Federico Fellini. 20 años después.
jueves 31.oct.2013 por Gerardo Sánchez 1 Comentarios
Hoy, 31 de Octubre, se cumplen se cumplen 20 años de la muerte de Federico Fellini. Como con tantos otros cineastas que forman parte de mi vida, no alcanzo a recordar cuando empezó a gustarme Fellini, pero lo que si recuerdo es que, sin duda, fueron sus películas de los 50 las que primero me llegaron. "La strada", "Las noches de Cabiria", "Los inútiles", "Almas sin conciencia". Debo reconocer, aquí y ahora, que cuando yo era más jóven, las películas de Felllini que estabanen boga entre eso tan poco recomendable que son los eruditos, eran películas que yo no alcanzaba a entender. Me refiero a "Fellini 8 y 1/2" o a "La dolce vita", a "Roma" o "El Satiricon"·, por ejemplo, Me daba cuenta, eso si de que eran importantes,o muyimportantes, por como hablaban algunos enteradillos de aquellas películas. Pero yo prefería sin duda "Amarcord", y sin duda "las noches de Cabiria", una de esas películas que he visto decenas de veces y que aún me pone un nudo en la garganta y hace que se me salten las lágrimas.
Tengo otro recuerdo imborrable de mi pasado con Fellini: ver en el cine Azul de la Gran Vía madrileña (que hace muchos años que ya no existe) "Y la nave va", y darme cuenta (esto pasa de vez en cuando con algunas películas muy especiales) de que el cine es realmente algo maravilloso. Recuerdo que esa misma semana vi tambien en el cine "Fanny y Alexander", de Ingmar Bergman. Y sentí con ella lo mismo. Joder, si había quien podía hacer películas como esas, ¿que era la inmensa mayoría de las películas que se proyectaban en los cines?.
Debo decir que con el tiempo debi hacerme más sabio, porque acabe por caer atrapado por la magia de esas otras películas de Fellini de las que hablaban aquellos eruditos de mi juventud. Se me quitó el complejo porque además, en Annie Hall, Woody Allen se reía de esos pelmas en su famosa secuencia de la cola del cine y Marshall McLuhan. Siempre he pensado que la erudicción sin pasión es más fria que un tempano y más inutil que un botijo en marte.
Pero, ya estoy andándome por las ramas, como aquel pobre loco de"Amarcord" que se subía al arbol para gritar "Quiero una mujer!". Fellini fue uno de los primeros en conseguir convertir convertir su apellido en un adjetivo, "felliniano", sinónimo, de exuberante, barroco, desmedido y personal.... Y si bien puede ser cierto, no lo es menos que Federico Fellini fue eso, pero tambien mucho más, porque Fellinini fue un creador original en un mundo de mediocres, y miró siempre con infinita ternura a los seres que creó. Muchos quisieron copiarle, creyendo que el exceso era un estilo, aunque en realidad fuese una muy peculiar visión del mundo, visto a través de los ojos de un hombre grande que en realidad nunca dejó del todo de ser un niño.
Ese niño, de nombre Federico Felini, nació y creció en Rimimi, en 1920, y ya desde muy niño manifestó estar dotado de un talento especial para observar el mundo. demodo que orientó sus pasos hacia el mundo de la caricatura y el periodismo. dedicándose a ello en la Italia de los años de la guerra. Meitras dibujaba, trababa amistades esenciales, como la de Roberto Rossellini, con quien coescribiría "Roma, Ciudad Abierta" o "Paisa". Fue Rossellini quien le hizo descubrir el potencial expresivo del cine, mientras escribía guiones para la radio, casandose con Giulietta Masina, actriz, y desde entonces, compañera inseparable hasta la muerte.
Tras escribir varios guiones para Alberto Lattuada, codirigió con el "Luces de Variedades", tras la cual pareció estar listo para dar el salto.
Con "El jeque blanco" una tierna mirada sobre el mundo de las fotonovelas, en la que aparece por primera vez Cabiria, la prostituta de buen corazon, comenzaba su carrera como director. Woddy Allen hacía algo más que homenajearla en su reciente "A Roma con amor", y "Los inútiles" era una mirada nostálgica, inequivocamente felliniana, sobre unos mediocres adolescentes provincianos.
Tras estas dos priemeras películas, Fellini rodó sucesivamente tres obras maestras. "La Strada" era la triste historia de Gelsomina, Giulieta Massina, una desvalida muchacha sometida a la voluntad de un saltimbanqui, el bruto Zampanó.
"Il Bidone", o sea, "Almas sin conciencia", trataba sobre un viejo ladrón que moría abandonado por sus cómplices cuando intentaba recuperar su autoestima
Y en "Las noches de Cabiria", la última de las tres, contaba la triste historia de una prostituta de buen corazón, Cabiria, a la que nos había presentado fugazmente en "El jeque Blanco". Cabiria era de nuevo Giulieta Massina,una buena y humilde mujer a la que todos engañan, pero a quienes ella nunca será capaz de odiar.
Con Cabiria, y su personaje tremendamente humano, casi un charlot femenino, acababa Fellini una etapa marcada por la influencia del neorrealismo. A partir de entonces, su cine se haría más complejo, reflejando un mundo urbano sin conciencia, más sofisticado, frivolo y decadente.
Se suceden "La dolce vita", retrato de una burguesía decadente, gran escándalo en su época, condenada por el Vaticano y con alguno de esos momentos irrepetibles en la historia del cine. "Boccacio 70", y Fellini 8 y medio, una película de encrucijada, compleja y personal, sobre las angustias personales y creativas de un director de cine que ha servido de inspiración a no pocos artistas, desde Bob Fosse a Woody Allen.
"Giulietta de los espíritus" era a la vez un homejaje a su mujer, Giulieta Massina, y una disgresión sobre la esencial figura de la mujer, a la que sucedió "Toby Damnit", fantástica adaptación de un relado de Poe, de nuevo en una película colectiva , y "El Satiricon", recreacion ensoñada del mundo antiguo. Despues, retrató uno de sus mundos soñados, el circo, en "Los payasos" y luego, "Roma", una personal visión onírica de la ciudad eterna.
"Amarcord" fue una vuelta a la adolescencia soñada en su Rimimi natal. Ese mundo entre recordado e inventado en el que cabían todas las fantasías de su creador, orondas y apetecibles mujeres y adolescentes ansiosos de descubrir un mundo que aún no son capaces de comprender.
Luego, El "Casanova", de Fellini era una turbadora mirada sobre el mitico amante veneciano en su decadencia. Una mirada que no era diferente de aquella que nos ofrecía sobre Gelsomina o Cabiria. Al igual que aquellas, Casanova es un personaje desvalido luchando contra su propio destino, en este caso, cansado de su propio mito.
A "Ensayo de orquesta", una parábola sobre el orden y el caos, y sutil homenaje a su amigo, el gran Nino Rota, le siguió "La ciudad de las mujeres", enigmática película sobre la soledad del hombre, las mujeres como fuerza, y de nuevo, las angustias del creador a través de su alter ego, Snáporaz, interpretado por Marcello Mastroiani.
"Y la nave va" fue, no solamente, una especie de testamento cinematográfico, sino además, una hermosísima pelicula de sabor añejo y fúnebre, sobre un hermoso mundo que se desmoronaba, y en el que las cosas parecían destinadas a ir irremisiblemente a peor. aunque aun le quedarían fuerzas para rodar un homenaje a sus dos actores fetiches. Su mujer, Giulieta Massina, y su y amigo (y alter ego), Marcello Mastroiani. "Ginger y Fred" era un entrañable homenaje a los humildes artistas olvidados y arrasados por la vulgaridad de unos tiempos en los que la televisión y la mediocridad que la rodea no perdonan.
Y además, quedaban "La Intervista", un falso documental sobre el mismo Fellini y su obra, en el que otra vez daba suelta a sus temores y fantasias, evocando imágenes del pasado y "La voz de la luna", su última película, que apenas si pudo estrenarse fuera de Italia, notable paradoja para quien había sido un cineasta universal y había ganado 4 Oscars.
Federico Fellini murió el 31 de Octubre de 1993. El tiempo no fue gentil con él. En sus últimos años clamaba contra la vulgaridad mercantilista de cortar las peículas con publicidad en su paso por televisión. Nos dejó su intensa mirada de un niño grande, entre asombrada y divertida. Un niño soñador que recreó el mundo de ficción de sus películas de entre sus recuerdos y fantasías, reales o inventadas, siempre con una mirada tierna hacia sus personajes. Difícil escoger alguno de entre tantos soñados por él: aquella Gelsomina, impagable Giulietta Massina, tratando de obecer al bruto Zampanó, o aquella tierna prostituta, Cabiria, imposible vendedora de un amor que daba gratis a raudales. Esa era Cabiria, engañada perpetua, amable siempre, para siempre el rostro de Giulieta Massina, su musa, su mujer, su esposa y compañera inseparable durante 50 años.
Giulietta no quiso sobrevir a Federico más que apenas 5 meses. Murio de pena. No quiso dejarle vagar solo, desamparado, como sus personajes, por un cielo que sin duda se parecería mucho a esos mundos de decorados en carton piedra, de mares de plástico, de barcos inmensos, de mujeres exuberantes y prostitutas de buen corazón en el que sin duda sonaría la hermosísima música de su amigo Nino Rota.
Continuará
@Gerardo_DDC
;) dijo
Reconozco que está muy bien escrito.Así que no tengo nada más que añadir.