lunes 27.ene.2014    por Dori Toribio    2 Comentarios

 

No son sólo los demócratas. Los republicanos también han dado ya su primer paso adelante hacia 2016. Han fijado la Convención del partido en junio, la fecha más temprana desde 1948. Quieren corregir los errores cometidos hace dos años. Las primarias republicanas de 2012 fueron eternas: arrancaron el 1 de enero en Iowa, para culminar los últimos días de agosto en Tampa. Demasiados candidatos, una lucha demasiado sucia y durante demasiado tiempo. El ganador, Mitt Romney, no pudo arrancar su propia campaña electoral hacia la Casa Blanca, ni acceder a los fondos recaudados para ese fin, hasta septiembre. Mientras Barack Obama había anunciado ya su camino hacia la reelección en abril. Una ventaja que los republicanos quieren evitar en el futuro.

Las primarias arrancarán en febrero de 2016 y culminarán en torno al inicio del verano. Poco más sabemos a estas alturas. Pero son muchas las quinielas, que circulan en tertulias y redes sociales.

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Entre los eternos nombres instalados en la prematura rumorología: el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, en cuyas manos se dijo hasta hace bien poco estaba el futuro republicano. Pero este 2014 arrancaba con un escándalo de abuso de poder en su cúpula de gobierno, que se complicaba todavía más con una polémica sobre la gestión de fondos públicos. Quién sabe si Christie sobrevivirá a la tormenta. Dos años en política son una eternidad. Otro nombre a tener en cuenta, el del joven senador de Florida, Marco Rubio, de origen cubano y con cada vez más acento español. Se ha ido perfilando como voz conservadora imprescindible en Washington estos últimos dos años. Tampoco se puede perder de vista a otro eterno presidenciable, Jeb Bush. Pese las insistentes negativas de su madre, Barbara. Su argumento: debe haber más de dos o tres familias que se turnen la presidencia de EEUU. Se refiere tanto a los Bush, como a los Clinton. Razón no le falta.

Las quinielas insisten además en otras dos figuras en ascenso, vinculadas al Tea Party y escenificando la batalla interna que vive el partido republicano: el senador Rand Paul, que ofrecerá la réplica al discurso del Estado de la Unión del presidente Obama. Y el senador Ted Cruz, incansable crítico de la reforma sanitaria y firmante de parte importante del bloqueo fiscal que vive el Capitolio estadounidense. Odiado y admirado a partes iguales, depende del lado del mapa que se mire, no deja a nadie indiferente, eso seguro.

Tiempo hay de sobra, en cualquier caso, para despejar todas las incógnitas y para que nuevos rostros salten a primera línea política. Todo puede pasar. Los republicanos andan todavía perdidos en su propia batalla interna, en busca del alma conservadora. Una búsqueda que aún tiene mucho camino por delante.

Dori Toribio   27.ene.2014 22:35    

Hillary Clinton: del planeta a los tacones

    viernes 24.ene.2014    por Dori Toribio    0 Comentarios

 

Todavía quedan más de dos años para las elecciones presidenciales de 2016, pero  Planet hillary las quinielas llueven ya con intensidad. Y Hillary Clinton es la candidata con mayor fuerza del lado demócrata. Encabeza todas las especulaciones, cálculos, titulares y portadas. Como la del suplemento dominical del New York Times, que convierte esta semana a la ex secretaria de Estado en un planeta algo amorfo y poco elegante, a cuyo alrededor orbitan políticos afines en un espacio exterior sin determinar. Cuando la imagen se dio a conocer, muchos pensamos que era una broma que ni su peor enemigo podría haber diseñado, tachada de dadaísta, irrespetuosa y poco periodística, por recoger los comentarios más tibios. En teoría se inspira en la cinematográfica luna de Méliès. Pero poco han tardado en reproducirse en las redes sociales otras adaptaciones menos románticas.

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Poco antes, la revista Time publicaba otra portada: este tacón de mujer del que cuelga, suponemos que a punto de ser pisoteado, un hombre trajeado, bajo el interrogante: “¿Puede alguien detener a Hillary?”. Por supuesto la imagen O-TIME-570despertó un nuevo debate sobre el sexismo que rondará inevitablemente a cualquier candidata que aspire a ser la primera presidenta de EEUU. De manera más o menos afortunada, ambas portadas vienen a demostrar que Hillary Clinton está en el centro de todas las miradas para 2016 y su influencia aumenta en el universo político estadounidense. Ella asegura que anunciará su decisión a lo largo de 2014, quizás tras las elecciones legislativas de noviembre. En este momento encabeza las encuestas entre los demócratas. Un 65% se decantaría por ella en las primarias. Le sigue muy de lejos un 8% para el vicepresidente Joe Biden. Con este respaldo, parece difícil que Hillary Clinton rechace la nueva candidatura. No tiene sólo el de las encuestas del partido, sino también de las organizaciones que ya están en marcha recaudando fondos y perfilando la futura carrera presidencial. 

El “super PAC” Priorities USA, el grupo de acción política demócrata más influyente del país que fue fundamental en la reelección del presidente Obama, ha anunciado que formalmente apoya la hipotética candidatura de Hillary Clinton y comienza ya a recaudar dinero para eliminar cualquier potencial oponente en 2016. En la cúpula directiva está Jim Messina, quien ya fuera manager de la campaña de Obama 2012. Este anuncio tiene lugar mucho antes de lo que suele hacerse, lo que eleva todavía más el tono de las conjeturas. Cuentan además con “Ready for Hillary”, otro comité de acción política independiente, que surgió poco antes de la salida de Clinton del Departamento de Estado. Hace apenas un año.

Ready for hillary

¿Es demasiado pronto para reiniciar la carrera presidencial? Lo cierto es que Hillary Clinton nunca ha desaparecido de la escena política. Ella misma dijo que quería descansar algún tiempo, dedicarse a su familia y recuperarse tras los sustos de salud que sufrió al final de su cargo, y que podrían ser el mayor obstáculo hacia la Casa Blanca.

Pero poco descansó. Semanas después de abandonar la secretaría de Estado, reaparecía al frente de la Fundación Clinton, con la que está prolongando su trabajo internacional junto al ex presidente y a su hija Chelsea, con también cada vez mayor protagonismo político. Quizás de lo que se trate es de aprovechar el momentum. ¿Por qué desaparecer cuando está en la cresta de la ola? Con las encuestas a favor tras su impecable gestión, Hillary Clinton puede aprovechar su madurez política. Ya no como la ex primera dama de 2008. Sino como la ex secretaria de Estado que más ha viajado de la historia de EEUU. Para ello debe desligarse de la figura de su marido. Y también de la del presidente Obama. Al que por cierto poca gracia debe hacerle que 2016 se esté adelantando tanto y le convierta en un Obama-pasado en lugar del Obama-presente, que aún tiene muchas batallas que luchar y no necesita precisamente perder más liderazgo ante republicanos o demócratas. Hillary Clinton necesita a Obama para hacerse con la nominación demócrata, pero sería mejor distanciarse de su legado para ganar las elecciones. El gran peligro es que su mensaje se perciba como una extensión de cualquier otro. El titular más temido: “la restauración de la era Clinton.” Será difícil ilusionar a los votantes de un nuevo futuro político, más allá de su denso pasado.

Y un último obstáculo hacia la Casa Blanca. El más importante: el asalto al consulado estadounidense en Bengasi el 11 de septiembre de 2012, en la que murió el embajador Chris Stevens. Clinton ya asumió entonces toda responsabilidad respecto a los fallos en la gestión de la seguridad. Pero esta polémica lejos de difuminarse, persiste. Los republicanos no soltarán. Ni ahora, ni en 2016.

Stop hillary

 

Dori Toribio   24.ene.2014 23:21    

El mate de Michelle Obama

    martes 21.ene.2014    por Dori Toribio    2 Comentarios

La primera dama de Estados Unidos acaba de cumplir 50 años, con índices de aprobación en torno al 65%, 20 puntos por encima del presidente Barack Obama. Muy valorada y respetada por los estadounidenses, Michelle Obama dice sentirse cómoda en su limitado papel en la Casa Blanca, respaldando al presidente estos últimos cinco años. Está volcada en la difusión de su campaña “Let’s Move”, para luchar contra la obesidad infantil y promover una alimentación saludable entre los más pequeños.

Una campaña efectiva, pero difícil, en un país donde uno de cada tres niños tiene sobrepeso o es obeso y el gasto sanitario por enfermedades relacionadas con la obesidad es de casi 150.000 millones de dólares al año. En busca de un cambio de hábitos, Michelle Obama aprovecha todas las oportunidades mediáticas para recordar su mensaje: “A moverse.” Y si para ello, tiene que deshacerse del rígido protocolo presidencial, no hay problema. Como demuestra el mate de Michelle Obama aprovechando que  los campeones de la NBA, los Miami Heat, pasaron por la Casa Blanca.

  

 

 

O sus habituales apariciones en los programas nocturnos. Como en el “Late Night with Jimmy Fallon” y el ya legendario vídeo de “la evolución del baile de las madres.”

 

  

 

También junto a Jimmy Fallon protagonizó esta competición deportiva, en los pasillos de la Casa Blanca.

 

  

 

Estos años, hemos visto a Michelle Obama “compareciendo” en Barrio Sésamo, dando paso al Oscar a la mejor película en 2013, bailando junto a Beyoncé o luciendo pantalones cortos (de los que dice arrepentirse) a bordo del Air Force One. Es un cambio de 180 grados respecto a la imagen seria y solemne que muchos criticaron cuando los Obama saltaron al panorama político mundial en 2008. Pero no tienen por qué ser cualidades excluyentes. Tiene una sólida trayectoria profesional, sus capacidades políticas son indiscutibles y, además, es cercana, no tiene miedo a salirse de su papel ni de la burbuja de Washington y tiene sentido del humor. Lejos de tópicos y estereotipos, se agradece la soltura de Michelle Obama ante las cámaras y su disposición a reírse de sí misma. Algo, bien recibido por el público aquí, difícil de imaginar en otras figuras políticas a su altura en cualquier rincón del mundo.

Dori Toribio   21.ene.2014 18:32    

Mandela, Obama y Castro

    martes 10.dic.2013    por Dori Toribio    12 Comentarios

El funeral de Mandela deja imágenes para la historia. El saludo de Barack Obama a Raúl Castro es una de ellas. Un histórico apretón de manos al que se busca ahora un significado político. La Casa Blanca insiste en que fue un gesto de educación, que no estaba planeado.

Obama castro

 
"Hay líderes que alaban a Mandela pero no toleran la disidencia", puntualizaba Obama en su discurso. Pero lo cierto es que los gestos, como las palabras, importan. Pensemos cuánto se especuló con aquel saludo que nunca llegó a ocurrir, entre el presidente Obama y el líder iraní Hassan Rouhani durante la pasada Asamblea General de la ONU en Nueva York. Horas después se despejó la tensión con una histórica llamada telefónica entre ambos líderes, el primer contacto de alto nivel en más de tres décadas y la puerta de deshielo al acuerdo sellado meses después en Ginebra. El saludo entre Obama y Castro, unidos por la admiración a Mandela, un día en el que se rinde homenaje a la reconciliación y al perdón político, y ante las cámaras del mundo entero, despierta esperanzas y recelos por igual. 


Dice la letra pequeña de la historia de EEUU que es coincidiendo con grandes funerales, cuando se han aliviado tensiones políticas que parecían abocadas a la eternidad. Eisehower y Truman dejaron a un lado sus rencores tras el funeral de Kennedy, en 1963. Compartieron coche hacia el servicio religioso y de vuelta a casa desde Arlington. Truman invitó a los Eisenhower a tomar una copa y sopesando la trágica muerte de aquel joven presidente, enterraron el hacha de guerra. También Ford y Carter en 1981, de camino al funeral del presidente de Egipto Anwar el-Sadat. Y en 2005, George W. Bush invitó al ex presidente Clinton a bordo del Air Force One para asistir al funeral del papa Juan Pablo II. Durante el trayecto hablaron de política y comenzó una amistad y colaboración solidaria que continúa aún hoy.


En esta ocasión, viajaban a bordo del Air Force One los Obama, los Bush y Hillary Clinton. Quién sabe de qué hablarían Obama y Bush durante 18 horas de trayecto, sólo de ida. No hay sintonía entre ambos, pero sí respeto. "No creo que sea bueno para un país que un ex presidente critique a su sucesor", decía Bush hace unas semanas, en uno de los muy pocos momentos en los que ha roto su silencio político junto a la estrella televisiva de medianoche Jay Leno. Quizás hayan encontrado algún punto en común de camino a Sudáfrica, al compartir un momento histórico. Bajo la atenta mirada de la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton. Ella tiene una teoría: cuánto más tiempo pasa un presidente en el Despacho Oval, más simpatía siente por sus precedesores. Qué mejor momento para mirar con otros ojos al pasado.

Según relataban los asesores de Obama después, a bordo del vuelo todos los presentes compartieron sus recuerdos de Madiba. Su muerte ha abocado a EEUU a una profunda reflexión. Cuál es su influencia en la historia de la lucha de los derechos civiles del país, en la clase política, en la construcción presidencial de Barack Obama. La relación de los presidentes de EEUU con Nelson Mandela en las últimas cinco décadas, dibuja a la perfección la evolución de los demonios internos con los que ha luchado y lucha este país. De la Guerra Fría, la defensa de los gobiernos del apartheid, los discursos de terrorismo y comunismo de Truman o Reagan, la inclusión de Mandela en la lista de terroristas del Departamento de Estado hasta 2008... hasta hoy: en la Casa Blanca, el primer presidente afroamericano de EEUU, que confiesa no poder imaginarse su vida sin el ejemplo de Madiba. Y promete hacer lo que pueda por seguir aprendiendo de él, porque un hombre puede marcar la diferencia y "todo parece imposible, hasta que se hace."

Dori Toribio   10.dic.2013 23:25    

Newtown: nunca sabremos por qué

    martes 26.nov.2013    por Dori Toribio    2 Comentarios

La fiscalía del estado de Connecticut ha publicado las conclusiones de la investigación sobre el tiroteo que hace casi un año partía el corazón de este país: 20 criaturas y 6 adultos eran acribillados en la escuela de primaria Sandy Hook, de Newtown. Adam Lanza actuó en solitario y la investigación apunta levemente a  desequilibrios mentales y una obsesión por otros asesinatos masivos, como el de Columbine en 1999. Pero concluye que nunca sabremos por qué lo hizo. Como tantas otra veces. Nunca entenderemos el por qué. Si es que alguna vez hubo algo que entender...

Tras la tragedia de Newtown, se dijo que las cosas cambiarían. Que aquel era el punto de inflexión. Que pocos tiroteos habían sacudido tanto las conciencias. Que aquellas portadas con las fotos de 20 niños inocentes serían difíciles de olvidar. Aquellos días hicimos periodismo con lágrimas. El presidente Barack Obama compareció sin poder contenerse, asegurando que era el día más duro de su presidencia y prometiendo una ley por un mayor control de armas. La opinión pública se volcó a favor de la prohibición de las armas de asalto en manos privadas y los cargadores de alta capacidad. Pero la Asociación Nacional del Rifle propuso a cambio profesores y policías armados en las escuelas para detener a “los malos”. Y la propuesta legislativa quedó atrapada en un Congreso sin salida.

Nada ha cambiado un año después. Alrededor de 8.000 personas han muerto en los primeros 9 meses del año. Cada hora se producen tres muertes por armas de fuego. En EEUU hay unos 300 millones de armas en manos privadas. El acceso es fácil. El control de antecedentes o historial médico, insuficiente. Y la regulación cambia dependiendo del lugar en el que se compre, posea o utilice el arma de fuego. Es un debate imposible, oscurecido por un entramado de factores políticos, económicos, sociales e históricos. La cultura de las armas es parte de la fundación de este país. La Segunda Enmienda de la Constitución es intocable. Y tienen razón los que dicen que la gran mayoría son responsables. Pero en la otra cara están el sentido común y las cifras. Los graves sucesos, los asesinatos múltiples, los sustos casi diarios. Ayer la Universidad de Yale, también en Connecticut, se mantenía toda la mañana cerrada en busca de un hombre armado. Horas después, respiros de alivio tras momentos de pánico. He perdido la cuenta de cuántas alertas van ya en los últimos meses. Son ya demasiadas. Demasiados muertos. Demasiadas lágrimas.

Dori Toribio   26.nov.2013 00:20    

La voz de tus padres, por primera vez

    viernes 21.jun.2013    por Dori Toribio    1 Comentarios

 

Grayson tiene 3 años. Nació sin el nervio coclear, que conecta las ondas autidivas del exterior con el cerebro. Era sordo desde su nacimiento. Ha sido el primer niño de EEUU en recibir un implante autidivo de tronco cerebral, limitado hasta ahora a adultos, como explica la cadena de televisión CNN. Cuenta su padre que es "lo más increíble que ha visto nunca." Y que Grayson está empezando a descubrir la música... y la radio... 

En este vídeo quedó grabada para siempre la sorpresa del pequeño al escuchar por primera vez la voz de su padre.

 

 

Dori Toribio   21.jun.2013 15:03    

"Si empiezas en Viena, conquista Viena."

    domingo 16.jun.2013    por Dori Toribio    3 Comentarios

 

Lo decía Napoleón. Que no hay duda está en las antípodas de Barack Obama. Después de escuchar esta cita en varias tertulias dominicales esta mañana aquí, certifico que las críticas llueven sobre la prudencia internacional del actual presidente de EEUU. Una vez más.

Esta que empieza puede ser la semana de Siria. Washington ha confirmado que ya tiene pruebas sólidas sobre el uso de armas químicas por el régimen de Bashar Al-Assad. Y que la respuesta la consensuará con el G8 y la ONU estos próximos días. Dos años, 93.000 muertos (según la ONU) y meses de investigación después. La confirmación pública de la Casa Blanca llegaba en el más raro de los formatos: era el segundo de seguridad nacional y en conferencia telefónica quien aseguraba que Assad "ha cruzado la línea roja". Ni rastro de Obama. Pese a su año de intensas advertencias sobre el peligro que supondría traspasar esa línea imaginaria trazada inicialmente por su administración. Y en medio de la polémica sobre la filtración del programa de vigilancia de comunicaciones ciudadanas del gobierno estadounidense.

Lejos de cualquier cortina de humo, Obama no tiene claro qué hacer con Siria. Y esa indecisión de estos últimos dos años, se ha dibujado también en la manera en la que anunció que ha cambiado de postura. Se resiste a cualquier intervención. Cree que puede ser un error. No quiere precipitarse a otra guerra cuyo éxito y finalidad acabe entre interrogantes. Como ha repetido sin inocencia durante su primer mandato, quiere pasar "al lado bueno de la historia". Quiere ser el presidente que puso fin a una década de guerras en el mundo, no el que inició nuevos conflictos. "Ya no somos el policía del mundo" nos dijo ya hace un par de años respecto a Libia, en un discurso que marcó el cambió de su estrategia exterior desde Fort McNair. Donde puso negro sobre blanco la llamada doctrina Obama. Una filosofía de defensa que combina la prudencia, el multilateralismo diplomático y la crisis económica. EEUU ya no se puede permitir nuevos conflictos, tras una década de sangría en Irak y Afganistán. Humana y económica. Pero de la prudencia a la debilidad hay un pequeño paso. Y la factura puede ser histórica.

Obama ha acabado cediendo tímidamente a las presiones respecto a Siria. No son sólo las armas químicas. Es el avance militar del régimen de Assad, la injerencia de Hizbulá y Al Qaeda, Irán reclamando su papel y Rusia insistiendo en sus eternas diferencias con EEUU. También han sido meses de presiones en casa. El ex presidente Bill Clinton no dudaba en pedir a la administración mayor decisión y acción hace unos días, utilizando la palabra "lame", en algún lugar entre "floja" y "patética" si no cumplía con sus advertencias. "No podemos asistir impasibles a esta brutalidad", reclaman los republicanos en el Congreso. Celebran que Obama haya dado un paso adelate, al tiempo que manifiestan sus reservas sobre si es demasiado tarde y si armar a los rebeldes es suficiente.

Obama sigue sin decir esta boca es mía. Parece esperar a que las piezas se recoloquen solas en el tablero geopolítico. Recabar todo el apoyo posible y dejar que otros ocupen la primera fila. "Leading from behind." Liderar desde atrás, frase que se le atribuye aunque él insiste en que no es suya. Y que tantas críticas le ha generado en Washington. Un liderazgo débil y una pérdida de poder americano en el mundo, dicen algunos. Un respeto a la comunidad internacional y al juego multilateral que se había perdido durante la anterior administración, dicen otros. Obama asegura que el liderazgo estadounidense es el mismo. Lejos del puño sobre la mesa, sentado ante las reglas del juego multilateral. Lo hizo con Libia. Parece querer hacerlo ahora. Pero es la palabra de Obama la que está en duda. Suya es la "línea roja que no debe cruzar" el régimen sirio. Y sobre sus hombros el peso de la mirada de Irán. Al Qaeda. Rusia. Pendientes de si cumple su advertencia. Obama se enfrenta a la eterna dicotomía de la primera potencia del mundo. Haga lo que haga, soportará críticas. Si interviene, ya está otra vez EEUU... Si no da la orden, deja morir a inocentes... Si la da, ha tardado demasiado... El peor de los arrepentimientos es el de "no hacer nada" repite siempre Clinton, cuando confiesa que Ruanda fue su gran error. Obama se resiste a encajar en lo que muchos esperan del manual de un presidente de EEUU. Entre la decepción, la sorpresa y la duda de si ese nuevo liderazgo es en realidad debilidad y doble discurso. Pero es la historia lo que él tiene en mente. Y Siria puede convertirse en la gran prueba de su presidencia.

Dori Toribio   16.jun.2013 18:28    

¿George W. Obama?

    martes 11.jun.2013    por Dori Toribio    2 Comentarios

 

George W ObamaEsta fotografía circula como la pólvora por internet, después de que el Huffington Post la utilizara en su portada digital el pasado fin de semana. Una fusión de los rostros George W. Bush y Barack Obama, simbolizando esas críticas que golpean al actual presidente de EEUU por continuar con las prácticas de vigilancia de comunicaciones que se diseñaron durante la anterior Administración bajo el amparo de la Ley Patriota, firmada tras los atentados del 11S.

 

 Los programas secretos del gobierno estadounidense filtrados al diario The Guardian por Edward Snowden ponen entre interrogantes muchos de los valores que tanto se ha empeñado en predicar el presidente Obama. Y renuevan un debate que hace mucho tiempo tenemos pendiente: Qué poder queremos darle a los gobiernos en nombre de la seguridad y hasta dónde estamos dispuestos a ceder nuestros derechos individuales, más allá de las incomodidades en los aeropuertos. También plantean una oportuna reflexión sobre el papel de los medios de comunicación en las filtraciones de secretos de estado. Wikileaks no culminó el debate que pretendía. La historia dirá si lo logra Snowden , cuando la balanza se decante del lado del héroe o el traidor.

 

Insiste la Casa Blanca en son programas legales y eficaces, como herramientas en la lucha contra el terrorismo. Que nadie está escuchando nuestras llamadas o leyendo nuestros correos. Que los programas son regulados por las tres ramas del Gobierno y quedan justificados bajo leyes firmadas dentro del Patriot Act de 2001, renovadas una y otra vez, sin que a nadie le temblara el pulso ni los medios hicieran el más mínimo ruido. Desde la cláusula empresarial de la Ley Patriota que obliga a las empresas a entregar a las autoridades archivos que estén en el marco de la seguridad nacional. A la Ley de Supervisión de Inteligencia Extranjera bajo la que opera el programa PRISM, de acceso a información de usuarios de nueve grandes compañías de internet.

 

Pero todo ha ocurrido a espaldas de los ciudadanos. Pese a que no era difícil intuir que aquella Ley Patriota abría la puerta a todo lo que ha venido después, y mucho, como explica el Congreso, ya lo sabíamos…  es grave el componente de secretismo extremo para continuar con unas prácticas y estructuras que vulneran la privacidad en nombre de la seguridad y que Obama fue el primero en señalar cuando el sujeto activo era la Administración Bush. En 2007, aquel senador de Illinois prometía revisar palmo a palmo los programas de inteligencia, acabar con las interferencias innecesarias en la privacidad ciudadana y con todo lo que vulnerara la Constitución. En 2010, renovaba la Ley Patriota.

 

Defender a Obama en este instante es difícil. Por la larga lista de contradicciones que se acumulan entre su mandato y su palabra, que debilitan su liderazgo político. Desde su programa de drones entre líneas morales difusas, al escándalo de Hacienda por el intenso escrutinio fiscal a miembros del Tea Party, a la sucesión de polémicas por el registro de llamadas a la agencia AP primero, a cientos de miles de clientes de Verizon después y por último, a millones de usuarios de internet en el mundo. Nos aseguraba Obama en su último gran discurso sobre política exterior, de seguridad y defensa que la guerra contra el terror, como todas las guerras, debe terminar. Y que se vulneraron demasiados derechos ciudadanos en su nombre. Pocos días después saltaban los últimos escándalos de vigilancia de comunicaciones.

 

Lo que tampoco es justo convertir al presidente en el paradigma de todos los males democráticos. Ni someterle a comparaciones poco precisas. Es muy larga la cadena de mando en cuestión de defensa e inteligencia. Y éste es el mismo Obama que, entre otras cosas, firmó al llegar a la Casa Blanca el fin de las torturas y las cárceles secretas, sustentadas por la filosofía de la guerra contra el terror. Tendemos a pasar a los extremos. Elevamos a alguien a un pedestal casi divino para poco después y con la misma rapidez, enviarle a los más oscuros infiernos. Olvidamos la gama de grises que queda en el camino y que en su día contribuimos a elevar a un endiosamiento imposible a aquel candidato presidencial que carga hoy con el peso de las grandes expectativas. Que nadie se equivoque. Él fue el primero en diseñar su campaña electoral sobre la premisa del voto emocional del cambio y la esperanza. Esa ilusión se pierde tan rápido como se gana y así lo demostraron las inestables encuestas hacia su reelección el pasado 6 de noviembre, tras una eterna batalla contra un candidato hoy casi olvidado.

 

Hoy, estos programas de vigilancia ciudadana no se parecen mucho al cambio prometido. Casi 12 años después del 11S, esta vigilancia masiva tiene dudoso sentido práctico y moral. Para muchos estamos ante una interpretación excesiva y forzada de la Ley Patriota, con un volumen incomprensible de interferencia del gobierno en datos de ciudadanos de todo el mundo, un intenso foco en los extranjeros y todo protagonizado por el mismo político que en 2007 aseguraba que “la administración de Bush planteaba una falsa elección entre las libertades de las que disfrutamos y la seguridad necesaria.”

 

Hoy, Obama confiesa que “era escéptico con aquellas políticas” pero que ha comprendido que ayudan a prevenir actos terroristas. De la misma manera que en Charlotte nos dijo, en aquel discurso que ponía en escena su candidatura hacia la reelección, que “antes era joven, ahora soy Presidente.” No es justo para los que creyeron en el cambio y la esperanza. Es contradictorio y peligroso, porque el valor de su palabra queda en el aire. El mismo aire que sustenta la temida burbuja en la que algunos presidentes se refugian al llegar a la Casa Blanca.

 

 

Dori Toribio   11.jun.2013 00:05    

Dori Toribio

Bio Desde USA

Llevo más de 10 años trabajando en RNE. Ahora, descubriendo EEUU, como corresponsal en Washington. Este país también vive la radio pública con pasión. Y lo ha hecho a lo largo de su historia. El presidente Franklin Roosevelt allá por la década de los 30, inició sus “Charlas junto a la Chimenea”. Se dirigía por radio a los ciudadanos estadounidenses. Tono íntimo, palabras tranquilas, mensajes de confianza. Nunca hubo ira, ni chistes malos, ni uno tono más alto que otro. Se ganó a la opinión pública, pese al difícil momento político, sacando a Estados Unidos de la Gran Depresión, poniendo en marcha el New Deal y anunciando una Segunda Guerra Mundial. “JUNTOS NO PODEMOS FRACASAR”, fue su mensaje.
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