Sorrentino puede rimar con…

    viernes 22.may.2015    por Gerardo Sánchez    3 Comentarios

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Alejo Moreno (Enviado especial a Cannes)

@zze_VILLANO

 

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Sorrentino puede rimar con…

ESTAFAR

Proviene del italiano staffare ‘sacar el pie del estribo’ porque la persona que ha sido estafada se queda sin apoyo, como el jinete que permanece sobre su montura, pero con el pie sin sostén.

Hace años tuve el placer de pasar unos quince días viajando por la Toscana. Me percaté de que prácticamente en cada pueblo importante era habitual toparse, entre monumentos de indiscutible importancia patrimonial, con alguna casona privada cargada de trabajados anuncios en sus portones que ofrecían el oro y el moro a los viandantes por el módico precio de entre doce y quince euros (lo mismo que pagamos en España por la Alhambra, el monumento más visitado del país o por El Prado, una de las mayores pinacotecas del Mundo) Una vez dentro de una de estas sugerentes casas antiguas (?) comprobé lo que intuía, que aquello era una estafa para incautos, americanos y japoneses.

Muñecas mohosas, cascos medio rotos, virgencitas de poco valor artístico y apenas unos doscientos años de antigüedad, todo muy bien puesto en vitrinas, con cierta gracia incluso, pero un camelo diseñado para ayudar a las pomposas familias italianas de turno a pagar el costoso mantenimiento estructural de casas heredada de tiempos mejores y rancios abolengos, cuya arquitectura tampoco era nada reseñable (cualquier  hijo de vecino en España tiene una abuela en el pueblo con una casa de semejante solera) Lo importante de la anécdota no es que existiera la estafa, si no que uno se percataba de que los americanos y japoneses que cruzaban sus puertas experimentaban un orgasmo celestial ante el supuesto encuentro con un valor patrimonial inconmensurable.

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Recordé aquello al final de la proyección de la última película de Paolo Sorrentino en Cannes: Youth.

La película no empezó mal porque Sorrentino, que es un gran creador de imágenes de gusto publicitario, sabe cómo colocar vistosos carteles y vitrinas simpáticas en “su casa”, apoyándose además en la categoría de dos actorazos como Harvey Keitel y Michael Caine.

Poco a poco se van sucediendo a trompicones (sin ton ni son, sin sentido de la fluidez en el montaje) lo que peor llevé de la película:

Situaciones y diálogos en los que los personajes desenrollan tomos de supuesta profundidad filosófica, aderezada por un continuo y cambiante hilo musical (dicen que el vino cuando lo dan con queso…)

A la quinta secuencia de “conversaciones profundas” y músicas intensas, daban ganas de pedir a gritos al proyeccionista que hiciera el favor de parar la proyección y repetir la secuencia, más que nada para que todos pudiéramos comprobar que debajo de esas voces cantoras de Silos tan espirituales, no había más que un engolado y pretencioso discurso, que leído sin la solvencia de Michael Caine o Harvey Keitel, no tenía más de un palmo de profundidad.    

De pronto un alter ego de Maradona que mira a lontananza mientras su chica le hace un masaje en el pie, si mal no recuerdo. Música de fondo. Ella le mira lentamente (muy lentamente, a ritmo de psicólogo de autoayuda) y le pregunta con mirada entre absorbida y complaciente que en qué está pensando. Él se toma su tiempo y responde: “En el futuro”. Miradas. Sube la música. Cambio de secuencia. Ya. Eso es todo, amigos. Next!

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Ya me estoy meneando de más en la butaca pero añade aún más tensión comprobar que copiar a Fellini sigue estando entre sus aspiraciones. Me preguntaba en el reportaje que hice sobre la Grande Bellezza si Sorrentino había hecho una mala copia de La Dolce Vita o si por el contrario resultaba que Fellini había devorado con su personalidad una ciudad que ya siempre nos iba a recordar a su obra de forma que era imposible retratar la vida nocturna sin esquivar su influencia.

Sin embargo no, ha quedado claro que es su guía oculta. Es como darle a un mono dos pistolas porque Sorrentino no es un gran y personal copiador como Haneke o Tarantino. Es una mona vestida de seda que juega a confundirnos y consigue que algunos olviden una importante máxima: Hace falta dinero para hacer cine, pero no se hace cine sólo a base de dinero… Despista tanto empaque grandilocuente, claro… despista al que se deja despistar.

Aunque Youth no trate el mismo tema que Ocho y medio, sí flirtea peligrosamente con ella en algunas secuencias de mucha importancia:

Cambia el sanatorio al que asiste un director en proceso de preparación de una nueva película (Mastroianni),  por un hotel pijo en el que un viejo director prepara una nueva película (Keitel). 

La aparición de la vaporosa Claudia Cardinale caminando descalza, delicioso y sugerente retrato del deseo carnal, por la obvia y despelotada supermodelo rumana Madalina Diana Ghenea, que sin duda está como un tren de mercancías y es lo más rotundo de la película.

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Cambia el maravilloso encuentro de las mujeres de Guido/Fellini, por una secuencia sin gracia de encuentro entre Keitel y los personajes femeninos de sus películas en un monte, haciendo el chorra a lo que Sorrentino cree que es el “estilo feliniano”, es obvio.

Copia los maravillosos planos de personajes caricaturizados por el talento de Fellini (aquellas monjas, esos curas, esas señoras y señores que incluso en alguna ocasión miran a cámara) pero a cambio nos entrega una serie de planos huecos de los trabajadores del hotel, tan asépticos como una habitación de un NH.

Pues eso… más peligro que un mono con dos pistolas.

Muchos creen que conocen la obra de Fellini, pero en esta sociedad de amantes de lo sinóptico, la realidad es que lo que muchos conocen son los cuatro iconos explotados en vallas publicitarias, esos que son versionados en anuncios (tan odiados por el maestro de Rimini) y versiones de versiones, pero no los entresijos de su cine, ni su delicada humanidad, su sorna pero también su calidez. Sorrentino se aprovecha de eso y yo creo que lo sabe. Todo es superficie en sus películas, superficie con apariencia de sótano. Pero no tiene el talento para lo mínimo del autor de La dolce vita, ni su delicadeza. Necesita traer de Oriente ingentes cantidades de fuegos artificiales para escribir su ego en el cielo de Cannes, no sabe manejarse en las distancias cortas.

Me calienta aún un poco más que ponga en boca de un personaje algo así como que “los directores de antes lleváis treinta años sin hacer una buena película” afirmación que en realidad parece ser del propio Sorrentino y que encontró la complicidad de parte del público, transformada en risitas ordinarias. Más quisieras tú ser Coppola, Scorsese o Polanski, compadre Sorrentino.

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Pero lo que realmente me saca de quicio es cuando la película acaba. Surge de la nada y para nada, una secuencia en la que Michael Cane dirige a una orquesta que toca una partitura de medio pelo que está planteada como el testimonio artístico de un genio. Títulos de crédito ad hoc. Me levanto y huyo, pero no puedo porque la sala entera está llena de gente parada, unos en sus butacas, otros delante de la puerta mirando arrobados y bovinamente la grandilocuente secuencia. Todos con cara de estar convencidos de ver la obra de un genio absoluto ¡Las mismas expresiones de aquellos americanos en los casones de cartonpiedra! ESTO SÍ ES FELINIANO. Se parece al asfixiante arranque de ocho y medio… Logro abrirme paso entre los convidados de piedra y aún me asalta un tipo de una tele con micro en mano: “¿Qué le ha parecido?” “No me parece buena. Es muy barroca y vacía” consigo decir sin pararme.

Me mosquea, claro que sí. Me mosquea asistir a la victoria de los farsantes. En el pasado, éste director hubiera sido un tipo con acceso a presupuesto porque sabe cómo rodar, pero le hubieran encargado romances o fotonovelas. Es decir que se parece más al pretencioso y risueño Jeque de El Jeque blanco caricaturizado por Fellini, que al Guido de Ocho y medio… como probablemente se vea a sí mismo.

Así que me cabreé, sí, y mandé a por hortalizas a Sorrentino en Twitter ante el pasmo de sus “polites” seguidores (no habría escandalizado nunca algo así a Marcello Rubini)  Pero a veces hay que decir claro lo que uno piensa, aunque sea a costa del supuesto buen gusto, para intentar contrarrestar la oleada informativa que va a movilizar la maquinaria informativa para que “Youth” quede en el subconsciente como una referencia de culto. Vayan a las fuentes, no se queden con la copia de la copia de la copia, se lo pido encarecidamente.

Sorrentino puede rimar con muchas cosas… incluso si se tiene más sentido del humor y menos fanatismo e idolatría.  Pero por encima de todo, Sorrentino rima con Estafa.

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Gerardo Sánchez   22.may.2015 10:41    

¿Anarquismo en Cannes?

    martes 19.may.2015    por Gerardo Sánchez    0 Comentarios

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77.

Alejo Moreno (Enviado especial a Cannes)

@zze_VILLANO

 

En la Semana de la Crítica de Cannes hemos podido ver Los Anarquistas de Elie Wajeman. Adèle Exarchopoulos (La vida de Adèle)  interpreta a una joven anarquista, “de las de verdad”, es decir, de las originales. Tahar Rahim a un traidor, policía infiltrado que ha de sortear fronteras para sobrevivir, repitiendo en cierta forma el esquema de personaje del Un profeta de Audiard que le dio la fama.

La película tiene una estructura conocida pero está muy bien elaborada, representa bien toda la solvencia de la que es capaz la maquinaria del cine francés.

A veces Wajeman usa la música que escucharía cualquier grupo contemporáneo de anarquistas o “antisistema”. En un principio me pregunto si la intención del director es enviar el mensaje de que son lo mismo aquellos que estos.

Lo que no me queda claro es si piensa que aquellos eran tan frívolos e inactivos como los de ahora, porque casi todo el tiempo su vida en pantalla se parece más a la regalada y diletante de Los soñadores que a la vehemencia de los combatientes de Novecento, ambas de Bertolucci.

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En algún momento del metraje ponen bombas y disparan a bocajarro a tipejos que desde luego parece que se lo merecen. Pero tampoco asistimos a un retrato exhaustivo de lo horrible del trabajo industrial de aquellos días.

Está en boca de los anarquistas como un recuerdo amargo pero a la luz de un candil de absenta porque Wajeman ha aprendido en alguna escuela de cine que lo importante son los personajes, y los personajes (Adela y Tahar) se enamoran el uno del otro. Eso es todo.

La película acaba con una encendida llamada a la revolución dicha en boca de la bellísima Adele, en off. El cine, repleto de periodistas, se alzó aplaudiendo con fervor y romanticismo. Los títulos de crédito sonaban a reggae libertario.

Los rostros de los que salían de la sala estaban parcialmente iluminados, sonrosados por el Sol de las bondades de la Côte d'Azur. Son las contradicciones propias de este macro evento cultural fascinante que es Cannes porque no hay nada más contra revolucionario que este festival, ni profesión más connivente con el poder que la de periodista.

Pero cada cual elige el shot de espresso emocional que necesita. Contradicciones de un arte que aún hoy precisa de muchos millones para existir.

Wajeman usa aquella música sencillamente porque le queda muy bien a las imágenes.

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Gerardo Sánchez   19.may.2015 17:48    

Orson Welles y los Ambersons: ¿Todo es verdad o todo es mentira?

    viernes 8.may.2015    por Gerardo Sánchez    0 Comentarios

Hace poco me medían que escribiera sobre una película de Orson Welles para un libro que se publicaría con motivo de su centenario. El libro se llama "El Universo de Orson Welles", y ha participado mucha gente con cosas muy interesantes que contar, entre los que humildemente me incluyo. Elegí "Touch of evil", pero estaba ya cogida. Entonces escogí "F For Fake"", pero tambien lo estaba. Y entonces escogí la segunda película de Orson Welles: "The Magnificent Ambersons". Lo que sigue es lo publicado en ese libro que ha editado muy bellamente la editorial Notorius, con prólogo de Juan Cobos y Jose Luis Garcí.

El universo de orson welles

Siempre ha estado ahí, de forma nítida y clara, pero tardé un tiempo en darme cuenta de todo lo que significaba, para entender a Orson Welles, lo que había entre los títulos "It´s all true" y "F for Fake".: La verdad y la mentira, todo ese universo de imposturas, proyectos frustrados, inconclusos, o como en el caso de "El Cuarto Mandamiento", aunque a mi siempre me gustan más los títulos originales: "The Magnificent Ambeson" (o "Touch of evil", por  poner otro ejemplo ejemplo), retocados, desvirtuados, o simplemente cambiados más o menos drásticamente, por la mano de la productora.

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 Si reflexiono sobre esa idea que oscila entre esos opuestos, es por la historia, o leyenda si se quiere, que rodea a la que fue su segunda película como director, a saber, "The Magnificent Ambersons" (aclaración:  la traducción literal "El esplendor de los Amberson" siempre me ha gustado  siempre más que el más bíblico, podríamos decir, "El Cuarto Mandamiento".

 Contaba Orson Welles a Peter Bogdanovich que "The Magnificent Ambersons" fue la única de sus películas que volvió a ver después de terminadas. Que fue estando en París (la película se estrenó en Francia en 1946) con André Gidé, y que quedó absolutamente horrorizado de lo que se había hecho con ella. Presumía Welles de que aquella  habría de ser sin duda mejor película que "Citizen Kane" y que lo que vio en aquella  proyección fue una amputación tremenda de su trabajo original (¿45 minutos?) con algunos añadidos bastardos. Según sus propias palabras, "hubiera sido más feliz sabiendo de oídas, sin conocer personalmente lo que habían hecho con ella".

 Es curioso el mundo del cine, de los directores y productores. Desde hace mucho le aplico yo el famoso "Print the legend" de Ford:  ¿Hasta qué punto es cierto el resentimiento de Welles y hasta qué punto es cierto lo que él mismo dice? Eso,  probablemente, permanecerá siempre en el terreno de la leyenda: ¿Realmente estaba tan enfrascado Welles en el rodaje de "It´s all true" en Brasil que se despreocupó totalmente del montaje de la película? ¿Es cierto que desatendió todas las peticiones por parte de la RKO por hacer los cambios que los pases previos ante público parecían indicar como convenientes? Lo que sí parece cierto al fin es que fueron Joseph Cotten y Robert Wise (por aquel entonces aun montador, tiempo después estupendo director) quienes hicieron el trabajo sucio. No nos consta que Welles le retirara el saludo a su amigo Cotten. Como mucho le miraría con sorna y cinismo años después, ambos ante la cámara de Carol Reed, en "El tercer hombre".

 Tras una película rompedora en lo formal, atrevida, y provocadora, como fue "Citizen Kane", Wells volvía la mirada al pasado, adaptando una novela de Booth Tarkington (que había sido amigo de su padre) que el mismo Welles había llevado a la radio con su "troupe" del Teatro Mercury en 1939, y que George Schaefer, presidente de la RKO accedió a llevar a la pantalla tras escuchar una grabación de aquella adaptación que el mismo Welles le facilitó. Ray Collins, por cierto, fue el único de los actores que participó en aquella adaptación radiofónica que participaría en la versión cinematográfica.

 Tras terminar Kane y toda la controversia que había ocasionado, con mil proyectos en su cabeza, teatro, radio, sueños y quimeras quijotescas,  Welles escribió en solitario  el guión de "The Magnificent Ambersons" en un lugar tan apetecible como el yate de King Vidor, otro heterodoxo cineasta de fuerte carácter. Nada de controversias sobre la autoría del guión, como en Kane. Ningún Mankiewicz pues. Y a falta de Gregg Toland, fue Stanley Cortez el encargado de recrear con luces y sombras el universo de fín de una época que quería retratar Welles. La falta de Toland siempre fue echada en falta por Welles, quien se quejaba de la lentitud del, por otro lado extraordinario, director de fotografía.

 Para la música, eso sí, volvió a contar de nuevo con su amigo Bernard Herrmann el músico con el que había empezado a colaborar en el Mercury Theatre y que había compuesto la banda sonora para "CItizen Kane". Aquella sería su tercera composición para el cine (sin acreditar). Una obra maestra de ese género tan querido y poco apreciado por la crítica musical "seria" como es la música para películas. Lo que dio de si el talento de Bernard Herrmann en los años venideros hasta su último trabajo en "Taxi Diver" da para varios libros por separado.

 Welles se sentía atraído por aquella historia del ocaso de la aristocracia y la llegada de la burguesía, representados ambos mundos por los Amberson del título y la figura de Eugene Morgan, Joseph Cotten, un "self made man" que representa la quintaesencia del espíritu genuinamente norteamericano.

 Entre toda la heterodoxa y variada filmografía de Orson Welles podría ser tentador penar que "The Magnificent Ambersons" es su película (o historia) más convencional. Una  mirada al pasado envuelta en una nostalgia no exenta de crítica (benévola y comprensiva) a la vez que una certera radiografía de un mundo que se acaba. Pero Welles podría ser muchas cosas, entre otras, sin duda, Quijote, mentiroso o fabulador, pero desde luego, nunca convencional, por más que retratase un mundo, decididamente "old fashion" lleno de convenciones.

 La película, en la que Welles solo ponía la evocadora voz en off, sin participar como actor, situaba su acción a finales del siglo XIX en Indianápolis, una ciudad en la que destaca el esplendor de los Ambersons representado por su soberbia mansión.

 La película comienza con un prólogo, no exento de una cierta ironía, en la que vemos como Eugene Morgan (Joseph Cotten) el atolondrado (e idealista y emprendedor)  pretendiente a la bella Isabel Amberson (Dolores Costello), comete una involuntaria tropelía en una accidentada serenata, lo que provoca el desaire de la aristócrática dama, quien, por despecho se casa con Wilbur Minafer, un personaje en las antípocas de Eugene. Así, tan feliz como convencionalmente casados, Isabel y Wilbur tendrán a George, un consentido hijo, que representa ya desde niño todo lo peor de una clase social decadente, soberbia y jactanciosa que apura sus días sin preocuparse de adaptarse a los tiempos que han de venir.

 Tim Holt será quien interprete al joven y aún más arrogante George, para quien el mundo cambiante que no ve llegar, como los demás de su clase, se materializará en la figura de la bella e inteligente Lucy, (una jovencísima, Anne Baxter, mucho antes de ser Eva Harrington) a saber, la hija de Eugene Morgan, quien vuelve a la ciudad, viudo, pero en buena posición económica, con un extraño artilugio que cambiará el mundo, y no precisamente de forma metafórica: el automóvil.

 Sin desvelar una trama en la que cuentan más las sensaciones que la historia en sí, de ese fin de una época y la llegada de otra, decir que George se enamorará de Lucy, que Eugene sigue enamorado de Isabel, y que Fanny Minafer, interpretada por la fascinante (y a reivindicar siempre) Agnes Moorehead, está enamorada a su vez de Eugene en lo que será un amor  platónico y por tanto imposible. El tiempo, inexorable, tiende a poner a todos en su sitio. El otrora arrogante George lo aprenderá muy bien.

 Envuelta en unas imágenes que no pueden negar la paternidad de Orson Welles por la luz, por las composiciones, por el montaje o por algún fascinante travelling que siempre nos va a parecer imposible, pero que está ahí, y por la subyugante música de Herrmann, podemos a fecha de hoy seguir preguntándonos que película hubiera podido ser aquella "The magnificent Ambersons" que Welles no vio en el cine en París. Queda lo que nos queda, y la esperanza de que algún día en algún recóndito lugar se encuentren los negativos con los planos, las escenas y las secuencia que nos fueron hurtados, así como anotaciones precisas de Welles sobre la película (según Bogdanovich, el guión de la película era el más cerrado y preciso de las películas de Welles) y que alguna editora de DVD´s Blu Ray´s o lo que esté por llegar nos lo pueda ofrecer. Pero no sé yo si ya sería tarde. La educación sentimental deja profunda huella en la memoria. temo que para mí y para muchos cinéfilos más, ese sería un visionado perturbador.

 Mientras llega ese tan deseado como improbable momento, resuena en mi memoria el final de los maravillosos créditos de la película en los que la voz en off que nos ha ido narrando la película nos presenta al equipo de la misma. Esa imponente voz de ese genio que nunca dejó de ser un niño y que decía: "I wrote the script and directed it, my name is Orson Welles".

@Gerardo_DDC

Gerardo Sánchez    8.may.2015 09:25    

EL ESPAÑOL, EL CINE ESPAÑOL, RTVE, (y algunas cosas más)

    sábado 25.abr.2015    por Gerardo Sánchez    2 Comentarios

Por algún motivo que se me escapa, me pidieron asistir como poenente a una mesa redonda en el Foro del Español. Fue ayer, viernes 24 de Abril. Creo que algunas cosas de las que hablé son suficientemente interesantes para que me atreva a compartirlas con quien consideréis emplear vuestro tiempo en leerlo. Gracias por anticipado.

Aquí va... 

Siendo como es la empresa a la que pertenezco Radio Televisión Española, a fecha de hoy, uno de los actores principales, en lo que toca a producción y difusión del cine español, creo que debo hacer un repaso de lo que ha supuesto para nuestro cine la presencia de la marca Televisión Española, que debo recordar, es ante todo, una televisión pública, a la que le corresponde, no como una losa, sino como un privilegio, velar por los intereses de una industria, la del cine, y un idioma, el español. Y ya de paso, ayudara a conseguir algo tan importante como es extender el conocimiento de ambos en el mundo

  Fue durante los años 50 cuando, tras la irrupción de las televisiones, la industria del cine en Estados Unidos cerró filas para defender sus intereses. Aquello dio lugar a dos cosas, por un lado, ante la negativa de las Majors de venderles sus películas para emitirse por la entonces pequeña pantalla, a que las propias televisiones desarrollasen sus propios contenidos, dando lugar a una serie de nuevos nombres que se conocerían como "generación de la televisión" y que para finales de los años 50 habrían aportado una renovación en las formas de contar para la industria. Por otro lado, cuando la RKO rompió el bloqueo y decidió poner en circulación su stock, las televisiones inundaron sus parrillas de películas. Hasta hoy.

 Habría mucho que contar al respecto, pero en lo que nos toca, durante la crisis (otra más) del cine durante los años 70, se empezaron a forjar en Europa alianzas entre las televisiones, públicas, sobre todo, y la industria del cine. Un poco inspirada por los precedentes en la producción de cine de la RAI, allá por 1981 RTVE comenzó su aventura como coproductor de cine español, añadiéndola a esa otra faceta que hasta entonces había mantenido, que era la emisión de películas.

 La primera película que llevó el logo de TVE fueron 2, y no es broma, "Valentina" y "1919", o sea, "Crónica del Alba", aquellas películas que tenían a un pequeño Jorge Sanz como niño protagonista y a Anthony Quinn como gran estrella.

 Desde entonces, y hasta hoy, la marca TVE aparece en más de 1400 títulos de cine y no pocas series. Entre las películas, creo que a nadie se le escapa la importancia de títulos fundamentales como "La colmena", "Los santos inocentes", "El viaje a ninguna parte", o "Epilogo" de aquellos años 80, hasta títulos más recientes como "La herida", "Blancanieves", "Vivir es fácil con los ojos cerrados" o "Magical Girl".

 Si hablamos de series, debemos hacerlo de títulos como "La regenta", o "Los Gozos y las sombras", de "Teresa de Jesús", o de "Anillos de oro" o "Turno de oficio" hasta las más recientes y exitosas “Cuéntame”, "Isabel" o "El ministerio del tiempo"

 Y si bien ahora, por imperativo legal,  la fórmula en la que ahora aparece TVE en la producción de largometrajes no sea la estrictamente de “producción”, sino la de "participación", o sea, lo que se conoce como "derechos de antena", lo cierto es que es esa fórmula la que de hecho hace posible que gran cantidad de proyectos cinematográficos se pongan en marcha cada año en nuestro país.

 Porque, a diferencia de las cadenas privadas, y al amparo de la ley que obliga a invertir el 6% del presupuesto en la producción de cine a las cadenas de televisión, Televisión Española, como cadena pública que es, diversifica su inversión, en un mayor número de proyectos, más pequeños, más arriesgados, apostando por nuevos valores o por películas de difícil financiación, pero llegando, por el contra, a un mucho mayor número de títulos.

En lo concreto, esa inversión en cine español por parte de Televisión Española supone al año una cantidad invertida de unos 30 millones de euros, lo que permite atender a una media de 70 proyectos por año.

 A todo esto hay que sumar, y esta es una cifra incontestable, que más del 90% del cine español que puede verse en España en televisión, se ve por Televisión Española. Que cada año aproximadamente ven cine español en Televisión Española la cifra nada desdeñable de 40 millones de personas, y que las películas españolas emitidas por Televisión Española cada año se acercan a las 300.  El pasado año, 2014, por ejemplo, por 278 películas españolas emitidas por Televisión Española, las cadenas privadas emitieron tan solo 29. Sobre esta brutal diferencia, creo que sobran las palabras.

 Y ya de propina, no es ajeno ver el logo de TVE en las películas que cada año consiguen ganar algún Goya: en los últimos años, por ejemplo, "La herida", "Blancanieves", "Vivir es fácil con los ojos cerrados", "10.000 km" o "Relatos salvajes".

Título este, y producción, por cierto, que nos recuerda también algo muy importante, como es la importancia de la inversión en contenidos transnacionales hablados en lengua española, más allá del tecnicismo del "español latino" o "castellano". Películas como "El secreto de sus ojos" de Juan José Campanella, ganadora del Oscar a la mejor película extranjera, llevan la marca "TVE".

 Pero aún hay más: en la apuesta por el cine español, RTVE es socio principal en el Festival de Cine de San Sebastián y en la Seminci. Y desde el pasado año, en los Premios Platino, los premios, de los que este año se celebrarán su segunda edición en Marbella, con los que la industria del cine en español y portugués, premia a las producciones iberoamericanas, países de uno y otro lado del atlántico, incluyendo Brasil y Portugal.

 Antes de terminar, no puedo dejar de recordar la importancia que cada semana tienen en la parrilla de la programación de RTVE la emisión de programas de cine, ya sea en la radio con “De película” o “El séptimo vicio”, como, ya en televisión, "Cine de barrio" o "Versión española", que acaba de cumplir 15 años en antena, ofreciendo cada semana al público cine español y debates sobre las películas con sus directores y actores. Además, desde el mes que viene el cine español ocupará en exclusiva la franja de máxima audiencia nocturna de lunes a jueves por  la 2.

 Y queda, por supuesto, el programa que tengo el privilegio de dirigir, Dias De Cine, que, no es por presumir, hará el 6 de Octubre 24 años de emisión, llevando a fecha de hoy, 1045 programas emitidos.

 Convertido desde hace unos años en eso que se llama, y a mí me da cierta vergüenza repetir, "programa de culto", lo cierto es que Dias de Cine lleva la información de estrenos, prestando especial atención a los estrenos de cine español e iberoamericano, reportajes especiales, noticias, y todo aquello que se nos ocurre, a todo el mundo, y muy especialmente a América, a través del Canal Internacional de RTVE. Las audiencias sumadas de emisiones y redifusiones en la 2, así como en el Canal Internacional, rondan el millón de espectadores semanales, una cifra que hace de Dias de Cine, con mucho, la revista de cine española, de cualquier medio, que llega a más espectadores.

 Además, Dias de Cine está presente en RRSS, facebook y Twitter, y en la web desde hace más de 7 años, en la que pueden consultarse cientos de programas y miles de reportajes, una web que tuvo el pasado año más de 1.800.000 usuarios únicos, una cifra de nuevo muy respetable comparada con otros medios “on line”.

 Y ya si, para terminar, un detalle estimulante y muy importante para lo que nos interesa hoy aquí y ahora: la fabulosa respuesta del público de América, aquellos espectadores con los que compartimos idioma, a los contenidos del programa en general, pero muy especialmente lo es con aquellos contenidos que tienen que ver con las cinematografías de los países iberoamericanos. La respuesta en RRSS de nuestros seguidores de Iberoamérica es cada semana tan sorprendente como estimulante, llegándonos a pedir de forma casi sistemática reportajes "al estilo” de Días de Cine, sobre su cine.

Y en eso, la defensa del cine español y nuestro idioma, y en algunas otras cosas, porque no puede ser, ni queremos que sea de otra manera, estamos y seguiremos estando, en Dias de Cine y en Radio Televisión española.

@Gerardo_DDC

Gerardo Sánchez   25.abr.2015 15:53    

Kwase, los Dardenne... y esperando a Godard

    miércoles 21.may.2014    por Alberto Bermejo    0 Comentarios

En pleno fragor del combate, empezando a condensar en un reportaje denso e intenso todo, o al menos lo mejor, de lo que vamos viendo, en el que Alejo y yo intentamos mostrar el día a día más allá de las películas. Saltando el orden de aparición, ni un minuto más sin hablar de la nueva película de la japonesa Naomi Kawase, Futatsune no mando, Aguas tranquilas, un relato, bellísimo y sobrecogedor sobre la muerte y la iniciación a la vida, a través de dos adolescentes en una isla azotada por un tifón y perturbada por la aparición de un cadáver flotando en la playa. La naturaleza en todo su esplendor, cine grande, profundo, impresionante, rebosante de sabiduría y sensibilidad, con momentos especialmente turbadores, dolorosos y de gozosa plenitud.

De buena mañana, los Dardenne compiten por su tercera Palma de Oro con Dos días, una noche, que no es una oferta de una agencia de viajes, sino el angustioso fin de semana que pasa una mujer intentando convencer uno a uno a sus compañeros de trabajo para que el lunes voten que se quede, a costa de que cada cual renuncie a un bonus de mil euros. Los desheredados peleando a muerte por las migajas, un sugerente test de solidaridad en torno a una depresiva aficionada a empastillarse, una Marion Cotillard como de andar por casa, tan convincente y apabullante como acostumbra, como salvoconducto de este nuevo cuento sobre una realidad en cierto modo maquillada, con el que los cineastas belgas siguen abriendo su cine a todo tipo de públicos sin renunciar a sus esencias. Cuestión de madurez.

Por debajo queda el nuevo western de Tommy Lee Jones, The Homesman, que vuelve a ponerse detrás de la cámara después de Los tres entierros de Melquiades Estrada, otro western, esta vez de pioneros en el duro paisaje del Oeste, un viaje acompañando a tres mujeres enajenadas, que han agredido a sus propios hijos. En el centro brilla con fuerza Hillary Swank, como vigorosa solterona. La amplitud de los paisajes plasmada en una estupenda fotografía en la que resalta el gesto hosco del propio director, como protagonista principal.La proximidad de la emisión del jueves me impide extenderme más sobre la cantidad inabarcable de títulos que inundan las pantallas y abarrotan las salas. De momento salgo de ver The Search, la nueva de Hazanovicious, el de The Artist, con Berenice Bejo y Anette Benning como samaritanas en la segunda guerra de Chechenia,a finales de los noventa, en un relato casi morboso que parece ensamblado con titulares de suplemento dominical sobre los horrores de la guerra y la indiferencia internacional, posiblemente lo más bochornoso visto hasta el momento por aquí. Esta tarde tarde el esperado y temido Godard, de vuelta a Cannes, a la Sección oficial, con Adiós al lenguaje, que ya desde el título puede entenderse como una declaración de principios, veremos si en serio o en broma.

Alberto Bermejo   21.may.2014 11:33    

@DiasDeCine 1000

    martes 20.may.2014    por Gerardo Sánchez    1 Comentarios

El jueves 5 de Junio, Días de Cine cumplirá su programa número 1000.

Todo comenzó un 6 de Octubre de 1991, hace ya mucho tiempo, y desde entonces, han pasado muchas cosas. Desde la media hora inicial y el 4:3 del formato televisivo de entonces, hasta la era Internet y RRSS en la que el programa se encuentra inmerso ahora, incluidos hace ya un tiempo el 16:9, el estéreo, por supuesto, y a las puertas de facturarse la edición de cada semana en HD. Desde una época en la que el cine se veía aún básicamente en las salas de cine, a hoy día en que el modelo de la industria del cine que hemos conocido parece necesitado de una redefinición.

Desde los tiempos del VHS hasta los del DVD (hace de eso ya unos años) o el Blu Ray. En Días de Cine no hemos dejado de hacer cada semana lo que mejor sabíamos hacer, quizás también lo único que sabíamos hacer, que es contar las cosas del cine con la pasión del aficionado, tratando siempre de ser lo más didácticos posibles, huyendo de lo altisonante y dejando que el espíritu de entusiasmo casi adolescente, lo reconozco que tenemos, empape nuestro trabajo.

Para un programa como el nuestro, es imprescindible estar presente en los Festivales, y así llevamos haciendo desde hace años, y a pesar de la crisis o las crisis, no faltamos a nuestra cita anual en Cannes o Berlín, pero sobre todo a San Sebastián, Málaga, Sitges, Sevilla, Huelva o Gijón, para dar buena cuenta de sus festivales,  y para dejar claro nuestro inequívoco e incondicional apoyo al cine español en todos sus apartados, desde el artístico al industrial.

En Días de Cine pensamos que si nosotros mismos no creemos en lo que hacemos, y sobre todo, no disfrutamos haciéndolo, difícilmente vamos a conseguir que el espectador disfrute.  Algo debemos haber hecho bien, pues en unos tiempos en los que la audiencia televisiva se ha fragmentado con los canales temáticos y la proliferación de canales a raíz de la aparición de la TDT, Días de Cine tiene actualmente la mejor cifra de espectadores de su historia globalmente, tanto en su emisión de los jueves, como la de los sábados,  como la del Canal Internacional, o los visionados a través de la web, que sumaron el pasado 2013 la cifra de 1.850.000 usuarios únicos en todo el mundo. Además, Días De Cine tiene actualmente casi 35.000 seguidores en facebook (https://www.facebook.com/DiasDeCine) y casi 25.000 en Twitter (@DiasDeCine)

Días de Cine se ha redundado o reinventado, por vocación o necesidad varias veces.  Sin presentador al principio, Aitana Sánchez Gijón, después, luego, casi obligado  Antonio Gasset, después Cayetana Guillén Cuervo, para volver a un periodo sin presentador durante más de dos años, y desde Septiembre de 2013, de nuevo con presentadora, Henar Álvarez. Reportajes largos, reportajes cortos, cine de autor, cine comercial, nuestra intención es estar a todo y a por todo. No queremos renunciar a nada ni a nadie, y queremos tratar todo con la misma profesionalidad, pasión y esmero. Solo así conseguimos cada semana que nuestro público y seguidores en todo el mundo, sigan teniendo ganas de ver la siguiente edición del programa

Son históricos los reportajes del programa, que son, si se me permite decirlo, referencia en el mundo del cine, y constituyen (perdonad la petulancia) una de las mejores fuentes de conocimiento de la historia del cine de las que pueda echarse mano. En los tiempos pre-redes sociales, podían encontrase en el mundo P2P muchos de esos reportajes míticos. Hace ya tiempo que en el programa supimos que todo ese trabajo semanal tenía que tener un armario a medida, y nos inventamos la web del programa donde no solo puede verse el programa de cada semana, entero  y en sus partes, sino todo el fondo de armario que son los reportajes, de todo tipo y condición cuyo fondo llega actualmente a los 5 años.

El cine visto por Dias De Cine

@DiasDeCine tiene intención de celebrar tan redonda cifra, nuestro programa número 1000, con un programa especial que incluirá los contenidos habituales, pero con el añadido de una importante presencia de cómo se hace el programa y de sus miembros, Una especie de “como se hizo” que no queremos que lo parezca, como se hacen esas entrevistas que luego se ven en el programa, como se hace un reportaje, como es la documentación del programa, que ambiente hay en los preestrenos que últimamente hace Dias de Cine, como se graban las entradillas, como se cubre un festival. También tendrá presencia ese equipo del que habitualmente la gente no ve más que la firma en los reportajes, quienes contarán (contaremos) anécdotas, personales relacionadas con el programa y cinéfilas, que es para ellos Días de Cine, etc. También será la ocasión de recuperar algunos de los miembros que han pasado por el programa a lo largo de estos años y recordar en sus palabras la historia del programa a lo largo de estos casi 23 años (que se cumplirán el próximo 6 de Octubre)

En Días de Cine pensamos que el futuro está por escribir, y que lo mejor está por llegar, robándoles tan ingeniosas frases a Joe Strummer y a John Lennon. Y por eso, el programa 1000 nos lo tomaremos con la ilusión de hacer el número uno, y el reto de llegar a otros 1000, aunque primero sabemos que habrá que hacer el 1001, el primero de los proximos 1000, que esperemos que podamos ver cumplir, trabajando duro, como cada semana, con el horizonte más inmediato de los 25 años que @DiasDeCine en 2016. De momento, y hasta que llegue ese momento, os dejo con el reportaje que hicimos cuando dijimos aquello de "It was twenty years ago today"

It was twenty years ago today....

 

@Gerardo_DDC         

Gerardo Sánchez   20.may.2014 16:37    

Películas y plantones

    domingo 18.may.2014    por Alberto Bermejo    0 Comentarios

El tiempo galopa en La Croisette. Es fácil perder la cuenta y la perspectiva. Las películas y lo que las rodea se sucede a gran velocidad. En la sección oficial paralela Un certain regard van apareciendo por el momento las películas más atractivas de este Cannes, por ejemplo Amour fou, de la austriaca Jessica Hausner, conocida entre nosotros por Lourdes, con un paradójico relato sobre el amor y la muerte a propósito de la del escritor Heninrich von Kleist, poeta melancólico y deprimido, que fue ofreciendo a distintas mujeres que le acompañaran en su gesto final de suicidarse, hasta que consiguió convencer a una prima suya para compartir su premeditada escenificación. Una película peculiar que entremezcla romanticismo e ironía con una puesta en escena sobria, que remite inevitablemente a La marquise d,O de Eric Rohmer sobre el propio von Kleist, pero en tono de comedia sutil. Entre lo más divertido, las conversaciones temerosas de los burgueses sobre las ideas democratizadoras que amenazan con llegar desde la vecina Francia postrevolucionaria. En la misma sección la desolada y bellísima The Disapperance of Eleanor Rigby, del debutante Ned Benson, con una espléndida Jessica Chastain compartiendo protagonismo con James McAvoy, drama romántico en torno a la descomposición de una pareja aparentemente feliz. Isabel le Huppert y William Hurt como los padres de ella y Viola Davis encarnando a una profesora universitaria especialmente cercana y comprensiva.

Ayer visitó el festival Pedro Almodóvar, esta vez en calidad de productor del argentino Damián Szifrón y su Relatos Salvajes, de la que se ocupó ayer mi compañero Alejo y yo recuperaré hoy. 

De la sección oficial a concurso yo he visto la sorprendente Le meraviglie, de la italiana Alice Rohrwacher, maravillosa recomposición naturalista ante la cámara del día día de una familia de granjeros que sobre todo viven de elaborar la miel de sus abejas. Una niña adolescente, la mayor de cuatro hermanas y un padre iracundo, en un universo mayoritariamente femenino perturbado por un concurso televisivo con fines turísticos, capitaneado por la belleza popular de Mónica Bellucci. Complicado equilibrio entre lo puramente documental y el testimonio de la intimidad compleja de los personajes. Como la vida misma.

De buena mañana, uno de los títulos más esperados, The Homesman, la nueva película de Tommy Lee Jones, un western de pioneros, en el que el director se pone también delante de la cámara para acompañar a Hilary Swank a través de inhóspitos desiertos para poner a tes mujeres que han perdido la cabeza bajo los cuidados de un pastor metodista y su mujer. Sorprende en algunos momentos por la originalidad y la dureza descarnada de las situaciones, se alarga, a ratos de manera un tanto forzada, pero prevalece la fuerza de las interpretaciones y la belleza de los paisajes identificados con la supervivencia primaria.

En otro orden de cosas, diría que estamos como los Hermanos Marx o al menos en eso me hizo pensar el plantón su nos dio ayer la directora Jessiva Hausner, con la que teníamos cita para hacerle una entrevista.

Alberto Bermejo   18.may.2014 12:20    

Por fin en Cannes

    sábado 17.may.2014    por Alberto Bermejo    0 Comentarios

Después de un agotador retraso, a causa de una huelga de funcionarios franceses que incluye a los controladores aéreos y otra de taxistas que tuvieron bloqueado todo el día elaeropuerto de Niza, Por fin llegamos a Cannes para cubrir esta edicción número 67. La primera en la frente, The captive, la nueva película de Atom Egoyan, que aunque algo mejor que las más recientes, sigue sin recuperar aquel punto de originalidad condensada de su primera época. Se trata ahora de un thriller, no sé si existencial, en torno al secuestro de una adolescente, virtuosa del piano y del patinaje artístico, y sobre los daños colaterales sobre los padres y los policías que se ocupan del caso a lo largode ocho años. Correcta y poco más, un secuestrador que roza la caricatura, que no hace presagiar nada bueno de esta selección más bien conservadora repleta de nombres habituales de La Croisette. La siguiente de oficial desmiente algo nuestros temores. Mr. Turner es lo último del británico Mike Leigh, un estupendo apunte biográfico del famoso pintor, sostenido por el magnífico trabajo de Timoithy Spall, uno de esos actores que pueden con todo, una sobria y eficaz ambientación de época y una fastuosa fotografía. Un relato desbordante de sutileza en el que el cineasta deja de lado por una vez a sus contemporáneos más desfavorecidos y no se deja llevar por los tópicos de artista ensimismado. En la otra sección oficial, Un certain regard, se ha proyectado La chambre bleu, impecable adaptación de un relato de Simenon a cargo de Mathieu Amalric, habitualmente actor que aquí se coloca delante y detrás de la cámara, compartiendo protagonismo con la bella e inquietante Léa Drucker en un thriller intimista e intenso, de sexo infidelidades y obsesiones. Todavía me falta otra de esta secciónm Amoiur fou, de Jessica Hausner, pero ya lo contaré en otro momento. Como arranque no está mal. Mañana empezaremos a hacer alguna entrevista. Mi compañero Alejo se havisto Winter Sleep, del turco Nuri Bilge Ceylan y Relatos salvajes, del argentino Damián Szifrón,producida po El deseo, la productora de Almodóvar, con Ricardo Darín en uno de los episodios. Pues eso.

Alberto Bermejo   17.may.2014 00:56    

Road Movies, (O movies on the road)

    lunes 24.mar.2014    por Gerardo Sánchez    5 Comentarios

Me llaman de Casa América (@casamerica ) y me preguntan si quiero participar en una mesa redonda sobre las "Road Movies"  organizado en colaboración con la Embajada de Estados Unidos, y un pequeño ciclo compuesto por cuatro películas de ficción que he visto, alguna muchas veces, "Sucedió una noche", "Easy Rider", "Luna de papel" y "Pequeña Miss Sunshine" y un documental, que no había visto, sobre el viaje en autobús de un puñado de idealistas, luchadores por los derechos civiles, desde Washington a New Orleans, en 1961: "Freedom Riders".

   

Tardo menos de un segundo en contestar que sí, mientras siento la avalancha de recuerdos de eso que llamamos desde no sé cuando con ese término tan evocador, al menos, desde luego, para mí. Trato de evitar lo fácil, que es tirar de wikipedia, IMDB y demás shortcuts al alcance de la mano hoy día, y simplemente recordar esas sensaciones, y pensar en que puedo yo decir en base a ello. Me asaltan imágenes, momentos y sensaciones de maravillosas road movies que me acompañan desde que las vi, “The grapes of wrath”, “You only live once” o “They live by night”,  "Two lane blacktop", "Duel", “Vanishing point”, y su muy parecida historia en forma de westren que fue “Bite the bullet”, ( título también, por cierto, de una canción de Niel Young) “The Straight Story” o “Into the wild”, o tantos y tantos westerns y tantas canciones de Dylan o Springsteen que son auténticas road movies.

  

Me viene a la cabeza una y otra vez esa novela maravillosa que es "On the road", de Jack Kerouack, título seminal que de alguna forma viene a resumir todo lo que significan las road movies, y como cinéfilo irredento que soy no puedo evitar referirme a su encomiable pero no exitosa adaptación reciente por Walter Salles, con producción de Francis Coppola, y sobre todo a una película muy hermosa que aquí conocimos como "Generación perdida" y que en original se llamó "Heart Beat" que de alguna forma contaba mucho mejor todo el espíritu de aventura, de viajar y de conocer que se respiraba en la novela de Kerouak, con una fantástica fotografía de Lazslo Kovaks, que como se verá, aparecerá en más de una ocasión en esta historia de carretera.

 

 

En realidad, me gusta pensar que la vida es en sí misma una road movie, y que por eso las road movies nos llegan tanto. Al menos en mi caso. No sé si será porque hago cada día un mínimo de 100 km en coche, escuchando  mi propia banda sonora. Y pienso que mi educación sentimental en esto del cine, estuvo conformada en buena medida por películas de ese tipo. Y aunque hoy no puedo presumir de ser el lector que fui, y en eso entono mi mea culpa con la excusa del poco tiempo que tengo, creo que la evocación de esos sentimientos que el término "road movie" hace aflorar, hay que buscarlos en la esencia misma del hombre, o del ser humano, como se dice ahora,  y en Homero y en sus retratos de aquellos héroes, con Ulises a la cabeza, que vivían sus aventuras en aquellos viajes desde y hasta Itaca.

  

¿No es una road movie La odisea? ¿No es una road movie El Quijote? Yo creo que sí. El viaje y el camino como catarsis, están presentes desde que un ser humano supo que quería contar una historia y otros que querían que se las contasen.

  

Llegó el siglo XX, y con él dos inventos maravillosos que definen ese siglo como pocas otras cosas, y que estaban destinados a entenderse: el cine, y el automóvil. Por decir más, ambos inventos prodigiosos, alcanzaron un desarrollo excepcional en un país nuevo y prospero como nunca hasta entonces en la historia de la humanidad, y que estaba destinado a erigirse tras la segunda guerra mundial como la primera potencia mundial. me viene ahora a la memoria una película como "Rebelde sin causa", en la que, como casi todo el  mundo sabrá, aparecía Dennis Hopper como uno de los amigos del protagonista James Dean, el "rebelde sin causa" por excelencia. En la película, de 1955, el coche es uno más de los protagonistas, como por otro lado ha sucedido siempre en el cine norteamericano. Lo importante es que la forma de relacionarse con el automóvil por parte de aquellos jóvenes protagonistas, no tenía, evidentemente, parangón con la que pudieran tener cualquieras otros jóvenes de cualquier otros país con el automóvil. Un remedo de aquella la veíamos en una película llena de nostalgia como fue "American Graffitti". Lo que quiero decir es que el coche, ha sido siempre parte del paisaje en la sociedad norteamericana.

  

 

Hoy se nos olvida que el cine fue calificado como "el arte del siglo XX". Más allá de su condición de medio narrativo para contar historias, siguiendo la tradición y la necesidad de todos de fascinarnos con ellas, el cine hizo en el siglo XX algo que ningún otro arte había hecho hasta entonces: ser testigo de su tiempo, dejar para el futuro todo un mundo de evidencias.  El cine triunfó en todo el mundo, y en particular en Estados Unidos, porque, aun siendo mudo o silente, o precisamente por ello, podía llegar a todos aquellos inmigrantes de todo tipo, origen y condición que llegaban al nuevo mundo y aún no sabían el idioma. Parecía normal que el cine, ese nuevo arte, y el automóvil, ese nuevo y moderno medio de transporte se encontrarán y decidieran buscar juntos su destino.

  

En realidad, siempre he pensado que muchos westerns son road movies, y vice versa. Da igual que se en coche, en tren, en moto, en autobús o a caballo. El viaje es el viaje, y como decía Machado, "se hace camino al andar". Pienso en westerns como "Stagecoach", "Two rode together", "Red River", "Wagonmaster", "The Naked spur" o "Ride the high country", por poner solo unos ejemplos, y puedo imaginármelos en términos de "road movie" como tal, eso es, con un coche, moto o autobús. Porque lo que en ellas importa no es tanto como se hace ese viaje sino lo que sucede durante el mismo a los protagonistas de esas historias. El caso de "Stagecoach" es significativo, al estar basada en un relato, "diligencia para Lordsburg" que a su vez se basaba en un relato de Guy de Maupassant, "Bola de sebo". Es una forma de cerrar el círculo, pienso.

  

Del mismo modo, siempre he pensado que "Easy Rider" era todo un western lirico y salvaje, y que podía haberse llamado también "dos cabalgan juntos" (two rode together) o "vivir su vida". También he de reconocer que siendo como soy virulentamente reacio en general a los títulos traducidos, ese "Buscando mi destino" con el que la conocimos en España, no me resulta desagradable. Sin embargo, lo amplio de los significados de "Easy Rider" me parece mucho más evocador. 

  

"Easy Rider", película mítica donde las haya, "road movie" con todas las de la ley, película independiente que recaudó 100 veces su coste, y sin duda hija de su tiempo, una película de eso que llamamos, como a algunas canciones escogidas "generacional". Me confieso hijo del rock, y quiero creer que todo lo que nos llega de "Easy Rider" estaba esbozado en 3 palabras de esa hermosa canción, sin duda generacional, que es "San Francisco", de John Philips e inmortalizada por Scott Mackenzie: "people in motion", insertadas en una estrofa aún más reveladora de unos tiempos que, ya sin duda, estaban cambiando:

 

All across the nation such a strange vibration
People in motion
There's a whole generation with a new explanation
People in motion people in motion

  

De modo que lo que hacían los personajes del rebelde con causa Dennis Hopper, Billy, y Peter Fonda, "Capitán América" o Wyatt, director el primero de la película, y coguionista junto al segundo, era precisamente moverse, respirar, vivir. Aquellos eran tiempos complicados y es fácil olvidar el contexto en el que sucedían las cosas. la guerra fría, La guerra de Vietnam, los magnicidios de los hermanos Kennedy y Martin Luther King en apenas 5 años, la carrera espacial, la contracultura, el movimiento hippie, la necesidad de una parte importante de la población, en particular de los nacidos después de la segunda guerra mundial de ver y vivir el mundo de otra manera, tenían que tener reflejo en el cine. Probablemente "Easy Rider" fue la película adecuada en el momento adecuado. Su arrebatadoras canciones, que son algo más que su banda sonora, hacen inolvidables los momentos en los que suenan. ¿no es significativo que los créditos de la película se vean mientras se escucha el "Born to be wild" de Steepenwolf? (looking for adventure….) . ¿No es también significativo que "The weight" de The Band suene haciendo parecer más liviano el peso del viaje por las carreteras infinitas de los dos protagonistas? (I just need some place where I can lay my head)  

 

¿Y no es significativo que el tema de los Byrds "Wasn´t born to follow" sea también protagonista destacado en una de las cabalgadas de esos dos modernos centauros? (Run across the valley beneath the sacred mountain and Wander through the forest)

  

Podría decir ahora lo que de un tiempo a esta parte se ha convertido en una especie de lugar común: que la película no es tanto, que ha envejecido mal, que está my mal realizada. Pues no. Yo, salvo la secuencia del "trippy", que ya me pareció pesada en su día, la salvo de comienzo a fin. Me parece eso que he dicho antes, una película generacional, y eso puede decirse de muy pocas película, como también de muy pocas canciones. A m me parece que captó como pocas veces ha sucedido, el sentir de una generación. Por eso, nunca envejecerá.

 

El ciclo se completa con otras tres películas escogidas con buen sentido de entre el gran número de película de eso que conocemos como "road movies". En realidad la elección sirve para darnos cuenta de lo muy mezclado que está el género propiamente dicho, con otros.

  

Así, vemos la mezcla con la comedia romántica en esa joya que fue es y será "Sucedió una noche", del hombre que primero puso su nombre antes que el título, Frank Capra, ese hijo de inmigrantes italianos, que estudió ingeniería química en la misma universidad en la que limpiaba por las noches para poder pagar sus estudios, y que comenzó a hacer cine por casualidad. Que Capra no tenía un pelo de tonto lo sabemos desde hace mucho tiempo. Inventó la comedia clásica, dio forma a la función de los personajes secundarios, o "supporting actors", nos enseño a todos que las personas normales que saben que lo son, son, sin saberlo, mejores que las que se creen mejores que los demás; nos alertó contra el fascismo acechante en la sociedad y en los medios de comunicación; y dejo para la historia la crónica de la segunda guerra mundial que fue "Why we fight?" que es imprescindible para entender que pasó.

  

Pero, "Sucedió una noche" era "solo" una comedia romántica, un clásico "chico encuentra chica", y una road movie, con guión del gran Robert Riskin. Ellie, Una niña bien enfadada, con la clase de Claudette Colbert, Peter, un periodista en paro con el porte y las artimañas de Clark Gable, y un gran lio en el que ambos jugaban durante el viaje al gato y al ratón. Ella, niña rica, huye de su padre enfadada por una boda en cierne. El, periodista en paro, se da cuenta de quién es y decide seguirla proponiéndola un trato a cambio de una exclusiva. Alta tensión, y momentos míticos a lo largo de ese viaje en el que los dos se conocerán y cambiaran, como debe ser en toda road movie que se precie. Por cierto, la película fue la primera en ganar los 5 Oscar principales, Clark Gable fue responsable de que se pusiera de moda no llevar camiseta interior, y esa zanahoria en sus manos inspiró no poco al que sería el "único conejo ganador de un Oscar".

  

"Sucedió una noche" transcurría durante la Gran Depresión, en 1934. Luna de Papel, el tercero de los títulos del mini ciclo sobre "road movies" fue rodada, en un luminoso blanco y negro que firmaba el Gran Lazslo Kovaks (director de fotografía también de "Easy Ryder", por cierto), en 1973, aunque transcurría de forma indeterminada durante esa misma gran depresión. Peter Bogdanovich, el cineasta que más empeño parecía mostrar de entre aquella generación de cineastas, en reivindicar las esencias del clasicismo del cine norteamericano, hizo una "road movie" muy próxima en su discurrir a un género tan español como es el de la novela picaresca. Un hombre, y una niña, Ryan O´neal y su propia hija, Tatum O´neal, por entonces con 7 años, y sin duda el mejor niño, niña en este caso, que pasó por la pantalla desde que Jackie Coogan fuera "The kid" con Charlie Chaplin.

  

Como buena road movie que es, el argumento aparente, un vendedor de biblias que va recorriendo el país engañando a viudas desamparadas, acaba por ser el telón de fondo de la verdadera historia, que es la que se teje entre dos personajes tan variopintos, como son ese Moses Pray y Addie.

 

La obra de Peter Bogdanovicht es todo una recolección de anécdotas del mundo del cine. Igual que en Nikelodeon podíamos ver cosas que se dicen que pasaron de una u otra forma en el mundo del cine, también se dice que fue el mismo Orson Welles quien le dijo a Peter Bogdanovicht, quien tenía dudas sobre si mantener el título original de la novela, "Addie Pray", que Paper Moon era un excelente título, que estaba inspirado por cierto, por una canción: It's Only a Paper Moon

 

La más reciente de las "road movies" de ficción que podrá verse en este miniciclo es una joyita del moderno cine "indie", "Pequeña Miss Sunshine", el brillante debut como directores de la pareja formada por Jonathan DaytonValerie Faris: El Mcguffin, era la crónica de un viaje familiar para un concurso de misses infantiles. de nuevo, como buena "road movie" que es, el viaje en una vieja forgoneta Wolkswagen de una familia  "disfuncional" (o desestructurada) como se dice hoy día, servirá para lograr lo que las cuatro paredes de su casa no conseguían: unir a tan variopintos miembros en una empresa común, aunque esa sea, reventar un absurdo concurso de belleza infantil. En medio, una madre desbordada, Toni Colette; un padre fracasado que predica el éxito, Gregg Kinnear; un adolescente mudo por decisión propia, Paul Dano; un hermano, o cuñado, según se mire, homosexual que ha intentado suicidarse por mal de amores Steve Carrell; y para colmo, un abuelo libre como un colibrí que interpreta el siempre excelente Alan Arkin. Ah, y esa niña que no responde a los cánones de belleza dictatoriales pero que va a conseguir unir a esa familia que son los Hoover: Olive.

  

Termina el ciclo con un emocionante Documental con mayúsculas: "Freedom Riders", mucho más que una road movie o la crónica del viaje de uno grupo de idealistas, a la vez que tremendamente concienciados, ciudadanos norteamericanos, blancos y negros, que en 1961 decidieron forzar las leyes segregacionistas de los Estados del Sur yendo en autobús desde Whasington a Nueva Orleans. Los protagonistas auténticos de aquel acto heroico nos cuentan aquella historia y como cambió sus vidas y las de los demás, pero lo que vemos sobre todo en el documental es como aquella historia de carretera cambió, o empezó a cambiar si se quiere,  para siempre a un país. Es revelador ver a Robert Kennedy decir: Algún día este país tendrá como presidente a un negro.

 

"Freedom riders", El viaje, el camino, el cambio. nada es al llegar al final del camino como era al salir. Esa es la esencia del vieja, esa es la esencia de las road movies.

Gerardo Sánchez   24.mar.2014 16:09    

Mi particular "Lo mejor de 2013" (Con perdón)

    martes 24.dic.2013    por Gerardo Sánchez    5 Comentarios

Un año más nos enfrentamos a las inevitables listas con “lo mejor de”. Y un año más, y no aprendemos nunca, nos encontramos con los mismo: ¡cuantas buenas películas hemos visto este año!. Algo si vamos aprendiendo, es ir anotando, en mi caso mentalmente, desde el día 1 de enero, esas películas que van   a ir formando parte de esa futura lista que vamos a hacer en Días de Cine. El problema en el programa es que como es una votación democrática entre todos, no siempre salen tus favoritas en el orden que tu las pensaste. Y siempre escuece ver que esa película que inevitablemente tu, y solo tu, has considerado entre lo mejor, no aparece porque a: nadie más la ha visto, o b: (mucho peor) la han visto y no ha gustado a nadie. El consuelo es que a los demás les pasa lo mismo, y como dice el refrán: “mal de muchos, consuelo de tontos”. De modo que, aunque mi lista no sea la que salga en la votación final, esta, y no otra, es mi lista. Antes de pasar a desglosar decir que podrían haber sido 20, y que es muy difícil hacer una valoración exacta de si la 2 es la 2 o la 3 es la 3. Bueno, en realidad, las primeras situadas están donde deben (más o menos ).
Empezamos pues en orden descendente desde mi favorita nº 1, que no es otra que:

“Searching for Sugar Man” (Malick Bendjelloul)

O como me gusta opinar como la mayoría. Una película que ha gustado a todo el mundo, que ha conseguido este año permanecer en salas por tiempo récord, que batió récords también en su estreno en VOD y que es una auténtica maravilla. Un documental de esos que me gustan, una historia increíble y cierta y que según la ves llegas a pensar (aunque conozcas la historia) que estás ante un “fake”. Bueno, una película que es mucho más que una película y que ha hecho descubrir a muchos a ese Sixto Rodríguez, Sugar Man, que triunfó en Sudáfrica sin saberlo. Bien pensado, es una suerte que en el mundo haya aún muchas historias increíbles por ser contadas

“Bestias del sur salvaje” (Behn Zeitlin)

Hipnótica, poética, y también hacer honor al salvaje que lleva en su título. Una película inclasificable, a medio camino entre el hiperrealismo y la fantasía, con una comunidad más o menos imaginaria viviendo tan anárquica como libremente en un "Cajun" de Louisiana, y una niña increíble que sueña con esas bestias del sur salvaje, interpretada por una portentosa actriz de 10 años de nombre Quvenzhané Whallis

“Plot for peace” (Carlos Aguyó)

Sin querer pecar de presuntuoso, esta película me huele a Oscar al mejor documental el próximo año. No tiene nada que ver con “Seraching for Sugar man”,pero tiene el mismo aire a historia increíble y sin embargo cierta. Dicho de otro modo, si te cuentan la historia como argumento seguramente dirías: “eso es increíble”. Y sin embargo, como en el caso de “Sugar man” cierto. Una historia fabulosa y desconocida, básicamente y muy por encima, el empeño de un hombre, de nombre Jean-Ives Olivier, por poner en marcha una “operación” para acabar con el Apartheid en Sudáfrica y con la encarcelación de Nelson Mandela. Una película que, como otros documentales que pueden ser “Man o n wire” o “Exit through the gift shop” (además de la ya dicha “Searching for Sugar Man”, ya forman parte de mis películas favoritas de estos últimos años. Un montaje trepidante (el director, Carlos Aguyó es también el montador de la película) nos deja sin aliento en una historia ejemplar, y desde luego, y como la que viene a continuación en mi lista, una lección de historia.

“Lincoln” (Steven Spielberg)

Retomando lo que decía sobre “Plot for Peace”, decir que para mi Lincoln es una película moral, en el sentido rosselliniano, y que nos cuenta en el fondo lo mismo que nos cuenta “Plot for peace”. La historia se hace a base de muchas pequeñas historias, pueden ser tan grandes como las de Lincoln o Mandela, pero sin esas muchas pequeñas historias esa Gran Historia no existiría. Además, otra cosa muy importante que también comparten las dos películas, un documental y una película de ficción: A veces para conseguir un objetivo tan grande como fue la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, o acabar con el apartheid en Sudáfrica hay que saltarse las reglas.

"12 años de esclavitud", (Steve McQueen)

Aquí quiero añadir, aprovechando el trasfondo histórico, "12 años de esclavitud", de Steve McQueen. Nos pasa a menudo en el programa que los títulos que entran ya en Diciembre se quedan descolgados de nuestras votaciones. Es injusto, pero aprovecho para ponerla en la lista, "ex-aequo" junto a Lincoln. "12 años de esclavitud" es un Peliculón, y tuvimos hace unos días el enorme privilegio de hacer un preestreno en Días de CIne con presencia de Steve McQueen, quien durante 15 minutos presentó la película al público que llenaba la sala 9 de los Cines Ideal: 400 personas. Al ver la película me di cuenta de algo que luego corroboró el mismo McQueen en ese speech al público de la sala: no hay películas sobra la esclavitud en Estados Unidos. Por añadir un par de elementos a esta breve reseña: los actores, o actorazos, debiera decir, encabezados por Chiwitel Wjiofor, y con Michael Fassbender, Benedict Cumberbatch, Paul Dano, Paul Giamatti y Brad Pitt, que también produce, y el paisaje, espectacular de Louisiana que sirve de contraste a la brutalidad de la historia.

“Blue Valentine” (Derek Cianfrance)

Aunque llegó a España con casi 3 años de retraso he querido que estuviera en mi lista. Y no solo por ser una gran película en la que tanto Ryan Gosling y Michelle Williams están estupendos en su crónica del amor y del desamor. Está estupendamente realizada, con garra y autenticidad. Y para que negarlo, cuando la veo no puedo dejar de evocar a esas canciones maravillosas que Springsteen nos entregaba en sus discos de finales de los 70 comienzos de los 80. Por ejemplo, cada vez que la veo me viene a la cabeza “Two hearts”. Para mi es motivo suficiente. Bueno, eso y que soy un sentimental. Debo decir también que Derek Cianfrance estrenó este año también en España su siguiente película, la también estupenda, aunque menos original “The place beyond the pines” (cruce de caminos)

“Mud” (Jeff Nichols)

Tras ver hace un par de años “Take shelter” todos nos quedamos con el nombre de su director, y Jeff Nichols no ha defraudado (a mi por lo menos) en su nueva película. Decir que Mathew McConaughey se sale (bueno, también se salía en “The paperboy”) en esta película ambientada en una tierra tanmítica en la narrativa norteamericana como es el Missisipi. La sombra de Mark Twain, por tanto, está en “Mud” (“barro”=nombre del personaje de McConaughey). Además dos niños que son herederos naturales de Tom Sawyer y su amigo Huck. La sombra de Stevenson, La Isla del tesoro, Long John Silver, y Jim Hawkins, también merodea lo suyo. Eso, que no es poco, un paisaje abrumadoramente bello, y la música, son para mi motivos más que suficientes para que está película esté entre lo mejor de este 2013.

“Amor” (Michael Haneke)

¿Qué decir de “Amour” y de su director?. Ha sido este año Premio Príncipe de Asturias, y aunque para mi tiene talento de sobra, me pareció un poco previsible y facilón que se le otorgase ese premio. “Amour” ganó el Óscar a la mejor película extranjera, y se lo merecía. Cuenta una auténtica historia de amor, pero tal y como la definían en “The deep blue sea”, o sea el amor cuando se es viejo, se está enfermo, y los buenos momentos hace mucho que pasaron. A Haneke le ayudan sus dos protagonistas, que ocupan prácticamente toda la película, Jean-Luis Trintignan y Emmanuelle Riva. Esta último por cierto,la protagonista de “Hiroshima mon amour” fue candidata al Oscar a la mejor actriz. Se lo merecía de sobra, y además el día de la ceremonia cumplía 86 años. Me sentó muy mal que no lo ganara. Toda una desconsideración para una gran dama.

“Prisioners” (Denis Villeneuve)

Tras ver hace un par de años “Incendies” el anterior trabajo de Denis Villeneuve, quien más quien menos teníamos ganas de ver que nos ofrecía en su nueva película. Decir, en primer lugar, que el registro, al menos el aparente, cambia de forma radica, aunque el fondo tiene muchas similitudes. Por simplificar mucho “Prisioners” sería una mezcla entre “Zodiac”, “Adios pequeña adiós”, “El juramento” o “Mistic River”, y no digo más. Unos actores portentosos, sin exclusión, dan forma a una película que retrata el dolor y las contradicciones humanas que se manifiestan ante algo tan fuerte como la desaparición de una hija.

“Un invierno en la playa” (Stuck in love) (Josh Boone)

Esta es una de esas películas que muy poca gente habrá visto (mi dosis de esnobismo pues) y que creo que hubiera sido mejor traducir de forma apropiada, algo así como “atascado en el amor”. Una historia de escritores, de aprender a vivir, de padres e hijos, de cómo ser tu mismo, y de cómo perdonar. Entre otras muchas cosas, con unos estupendos Gregg Kinnear y Jeniffer Connelly, una banda sonora que nos invita a soñar, y llena de referencias literarias.

“Rush” (Ron Howard)

Y para terminar “Rush”. ¿Quién me hubiera dicho a mi hace unos años que una película de Ron Howard hubiera estado en mi lista de 10 favoritas?. Lo digo yo: nadie. Y sin embargo, esta película me emocionó y me atrapó desde el comienzo. Intuyo que buena parte de la culpa de que eso sucediera la tiene el guión de Peter Morgan, guionista de la también excelente (y sorprendente) Frost contra Nixon.

Y de nuevo, una historia de la rivalidad y compleja relación entre dos personajes antagónicos pero que parecen necesitarse mutuamente para ser lo que son. Un poco como los Mozart y Salieri de "Amadeus". En este caso la Formula 1 no sería más que un Mcguffin, y Niky Lauda y James Hunt dos prototipos de personajes. Pero además, la historia de la rivalidad de esos dos es real. Un montaje espectacular, y ese guión ya comentado hacen que ya desde el minuto 10 de la película esté entregado. Y al final me tiemblen las piernas. Pero esto, ya lo he dicho es porque yo soy un sentimental. Ah, y la banda sonora, fabulosa.

Quizás “Gravity” podrán estar en esta lista, y sin duda, quizás otras cuantas, pero son las que son, y he de decir que me ha costado mucho reducir la lista inicial de más de 20 internacionales y 10 o 12 en español. A algunos esta lista les parecerá acertada. A otros un despropósito. Es cierto que nuestros gustos nos dicen como somos. Y yo soy lo que dice esta lista que soy, como Pio Baroja: anarquista, individualista y romántico.

Y si, ya se lo que alguno está pensando. En un país en el que un Ministro dice que los problemas del cine español son de calidad y no de subvenciones, debo decir que ese equivoca rotundamente y que confunde las cosas, que los partidos políticos tienen más subvenciones que el cine español, y que por contra hacen mucha mejor "marca España". Y por tanto, decir que "Todas las mujeres", española, de Mariano Barroso, me pareció fabulosa. En mi lista de "españolas" está la primera. Tuve la inmensa suerte de poder presentar al equipo de la película en uno de nuestros preestrenos, en el cine Palafox,con nada menos que 800 personas llenando la sala. Fue el mismo día que el ministro dijo su desafortunada frase. También me ha gustado mucho "La gran familia española". Lo dicho, yo soy un sentimental y no tengo que pedir perdón por ello. Y "Las brujas de Zugarramurdi" también me gustó. A otro nivel, es verdad, pero me gustó. Muy larga la secuencia del aquelarre... pero lo disculpo. Y me gustó también "Vivir es fácil (con los ojos cerrados)". Como soy Beatlemano, estaba ganado de antemano. Y también tuve la suerte de presentar al equipo de la peli en un pre-estreno de DDC. Javier Cámara se llevó de calle al personal. Todo el mundo se rió en la presentación y todo el mundo se quedó pasmado cuando al terminar la película se encontraba con David Trueba, Javier Cámara y Natalia de Molina a la salida de la proyección para hablar de la peli con la gente. Muchos incluso se fueron a tomar cañas con ellos. Y también "La herida", y "Caníbal", y esa pequeña joya que es "Stockholm".. Y dentro del cine "hispanoamericano" me han gustado mucho este año (pero mucho mucho, ¿eh? "Gloria" (no puedo evitar que me recuerde a "Las noches de Cabiria), la también chilena "No", y sobre todo "El último Elvis". Como soy un mitómano...

Y ya puestos, decir tres películas que me han decepcionado profundamente. Incluso puedo decir que me han irritado. Cada una por un motivo. "The Master", tan bien realizada, dirigida e interpretada como pretenciosa a más no poder. "Spring Breakers", insufrible y superficial disfrazada de retrato de época (actual), y "Los amantes pasajeros" un mal remedo, disfrazada de película con mensaje, de las peores y más casposas películas de Ozores, Pajares y Esteso (que al fín y al cabo son retrato de una época muy concreta en España al menos). Mi más sincera enhorabuena a Almodóvar por su premio europeo, pero yo espero que un día de estos vuelva a hacer una película que me guste.Tampoco me gustó nada nada, pero nada nada, lo útimo de Danny Boyle: "Trance"un tostón de tomo y lomo. Y con infulas, que es lo peor.

De lo que está por llegar tengo muchas muchas ganas de ver la nueva película de los Coen, que se estrenará la primera semana de 2014 "A propósito de Llewyn Davis" ”, de la cual hemos hecho la pasada semana un exitoso un pre-estreno en Días de Cine. Tengo muchas ganas de ver lo nuevo de Scorsese, “El lobo de Wall Street”, tras haber sido rehabilitado en mi lista particular gracias a “Boardwalk Empire” y a “Hugo”. Tengo ganas de ver lo nuevo de Darren Aronofsky, “Noe” y la ganadora del Festival de Sevilla “El desconocido del lago”, así como la reciente ganadora en Gijón, “Ida” de Pawel Pawlikowski. Pero, por supuesto, dejo un espacio (grande) para la sorpresa, que es sin duda, lo mejor que hay.

Lo dicho... con perdón..

y ¡¡¡féliz 2014 a todos!!!

To be continued

@Gerardo_DDC

Categorías: Actores , Actualidad , Cine

Gerardo Sánchez   24.dic.2013 15:55    

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