Homenaje al Cine Usera
martes 25.jun.2013 por Raúl Alda 27 Comentarios
Las vueltas que da la vida, como bien cuenta Raúl Alda, el hace mucho tiempo desaparecido Cine Usera, resultó ser algo más que un punto en común en la redacción de Días de Cine.
Leo la evocación de Raúl y me parto de risa. Todo me es reconocible. Yo vivía en la Calle Nicolás Sánchez, a escasos 150 metros del Cine Usera, y a otros tantos del Cine Niza. Por algo que se me escapa, al Cine Niza fui relativamente pocas veces. Recuerdo eso sí, que era un cine con mejor presencia. Estaba al lado de un “Night Club” que para la época era algo impactante. Recuerdo bien los olores que salían de ambos lugares, que la butacas del cine Niza eran mejores que las del Cine Usera, y que las fotos de mujeres imponentes (en blanco y negro) que había en la entrada de aquel Night Club siempre me intrigaban.
El caso es que paseé mi infancia (hasta los 13 años) en aquel barrio cañí, como bien dice Raúl, con amigos que pertenecían (o decían pertenecer) a la “Banda del Triángulo”, jugando al fútbol en el descampado que había al lado del campo del Moscardó, y pasando el verano en la piscina de mismo nombre y yendo a un colegio con apenas 5 aulas y que estaba en un piso. No sé que diría hoy el ministro de educación de mi “excelencia” educativa, pero aquí estoy.
Lo bueno venía los miércoles, que para mí era el día del espectador (años más tarde lo sería de verdad). Para mí y para mis hermanos, desde luego lo era, porque mi abuela Teresa, nos llevaba el miércoles al Cine. Al Cine Usera. Todo lo que pueda decir de aquel cine ya lo cuenta Raúl de forma inmejorable. Pero lo mío tiene truco, porque según llegábamos a la puerta del cine, y mientras veía las fotos y los carteles, (y percibiendo ya aquel inequívoco olor a “cine”) mi abuela llamaba al “Señor Montero”, que no era otro que el acomodador, que, vaya usted a saber porqué, era conocido de mi abuela. Y el buen señor Montero, a quien hoy podría identificar sin ningún problema, nos colaba en el cine.
Y entonces veíamos la sesión continua que tocase. Ya se sabe, entrabas, y si la película estaba empezada, la veías, luego la siguiente, y veías lo que no habías visto de la primera. Si te había gustado mucho, te quedabas a verla entera… Y así, semana tras semana.
Yo tengo el recuerdo imborrable de haber visto allí varias películas que forman parte de mi educación sentimental pero voy a dejarlo en 2 (bueno, en 3): Una de ellas fue “El Oro de Mckenna”, que me tenía fascinado por su color, por su scope y por la canción de los créditos. Y por la imagen de las alforjas de Gregory Peck a reventar de Oro… bueno, y por tantas y tantas cosas de la peli.
La otra fue “20.000 leguas de viaje submarino”. Decir que en aquellos tiempos decíamos “la de Kirk Douglas”, no como diríamos ahora, “la de Richard Fleisher”. Divertidisima, maravillosa, inolvidable. Hoy puedo seguir diciendo lo mismo de ella.
Y me reconcome mi memoria una película que vi en aquel cine y que no he vuelto ni a ver ni a saber de ella. Pero me impactó profundamente y recuerdo a la perfección su título: “Asfalto húmero”. Durante años no supe ni quiénes eran los actores, ni quien fue su director, por supuesto, pero juraría que era europea, y desde luego, en Blanco y Negro. Hoy Internet lo pone todo más fácil, pero le quita magia a los recuerdos. Y se por Filmaffinity que la película es de 1959, y que es alemana. No todo ha de ser malo, ahora ya puedo buscar un remoto recuerdo de mi infancia en amazon y conseguir aquella película de la que aún tengo imágenes grabadas en mi memoria.
Nada más, os dejo con la evocación de Raúl. Sé que la vais a disfrutar tanto como yo la he disfrutado.
@Gerardo_DDC
HOMENAJE AL CINE USERA
Por Raúl Alda:
Para nuestro asombro descubrimos en nuestras charlas de comedor, despacho y aseo que buena parte del núcleo duro del actual “Días de Cine” forjó su cinefilia en el legendario cine Usera, sito en el popular barrio madrileño fundado por la familia de traperos que le da nombre con Marcelo, el patriarca, a la cabeza y patria chica del gran Tony Leblanc.
Era la época, años 60, en que Madrid era una ciudad plagada literalmente de cines de barrio que a precios populares ofrecían un programa doble en sesión continua. Aunque la televisión ya empezaba a ser la reina del ocio en los hogares no podía competir aún con la pantalla grande. Entre otras cosas porque el blanco y negro con más o menos ruido según se movieran adecuadamente las antenas en forma de cuernos jamás podría hacer sombra a la espectacularidad del technicolor y cinemascope.
Toda una generación de chavales crecimos asistiendo a razón de una o dos veces por semana a estos programas dobles que se renovaban cada jueves. La España que despegaba, aunque aún notablemente desvencijada, olvidaba temporalmente sus miserias en esas salas donde el cine americano seducía sin remisión.
Evocar aquellos espacios y en particular el del cine Usera situado en la calle Gabino Jimeno resulta un prometedor ejercicio nostálgico a pesar de que hoy en día sería insoportable visionar películas en las condiciones de aquel tiempo.
Para empezar hay que remarcar el enorme trasiego que esos cines registraba. En otras palabras, al mismo tiempo que se exhibía una película en la pantalla había otras que tenían lugar en los distintos rincones de la sala. No voy a mencionar a las parejas que se refugiaban en la última fila, yo no tenía edad aún para adentrarme en ese mundo y por otro lado puedo manifestar con orgullo que lo que realmente me importaba transcurría sobre esa enorme tela blanca a menudo con lamparones y manchas sinuosas quizá precursoras, muy a su pesar, de las exitosas formas futuras del gran Antoni Tapies.
Decididamente el cine Usera era un escenario emblemático de la España profunda, dicharachera e irresponsable de entonces. El lema que no tardaría mucho en imponer la televisión: “piense en los demás” carecía completamente de sentido en aquel recinto. Frente a las grandes estrellas de Hollywood que cautivaban al personal, personajes de la más pura estirpe nacional competían por alzarse con el protagonismo del momento, compitiendo nada más ni nada menos que con Burt Lancaster o Gary Cooper por poner sendos ejemplos. Macarras, cuasi delincuentes, chulos de verbena no dudaban en hacerse notar a veces, debo reconocerlo, con verdadera gracia y una pizca de fundado temor. Al grito de “¡acomodador, acomódeme un huevo!” seguían otra lista de improperios que me hacen reflexionar con cierta pena del durísimo oficio de llevar a la gente a sus asientos con aquellas linternas que parecían casi lámparas de gas. Hago un inciso para rendir homenaje a esta profesión ya que mi abuelo paterno al cual no conocí trabajó además de empleado de Renfe como acomodador en el Teatro Alcázar sito en la calle Alcalá. Murió de un cáncer de pulmón a pesar de no haber fumado en su vida y es que la humareda del vestíbulo del Alcázar según escuché era legendaria. Esta seguramente es la razón de que siempre haya dado propina a los acomodadores. Otro servicio impagable que nos prestaban aquellos profesionales de uniforme gastado era recorrer a paso firme la sala con un zumbido de fondo. Inmediatamente después del ruido llegaba la otra percepción del sentido olfativo, el precursor remoto del “Ambipur” hacía acto de presencia mediante las ondas expansivas de un chorro a granel. La verdad es que a pesar de la rotundidad de aquellas esencias básicas, tan penetrantes, se agradecía el gesto de enmascarar la gama de olores de aquella España en fase de despegue.
Hablando de olores una particularidad del cine Usera que sin duda garantizaba movimientos de todo tipo, incluso de naturaleza inconfesable, era que el acceso a los aseos estaba no en el vestíbulo como viene siendo habitual sino dentro de la propia sala. El reflejo intermitente de la luz, el chasquido de la puerta y el sonido de fondo de las goteras anunciaban la presencia ineludible de aquel centro de evacuación. Vi hace unos años una obra de teatro de Sanchís Sinisterra protagonizada por Pastora Vega, una limpiadora que monologaba sobre unos desgarros que ni el aguarrás podía hacer desaparecer y detrás tenía aquellos aseos típicos de azulejos cuadrados y blancos. Como fondo un sonido regular, infinito, de goteras con el eco que un espacio grande añade. Esos incesantes golpecitos acuosos me recordaron inmediatamente al cine Usera. Me pareció un hallazgo soberbio por cuanto define a la perfección aquel tiempo de sueños imposibles y fugas irremediables. Las cisternas siempre estaban arriba y de ahí la expresión que ha perdurado de “tirar de la cadena” a pesar de que hoy en día lo que hacemos es apretar un botón que suele estar por debajo de nuestra cintura. De aquellas elevaciones pendían unas cadenas que según cuentan las crónicas a veces eran objeto de apropiaciones indebidas, probablemente, imagino, para hacer de esas tiras metálicas atrevidos adornos que lucían los emperifollados de la época, mayormente miembros de bandas como la mítica “Ojos Negros” cuyo epicentro delictivo se situaba en la madrileña plaza de Legazpi. Por cierto si algún atrevido productor quisiera ofrecerme dirigir o escribir un “West Side Story” cañí con mucho deleite pergeñaría una historia sobre aquella mítica banda de presunta estética rockabilly más bien cutre y chicas con aquellas sinuosas permanentes llenas de curvas abombadas. Cruzando el río en dirección al barrio de Usera te adentrabas en los dominios de la banda del Triángulo. Nunca pude satisfacer mi curiosidad del porqué de ese nombre a no ser que, imagino, un geómetra frustrado convencido de que la vida siempre tendría tres lados comandara aquel grupo de macarras de buen corazón.
Volviendo a las cadenas de los lavabos del cine Usera no era difícil saber cuáles habían sido sustraídas pues normalmente el apaño sustitutivo consistía en una cuerda estropajosa reconocible al momento.
Yo tenía que ir al Cine Usera desde las inmediaciones de la Plaza Elíptica donde vivía y aquel viaje que parecía un auténtico desplazamiento lleno de peligros, atravesando descampados y ruinas, era a menudo una aventura inquietante cuya recompensa era disfrutar de otra aventura más segura y lúdica, la filmada.
Y ahora hablo y evoco las películas que vi en el cine Usera con algunas anécdotas francamente irrepetibles. Como contaba en la introducción del libro que escribí sobre “2001: una odisea del espacio” que un editor mediocre y sinvergüenza me publicó hubo una coincidencia de esas para la historia. En aquel momento a las radios portátiles con pilas se las llamaba transistores. No era infrecuente que se escuchara el sonido de fondo de algún transistor. Sospecho que esas melodías de canciones o de partidos de fútbol procedían de la cabina de proyección. No es descabellado ponerse en el lugar del proyeccionista, probablemente un pluriempleado de la época al que el cine le importaría relativamente poco con tal de llegar a fin de mes. Pues bien, el momento mágico, vuelvo a decir único e irrepetible, se produjo cuando “Moon-Watcher”, el eslabón perdido de la humanidad futura mira extasiado el monolito objeto de tantas interpretaciones, en ese instante la luz del sol empieza a colarse por el lateral del monolito mientras en el transistor ilocalizable del cine Usera suena la canción del verano de los Diablos “Un rayo de sol” cuyo estribillo, si recuerdan los más mayores rezaba así: “un rayo de sol, oh, oh, oh”. Las risas de la sala no hacían otra cosa que certificar la apropiación indebida de un mito universal por la España de pandereta. Un “Moon-Watcher” incuestionablemente castizo de repente adquiría una dimensión completamente inesperada. Me pregunto qué diría mi admiradísimo Stanley Kubrick de aquella contingencia. Un hombre, como sabemos, obsesionado por controlar hasta el último detalle. Espero y supongo que de tener conocimiento de este hecho el gran perfeccionista que era hubiera tirado la toalla al admitir sin fisuras que la vida es realmente incontrolable.
Más allá de esta sustanciosa anécdota debo reconocer que el visionado de “2001: una odisea del espacio” en el cine Usera marcó un antes y un después en mi percepción del cine y de hecho a partir de esa experiencia tuve claro que de un modo u otro mi vida tendría una relación directa con el cine, algo más que un entretenimiento, un arte capaz de transmitir emociones y pensamientos de altura. Y desde luego el tiempo se encargó de hacer evidente la enorme osadía que suponía programar “2001” nada más ni nada menos que en el cine Usera. Pensándolo bien, sería un ejercicio inútil siquiera imaginar la figura del programador en un cine de aquellas características.
Otra película que descubrí con sumo agrado a pesar de las condiciones de proyección de aquellos cines, vuelvo a decir inasumibles en el mundo de hoy, recordemos las rayas y chasquidos sonoros que anunciaban el cambio de rollo con supresión de fotogramas que incluso alcanzaban escenas enteras, era el delicioso film de Howard Hawks “Hatari”. Nunca se me olvidarán aquellas impactantes imágenes del rinoceronte embistiendo al jeep de John Wayne.
Hablando de John Wayne y de Howard Hawks, otro film memorable de uno de mis géneros favoritos, el western, lo disfruté varias veces en aquella sala, “El Dorado”. Mucho tiempo después en el que fue el cuartel general de “Días de Cine” en el festival de Venecia durante la época de las vacas gordas, el Hotel Villa Mabapa situado en la parte oriental de la isla del Lido bajo la imponente e impredecible presencia del icono del programa durante unos cuantos años Antonio Gasset, Maribel Verdú acompañada de su pareja Pedro Larrañaga nos contaba mientras degustábamos por la noche el famoso “Bellini” en la agradable terraza del hotel que había coincidido con James Caan en un rodaje en Canadá. Caan un tipo agradable que figuraba en uno de los repartos más inolvidables de la historia del cine, el de “El Padrino” y cuyo personaje lo recordamos en “El Dorado” por su impronunciable nombre que tantos quebraderos de cabeza ocasionaba al tratar de verbalizarlo a John Wayne le contaba a Maribel que Robert Mitchum era un auténtico señor, un caballero que ayudó al primerizo Caan mientras que Wayne era un tipo de trato difícil, endiosado y de ideas, como ya sabemos, demasiado conservadoras, que más que una ayuda fue un lastre para el desenvolvimiento del futuro protagonista de “Rollerball”. Sin desmerecer en absoluto a ese gran icono que tanto nos cautivó, el familiarmente llamado “Duke”, esta percepción de la que no dudamos en absoluto plantea un asunto que trasciende este artículo, la correspondencia entre realidad y ficción. Todos los que trabajamos en este medio la hemos sufrido y desde luego sería materia de otra extensa reflexión.
Este era el cine Usera, probablemente el más popular y entrañable del barrio. Otros como el Niza situado en la misma calle de Marcelo Usera con sofisticadas y fallidas resonancias evocadoras de la Costa Azul, como los que se hallaban muy próximos entre sí, más abajo en la zona de Almendrales, como el Lux, con reminiscencias higiénicas o el Copacabana con pretensiones de samba y nocturnidad, nunca llegarían a alcanzar el carisma del cine Usera, hoy un supermercado de una conocida cadena de tamaño mediano.
Desde aquí le rendimos homenaje porque aún habita en nuestro recuerdo y a pesar de todo contribuyó decisivamente a que amáramos el cine.
Antonio luis Pamos dijo
Verdaderamente fascinante el recopilatorio de Raúl Alda.Conoci Usera,pero no sus cines.Aúnque la pasión por el cine,con los mismos tintes,la ejercí en ambientes similares en otra ciudad.Evocar aquellas tardes_noches de cine en sesión continua,me hace revivir mi pasión,también "continua" y continuada,por el Cine.
herrer dijo
Tanto Raul Alda, como Gerardo Sanchez me han hecho sentir propios los gratos recuerdos de este "Cine de Barrio" como lo llaman en la bella España. Ahora hago memoria y recuerdo a mi cine de la infancia, era el "Cine Obelisco" ahora desaparecido.Y el primer recuerdo que me viene es la pelicula "Furia de Titanes" (Clash of titans), la recuerdo porque fue la ultima vez que vi esos efectos especiales que tanto me gustaron e impactaron en mi infancia.
Ahora el cine no es tan familiar y espontaneo. Pero vamos, que la vida...perdon, el cine sigue.
RAFAEL SAIZ dijo
Por todo lo leido supongo qe somos de la misma generacion. te voy a indicar los cines qe mas frecuentava...el cine legagpi..el nuevo america en el paseo de las delicia ( yo vivia enla calle ciudad real 8.)el lusarreta..el pizarro.el delicia...el monte carlos,el san carlos..la verdad qe al usera nunca fuimos ( digo fuimos ) por mis amigos de la epoca.tambien fuimos a otros muchos cines del centro como el callao..paro a useras pasamos unas cuantas veces...pero ya ese barrio tenia fama de poco acojedor....una vez fuimos a un baile y salimos del tumulto x casualidad sino corremos yo no podria hacer el servicio militar en los pirineos (escuale militar de alta monteña )a los 25 años me vine para Argentina y hasta la fecha.gracias Raul por tanto recuerdo..sin contar el celebre RASTRO de lavapies.saludos.
coxis dijo
Precioso texto. Las multisalas son frías, todas iguales... Antes uno decía "Grease la vi en el Coliseúm" ahora no pega decir "Siete psicópatas la vi en el Neocine C.C.Thader - sala ocho"
Viva días de cine!
andres dijo
Yo vi muchas allí. Sobe todo recuerdo Marcelino pan y vino. Y Limosna de amores. !Qué recuerdos!
Verónica dijo
Chicos¡¡
me ha encantado vuestro relato, un abrazo
emilio sanchez casado dijo
Mi anecdota es que vimos Ël Zorro" y nos dio por pintar con Z grndisimas las paredes de la estrada del cine, Por supuesto nos pillo el acomodador pues lo chavales de entonces no teniamos picardia.
Nos hizo borrar lo que era imposible y nos dejamos alli los pañuelos, las manos, los pantalones y las camisas.
Por cierto nuestro vecino, D. Antonio era el inspector que ponia la clasificacion a la pelicula,
Francisco Simon dijo
Mi infancia y adolescencia pasaron por los cines Usera y Niza, ambos separados por una manzana de distancia, y aunque el niza luego se convirtió en el rey de las películas clasificadas s, el usera siempre fue el de la sesión continua y el de las pelis clásicas, que buenas tardes pase con mi hermana y con amigos, y los domingos en las sesión de las 16.00 horas montando jaleo en el gallinero... claro hasta que llegaba el acomodador y nos echaba... que buenos recuerdos de cine, palomitas y bocadillos.
Pablo Alberto Montero dijo
Llegando a casa decidí teclear en Google "Cine Usera" y me encuentro con esta maravilla. Yo tengo 20 años y no viví nada de lo que todos ustedes comentan, pero aquel Señor Montero era mi abuelo, al que por desgracia no conocí, pero del que todo el mundo me ha hablado. Si tuvieran alguna fotografía o simplemente algún buen recuerdo, me gustaría verlo/leerlo. Dejo mi correo/facebook/twitter para que lo compartan. Sería fantástico:
pablo-alberto_93@hotmail.com
https://www.facebook.com/YazSilaz
https://twitter.com/B_Yaz
jose maría montero dijo
Soy el segundo hijo el Sr. Montero (que así lo llamaban todos); el primero, Fernando, ya no vive. Recuerdo perfectamente todo aquello que he leído en el artículo de Raúl Alda, pero podría matizar algunas cosas. Yo también he trabajado de operador en la cabina de proyección de ese cine y de otros de su misma empresa, de manera que conozco el cine por dento y por fuera, como ese barrio de Usera, tan distinto del de ahora. En este momento no tengo tiempo pero escribiré algo; sobre todo de la vida de las personas del barrio y su relación con el cine. Por cieto, pensad un moimento en las películas que Raúl ha citado y que son un ejemplo de la calidad de las películas que en este barrio y en otros se exhibían. Algunas veces se estrenaban y a la semana siguiente se estaban proyectando en el cine Usera. El título del progranma de televisión "cine de Barrio" no hace justicia a la calidad de las películas que se exhibían en los barrios ni a la formación ni a la sensibilidad de las personas que en ellos vivían, a pesar de no mtener mucha información, aunque sí mucha cultura. Ya seguiré... y por último, para Pablo Alberto Montero; cuenta con fotos y recuerdos de tu abuelo. Estaremos en contacto y gracias a todos por hacerme revivir recuerdos de una infancia interesesante, divertida y feliz a ratitos.
Ugarte dijo
Nací en Usera y hasta los 23 viví allí, aunque aún a día de hoy sigo trabajando en el negocio familiar que ya en el 72 me vio nacer. Aunque obviamente, por las películas que comenta, soy más joven que Raúl he de decir que a mí también me dejó huella, y de qué manera, el Cine Usera. Es muy curioso que cuando hablo con la gente de los cines de entonces todos coincidamos en que ha significado mucho en nuestra infancia y juventud, al contrario que, por ejemplo, el niza, que lo tenía todo para ser el rey, sobre todo la ubicación. Ahí vi películas que ni me acuerdo del nombre pero sí de sus imágenes como una de boxeo en la que vi los primeros pechos de señoras en una pantalla grande, debía tener unos 8 años. También fue partícipe de mi casi fanatismo por los M. Pyton, recuerdo perfectamente casi cada fotogramas de Los caballeros de la mesa cuadrada. Y aunque no la vi también tengo grabada en mi memoria la de Jesucristo Superstar, que por la época en que la repusieron debió llegar ahí unos cuantos años tarde. Bueno, no quiero extenderme demasiado, tan sólo y a modo de anécdota deciros que si vais por Usera no preguntéis a los viejos del lugar por la calle Gabino Jimeno, hacedlo mejor por "la calle del cine".
santiago dijo
Hola a todos,me he enterado por mi hermano de que había en la red ,estos comentarios sobre el cine usera ,me ha encantado ,pues yo me crié en un solar que había detrás del cine ,justo donde esta ahora una boca de metro,en la calle Nicolás Sanchez,tengo muchos recuerdos del cine,y recuerdo al señor Montoro,este señor nos daba publicidad para repartir por la calle y a cambio nos dejaba entrar al cine gratis,gracias a eso ,yo vi todas las películas de la época ,porque aunque no era un cine caro,no era fácil entonces reunir ese dinero,sobre todo para un chaval que entonces tenía 8 o 10 años,la pena es que no tengo ninguna foto de esa zona,hay muy pocas incluso en internet,si alguien dispone de alguna,le agradecería que me la mandase a mi dirección de correo.Una ultima cosa ,por aquellos años (1953-1959 ) la calle Gabino Jiménez,era la calle principal del barrio de Usera,donde todo el mundo salía a pasear.hasta pronto. Santiago
U
Miguel Ángel Roldán dijo
Perdonen mi irrupción, tardía y desviada del motivo central de sus textos, con los que estoy muy de acuerdo. Quiero decir que esa imagen del cine Niza se corresponde con una sala de Barcelona, no con la del cine de igual nombre en Usera.
Manuel Ceacero dijo
Hola a todos los que hemos vivido y sentido el barrio de Usera, como algo tan nuestro.
Gracias a Raúl Alda, que con su texto me ha transportado por todos aquellos lugares donde hemos corrido y jugado de niños, en especial los cines de nuestro barrio. Solamente me queda dar un homenaje al Sr Montero y a todos los acomodadores de nuestros cines por la paciencia que tenían con nosotros, los chicos del gallinero.
ROMÁN dijo
Soy otro romántico del barrio de Usera. La última película que el cine Usera anunció como próximo extremo fue Los Diez Mandamientos. Yo veía este cine durante el año que curse estudios en el Colegio Academia Alonso, que se encontraba encima de la cafetería Ayacua.
Tengo mucha curiosidad con obtener información de las vivencias de este barrio durante los años sesenta, años muy significativos en el que imperaban bandas de todo tipo y color que asentaban sus dominios en todas las alturas de la calle principal de barrio, Marcelo Usera. Estas bandas como la del Boni, El Lobo, El Chocolate, Los Jaro, Los Comilleros, El Triángulo, Los Ojos Negros y otras atemorizaban a la juventud e incluso a los mayores con su pillerías, que en muchas ocasiones incurrían en delincuencia.
Jose Manuel dijo
Tremendos recuerdos los que me han venido a la cabeza tras leer estas líneas y sus comentarios, a los que he llegado por pura pura pura casualidad. Yo frecuenté el cine Usera y el Niza, pero sobre todo el primero, desde el año 72. Iba con mis amigos. Nací en el 62 por lo que empecé a ir con 10 años y mis amigos tenían la misma edad. Vivíamos en Antonio Leyva, por lo que cruzábamos sólos la Calle Santa María de la Cabeza. Casi nada. Ahora sería impensable. Eso sí, con miedo en el cuerpo por si nos encontrábamos a los Comilleros que era la banda que nos pillaba más cerca de casa. Comprábamos las patatas fritas en la acera de enfrente un pelín más arriba de la entrada.
UF, maravillosos recuerdos. Veíamos películas de todo tipo: Hermanos Marx, pelis de Kárate: el luchador manco y otras, de todo, daba un poco igual, el caso era ir al cine todos los domingos sesión de tarde programa doble.
Saludos.
Jesús Rodriguez dijo
Yo, hijo del Zofio y en el cole de las Damas Apostólicas en la C/ Madre de Dios, (actualmente Madridejos), posteriormente en el colegio Luis Moscardo donde me dejo mi padre y ya jamas le vida (fallecido en el 76) la última peli que vida en el cine U será fue El Hombre de las pistolas de oro. Pero si algo me metió miedo fue la de No profanar el sueño de los muertos en el Niza. Mi padre era el tornero de Nicolás Sánchez 90, y llegue a ser amigo de Jesús y Ringo (Vicente, fallecido hará 4 años) de los Ojos Negros. Buena gente, y buenos amigos de cuentos de antaño por Usera y Legazpi. A todos les mando un saludo allá donde estén. Yo con casi 50 brejes sigo montando en moto y viviendo en MI USERA. Y en la de todos vosotros
mario martin maestro dijo
hola; yo tambien soy un antiguo vecino de usera y he conocido en situ los cines del barrio; el cine san luis en la c/amparo usera, el copacabana y el Lux de la c/almendrales; el cine usera de Gabino Jimeno, el Niza y el mas moderno pero tambien desaparecido Liceo de la gta.de Cadiz Creo que en elblog del Sr.Alda existe una pequeña confusion; la fotografia del cine NIZA corresponde a este local, pero de Barcelona. Agradecere que alguno de vosotros lo pueda comprobar. gracias y enhorabuena a Raul.
raúl dijo
Efectivamente la foto no es del cine Niza de Madrid. Pensé en su momento que podría ser una fachada anterior a la que conocí, pero no.
encarna dijo
Hola gracias por la iniciatiba de escribir sobre mi barrio he nacido en el y duigo viviendo en el mismo sitio que nací ..me infancia fue estupemda con el cine Usera el niza el Copacabana y el Lus ..hay que dificil resultaba elegircine los domingos .si hibamos al usera nos comprábamos la merienda merienda en el timon y si hera el Copacabana la compranamos en Angui..bueno que rico..y luego mi juventud. Que fue estupemda y ahora mi madured ..adoro mi barrio multirracial con sus cosas buenas y por supuedto menos buenas ..pero estupemdo con sus tiendas u sus bares de toda la vida y los nuevos inquilinos del barrio que dan colorido y cierto empaque al barrio ..me encanta ..
encarna dijo
Bueno mi barrio. .acaba de pasar la cabalgata de reyes pir mi barrio useras despues de muchos años sin cabalgata ha sido muy cosmopolita una carabana de chinos con sus dragones y otra de subamerica con su coloridomuy bonita ha estado muy bien ..Viva mi barrio
Mary Carmen dijo
Vivo en Usera desde 1979. Me acuerdo perfectamente del cine Niza. ¿ Si alguien me pudiera decir la fecha exacta de su cierre ? Creo que abrió en 1946. Estoy haciendo un trabajo sobre cines desaparecidos de Madrid. El Cine Usera no le he conocido y desconozco su fecha de apertura y de cierre. Pero si alguien me lo puede decir, les doy mil gracias anticipadas.
ÁNGEL PÉREZ dijo
Imagino que ya habrás encontrado el dato.
La información que tienen en cinesmadrid1976 es:
Año de apertura: 1947
Año de cierre: baja en el Registro de Empresas Cinematográficas en 1987
ÁNGEL PÉREZ dijo
Me refería al cine Usera.
Las fechas del cine Niza :
Año de apertura: 1960
Año de cierre: 1981
Lourdes dijo
Hola lindos recuerdos yo conocí el solar donde hicieron el cine Niza noshacían cine en la pared antes de edificarlo en el verano y teníamos títeres y fuegos artificiales yo viví en Nicolás Sánchez cerca del puerto santa Maris la parrilla la carbonería tienda del señor Atanasio y siempre que vuelvo paso por mi barrio ahora casi todo chino pero sigue siendo mi barrio fue al colegio Marcelo Usera saludos