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LA FÓRMULA RYAN

    domingo 19.ago.2012    por Dori Toribio    0 Comentarios

El partido republicano está listo para su convención. Dentro de una semana en Tampa, se pondrá en escena política la fórmula republicana para las elecciones presidenciales del 6 de noviembre: el ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, estará acompañado por el congresista de Wisconsin, Paul Ryan, como su candidato a la vicepresidencia de EEUU.

ROMNEY-RYAN

Esta apuesta por Paul Ryan marca el rumbo y el tono de una campaña adormecida, entre los calores de agosto y los golpes bajos electorales. Con un perfil político plagado de fortalezas y debilidades, Ryan es para algunos una apuesta demasiado arriesgada. Para otros, el complemento perfecto del moderado Mitt Romney.

 

ENERGÍA RENOVADA

Paul Ryan no era el finalista de las quinielas. Según las encuestas, es todavía un desconocido para gran parte de los estadounidenses. Pero cuenta con una larga trayectoria parlamentaria y la aprobación mayoritaria del partido. Los actos de campaña vuelven a estar repletos y las bases republicanas parecen haber recobrado la energía perdida. La decisión tardó en llegar, por el temido efecto Palin: la elección de la gobernadora de Alaska en 2008 despertó ilusión y agitación mediática, pero también graves errores políticos que para muchos llevaron a la derrota de John McCain.

Tras días de rumores, Romney se decantaba por el joven Ryan. Tiene 42 años, más de una década de carrera parlamentaria, es uno de los favoritos del ultraconservador Tea Party y es presidente del comité de presupuestos en el Congreso. Un perfil marcadamente económico, para el etiquetado ya como el arquitecto ideológico del partido republicano: líder en fiscalidad y presupuestos y un apasionado defensor de los drásticos recortes del déficit, la intensa austeridad económica y menos impuestos para menos estado. El discurso de Ryan apela a la primera preocupación de los estadounidenses, centrando la campaña en la economía y el empleo. Y convirtiendo la agenda económica “fracasada” del presidente Obama, dice insistentemente Ryan, en el centro de los ataques republicanos. La ecuación es sencilla: “Obama se ha convertido en parte del problema. Y Mitt Romney es la solución”.

Después de semanas de campaña estancada en los golpes bajos entre Obama y Romney, la aparición de Ryan da a la prensa otra perspectiva sobre la que abordar estas elecciones. Se renuevan editoriales y tertulias. Se rescata la espinosa reforma sanitaria y el modelo de seguridad social. La campaña entra en la arena de la fiscalidad y el tamaño del estado, el eterno debate incrustado en los orígenes de este país y presente en la calle, lejos de la alta filosofía política.

 

ROMNEY-RYAN: ¿COMPLEMENTARIOS?

Dice la tradición no escrita que las candidaturas tienden a ocupar el territorio de centro político y que la figura vicepresidencial no atrae directamente votos, pero sí completa la fórmula electoral. Paul Ryan, nacido en Janesville, Wisconsin, representa un perfil más conservador que el de su titular. Quizás sea eso mismo lo que convierte los cálculos en complementarios: Católico, para aquellos que recelan de un candidato mormón como el ex gobernador de Massachusetts; Joven, con carrera brillante en el grupo parlamentario republicano, lo que ha despertado el debate de la regeneración del partido; Y enlaza en las raíces del Tea Party, poniendo sobre la mesa el debate del modelo de Estado que quieren los estadounidenses. Más o menos gobierno, impuestos y representación.

Después de una legislatura plagada de desencuentros dentro del grupo republicano en el Congreso y de crisis originadas en la polarización de los escaños del Tea Party, esta apuesta lanza también un mensaje de anhelada unión interna. Y lanza un guiño a esas encuestas que aseguran que la mitad de los votantes republicanos simpatizan, apoyan o participan activamente en el Tea Party. Un movimiento que lejos de la cohesión, aúna diversos grupos sociales, económicos y geográficos. Un movimiento complejo con muchas diferencias y una base común: nació de la frustración ante el desempleo y la crisis económica. Rechazan el derroche presupuestario que asfixia al déficit fiscal. Se sienten poco representados por “Washington”. No importa el color político, creen que sus políticos están alejados del pueblo. Y prefieren una reducción del tamaño del estado, para que intervenga lo menos posible en sus vidas. Postulados plagados de contradicciones, que se tornan aún más confusos cuando el Tea Party entra en el territorio de la moralidad y exige “restaurar los valores de América”. Pero el debate original es el del Estado y el individuo, y ahí es dónde Paul Ryan enlaza a la perfección, recogiendo el malestar de cientos de miles de estadounidenses que miran con recelo una capital política que sienten cada día más lejana.

Bumper-sticker-romney-ryan

 

 

MOVILIZACIÓN

La elección de Paul Ryan parece dar una inyección de energía al electorado republicano. Los expertos se preguntan ahora qué pasará con el votante independiente o el más moderado. ¿Se sentirán desanimados ante un perfil conservador? ¿Alentará esta decisión también la movilización del votante demócrata, sucumbiendo al mensaje de Obama: representan una vuelta atrás, a las políticas del pasado… ?

La campaña republicana insiste en subrayar las bondades de su candidato a vicepresidente. Duerme en el Congreso, para aprovechar al máximo su jornada laboral los días que está en Washington. Representa los valores de la superación. Su padre murió siendo él adolescente (Ryan tenía 16 años cuando lo encontró muerto en su casa tras un ataque al corazón) y trabajó duro para sacar a su familia adelante. Una familia acomodada, eso sí, de larga tradición en Wisconsin desde los tiempos de la fundación de Janesville. Casado, padre de tres hijos, su esposa Janna Ryan está licenciada en español y pertenece a una saga de abogados con profundos lazos demócratas.

Su candidatura ha despertado palabras de admiración desde las gradas republicanas y demócratas. Sus ojos azules podrían ser presidenciables. Y su discurso plantea desde hace varias legislaturas soluciones, negro sobre blanco: Recortes sociales y planes fiscales extremadamente radicales, para muchos. Acciones concretas contra un estado exagerado, para otros.

El capítulo de estas elecciones estadounidenses 2012 aún está por escribir. Los protagonistas ya están perfilados. El camino, trazado a la perfección. El final se desvelará en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Y la trama se oscurece con un porcentaje: 50%, la media de la abstención electoral en EEUU durante las últimas décadas.

Dori Toribio   19.ago.2012 05:16    

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Dori Toribio

Bio Desde USA

Llevo más de 10 años trabajando en RNE. Ahora, descubriendo EEUU, como corresponsal en Washington. Este país también vive la radio pública con pasión. Y lo ha hecho a lo largo de su historia. El presidente Franklin Roosevelt allá por la década de los 30, inició sus “Charlas junto a la Chimenea”. Se dirigía por radio a los ciudadanos estadounidenses. Tono íntimo, palabras tranquilas, mensajes de confianza. Nunca hubo ira, ni chistes malos, ni uno tono más alto que otro. Se ganó a la opinión pública, pese al difícil momento político, sacando a Estados Unidos de la Gran Depresión, poniendo en marcha el New Deal y anunciando una Segunda Guerra Mundial. “JUNTOS NO PODEMOS FRACASAR”, fue su mensaje.
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