Une partie de campagne
lunes 17.jun.2013 por Gerardo Sánchez 0 Comentarios
Ese era el título de un maravilloso mediometraje de Jean Renoir rodado en 1936. Toda una evocación impresionista del “bon vivre”, o sea, del buen vivir.
Pues ayer estaba yo en esas, un particular “día de campo”, con la guardia cinéfila baja, fruto del mucho y buen comer, y el calor, cuando los más sensatos de la familia, o sea, los más pequeños, mi hija y mis sobrinos, hablaban de “Monsters University”, de su inminente estreno y de las muchas ganas que tenían de verla.
Esa apasionada conversación, nada cinéfila, pero muy interesante, puso de manifiesto de forma empírica, lo que se racionalmente: que el cine es un espectáculo hecho para que sea visto por la gente, y que forma parte de un entramado industrial que hace que unos locos manejando grandes y aparatosos medios técnicos y artísticos, pongan en pié esta forma de sueños materializados mediante una proyección que es el cine.
Y supe inmediatamente que todos esos potenciales espectadores que estaban entusiasmados ante el hecho de poder ir el siguiente fin de semana al cine, serían los que harán que los datos de taquilla sean significativos en 10 días.
Lo mismo, imagino que pasará con “El hombre de acero”, la revisitación de Zack Snyder de Superman, ahora que el personaje cumple 75 años. Por cierto, cuanto nos gustaría poder hacer un largo y completo reportaje sobre ese súper-héroe y sus bodas de platino, pero como siempre, el programa va hiper-super-mega (que diría Burt Simpson) cargado de contenidos.
Y esto nos lleva de nuevo a un tema recurrente: la necesidad acuciante que tiene el negocio del cine de hacer buenos resultados de taquilla. La pasada semana se coló “Sightseers” (Turistas, un estreno “apadrinado” por Días de Cine) como la película con el mejor resultado por copia, con unos 2. 500 euros. Leía esta mañana que el mejor resultado de este fin de semana era “Stuck in love (Writers)”, o como la ha titulado para su estreno en España, “Un invierno en la playa”. La diferencia es que esta ha hecho poco más de 1.500€ por copia.
Y esto, de nuevo nos vuelve a llevar a otro tema recurrente. Algunos piensan que esto del cine es algo así como pensar o escribir un libro, algo muy artístico y que no conlleva coste alguno por parte de quienes lo hacen. Y que, por lo tanto, ¿por qué pagar por ver una película?. Pues por el mismo motivo que pagamos por un libro, por un disco o por un cuadro. Si, ya sé que no todo el mundo paga pro estas cosas. Por desgracia.
Hace apenas un rato estábamos chequeando en nuestra infrautilizada (por falta de tiempo) sala de visionado "L´Argent" , de igual título que la de Bresson, aunque muy anterior, una película portentosa, muda, de Marcel L´Herbier. Una edición francesa, de esas que hacen que se nos caiga la baba y digamos eso que decimos siempre, que aquí no se editan las películas así. Bueno, se editaban y lo hacía Versus, pero desde que la gente ha dejado de comprar películas ya no se pueden permitir el lujo de hacerlo para vender 1.000 unidades.
Tournage de L’Argent de Marcel L'Herbier (1928) por ESTETTE
Echando un vistazo a la película, lo primero que me ha venido a la cabeza es "El Gran Gatsby", la versión Luhrman. Por los decorados y algo más. Y lo segundo, es que, además de la película, uno de esos portentos que conviene ver de cuando en cuando para recordar la elocuencia del cine mundo, viene eso que desde hace tiempo llamamos “un making of”, ‘ ¡de la época¡, del mismo 1928, y en el que con todo lujo de detalles (pero evidentemente mundo, aunque con una narración en of de 1971) se muestra el portentoso trabajo que es hacer una película, entonces, y ahora. En ese "asi se hizo" (o como se diga en fáncés), sale muchas veces el director, claro, Marcel L´Herbier, siempre con gafas de sol. Y ¿a quien se parece mucho mucho?. Pues a otro "enfant terrible"
En fín, todo esto e algo demasiado serio como para no apreciarlo. ¿Y donde hay que apreciarlo? Ante una pantalla. Y pensando: “es de necios confundir valor y precio”
Continuará...
@Gerardo_DDC