El cielo sobre Berlín
lunes 23.may.2016 por Destinos de película 2 Comentarios
No lo tenía fácil Berlín. El equipo de Destinos de Película llegábamos de Venecia con las retinas acostumbradas a la belleza y las maravillas de la ciudad de los canales. Hicimos reset en la puerta del hotel, nos subimos a nuestra furgoneta y empezamos a grabar en la Alexanderplatz con un currywurst en el estómago. Allá donde fueres, haz lo que vieres. No es más que un perrito caliente troceado y servido con kétchup y curry en una bandejita de cartón. Está bueno.
La plaza es gigante, llena de edificios gigantes y con una torre gigante de la televisión alemana presidiendo la zona. Una torre tipo cohete con satélite espacial que no dejas de ver durante todos los días que pasas en Berlín, es como si te vigilara desde las alturas. Después de recorrer las avenidas gigantes de esa parte de Berlín, para buscar los edificios de esa maravillosa e inquietante película La Vida de los Otros, subimos a la torre para ver el atardecer desde el cielo sobre Berlín. Era como regresar a los setenta de la mano de Barbarella, todo tiene el aspecto aséptico y trasnochado de una discoteca sideral. El restaurante gira 360 grados y te ofrece una panorámica completa de la ciudad. Y desde ahí arriba ya intuyes cómo es Berlín. ¿Te está gustando?, me preguntó mi amiga Remei. No sabía qué decir. ¿Me estaba gustando? Es moderna y verde como pocas, tiene mucho carril bici, es económica para comer y dormir, es divertida y multicultural. Y es, como dijo David Bowie, “la mayor extravagancia cultural que uno pueda imaginar”. Pero no sabía responder a mi amiga Remei. ¿Qué me dices, te gusta?, insistió. No lo sé, dije. No hay manera humana de engañar a un ojo entrenado de que, en realidad, prácticamente toda la ciudad tiene menos de 70 años. Y tanto neoclasicismo gris con cúpulas verdín construidos a destajo pasa factura, sobre todo en un día gris de los muchos que tiene la ciudad. Había que reconstruirla, y lo hicieron sacando toda la artillería: rapidez, asepsia, eficacia y homogeneidad. Cuatro lados de un perfecto cuadrado alemán. Y es curioso que lo más llamativo de la ciudad sea resultado de la bohemia improvisación. Allí insisten en llamarlo alternativo, pero a veces ese “alternativo” no es más que un hangar abandonado con muchos graffittis y pintadas de color. Supongo que es la forma en la que los berlineses se han rebelado ante su historia. Porque mientras recorres la ciudad buscando escenarios de película, la cicatriz del muro te persigue, te recuerda que el pasado está muy reciente y que es imposible olvidarlo. Personalmente, la topografía del terror no me gusta. Como tampoco me gusta ver a los turistas haciéndose selfies delante de los restos de un muro que sacrificó a familias, que humilló a personas y que dividió al mundo. Era el muro de la vergüenza. Está bien mantener el recuerdo para que sepamos lo que significó, pero los turistas deberíamos ser más respetuosos con el drama. Un berlinés amante de su ciudad me contaba horrorizado y entristecido que lugares como el check point Charlie son ahora una disneylandia del horror. Y lo decía con toda la razón.
Hice fotos en la puerta de Brandemburgo, que ha sobrevidido a dos guerras, en la avenida de los tilos, en el hotel Adlon para recordar a Greta Garbo, en el gigantesco y relajante parque Tiergarten, en la columna de la victoria, en el monumento al holocausto, el Reichstag con su cúpula transparente, en la Catedral, en el río Spree… Y en todos los escenarios berlineses buscamos nuestros destinos de película, desde Good Bye Lennin a Un dos tres, desde Octopussy a El Mito de Bourne, desde Cabaret a La vida de los Otros, Sin identidad, Valkiria, Malditos Bastardos o Cortina Rasgada.
Habrá que volver. Berlín tiene mucha vida nocturna y mucho ambiente joven para disfrutar. Tarareo “Berlín” de Coque Malla mientras escribo. Me da mucha pena que acabe el rodaje de Destinos de Película. Ocho ciudades. Ocho países. Ocho sensaciones. Estoy seguro de que el programa os va a encantar. Mezclar cine con ciudades es un coctel de éxito. Y viajar es sanísimo.
“Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos”. Fernando Pessoa.
Lara dijo
De verdad que, a pesar del esfuerzo realizado, me da mucha pena que no os importe contactar con gente que de verdad explique la ciudad y, en concreto, sea la que hace un tour de Berlín y el cine, en español, como yo. Está lleno de topicazos y equívocos, y os faltan localizaciones mucho más auténticas (que también se pueden combinar con lo mero turístico) pero supongo que todo vale y no importa. Os ha faltado comprar un trozo de Muro y darlo por verdadero. La próxima vez, pues me contactáis a mi u otra gente (la actriz, quizás es la única con un poquito de fondo) más experta y tan joven o divertida.
Beatriz dijo
Ay, "Cabaret"... Bonita crónica de final de ruta. Claro que nos va a encantar el programa, y cómo no...