Sigue la discriminación. Miscelánea de convaleciente.
domingo 28.jun.2009 por RTVE.es 11 Comentarios
Las convalecencias, cuando las pasas sin mucho dolor y con lucidez, son momentos idóneos para dedicarte más a la lectura y a observar el mundo y tu actividad cotidiana con más perspectiva de la habitual. En ello estoy.
En lo de la perspectiva, me pregunto -y tiene mucho de retórica la pregunta- si la muerte de Michael Jackson se merece ocupar tanto espacio y tiempo en los medios informativos o es un caso más de explotación de una noticia/producto que vende. Para mí, Jackson fue un prodigio como bailarín, un fenómeno de masas mundial y siempre me resultó dificil imaginar que llegara a viejo. Cuando vi aquella entrevista que le hizo una televisión británica en 2003, creo, pensé "¿este hombre no tiene nadie a su lado que lo quiera? Porque si ese alguien existe, pensé, debería sacarlo de la espiral incalificable en la que está metido y que afecta a menores".
A raíz de la muerte de Michael Jackson una de las muchas cosas que se han dicho sobre él en los EEUU es que trascendió todas las barreras: raciales (entre blancos y negros), sexuales (entre lo masculino y lo femenino) y generacionales (entre lo adulto y lo infantil).
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En cuanto a lo de la lectura, le dedicaré un artículo más adelante, pero os avanzo que me lo estoy pasando en grande leyendo "The Anglo Files" de Sarah Lyall, un libro sobre la experiencia británica de quien es desde mediados de los 90 corresponsal del New York Times en Londres y está casada con un británico. Sí, haciendo los deberes de mi transición.
Pero a lo que quiero dedicar este artículo, y a lo que se refiere el título, es a una serie de artículos que he leído este fin de semana sobre el 40º aniversario de Stonewall o, lo que es lo mismo, del movimiento por los derechos de las personas homosexuales en los Estados Unidos.
Stonewall era el nombre de un bar frecuentado por homosexuales en el Greenwich Village de Nueva York. Una redada de la policía el 28 de junio de 1969 acabó en revuelta de la población gay detenida y fue el inicio del movimiento, y es lo que se conmemora en los desfiles del "orgullo gay" de finales de junio.
Y la conmemoración de la fecha lleva a hacer balance del camino recorrido y el que queda. Y, muy resumido, el balance en los Estados Unidos es que se ha acabado legalmente con la discriminación en muchos ámbitos, la mayoría de la población está a favor de que se les reconozcan los mismos derechos que al resto de ciudadanos, y en seis Estados les está permitido el matrimonio, con el uso de ese término, matrimonio. PERO sigue la discriminación y el estigma. Por ejemplo, el ejército aún hoy expulsa a quien haga pública su homosexualidad, así sea un imprescindible traductor de árabe. El caso más reciente, de este año, el de Dan Choi. Es la aplicación de la ley que se conoce como "Don't ask, don't tell" (No preguntes, no cuentes) que fue a lo más que llegó Bill Clinton después de haber prometido acabar con la prohibición de que los homosexuales sirvieran en el ejército. Lo dejó en "pueden servir mientras no se sepa que lo son".
El presidente Obama, que tan ambicioso es en sus primeros meses de mandato (cerrar Guantánamo, nueva estrategia en Afganistan, diálogo con Irán, apertura a Cuba, reforma sanitaria, plan de choque económico, inversiones públicas multimillonarias, nueva política medioambiental...), está siendo tímido en las reformas que amplíen los derechos de la población gay. Hay malestar en ese colectivo que votó y financió mayoritariamente al candidato Obama. Y se barajan varias razones para esa timidez. Una es que Obama, como todos los presidentes, quiere ser reelegido y teme dar pasos que le pongan en contra grupos importantes, en este caso, los votantes negros y, muy en particular, sus sacerdotes. Vamos, que no le compensa electoralmente esa reforma. Otra razón es que en el círculo de los Obama faltan gays. Un guionista de Hollywood lo dijo con este ingenio o impertinencia -como prefieran- "si tuviesen gays a su alrededor, Michelle no habría acudido a la recepción de la reina de Inglaterra vestida como fue".
En los ocho años de presidencia Bush hemos tenido en los Estados Unidos un partido republicano que en parte ha ganado las elecciones gracias a su discurso contra el llamado matrimonio gay o same sex marriage, mientras que la hija del vicepresidente, Mary Cheney, era abiertamente lesbiana y su pareja, su partner, formaba parte de la vida pública de esa presidencia republicana. Hay que reconocer que Dick Cheney siempre se opuso a una enmienda constitucional que prohibiera en todos los estados el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero se negó a discutir sobre la incoherencia que había entre las posturas de su partido y las suyas y de su familia argumentando que eran asuntos privados.
Cuenta Mary Cheney que cuando de adolescente le contó a su madre que le gustaban las chicas su madre se echó a llorar de pensar lo dificil que iba a ser su vida, la de Mary.
Os recomiendo el artículo de Frank Rich en el New York Times de este domingo. Una de las cosas que cuenta Rich es que hasta 1987 el progresista New York Times no permitió el uso del término "gay" en sus páginas.
Y os recomiendo también este enlace con la NPR, la radio pública. Se emitió el viernes, es la conversación entre una mujer y el "partner" (como llaman aquí a los cónyuges homosexuales) de su padre.
Por mi parte, añado que en cualquier sociedad una cosa es la teoría de las leyes y otra, la práctica real de cada uno de nosostros, y que creo que si bien nuestra sociedad occidental acepta más fácilmente las muestras de afecto entre mujeres que entre hombres, la homosexualidad le puede costar socialmente más a una mujer que a un hombre. Y esto, como todo el resto, está abierto a comentarios y discusiones.
P.D. A todos aquellos, empezando por mis amigos (y amigas), que un día tuvieron el valor de no esconder que no amaban, ni deseaban como la mayoría, sabiendo que ello les podía costar el respeto y el cariño de personas queridas.