"Se acabó. Lo tenemos"

    sábado 20.abr.2013    por Dori Toribio    4 Comentarios

"We got him" lanzaba en twitter el alcalde de Boston, Tom Menino. "Lo tenemos". Así confirmaba tras 24 horas de persecución y búsqueda, la captura del segundo sospechoso que había mantenido en jaque a Boston durante todo un día de cierre de la ciudad.

BOSTON GLOBE

 

"El final de la pesadilla" se lee en las portadas de los diarios de Massachusetts hoy. Boston respira. Libera la tensión acumulada en "una muy dura semana" reconocía el presidente Barack Obama desde la Casa Blanca.  

También pedía reflexión y precaución a todos. Que nadie se lance a conjeturas aceleradas por las prisas "estos tiempos de periodismo instantáneo, twitter y blogs". Que nadie juzgue a todo un colectivo por lo que ha ocurrido. Son muchas las preguntas sin respuesta. La mayoría incomprensibles. "¿Por qué un joven que ha crecido y estudiado en EEUU ha llegado hasta este punto de violencia?" se preguntaba Obama. La mirada, exhausta.

Esta semana "hemos visto lo mejor y lo peor de la conducta humana" decía el secretario de estado, John Kerry. Entremezcladas, líneas de héroes y de villanos. No ha sido sólo Boston. También la explosión en la planta de fertilizantes de West, Texas. Y la semana en la que la ley de control de armas ha sufrido un importante revés en el Senado y hemos vuelto a ver asomar las lágrimas de las familias de las víctimas de la masacre en la escuela Sandy Hook de Newtown, cuatro meses después. Aún no entienden por qué. Por qué acribillaron a 20 niños de 5 y 6 años, dejando un rastro de sangre y entrañas propio de una zona de guerra. Cuando este país tragaba todavía ese duelo, "el peor día de mi presidencia" en palabras de Obama, dos bombas confeccionadas para amputar extremidades estallaban en el maratón de Boston. Símbolo centenario de convivencia, solidaridad y orgullo deportivo de la noble ciudad. Sé que éstas no han sido las únicas víctimas de estos días en todo el mundo. Sé que han acaparado mayores titulares. Pero no comparto bajo ningún concepto debates sobre categorías de víctimas. Todas lo son. Y esta última semana, una de las más oscuras que se recuerdan en este país.

Dori Toribio   20.abr.2013 14:42    

Boston llora

    martes 16.abr.2013    por Dori Toribio    1 Comentarios

 

Un familiar del pequeño Martin Richard, de 8 años, una de las víctimas fallecidas en Boston, cuenta cómo se le rompió el corazón al escuchar las noticias sobre la muerte de un niño en las explosiones ante la línea de meta del maratón de la ciudad. "Se me rompió el corazón por su familia. Después me enteré de que era la mía". Martin estaba esperando a su padre, uno de los corredores, para darle un abrazo de victoria.

Obama ha hablado hoy por primera vez de terrorismo. Pero no hay ni rastro de la autoría de estos ataques. Ni quién, ni por qué. Sí hay un largo rastro de sangre, banderas a media asta y la solidaridad del pueblo de Boston, orgulloso de su hospitalario maratón centenario.

Una imagen, sin palabras: la viñeta editorial del Boston Globe de hoy.

 

Boston Globe cartoon (marathon attack)

Dori Toribio   16.abr.2013 20:15    

Washington está de moda en las series

    domingo 14.abr.2013    por Dori Toribio    3 Comentarios

 

El vicepresidente de EEUU Joe Biden ha recibido a la actriz Julia Louis-Dreyfus en su despacho en la Casa Blanca. Incluso compartieron silla.

Artworks-000045356136-0slrmu-crop    Ella interpreta a la ficticia vicepresidenta, Selina Meyer, en la aclamada serie de televisión "Veep". Hace unos meses, Biden llamó por teléfono a la actriz tras recibir el Emmy por la serie, pero tuvo que dejar el mensaje en el contestador. Estaba muy ocupada, dijo ella entonces. Él extendió una invitación a la Casa Blanca después.

    Los dos vicepresidentes juntos, reían los titulares. Al confirmarse el encuentro, me pregunté si será tan buena la serie. No me ha dado tiempo a ver "Veep" todavía. Tampoco “House of Cards”, de la que todo el mundo habla ahora, con un maquiavélico Kevin Spacey encarnando lo más bajo de la política estadounidense, entre algún que otro tópico más. No hay manera de ponerse al día con todas las series aquí. Cada vez hay más, mejores y tienden casi con obsesión a centrar su trama y escenario en Washington.

             1349884247311_Xfinity_Homeland_1280x640_Overlay_640_320                                                                                Desde la extraordinaria “Homeland” sobre las oscuridades de la lucha contra el terrorismo y los pasillos de la CIA, de la que el presidente Obama es fan declarado, mientras todos esperamos con ansiedad su tercera temporada. A “Scandal” que sigue ganando audiencia, retratando la gestión de crisis al más alto nivel, pasiones presidenciales incluidas, de las que Bill Clinton ha confesado no perderse ni un capítulo. O “1600 Penn”, sobre una disfuncional familia presidencial cuyo creador es el ex escritor de discursos de Obama, Jon Lovett. O “Game Change”, la premiada miniserie que retrata la ascensión y caída de Sarah Palin en las elecciones de 2008, producida por Tom Hanks y basada en el libro del mismo título. Para terminar por la gran pantalla, con la lista de películas que en la pasada temporada de premios mostraban algún rincón de la capital política estadounidense, en diferentes épocas: “Lincoln”, “Argo” o “Zero Dark Thirty”.

Los que saben de estas cosas apuntan a un efecto Obama como origen del interés de las audiencias por los entresijos de Washington. Otros ven en la polarización partidista que vive este país la fuente perfecta de inspiración a la hora de escribir un guión televisivo o cinematográfico. Que la realidad supera la ficción es algo que estamos viviendo con demasiada frecuencia en los últimos tiempos…

Parece que la moda acaba de empezar, además. Los rumores aseguran que el director de discursos de Obama, Jon Favreau, deja su cargo para seguir también los caminos de Hollywood. Y entre las próximas apuestas de las grandes cadenas de televisión suenan títulos como “White House Confidencial”, “Alpha House” o “White House Down”.

WestWing1    Claro que el listón está muy alto. Imposible no recordar cuando uno escucha los primeros acordes de las actuales sintonías televisivas, la insuperable “The West Wing” (El Ala Oeste de la Casa Blanca). Esta ciudad la tiene en su memoria reciente, pese a que han pasado ya 14 años de su estreno. Aún recuerdo cuando durante la pasada crisis fiscal navideña en el Congreso, los periodistas estadounidenses se preguntaban en el pasillo si Obama llegaría andando en cualquier segundo desde la Casa Blanca, como ya hiciera el presidente Bartlet una década antes, en uno de los tantos episodios que años después han resultado calcados en la vida política de Washington.

Dori Toribio   14.abr.2013 17:41    

Los últimos cubanos de Guantánamo

    martes 9.abr.2013    por Dori Toribio    12 Comentarios

Guantánamo ya no genera grandes titulares. No lo hacen los 11 años de oscuridad jurídica, territorial y humana en los que sigue sumido el centro de detenciones de la base naval estadounidense. No lo hacen los 43 presos en huelga de hambre desde el mes pasado, como protesta por las condiciones de su encierro. Tampoco la jubilación de los dos últimos trabajadores cubanos en Guantánamo. Su historia merece estas líneas porque es la de décadas de relación entre EEUU y Cuba. Su historia es una más de la larga lista de contradicciones que permiten la existencia del centro de detenciones en la isla cubana y el despropósito en el que se ha convertido once años después semejante limbo territorial, jurídico y humano.

Harry Henry, de 82 años, y Luis La Rosa, 79, cruzaban a diario desde hace más de cinco décadas la puerta noreste que separa a Cuba de EEUU. Una hora de autobús y dos garitas entre dos kilómetros de tierra de nadie, que caminaban cada día desde 1960. Las dos únicas personas en el planeta que podían hacerlo. Un estatus legal único. “Siento que vivo entre dos mundos” confesaba Harry durante la ceremonia en la que se formalizó entre aplausos y honores su jubilación.

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La existencia de la prisión se explica, entre otras cosas, por el lugar en el que se encuentra. 117 kilómetros cuadrados de tierra y agua, arrendados desde que España perdiera la guerra de Cuba, mediante un contrato que cedía el control y jurisdicción sobre la Bahía de Guantánamo a EEUU. Este contrato quedó en interrogantes tras la Revolución Cubana y la ruptura de las relaciones diplomáticas entre los dos países. Pero sólo podía romperse si ambas partes así lo decidían. Washington se negó, citando el Tratado cubano-estadounidenses de 1903. La Habana habla desde entonces de territorio ocupado e ilegítimo. Dejó de suministrar agua y electricidad y se niega a cobrar el alquiler anual fijado hace un siglo en 4.085 dólares del Tesoro.

Más de 3000 cubanos trabajaron durante décadas en la base naval estadounidense, que ofrecía mejores condiciones laborales y salariales. Cuando se rompieron las relaciones diplomáticas entre EEUU y Cuba, se detuvo la contratación pero no se despidió a los que ya trabajaban dentro. Muchos decidieron quedarse a vivir en la base. Otros, cruzar a diario ese portón que les separaba de sus familias, asumiendo un largo y difícil camino.

Hoy quedan unos 60 cubanos ya jubilados en la base naval. La media supera los 70 años. Viven en un grupo de casitas blancas y agradecen con el corazón las visitas. Pasamos con ellos hace ya algunos años una tarde de café, recuerdos y lágrimas. Algunos nunca regresaron a Cuba porque no pudieron. Otros no han vuelto porque hay que encadenar varios vuelos, pasando por Miami primero, y “ya no tienen edad” nos contaban… Llevan décadas sin ver a sus familias pese a que viven a pocos kilómetros de esa puerta noreste. Y presumían de Harry y Luis, con los que no pudimos hablar precisamente por ese estatus legal único del que disfrutaban. Entraban a EEUU cada amanecer, para regresar a Cuba al caer la tarde. Ya no lo harán. Ni ellos ni nadie.

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Se jubilaron con la llegada de 2013 con todos los honores militares, después de una vida entera dedicada a trabajar en la base estadounidense. A la que se añade otra sombra más: cómo resolver el complejo modo de pagar sus pensiones. De EEUU a Cuba, sin violar el embargo.

Henry y Luis han escrito el último episodio. Dentro de una historia de desencuentros y contradicciones que aún no tiene final. Pero sí muchas voces. Aquí os dejo algunas.

 

Audio:  Cubanos en Guantánamo

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

Dori Toribio    9.abr.2013 21:50    

La vuelta al cole de Malala

    miércoles 20.mar.2013    por Dori Toribio    2 Comentarios

Desde ayer no he dejado de mirar su foto. En sus ojos, esa ilusión el primer día de colegio con la que nos podemos identificar fácil. Los nervios la noche de antes, la cartera preparada, el primer día en una clase nueva…  Pero Malala Yousafzai además se está recuperando aún de un balazo en la cabeza. Recibió un disparo por los talibán cuando viajaba en Pakistán en su autobús escolar. Porque quería estudiar y es una niña. Fue trasladada a Reino Unido y allí es donde ha vuelto al cole.

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Dice echar mucho de menos a sus compañeros de Pakistán pero estar feliz hoy por cumplir su sueño, en el día más feliz de su vida. Su empeño se ha convertido ya en el símbolo del derecho básico a la educación de las niñas de todo el mundo. Y por ello con 15 años fue candidata al Premio Nobel de la Paz en 2012.

Dori Toribio   20.mar.2013 15:06    

Irak: 10 ó 20 años más...

    lunes 18.mar.2013    por Dori Toribio    2 Comentarios

El ex secretario de defensa Robert Gates decía estos días en ronda de entrevistas ante el décimo aniversario de la guerra de Irak que es muy pronto para saber si fue un error. Lo sabremos dentro de diez o veinte años. Si se trató de un enorme error estratégico que desestabilizó la región y potenció el papel de Irán o si fue la primera caída de un régimen autoritario que después se extendería.

EEUU completa la ronda de décimos aniversarios: de los atentados del 11S, la guerra de Afganistán, del centro de detenciones de Guantánamo y de Irak. La mirada aquí se esfuerza por evaluar el presente. El cierre del ciclo. Pocas reflexiones sobre el origen de la invasión o menciones al ex presidente George W. Bush. Innumerables sobre el alcance de las consecuencias: ¿Mereció la pena? Was it worth it?

“Hemos puesto fin a una década de guerras en el mundo” le gusta repetir al presidente Barack Obama, concluida la misión en Irak, ultimado el calendario de repliegue de Afganistán y abriendo la puerta a la nueva guerra teledirigida.

El saldo es estremecedor. Según un reciente estudio de la Universidad de Brown, la guerra de Irak ha costado 2,2 billones de dólares. Incluida la atención veteranos y discapacitados. Murieron 190.000 personas, la gran mayoría civiles, y 4.488 militares estadounidenses. Hay quienes aseguran que son muchos más. El balance continúa. De los 60.000 millones de dólares destinados a la reconstrucción, las denuncias de corrupción y desviación de fondos ponen en duda su efectividad. A la fractura a una población en reconstrucción, se suman las armas de destrucción masiva que nunca se encontraron, una guerra que no mejoró la posición de EEUU en Oriente Medio, la impopularidad de un ex presidente desaparecido públicamente, y la caída en desgracia del general David Petraeus, al frente de la coalición en Irak durante años y cabeza de la llamada estrategia de la nueva guerra: no basta con ganar al ejército enemigo, hay que combatir la insurgencia, proteger a la población, reconstruir infraestructuras y proporcionar fondos que impulsen una economía bombardeada.

La guerra de Irak reveló los límites del poder militar de EEUU. “La lección más importante es que no ganamos” dice el profesor de Asuntos Internacionales de Harvard, Stephen Walt, en la revista Foreign Policy. Las encuestas revelan que se ha convertido en uno de los conflictos más impopulares. Igual que la guerra de Afganistán, que en 2012 recogía mínimos históricos de apoyo ciudadano, cayendo hasta el 27%. Hoy, el 58% de los estadounidenses aseguran que luchar y morir en Irak no ha merecido la pena, según un sondeo del Washington Post. Tampoco creen que EEUU sea un lugar más seguro hoy en día, tras dos guerras internacionales y la muerte de Osama Bin Laden.

Mientras os escribo estas líneas, escucho en uno de los tantos especiales sobre los diez años de Irak que emiten los medios aquí en EEUU estos días una entrevista con el fotógrafo de AP Luis Sinco. Suya es la instantánea que dio la vuelta al mundo. El primer plano del marine Blake Miller, apodado el soldado Marlboro desde entonces.

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Cubierto de polvo y sangre, un cigarro en sus labios, su rostro se convirtió en el de la guerra contemporánea. Su historia, en la de los cientos de miles de soldados que viven un infierno también cuando regresan a casa. Síndrome postraumático severo, pensamientos de suicidio, invalidez psicológica permanente y una pensión de algo más de 1.500 dólares mensuales. “Hoy está bien, sigue en el médico, continúa con su mujer…” cuenta Sinco. Es el infierno de los supervivientes. La culpa, los traumas, las pesadillas, la precariedad, el olvido. De un lado o de otro, qué importa. Son esos daños colaterales que se difuminan en los balances y en los aniversarios eternos.

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Dori Toribio   18.mar.2013 19:58    

Otro Bush. Y es hispano

    jueves 14.mar.2013    por Dori Toribio    1 Comentarios

 

“Ya hay un Papa hispano. Ahora toca un presidente de EEUU.” Es uno de los comentarios más repetidos por aquí tras la elección del nuevo pontífice en Roma. Es cuestión de tiempo. Son los republicanos, tras la derrota electoral del pasado noviembre, los que siguen en busca de su alma. Quizás encajen antes las piezas conservadoras en español. El último en entrar en la carrera, otro Bush. George P. Bush.

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 Tiene 36 años. Es sobrino del ex presidente George W. Bush. Nieto del ex presidente George H. Bush. Hijo del ex gobernador de Florida Jeb Bush y Columba Garnica Gallo, inmigrante mexicana naturalizada estadounidense. Y acaba de formalizar sus aspiraciones políticas: ha hecho oficial su candidatura en Texas, para el cargo de comisionado de Tierras.  

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 Recoge así el testigo familiar y da el primer paso hacia la Casa Blanca, dicen los rumores, con todo a su favor. Habla español, estuvo seis meses en la guerra de Afganistán, participó activamente apoyando la campaña del ex candidato presidencial Mitt Romney, pertenece a una dinastía de senadores, gobernadores y presidentes de EEUU, arranca su trayectoria en el feudo conservador y tierra de los Bush, donde ya lleva años dedicado a la política local dentro del partido republicano y además es de origen mexicano, como el 66% de la población latina de EEUU.

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Para muchos sólo un Bush será capaz de reconciliar a los republicanos con el voto hispano. Su nombre empieza a sonar con fuerza. Más que el de su padre, el eterno Bush. Acaba de publicar un libro sobre inmigración, no tan contundente como se esperaba. No defiende el camino hacia la ciudadanía que reclaman tantas voces en este país. Pese a ser el eterno favorito pensando en 2016, acaba de retirar su nombre de las populares encuestas de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC). En la que por cierto reaparece este viernes Romney, tras su derrota en noviembre. Es en este encuentro anual en la que el partido republicano trata de reunificarse estos días, mirando al futuro.

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2016 parece lejos. Pero hay unas legislativas al año que viene y una crisis tan profunda como la que vive el partido republicano no se solucionará de la noche a la mañana. Un candidato deberá consolidarse con tiempo y paciencia. Perdidos en peleas internas, buscan un líder que responda a las nuevas demandas sociales y electorales. Y las quinielas arden. Casi todas incluyen un nombre hispano. El presidente Barack Obama ganó la reelección con el 71% del respaldo latino. Y un reciente estudio, asegura que para el 58% de hispanos el asunto prioritario que Washington debe solucionar cuanto antes es la reforma migratoria. Que ya está siendo debatida en el Congreso, casi sin obstáculos. Obama lanzaba la propuesta apenas días después de hacerse con la reelección, como quien sabe cuáles son sus cuentas pendientes. Y los republicanos asintieron al segundo, conscientes también de que su camino a la Casa Blanca pasa a partir de ahora por los hispanos.

Encontrar la fórmula hispana republicana para 2016 no va a ser tan sencillo. Hay confusión, resistencia y poco a poco cada vez más nombres en la lista. El senador de Florida Marco Rubio, de origen cubano, gana terreno. Ofrecía la réplica al Discurso del Estado de la Unión del presidente de EEUU el pasado febrero. Lo hizo también en español, por primera vez en la historia. Aunque su momentum quedó finalmente empañado por un incidente acuático que, entre otras, cosas dejó claro que es pronto para asumir la voz de los conservadores.

 

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Pero está en ello. Como parece están los Bush. “¡Pero si acabamos de inaugurar mi segundo mandato!” protestaba el presidente Obama en una reciente entrevista, en la que le preguntaban por la posible candidatura de Hillary Clinton en 2016. Es imposible detener la maquinaria de la campaña electoral continua en la que vivimos inmersos, y no sólo aquí. Es curioso, cuanto menos, que quienes encabezan las prematuras encuestas presidenciales, sean dos apellidos que se repiten en la historia de EEUU. ¿Viviremos un Clinton vs. Bush dentro de cuatro años? Otra vez.

 

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Dori Toribio   14.mar.2013 21:43    

Del Ala Oeste a Hollywood

    lunes 11.feb.2013    por Dori Toribio    1 Comentarios

A esta hora, Barack Obama última su anual discurso del estado de la unión. La capacidad oratoria del presidente de EEUU a estas alturas es indiscutible. Pero no trabaja sólo y cuando estamos ante comparecencias que pasan a la historia, conviene recordarlo. “Soy mejor escribiendo discursos que mi equipo de escritores” presume a menudo Obama. “Pero tengo alguien que me lee la mente”.

Así llaman en Washington a Jon Favreau, “mind-reader”. Favs, como le llaman aquí, es brillante. Tiene 31 años y lleva desde los 23 firmando los discursos del presidente de EEUU. Recoge las ideas que lanza Obama, les da forma, sintaxis, emoción… y las convierte en el género literario de altura al que pertenecen los discursos políticos en este país. Es el escritor de discursos más joven que ha pasado por la Casa Blanca, un departamento por cierto integrado en la cúpula de gobierno del ala oeste. Y su pluma ha perfilado desde el primer discurso de Obama en la Convención Demócrata de Denver, a la alocución que puso sobre la mesa la histórica reforma sanitaria, pasando por sus discursos de investidura y su campaña hacia la reelección. Siempre en la sombra, lejos del escaparate, como suele ocurrir con los grandes.

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Comenzó su trayectoria en Boston, trabajando para el entonces candidato presidencial John Kerry. Se cruzó un día con un joven senador Obama, al que se atrevió a aconsejar que retocara una frase redundante, a riesgo de que pensara "quién es este niñato". Un año después, Favreau se unió a su campaña electoral. Cree que los discursos pueden crear aliento en tiempos difíciles. Que los sueños se escriben, el cambio se deletrea y la esperanza se respira. El candidato perfecto para sustentar la sólida capacidad oratoria de Obama. Sus caminos se unieron. Escribieron codo a codo aquel primer Yes, we can. Y dictaron juntos la historia después.

 

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 Desde entonces se le acusa de mucha forma y poco contenido. Demasiados artificios y poco realismo. “Obama da discursos. Yo, soluciones” decía Hillary Clinton en aquellas primarias de 2008. Estos últimos meses se ha centrado en buscar ese lenguaje que reconectara al presidente con los ciudadanos, en recuperar la fascinación perdida, en que la clase media percibiera preocupaciones compartidas. Favreau confiesa que el discurso más difícil de escribir, fue el del pasado 21 de enero, en el que Obama abrió la agenda de los valores y las promesas incumplidas.

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Suele estar sentado a su derecha en el Air Force One, mientras Obama escribe con la izquierda. Vive en un pequeño apartamento de Washington de una habitación. Ha pasado por varios escándalos al publicar en las redes sociales fotos de sus noches de fiesta en la capital. No es raro verle a última hora de la tarde corriendo junto a los paseos que surcan los monumentos presidenciales. Y los medios aseguran que en marzo dejará su cargo de director de discursos en la Casa Blanca para dedicarse a los guiones de Hollywood. No es la primera vez que ocurre. Quizás se dedique ahora como alguno de sus antecesores a escribir series de televisión inspiradas en los entresijos del poder.

Dori Toribio   11.feb.2013 23:22    

La última vez

    martes 22.ene.2013    por Dori Toribio    3 Comentarios

Barack Obama lo repitió durante la campaña electoral y lo recordó ayer ante las escalinatas del Capitolio: es su última vez. Sus últimas elecciones. Su última presidencia. “Quiero mirar una vez más” le decía el presidente al agente del Servicio Secreto que le acompañaba fuera de la tribuna en la que lanzaba su discurso de investidura e inauguraba su segundo y último mandato. “No volveré a tener esta vista”. Quieto y en silencio, Obama miraba durante unos segundos a los cientos de miles de asistentes que cubrían el Mall de Washington bajo el frío de enero. Una mirada fija al frente para retener la imagen en la memoria y en la historia.

 

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Dicen que es en sus segundos mandatos cuando los presidentes escriben la historia. Sobre todo la internacional. Obama parece ser muy consciente de que sólo tiene cuatro años más. También sabe que con un congreso de mayoría republicana, la pelea política está servida, como hemos vivido estos últimos dos años y sufrido durante el pasado abismo fiscal, apurando la nochevieja de 2012. Pero su discurso de investidura ayer roza la valentía de quien sabe que no volverá a ocupar esos 20 minutos de historia. Igualdad y justicia social. Progresista y agresivo, dicen algunos titulares aquí. “Debemos hacer que la igualdad pase de ser un principio a una práctica” dijo lanzando una defensa al matrimonio homosexual, la regularización de inmigrantes, la igualdad de las mujeres, la lucha contra el cambio climático, un mayor control de armas y un impulso de protección a las clases medias. “EEUU no puede tener éxito cuando a unos pocos les va muy bien, pero el resto apenas puede conseguirlo.”

 

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Sus palabras y la energía eran muy diferentes a las de hace cuatro años. "El camino no ha terminado". Menos sueños, más realidad. “Debemos actuar. Sabiendo que las victorias de hoy sólo serán parciales, porque dependen de quienes estén aquí dentro de 4 años. Dentro de 40 ó 400 años.” Menos optimismo, pero mayor conocimiento del sistema político y la misma dosis de esperanza. Eso se vivía el día de la inauguración en el paseo monumental que cruza Washington, con casi un millón de personas, superando las previsiones y el madrugón. “Nosotros somos el pueblo. Si no celebramos nosotros la democracia, ¿entonces quién?” nos contaban frente a la Casa Blanca. Con emoción, pero también con una larga lista de críticas a los últimos cuatro años de Obama. Tampoco salían muy bien parados los líderes del Congreso entre el gentío. Pero sí se respiraba un renovado impulso de popularidad para el vicepresidente Joe Biden. Él sacó adelante las dramáticas negociaciones del abismo fiscal. Ahora ha impulsado la propuesta legislativa hacia un mayor control de las armas en EEUU. Su lealtad al presidente es muy valorada en los círculos políticos de Washington. Y su libertad lingüística (llamémoslo así) nos regala momentos inolvidables a los periodistas. Desde aquel “this is a big fucking deal” (“esto es de puta madre”) al oído de Obama, tras firmar la reforma sanitaria. Pasando por la entrevista en la que reveló “sin querer” el apoyo del presidente al matrimonio homosexual, adelantando su declaración pública... O por aquella polémica frase “No puedes ir a un 7-Eleven o a un Dunkin' Donuts a menos que tengas algo de acento de la India"...  O cuando pidió a los estadounidenses que ejercieran su derecho al voto adelantado, porque había barra libre, con guión de un programa televisivo de humor, eso sí... O las tensiones con el servicio secreto durante el desfile inaugural, porque se negaba a subir al coche oficial para seguir saludando a la gente.

 

  

No en vano es uno de los políticos más valorados según las encuestas. Obama refuerza su honestidad. “Le gusta que diga lo que me pasa por la cabeza” confiesa Biden. Y en la web de la Casa Blanca, existe una petición ciudadana con miles de firmas de apoyo a la creación de un reality show protagonizado por el vicepresidente, para tener una dosis diaria de Biden. De familia humilde, trabajador incansable y más de 3 décadas de experiencia parlamentaria, perdió a su mujer y a su hija de un año en un accidente de tráfico, cuando iban a comprar el árbol de Navidad. Se reconstruyó a si mismo y a los suyos. Y según los rumores que ya sobrevuelan Washington, Joe Biden puede ser la opción presidencial demócrata en 2016. Porque esto es así. Culminada la fiesta inaugural, la mirada se posa ya sobre las próximas elecciones.

 

Dori Toribio   22.ene.2013 17:22    

¿Cambiará Obama el mundo ahora?

    viernes 9.nov.2012    por Dori Toribio    9 Comentarios

El presidente Obama tiene otros 4 años por delante. Y ninguna reelección pendiente. Eso le da una libertad demostrará en este segundo mandato. Sus ojos se han relajado, su sonrisa está tranquila y ha recuperado aquel discurso poderoso. La noche de la victoria vimos a un Barack Obama muy diferente al de los últimos meses de extenuante campaña electoral. Ha recuperado la confianza de los estadounidenses y de sus hombros se ha caído un gran peso.  "Lo mejor está por llegar" decía Obama en Chicago, recuperando los sueños, la esperanza y la ilusión de hace cuatro años. Retomando la fuerza que convenció al mundo en 2008. Él sabe que lo mejor está por llegar, porque ahora intentará hacerlo. Todo lo que no ha podido conseguir este primer mandato, bloqueado por un congreso fracturado y dividido en sus extremos ideológicos. O todo aquello que eligió no conseguir, quizás atado por una segunda cita con las urnas aún pendiente. Llega el momento de dar la vuelta a las promesas incumplidas. Recompensar la decepción y la desilusión que le pesaba estos últimos dos años. Pero no será fácil. Ni en casa, ni en el mundo.

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En Washington el Congreso seguirá exactamente como estaba. Con una mayoría republicana dominando la Cámara de Representantes que complica cualquier proyecto político. Pero esa es la elección de los estadounidenses, que prefieren una Casa Blanca controlada por un poder legislativo en manos de la oposición. Claro que los republicanos ya no son los mismos. Ya no pueden ser los mismos. Este es otro Obama. Los republicanos también deben serlo ahora.

 

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La derrota de Mitt Romney ha abierto una brecha en el alma republicana, que ahora deberá redefinirse. La victoria del presidente Obama tiene varias lecturas. Ha sido clave el rescate de su administración a la industria del automóvil en los estados del centro-oeste; la organización de base demócrata ha demostrado ser tremendamente efectiva a niveles locales, con la potencia de un ejército de voluntarios que han tenido mucho que ver en su reelección; la campaña demócrata ha conseguido con éxito convertir estos comicios en una cuestión de elegir la mejor opción para llevar al país a la recuperación esperada, lejos de un referéndum sobre la presidencia de Obama. Pero, sobre todas las cosas, estas elecciones han dejado claro que el camino hacia la presidencia pasa por las minorías. Y que estas se han alejado años luz del programa conservador. El presidente Obama ha construido su mayoría electoral con las minorías. Con gran parte de ese 13% del voto afroamericano y del 10%, hispano. 7 de cada 10 latinos respaldaban a Obama el 6 de noviembre, y este voto le ha dado la llave de la reelección en enclaves determinantes como Colorado, Nevada o Florida, que finalmente se decanta hacia el lado demócrata. Uno de los datos más reveladores: Obama se lleva el 47% del voto cubano-americano en el distrito de Miami-Dade, cambiando el tradicional perfil conservador. El partido republicano toma nota de su derrota, aprendiendo por las malas que el camino a la Casa Blanca pasa por el voto hispano. No pueden seguir ignorando la primera minoría del país. Les espera un interesante viaje interior para buscar la manera de reconectar con la realidad sociodemográfica de EEUU. Tampoco pueden seguir echando la culpa de la derrota únicamente a Mitt Romney. Ni al Tea Party. El partido republicano saldrá más fuerte de la crisis, pero para ello debe asumir que el escenario estadounidense ha cambiado. Ya lo hizo la redistribución del censo de enero de 2010. Y lo seguirá haciendo desde este mismo instante. De ahí que los viejos patrones ya no sirvan para la configuración actual de la realidad del país. Ni electorales ni políticos. El "no a todo" no llevará a ninguna parte. Los ciudadanos están cansados de una clase dirigente que no consigue llegar a un territorio de entendimiento para sacar al país adelante desde la unión, y no el insulto. Todos deberán tomar nota de ello, republicanos y también demócratas. El Congreso no se bloquea si las dos partes no quieren.


Y el presidente Obama ya lo sabe. En su primera hora como presidente reelecto, llamó a la unidad, lejos de colores políticos. Más le vale. Será difícil cumplir las promesas lanzadas sin la luz verde del Congreso: la reforma migratoria, el abismo fiscal, la reducción del déficit o el control presupuestario. Tampoco en el ámbito internacional.


Dicen que los presidentes de EEUU aprovechan su segundo mandato para entrar en la historia del mundo. Apuestan por la política exterior. El presidente Obama además es Premio Nobel. No creo que eso sea algo que uno olvida fácilmente. Tiene el listón muy alto. Desde Irán a Oriente  Medio, pasando por Rusia o la Primavera Árabe. Sin olvidar que Guantánamo sigue siendo su asignatura pendiente. Primero deberá solucionar la gran incógnita tras estas elecciones: quién ocupará la Secretaría de Estado, una vez que Hillary Clinton ha repetido hasta la saciedad que no continuará en el cargo. Necesita un buen cabeza de cartel, impecable como Clinton, para completar la hazaña internacional. A lo largo de estos últimos cuatro años, Obama ha pronunciado en varias ocasiones aquello de "pasar al lado bueno de la historia". Ahora tiene los 332 votos electorales para hacerlo.

"Nunca dije que el cambio sería fácil ni rápido" recordaba en la pasada Convención Demócrata. Quizás el momento de aquel cambio prometido sea ahora, en el segundo mandato. Una mayor libertad le dará más poder. El presidente de EEUU sólo tiene que encontrar la manera de convertirlo en realidad.

 

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Dori Toribio    9.nov.2012 13:49    

Dori Toribio

Bio Desde USA

Llevo más de 10 años trabajando en RNE. Ahora, descubriendo EEUU, como corresponsal en Washington. Este país también vive la radio pública con pasión. Y lo ha hecho a lo largo de su historia. El presidente Franklin Roosevelt allá por la década de los 30, inició sus “Charlas junto a la Chimenea”. Se dirigía por radio a los ciudadanos estadounidenses. Tono íntimo, palabras tranquilas, mensajes de confianza. Nunca hubo ira, ni chistes malos, ni uno tono más alto que otro. Se ganó a la opinión pública, pese al difícil momento político, sacando a Estados Unidos de la Gran Depresión, poniendo en marcha el New Deal y anunciando una Segunda Guerra Mundial. “JUNTOS NO PODEMOS FRACASAR”, fue su mensaje.
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