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Orson Welles y los Ambersons: ¿Todo es verdad o todo es mentira?

Hace poco me medían que escribiera sobre una película de Orson Welles para un libro que se publicaría con motivo de su centenario. El libro se llama "El Universo de Orson Welles", y ha participado mucha gente con cosas muy interesantes que contar, entre los que humildemente me incluyo. Elegí "Touch of evil", pero estaba ya cogida. Entonces escogí "F For Fake"", pero tambien lo estaba. Y entonces escogí la segunda película de Orson Welles: "The Magnificent Ambersons". Lo que sigue es lo publicado en ese libro que ha editado muy bellamente la editorial Notorius, con prólogo de Juan Cobos y Jose Luis Garcí.

El universo de orson welles

Siempre ha estado ahí, de forma nítida y clara, pero tardé un tiempo en darme cuenta de todo lo que significaba, para entender a Orson Welles, lo que había entre los títulos "It´s all true" y "F for Fake".: La verdad y la mentira, todo ese universo de imposturas, proyectos frustrados, inconclusos, o como en el caso de "El Cuarto Mandamiento", aunque a mi siempre me gustan más los títulos originales: "The Magnificent Ambeson" (o "Touch of evil", por  poner otro ejemplo ejemplo), retocados, desvirtuados, o simplemente cambiados más o menos drásticamente, por la mano de la productora.

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 Si reflexiono sobre esa idea que oscila entre esos opuestos, es por la historia, o leyenda si se quiere, que rodea a la que fue su segunda película como director, a saber, "The Magnificent Ambersons" (aclaración:  la traducción literal "El esplendor de los Amberson" siempre me ha gustado  siempre más que el más bíblico, podríamos decir, "El Cuarto Mandamiento".

 Contaba Orson Welles a Peter Bogdanovich que "The Magnificent Ambersons" fue la única de sus películas que volvió a ver después de terminadas. Que fue estando en París (la película se estrenó en Francia en 1946) con André Gidé, y que quedó absolutamente horrorizado de lo que se había hecho con ella. Presumía Welles de que aquella  habría de ser sin duda mejor película que "Citizen Kane" y que lo que vio en aquella  proyección fue una amputación tremenda de su trabajo original (¿45 minutos?) con algunos añadidos bastardos. Según sus propias palabras, "hubiera sido más feliz sabiendo de oídas, sin conocer personalmente lo que habían hecho con ella".

 Es curioso el mundo del cine, de los directores y productores. Desde hace mucho le aplico yo el famoso "Print the legend" de Ford:  ¿Hasta qué punto es cierto el resentimiento de Welles y hasta qué punto es cierto lo que él mismo dice? Eso,  probablemente, permanecerá siempre en el terreno de la leyenda: ¿Realmente estaba tan enfrascado Welles en el rodaje de "It´s all true" en Brasil que se despreocupó totalmente del montaje de la película? ¿Es cierto que desatendió todas las peticiones por parte de la RKO por hacer los cambios que los pases previos ante público parecían indicar como convenientes? Lo que sí parece cierto al fin es que fueron Joseph Cotten y Robert Wise (por aquel entonces aun montador, tiempo después estupendo director) quienes hicieron el trabajo sucio. No nos consta que Welles le retirara el saludo a su amigo Cotten. Como mucho le miraría con sorna y cinismo años después, ambos ante la cámara de Carol Reed, en "El tercer hombre".

 Tras una película rompedora en lo formal, atrevida, y provocadora, como fue "Citizen Kane", Wells volvía la mirada al pasado, adaptando una novela de Booth Tarkington (que había sido amigo de su padre) que el mismo Welles había llevado a la radio con su "troupe" del Teatro Mercury en 1939, y que George Schaefer, presidente de la RKO accedió a llevar a la pantalla tras escuchar una grabación de aquella adaptación que el mismo Welles le facilitó. Ray Collins, por cierto, fue el único de los actores que participó en aquella adaptación radiofónica que participaría en la versión cinematográfica.

 Tras terminar Kane y toda la controversia que había ocasionado, con mil proyectos en su cabeza, teatro, radio, sueños y quimeras quijotescas,  Welles escribió en solitario  el guión de "The Magnificent Ambersons" en un lugar tan apetecible como el yate de King Vidor, otro heterodoxo cineasta de fuerte carácter. Nada de controversias sobre la autoría del guión, como en Kane. Ningún Mankiewicz pues. Y a falta de Gregg Toland, fue Stanley Cortez el encargado de recrear con luces y sombras el universo de fín de una época que quería retratar Welles. La falta de Toland siempre fue echada en falta por Welles, quien se quejaba de la lentitud del, por otro lado extraordinario, director de fotografía.

 Para la música, eso sí, volvió a contar de nuevo con su amigo Bernard Herrmann el músico con el que había empezado a colaborar en el Mercury Theatre y que había compuesto la banda sonora para "CItizen Kane". Aquella sería su tercera composición para el cine (sin acreditar). Una obra maestra de ese género tan querido y poco apreciado por la crítica musical "seria" como es la música para películas. Lo que dio de si el talento de Bernard Herrmann en los años venideros hasta su último trabajo en "Taxi Diver" da para varios libros por separado.

 Welles se sentía atraído por aquella historia del ocaso de la aristocracia y la llegada de la burguesía, representados ambos mundos por los Amberson del título y la figura de Eugene Morgan, Joseph Cotten, un "self made man" que representa la quintaesencia del espíritu genuinamente norteamericano.

 Entre toda la heterodoxa y variada filmografía de Orson Welles podría ser tentador penar que "The Magnificent Ambersons" es su película (o historia) más convencional. Una  mirada al pasado envuelta en una nostalgia no exenta de crítica (benévola y comprensiva) a la vez que una certera radiografía de un mundo que se acaba. Pero Welles podría ser muchas cosas, entre otras, sin duda, Quijote, mentiroso o fabulador, pero desde luego, nunca convencional, por más que retratase un mundo, decididamente "old fashion" lleno de convenciones.

 La película, en la que Welles solo ponía la evocadora voz en off, sin participar como actor, situaba su acción a finales del siglo XIX en Indianápolis, una ciudad en la que destaca el esplendor de los Ambersons representado por su soberbia mansión.

 La película comienza con un prólogo, no exento de una cierta ironía, en la que vemos como Eugene Morgan (Joseph Cotten) el atolondrado (e idealista y emprendedor)  pretendiente a la bella Isabel Amberson (Dolores Costello), comete una involuntaria tropelía en una accidentada serenata, lo que provoca el desaire de la aristócrática dama, quien, por despecho se casa con Wilbur Minafer, un personaje en las antípocas de Eugene. Así, tan feliz como convencionalmente casados, Isabel y Wilbur tendrán a George, un consentido hijo, que representa ya desde niño todo lo peor de una clase social decadente, soberbia y jactanciosa que apura sus días sin preocuparse de adaptarse a los tiempos que han de venir.

 Tim Holt será quien interprete al joven y aún más arrogante George, para quien el mundo cambiante que no ve llegar, como los demás de su clase, se materializará en la figura de la bella e inteligente Lucy, (una jovencísima, Anne Baxter, mucho antes de ser Eva Harrington) a saber, la hija de Eugene Morgan, quien vuelve a la ciudad, viudo, pero en buena posición económica, con un extraño artilugio que cambiará el mundo, y no precisamente de forma metafórica: el automóvil.

 Sin desvelar una trama en la que cuentan más las sensaciones que la historia en sí, de ese fin de una época y la llegada de otra, decir que George se enamorará de Lucy, que Eugene sigue enamorado de Isabel, y que Fanny Minafer, interpretada por la fascinante (y a reivindicar siempre) Agnes Moorehead, está enamorada a su vez de Eugene en lo que será un amor  platónico y por tanto imposible. El tiempo, inexorable, tiende a poner a todos en su sitio. El otrora arrogante George lo aprenderá muy bien.

 Envuelta en unas imágenes que no pueden negar la paternidad de Orson Welles por la luz, por las composiciones, por el montaje o por algún fascinante travelling que siempre nos va a parecer imposible, pero que está ahí, y por la subyugante música de Herrmann, podemos a fecha de hoy seguir preguntándonos que película hubiera podido ser aquella "The magnificent Ambersons" que Welles no vio en el cine en París. Queda lo que nos queda, y la esperanza de que algún día en algún recóndito lugar se encuentren los negativos con los planos, las escenas y las secuencia que nos fueron hurtados, así como anotaciones precisas de Welles sobre la película (según Bogdanovich, el guión de la película era el más cerrado y preciso de las películas de Welles) y que alguna editora de DVD´s Blu Ray´s o lo que esté por llegar nos lo pueda ofrecer. Pero no sé yo si ya sería tarde. La educación sentimental deja profunda huella en la memoria. temo que para mí y para muchos cinéfilos más, ese sería un visionado perturbador.

 Mientras llega ese tan deseado como improbable momento, resuena en mi memoria el final de los maravillosos créditos de la película en los que la voz en off que nos ha ido narrando la película nos presenta al equipo de la misma. Esa imponente voz de ese genio que nunca dejó de ser un niño y que decía: "I wrote the script and directed it, my name is Orson Welles".

@Gerardo_DDC

Gerardo Sánchez    8.may.2015 09:25    

@DiasDeCine 1000

El jueves 5 de Junio, Días de Cine cumplirá su programa número 1000.

Todo comenzó un 6 de Octubre de 1991, hace ya mucho tiempo, y desde entonces, han pasado muchas cosas. Desde la media hora inicial y el 4:3 del formato televisivo de entonces, hasta la era Internet y RRSS en la que el programa se encuentra inmerso ahora, incluidos hace ya un tiempo el 16:9, el estéreo, por supuesto, y a las puertas de facturarse la edición de cada semana en HD. Desde una época en la que el cine se veía aún básicamente en las salas de cine, a hoy día en que el modelo de la industria del cine que hemos conocido parece necesitado de una redefinición.

Desde los tiempos del VHS hasta los del DVD (hace de eso ya unos años) o el Blu Ray. En Días de Cine no hemos dejado de hacer cada semana lo que mejor sabíamos hacer, quizás también lo único que sabíamos hacer, que es contar las cosas del cine con la pasión del aficionado, tratando siempre de ser lo más didácticos posibles, huyendo de lo altisonante y dejando que el espíritu de entusiasmo casi adolescente, lo reconozco que tenemos, empape nuestro trabajo.

Para un programa como el nuestro, es imprescindible estar presente en los Festivales, y así llevamos haciendo desde hace años, y a pesar de la crisis o las crisis, no faltamos a nuestra cita anual en Cannes o Berlín, pero sobre todo a San Sebastián, Málaga, Sitges, Sevilla, Huelva o Gijón, para dar buena cuenta de sus festivales,  y para dejar claro nuestro inequívoco e incondicional apoyo al cine español en todos sus apartados, desde el artístico al industrial.

En Días de Cine pensamos que si nosotros mismos no creemos en lo que hacemos, y sobre todo, no disfrutamos haciéndolo, difícilmente vamos a conseguir que el espectador disfrute.  Algo debemos haber hecho bien, pues en unos tiempos en los que la audiencia televisiva se ha fragmentado con los canales temáticos y la proliferación de canales a raíz de la aparición de la TDT, Días de Cine tiene actualmente la mejor cifra de espectadores de su historia globalmente, tanto en su emisión de los jueves, como la de los sábados,  como la del Canal Internacional, o los visionados a través de la web, que sumaron el pasado 2013 la cifra de 1.850.000 usuarios únicos en todo el mundo. Además, Días De Cine tiene actualmente casi 35.000 seguidores en facebook (https://www.facebook.com/DiasDeCine) y casi 25.000 en Twitter (@DiasDeCine)

Días de Cine se ha redundado o reinventado, por vocación o necesidad varias veces.  Sin presentador al principio, Aitana Sánchez Gijón, después, luego, casi obligado  Antonio Gasset, después Cayetana Guillén Cuervo, para volver a un periodo sin presentador durante más de dos años, y desde Septiembre de 2013, de nuevo con presentadora, Henar Álvarez. Reportajes largos, reportajes cortos, cine de autor, cine comercial, nuestra intención es estar a todo y a por todo. No queremos renunciar a nada ni a nadie, y queremos tratar todo con la misma profesionalidad, pasión y esmero. Solo así conseguimos cada semana que nuestro público y seguidores en todo el mundo, sigan teniendo ganas de ver la siguiente edición del programa

Son históricos los reportajes del programa, que son, si se me permite decirlo, referencia en el mundo del cine, y constituyen (perdonad la petulancia) una de las mejores fuentes de conocimiento de la historia del cine de las que pueda echarse mano. En los tiempos pre-redes sociales, podían encontrase en el mundo P2P muchos de esos reportajes míticos. Hace ya tiempo que en el programa supimos que todo ese trabajo semanal tenía que tener un armario a medida, y nos inventamos la web del programa donde no solo puede verse el programa de cada semana, entero  y en sus partes, sino todo el fondo de armario que son los reportajes, de todo tipo y condición cuyo fondo llega actualmente a los 5 años.

El cine visto por Dias De Cine

@DiasDeCine tiene intención de celebrar tan redonda cifra, nuestro programa número 1000, con un programa especial que incluirá los contenidos habituales, pero con el añadido de una importante presencia de cómo se hace el programa y de sus miembros, Una especie de “como se hizo” que no queremos que lo parezca, como se hacen esas entrevistas que luego se ven en el programa, como se hace un reportaje, como es la documentación del programa, que ambiente hay en los preestrenos que últimamente hace Dias de Cine, como se graban las entradillas, como se cubre un festival. También tendrá presencia ese equipo del que habitualmente la gente no ve más que la firma en los reportajes, quienes contarán (contaremos) anécdotas, personales relacionadas con el programa y cinéfilas, que es para ellos Días de Cine, etc. También será la ocasión de recuperar algunos de los miembros que han pasado por el programa a lo largo de estos años y recordar en sus palabras la historia del programa a lo largo de estos casi 23 años (que se cumplirán el próximo 6 de Octubre)

En Días de Cine pensamos que el futuro está por escribir, y que lo mejor está por llegar, robándoles tan ingeniosas frases a Joe Strummer y a John Lennon. Y por eso, el programa 1000 nos lo tomaremos con la ilusión de hacer el número uno, y el reto de llegar a otros 1000, aunque primero sabemos que habrá que hacer el 1001, el primero de los proximos 1000, que esperemos que podamos ver cumplir, trabajando duro, como cada semana, con el horizonte más inmediato de los 25 años que @DiasDeCine en 2016. De momento, y hasta que llegue ese momento, os dejo con el reportaje que hicimos cuando dijimos aquello de "It was twenty years ago today"

It was twenty years ago today....

 

@Gerardo_DDC         

Gerardo Sánchez   20.may.2014 16:37    

Road Movies, (O movies on the road)

Me llaman de Casa América (@casamerica ) y me preguntan si quiero participar en una mesa redonda sobre las "Road Movies"  organizado en colaboración con la Embajada de Estados Unidos, y un pequeño ciclo compuesto por cuatro películas de ficción que he visto, alguna muchas veces, "Sucedió una noche", "Easy Rider", "Luna de papel" y "Pequeña Miss Sunshine" y un documental, que no había visto, sobre el viaje en autobús de un puñado de idealistas, luchadores por los derechos civiles, desde Washington a New Orleans, en 1961: "Freedom Riders".

   

Tardo menos de un segundo en contestar que sí, mientras siento la avalancha de recuerdos de eso que llamamos desde no sé cuando con ese término tan evocador, al menos, desde luego, para mí. Trato de evitar lo fácil, que es tirar de wikipedia, IMDB y demás shortcuts al alcance de la mano hoy día, y simplemente recordar esas sensaciones, y pensar en que puedo yo decir en base a ello. Me asaltan imágenes, momentos y sensaciones de maravillosas road movies que me acompañan desde que las vi, “The grapes of wrath”, “You only live once” o “They live by night”,  "Two lane blacktop", "Duel", “Vanishing point”, y su muy parecida historia en forma de westren que fue “Bite the bullet”, ( título también, por cierto, de una canción de Niel Young) “The Straight Story” o “Into the wild”, o tantos y tantos westerns y tantas canciones de Dylan o Springsteen que son auténticas road movies.

  

Me viene a la cabeza una y otra vez esa novela maravillosa que es "On the road", de Jack Kerouack, título seminal que de alguna forma viene a resumir todo lo que significan las road movies, y como cinéfilo irredento que soy no puedo evitar referirme a su encomiable pero no exitosa adaptación reciente por Walter Salles, con producción de Francis Coppola, y sobre todo a una película muy hermosa que aquí conocimos como "Generación perdida" y que en original se llamó "Heart Beat" que de alguna forma contaba mucho mejor todo el espíritu de aventura, de viajar y de conocer que se respiraba en la novela de Kerouak, con una fantástica fotografía de Lazslo Kovaks, que como se verá, aparecerá en más de una ocasión en esta historia de carretera.

 

 

En realidad, me gusta pensar que la vida es en sí misma una road movie, y que por eso las road movies nos llegan tanto. Al menos en mi caso. No sé si será porque hago cada día un mínimo de 100 km en coche, escuchando  mi propia banda sonora. Y pienso que mi educación sentimental en esto del cine, estuvo conformada en buena medida por películas de ese tipo. Y aunque hoy no puedo presumir de ser el lector que fui, y en eso entono mi mea culpa con la excusa del poco tiempo que tengo, creo que la evocación de esos sentimientos que el término "road movie" hace aflorar, hay que buscarlos en la esencia misma del hombre, o del ser humano, como se dice ahora,  y en Homero y en sus retratos de aquellos héroes, con Ulises a la cabeza, que vivían sus aventuras en aquellos viajes desde y hasta Itaca.

  

¿No es una road movie La odisea? ¿No es una road movie El Quijote? Yo creo que sí. El viaje y el camino como catarsis, están presentes desde que un ser humano supo que quería contar una historia y otros que querían que se las contasen.

  

Llegó el siglo XX, y con él dos inventos maravillosos que definen ese siglo como pocas otras cosas, y que estaban destinados a entenderse: el cine, y el automóvil. Por decir más, ambos inventos prodigiosos, alcanzaron un desarrollo excepcional en un país nuevo y prospero como nunca hasta entonces en la historia de la humanidad, y que estaba destinado a erigirse tras la segunda guerra mundial como la primera potencia mundial. me viene ahora a la memoria una película como "Rebelde sin causa", en la que, como casi todo el  mundo sabrá, aparecía Dennis Hopper como uno de los amigos del protagonista James Dean, el "rebelde sin causa" por excelencia. En la película, de 1955, el coche es uno más de los protagonistas, como por otro lado ha sucedido siempre en el cine norteamericano. Lo importante es que la forma de relacionarse con el automóvil por parte de aquellos jóvenes protagonistas, no tenía, evidentemente, parangón con la que pudieran tener cualquieras otros jóvenes de cualquier otros país con el automóvil. Un remedo de aquella la veíamos en una película llena de nostalgia como fue "American Graffitti". Lo que quiero decir es que el coche, ha sido siempre parte del paisaje en la sociedad norteamericana.

  

 

Hoy se nos olvida que el cine fue calificado como "el arte del siglo XX". Más allá de su condición de medio narrativo para contar historias, siguiendo la tradición y la necesidad de todos de fascinarnos con ellas, el cine hizo en el siglo XX algo que ningún otro arte había hecho hasta entonces: ser testigo de su tiempo, dejar para el futuro todo un mundo de evidencias.  El cine triunfó en todo el mundo, y en particular en Estados Unidos, porque, aun siendo mudo o silente, o precisamente por ello, podía llegar a todos aquellos inmigrantes de todo tipo, origen y condición que llegaban al nuevo mundo y aún no sabían el idioma. Parecía normal que el cine, ese nuevo arte, y el automóvil, ese nuevo y moderno medio de transporte se encontrarán y decidieran buscar juntos su destino.

  

En realidad, siempre he pensado que muchos westerns son road movies, y vice versa. Da igual que se en coche, en tren, en moto, en autobús o a caballo. El viaje es el viaje, y como decía Machado, "se hace camino al andar". Pienso en westerns como "Stagecoach", "Two rode together", "Red River", "Wagonmaster", "The Naked spur" o "Ride the high country", por poner solo unos ejemplos, y puedo imaginármelos en términos de "road movie" como tal, eso es, con un coche, moto o autobús. Porque lo que en ellas importa no es tanto como se hace ese viaje sino lo que sucede durante el mismo a los protagonistas de esas historias. El caso de "Stagecoach" es significativo, al estar basada en un relato, "diligencia para Lordsburg" que a su vez se basaba en un relato de Guy de Maupassant, "Bola de sebo". Es una forma de cerrar el círculo, pienso.

  

Del mismo modo, siempre he pensado que "Easy Rider" era todo un western lirico y salvaje, y que podía haberse llamado también "dos cabalgan juntos" (two rode together) o "vivir su vida". También he de reconocer que siendo como soy virulentamente reacio en general a los títulos traducidos, ese "Buscando mi destino" con el que la conocimos en España, no me resulta desagradable. Sin embargo, lo amplio de los significados de "Easy Rider" me parece mucho más evocador. 

  

"Easy Rider", película mítica donde las haya, "road movie" con todas las de la ley, película independiente que recaudó 100 veces su coste, y sin duda hija de su tiempo, una película de eso que llamamos, como a algunas canciones escogidas "generacional". Me confieso hijo del rock, y quiero creer que todo lo que nos llega de "Easy Rider" estaba esbozado en 3 palabras de esa hermosa canción, sin duda generacional, que es "San Francisco", de John Philips e inmortalizada por Scott Mackenzie: "people in motion", insertadas en una estrofa aún más reveladora de unos tiempos que, ya sin duda, estaban cambiando:

 

All across the nation such a strange vibration
People in motion
There's a whole generation with a new explanation
People in motion people in motion

  

De modo que lo que hacían los personajes del rebelde con causa Dennis Hopper, Billy, y Peter Fonda, "Capitán América" o Wyatt, director el primero de la película, y coguionista junto al segundo, era precisamente moverse, respirar, vivir. Aquellos eran tiempos complicados y es fácil olvidar el contexto en el que sucedían las cosas. la guerra fría, La guerra de Vietnam, los magnicidios de los hermanos Kennedy y Martin Luther King en apenas 5 años, la carrera espacial, la contracultura, el movimiento hippie, la necesidad de una parte importante de la población, en particular de los nacidos después de la segunda guerra mundial de ver y vivir el mundo de otra manera, tenían que tener reflejo en el cine. Probablemente "Easy Rider" fue la película adecuada en el momento adecuado. Su arrebatadoras canciones, que son algo más que su banda sonora, hacen inolvidables los momentos en los que suenan. ¿no es significativo que los créditos de la película se vean mientras se escucha el "Born to be wild" de Steepenwolf? (looking for adventure….) . ¿No es también significativo que "The weight" de The Band suene haciendo parecer más liviano el peso del viaje por las carreteras infinitas de los dos protagonistas? (I just need some place where I can lay my head)  

 

¿Y no es significativo que el tema de los Byrds "Wasn´t born to follow" sea también protagonista destacado en una de las cabalgadas de esos dos modernos centauros? (Run across the valley beneath the sacred mountain and Wander through the forest)

  

Podría decir ahora lo que de un tiempo a esta parte se ha convertido en una especie de lugar común: que la película no es tanto, que ha envejecido mal, que está my mal realizada. Pues no. Yo, salvo la secuencia del "trippy", que ya me pareció pesada en su día, la salvo de comienzo a fin. Me parece eso que he dicho antes, una película generacional, y eso puede decirse de muy pocas película, como también de muy pocas canciones. A m me parece que captó como pocas veces ha sucedido, el sentir de una generación. Por eso, nunca envejecerá.

 

El ciclo se completa con otras tres películas escogidas con buen sentido de entre el gran número de película de eso que conocemos como "road movies". En realidad la elección sirve para darnos cuenta de lo muy mezclado que está el género propiamente dicho, con otros.

  

Así, vemos la mezcla con la comedia romántica en esa joya que fue es y será "Sucedió una noche", del hombre que primero puso su nombre antes que el título, Frank Capra, ese hijo de inmigrantes italianos, que estudió ingeniería química en la misma universidad en la que limpiaba por las noches para poder pagar sus estudios, y que comenzó a hacer cine por casualidad. Que Capra no tenía un pelo de tonto lo sabemos desde hace mucho tiempo. Inventó la comedia clásica, dio forma a la función de los personajes secundarios, o "supporting actors", nos enseño a todos que las personas normales que saben que lo son, son, sin saberlo, mejores que las que se creen mejores que los demás; nos alertó contra el fascismo acechante en la sociedad y en los medios de comunicación; y dejo para la historia la crónica de la segunda guerra mundial que fue "Why we fight?" que es imprescindible para entender que pasó.

  

Pero, "Sucedió una noche" era "solo" una comedia romántica, un clásico "chico encuentra chica", y una road movie, con guión del gran Robert Riskin. Ellie, Una niña bien enfadada, con la clase de Claudette Colbert, Peter, un periodista en paro con el porte y las artimañas de Clark Gable, y un gran lio en el que ambos jugaban durante el viaje al gato y al ratón. Ella, niña rica, huye de su padre enfadada por una boda en cierne. El, periodista en paro, se da cuenta de quién es y decide seguirla proponiéndola un trato a cambio de una exclusiva. Alta tensión, y momentos míticos a lo largo de ese viaje en el que los dos se conocerán y cambiaran, como debe ser en toda road movie que se precie. Por cierto, la película fue la primera en ganar los 5 Oscar principales, Clark Gable fue responsable de que se pusiera de moda no llevar camiseta interior, y esa zanahoria en sus manos inspiró no poco al que sería el "único conejo ganador de un Oscar".

  

"Sucedió una noche" transcurría durante la Gran Depresión, en 1934. Luna de Papel, el tercero de los títulos del mini ciclo sobre "road movies" fue rodada, en un luminoso blanco y negro que firmaba el Gran Lazslo Kovaks (director de fotografía también de "Easy Ryder", por cierto), en 1973, aunque transcurría de forma indeterminada durante esa misma gran depresión. Peter Bogdanovich, el cineasta que más empeño parecía mostrar de entre aquella generación de cineastas, en reivindicar las esencias del clasicismo del cine norteamericano, hizo una "road movie" muy próxima en su discurrir a un género tan español como es el de la novela picaresca. Un hombre, y una niña, Ryan O´neal y su propia hija, Tatum O´neal, por entonces con 7 años, y sin duda el mejor niño, niña en este caso, que pasó por la pantalla desde que Jackie Coogan fuera "The kid" con Charlie Chaplin.

  

Como buena road movie que es, el argumento aparente, un vendedor de biblias que va recorriendo el país engañando a viudas desamparadas, acaba por ser el telón de fondo de la verdadera historia, que es la que se teje entre dos personajes tan variopintos, como son ese Moses Pray y Addie.

 

La obra de Peter Bogdanovicht es todo una recolección de anécdotas del mundo del cine. Igual que en Nikelodeon podíamos ver cosas que se dicen que pasaron de una u otra forma en el mundo del cine, también se dice que fue el mismo Orson Welles quien le dijo a Peter Bogdanovicht, quien tenía dudas sobre si mantener el título original de la novela, "Addie Pray", que Paper Moon era un excelente título, que estaba inspirado por cierto, por una canción: It's Only a Paper Moon

 

La más reciente de las "road movies" de ficción que podrá verse en este miniciclo es una joyita del moderno cine "indie", "Pequeña Miss Sunshine", el brillante debut como directores de la pareja formada por Jonathan DaytonValerie Faris: El Mcguffin, era la crónica de un viaje familiar para un concurso de misses infantiles. de nuevo, como buena "road movie" que es, el viaje en una vieja forgoneta Wolkswagen de una familia  "disfuncional" (o desestructurada) como se dice hoy día, servirá para lograr lo que las cuatro paredes de su casa no conseguían: unir a tan variopintos miembros en una empresa común, aunque esa sea, reventar un absurdo concurso de belleza infantil. En medio, una madre desbordada, Toni Colette; un padre fracasado que predica el éxito, Gregg Kinnear; un adolescente mudo por decisión propia, Paul Dano; un hermano, o cuñado, según se mire, homosexual que ha intentado suicidarse por mal de amores Steve Carrell; y para colmo, un abuelo libre como un colibrí que interpreta el siempre excelente Alan Arkin. Ah, y esa niña que no responde a los cánones de belleza dictatoriales pero que va a conseguir unir a esa familia que son los Hoover: Olive.

  

Termina el ciclo con un emocionante Documental con mayúsculas: "Freedom Riders", mucho más que una road movie o la crónica del viaje de uno grupo de idealistas, a la vez que tremendamente concienciados, ciudadanos norteamericanos, blancos y negros, que en 1961 decidieron forzar las leyes segregacionistas de los Estados del Sur yendo en autobús desde Whasington a Nueva Orleans. Los protagonistas auténticos de aquel acto heroico nos cuentan aquella historia y como cambió sus vidas y las de los demás, pero lo que vemos sobre todo en el documental es como aquella historia de carretera cambió, o empezó a cambiar si se quiere,  para siempre a un país. Es revelador ver a Robert Kennedy decir: Algún día este país tendrá como presidente a un negro.

 

"Freedom riders", El viaje, el camino, el cambio. nada es al llegar al final del camino como era al salir. Esa es la esencia del vieja, esa es la esencia de las road movies.

Gerardo Sánchez   24.mar.2014 16:09    

Federico Fellini. 20 años después.

 Hoy, 31 de Octubre, se cumplen se cumplen 20 años de la muerte de Federico Fellini. Como con tantos otros cineastas que forman parte de mi vida, no alcanzo a recordar cuando empezó a gustarme Fellini, pero lo que si recuerdo es que, sin duda, fueron sus películas de los 50 las que primero me llegaron. "La strada", "Las noches de Cabiria", "Los inútiles", "Almas sin conciencia". Debo reconocer, aquí y ahora, que cuando yo era más jóven, las películas de Felllini que estabanen boga entre eso tan poco recomendable que son los eruditos, eran películas que yo no alcanzaba a entender. Me refiero a "Fellini 8 y 1/2" o a "La dolce vita", a "Roma" o "El Satiricon"·, por ejemplo, Me daba cuenta, eso si de que eran importantes,o muyimportantes, por como hablaban algunos enteradillos de aquellas películas. Pero yo prefería sin duda "Amarcord", y sin duda "las noches de Cabiria", una de esas películas que he visto decenas de veces y que aún me pone un nudo en la garganta y hace que se me salten las lágrimas.

 

Tengo otro recuerdo imborrable de mi pasado con Fellini: ver en el cine Azul de la Gran Vía madrileña (que hace muchos años que ya no existe) "Y la nave va", y darme cuenta (esto pasa de vez en cuando con algunas películas muy especiales) de que el cine es realmente algo maravilloso. Recuerdo que esa misma semana vi tambien en el cine "Fanny y Alexander", de Ingmar Bergman. Y sentí con ella lo mismo. Joder, si había quien podía hacer películas como esas, ¿que era la inmensa mayoría de las películas que se proyectaban en los cines?.

 

Debo decir que con el tiempo debi hacerme más sabio, porque acabe por caer atrapado por la magia de esas otras películas de Fellini de las que hablaban aquellos eruditos de mi juventud. Se me quitó el complejo porque además, en Annie Hall, Woody Allen se reía de esos pelmas en su famosa secuencia de la cola del cine y Marshall McLuhan. Siempre he pensado que la erudicción sin pasión es más fria que un tempano y más inutil que un botijo en marte.

 

Pero, ya estoy andándome por las ramas, como aquel pobre loco de"Amarcord" que se subía al arbol para gritar "Quiero una mujer!". Fellini fue uno de los primeros en conseguir convertir convertir su apellido en un adjetivo, "felliniano", sinónimo, de exuberante, barroco, desmedido y personal.... Y si bien puede ser cierto, no lo es menos que Federico Fellini fue eso, pero tambien mucho más, porque Fellinini fue un creador original en un mundo de mediocres, y miró siempre con infinita ternura a los seres que creó. Muchos quisieron copiarle, creyendo que el exceso era un estilo, aunque en realidad fuese una muy peculiar visión del mundo, visto a través de los ojos de un hombre grande que en realidad nunca dejó del todo de ser un niño.

 

Ese niño, de nombre Federico Felini, nació y creció en Rimimi, en 1920, y ya desde muy niño manifestó estar dotado de un talento especial para observar el mundo. demodo que orientó sus pasos hacia el mundo de la caricatura y el periodismo. dedicándose a ello en la Italia de los años de la guerra. Meitras dibujaba, trababa amistades esenciales, como la de Roberto Rossellini, con quien coescribiría "Roma, Ciudad Abierta" o "Paisa". Fue Rossellini quien le hizo descubrir el potencial expresivo del cine, mientras escribía guiones para la radio, casandose con Giulietta Masina, actriz, y desde entonces, compañera inseparable hasta la muerte.

Tras escribir varios guiones para Alberto Lattuada, codirigió con el "Luces de Variedades", tras la cual pareció estar listo para dar el salto.

 

Con "El jeque blanco" una tierna mirada sobre el mundo de las fotonovelas, en la que aparece por primera vez Cabiria, la prostituta de buen corazon, comenzaba su carrera como director. Woddy Allen hacía algo más que homenajearla en su reciente "A Roma con amor", y "Los inútiles" era una mirada nostálgica, inequivocamente felliniana, sobre unos mediocres adolescentes provincianos.

 

Tras estas dos priemeras películas, Fellini rodó sucesivamente tres obras maestras. "La Strada" era la triste historia de Gelsomina, Giulieta Massina, una desvalida muchacha sometida a la voluntad de un saltimbanqui, el bruto Zampanó.

 

"Il Bidone", o sea, "Almas sin conciencia", trataba sobre un viejo ladrón que moría abandonado por sus cómplices cuando intentaba recuperar su autoestima

Y en "Las noches de Cabiria", la última de las tres, contaba la triste historia de una prostituta de buen corazón, Cabiria, a la que nos había presentado fugazmente en "El jeque Blanco". Cabiria era de nuevo Giulieta Massina,una buena y humilde mujer a la que todos engañan, pero a quienes ella nunca será capaz de odiar.

 

Con Cabiria, y su personaje tremendamente humano, casi un charlot femenino, acababa Fellini una etapa marcada por la influencia del neorrealismo. A partir de entonces, su cine se haría más complejo, reflejando un mundo urbano sin conciencia, más sofisticado, frivolo y decadente.

Se suceden "La dolce vita", retrato de una burguesía decadente, gran escándalo en su época, condenada por el Vaticano y con alguno de esos momentos irrepetibles en la historia del cine. "Boccacio 70", y Fellini 8 y medio, una película de encrucijada, compleja y personal, sobre las angustias personales y creativas de un director de cine que ha servido de inspiración a no pocos artistas, desde Bob Fosse a Woody Allen.

 

 "Giulietta de los espíritus" era a la vez un homejaje a su mujer, Giulieta Massina, y una disgresión sobre la esencial figura de la mujer, a la que sucedió "Toby Damnit", fantástica adaptación de un relado de Poe, de nuevo en una película colectiva , y "El Satiricon", recreacion ensoñada del mundo antiguo. Despues, retrató uno de sus mundos soñados, el circo, en "Los payasos" y luego, "Roma", una personal visión onírica de la ciudad eterna.

 

"Amarcord" fue una vuelta a la adolescencia soñada en su Rimimi natal. Ese mundo entre recordado e inventado en el que cabían todas las fantasías de su creador, orondas y apetecibles mujeres y adolescentes ansiosos de descubrir un mundo que aún no son capaces de comprender.

 

Luego, El "Casanova", de Fellini era una turbadora mirada sobre el mitico amante veneciano en su decadencia. Una mirada que no era diferente de aquella que nos ofrecía sobre Gelsomina o Cabiria. Al igual que aquellas, Casanova es un personaje desvalido luchando contra su propio destino, en este caso, cansado de su propio mito.

 

 A "Ensayo de orquesta", una parábola sobre el orden y el caos, y sutil homenaje a su amigo, el gran Nino Rota, le siguió "La ciudad de las mujeres", enigmática película sobre la soledad del hombre, las mujeres como fuerza, y de nuevo, las angustias del creador a través de su alter ego, Snáporaz, interpretado por Marcello Mastroiani.

 

"Y la nave va" fue, no solamente, una especie de testamento cinematográfico, sino además, una hermosísima pelicula de sabor añejo y fúnebre, sobre un hermoso mundo que se desmoronaba, y en el que las cosas parecían destinadas a ir irremisiblemente a peor. aunque aun le quedarían fuerzas para rodar un homenaje a sus dos actores fetiches. Su mujer, Giulieta Massina, y su y amigo (y alter ego), Marcello Mastroiani. "Ginger y Fred" era un entrañable homenaje a los humildes artistas olvidados y arrasados por la vulgaridad de unos tiempos en los que la televisión y la mediocridad que la rodea no perdonan.

 

Y además, quedaban "La Intervista", un falso documental sobre el mismo Fellini y su obra, en el que otra vez daba suelta a sus temores y fantasias, evocando imágenes del pasado y "La voz de la luna", su última película, que apenas si pudo estrenarse fuera de Italia, notable paradoja para quien había sido un cineasta universal y había ganado 4 Oscars.

 

Federico Fellini murió el 31 de Octubre de 1993. El tiempo no fue gentil con él. En sus últimos años clamaba contra la vulgaridad mercantilista de cortar las peículas con publicidad en su paso por televisión. Nos dejó su intensa mirada de un niño grande, entre asombrada y divertida. Un niño soñador que recreó el mundo de ficción de sus películas de entre sus recuerdos y fantasías, reales o inventadas, siempre con una mirada tierna hacia sus personajes. Difícil escoger alguno de entre tantos soñados por él: aquella Gelsomina, impagable Giulietta Massina, tratando de obecer al bruto Zampanó, o aquella tierna prostituta, Cabiria, imposible vendedora de un amor que daba gratis a raudales. Esa era Cabiria, engañada perpetua, amable siempre, para siempre el rostro de Giulieta Massina, su musa, su mujer, su esposa y compañera inseparable durante 50 años.

 

Giulietta no quiso sobrevir a Federico más que apenas 5 meses. Murio de pena. No quiso dejarle vagar solo, desamparado, como sus personajes, por un cielo que sin duda se parecería mucho a esos mundos de decorados en carton piedra, de mares de plástico, de barcos inmensos, de mujeres exuberantes y prostitutas de buen corazón en el que sin duda sonaría la hermosísima música de su amigo Nino Rota.

 

Continuará

@Gerardo_DDC

Gerardo Sánchez   31.oct.2013 16:48    

Vivir es fácil con los ojos cerrados.

Desde que supe que David trueba estaba haciendo una película con ese título, ya sentí interés. Yo soy beatlemano, y ese verso... es mucho verso.

 

 

A veces me gustaría ser como el personaje de MIchel Keaton en "Multiplicity", ese tipoq ue abrumado por su trabajo y muchas responsabilidades, recurría a clonarse a si mismo de forma que él mismo podía estar en dos sitios a la vez haciendo cosas distintas. El problema es que acabó cogiéndole el gusto y multiclonándose. La cosa empezó a ponerse fea cuando uno de sus Yo alternaticos se llevaba con su mujer mejor que el Yo verdadero, sea cual fuera ese Yo ya en ese momento.

 

Por eso, aunque a veces me da por pensar lo que ganaria con algún tipo de "gadget" que me permitiese hacer lo mismo que a Michael Keaton, tambien me conozco y se que yo sería capaz de competir conmigo mismo. Y podría ganar. Pero tambien perder. Bueno, si esto no es una paradoja Borgiana, que venga Dios y lo vea. Pero yo me conozco.

El caso es que pienso en estas cosas por el aluvión de trabajo que úlitmamente se me ha cruzado en el camino. La semana pasada me hubiera gustado poder hacer una disgresión sobre "Prisoners", la estupenda película de Denis Villeneuve, pero se cruzó nuestro cuarto preestreno apadrinado de este "2013", y como fue un exitazo rotundo, pues la gloria me nubló los sentidos (recuerdo por cierto que la pasada semana, hicimos una entradilla que quedó estupenda con Henar en el Hall del Cine Palafox, justo antes del preestreno de "todas las mujeres) y que no pudimos usar.... ¡porque no se oía del ruído de gente que había!

Volviendo a Prisoners, por cierto, que ya me voy por las ramas, en ella veo al mismo Villeneuve que vi en "Incendies", solo que en un registro totalmente distinto. ¿Como puede ser esto compatible?. Pues lo es. Una curiosidad estilística: Villeneuve nos invita a "mirar" en estre thriller que bebe de Zodiac, El Juramento, ( o sea, El Cebo) o Adios pequeña adios y "Mistic River", sin parecerse en nada a ellas, hasta un cierto momento en el que previsiblemente lo que habría que ver se va a volver insoportable a nuestros ojos. Es cumplir a rajatabla una regla no escrita del cine (queyo comparto) que dice que es mejor sugerir que mostrar. Y decir que todos los actores de Prisoners están estupendos es decir algo obvio, pero enteramente cierto.

 

Debo decir tambien que entre minutado y minutado, entre pase de prensa y pase de prensa, entre entrevista y entrevista, entre llamada y llamada yo entre correo y correo, hacemos las entradillas con henar los miercoles en Cineteca (como campamento base), y como relativa novedad los "teaser" para la web. Debo decir que en realidad, la idea de hacer un teaser para la web (o una promo del programa, si lo preferís) surgió cuando el primer día que trabajamos con Henar, lo hicimos, coo suele ser, pro desgracia ahabitual, sin tener tiempo ni para ensayar, ni para probar vestuario, iluminación, maquillaje ni nada... menos aún por tanto para probar una astracanada que se me había ocurrido, y era mostrar el asunto de las entradillas en todo su artificio. O sea, un rodaje con cámaras, maquiladora, realizador, snido, claqueta, errores,etc etc.. O sea, como en "La noche americana" de Truffaut, pero sin Truffaut. . Por cierto, ¿se dice Trifó o Tgifóóóó? . Lo digo porque el otro día algien con bastantes infulas y malos modos nos echaba en cara que Hénar había dicho "Trifó".

 

Volviendo a los Teaser, para nuestra sorpresa están teniendo una repercusión que no nos habíamos podido imaginar. Tambien es cierto que hay a quien no les gustan y le parecen fuera de lugar y poco apropiados para un programa como Días de Cine. Tomemoslo de esta forma: son un intento desesperado, y patético, de llamar la atención por parte de nuestro programa. El tiempo dirá...

Teaser DDC Johnny Guitar 

Esta semana la empezñabamos viendo un películón que se va a estrenar la proxima semana "La vida de Adele", dirigida pro Abdel kechiche, que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes este año. No ocuento más que es una película fabulosa, de 3 horitas de duración (ojo, la última que vi de esa duración, "Laurene Aniways", era tambien estupenda), y una historia de amor en toda regla. Bueno, y tambien de desamor. La vida misma a través de la vida (valga la redundancia) de la protagonsita, Adele, (Adèle Exarchopoulos) y su amor por Emma (Léa Seydoux). O sea, una historia de amor (y desamor, repito) entre dos mujeres, pero que consigue que nos olvidemos de la condición sexual (o quizás deba decir de "género") para que nos quedemos en eso de "una hisotria de amor". Y además, de las buernas. Las dos actrices, fabulosas, por cierto.

 

Peor hubo más el martes. Días de Cine tenía entrevista con David Lynch. Allí que fue Raúl Alda a hacerla, y se encuentra subiendo enel ascensor del Hotel Urban con el mismo David Lynch. Y de repente, se encuentra él solo con el equipo de cámara y Mr. Lynch 20 minutos antes de lo previsto para la entrevista hablando del tiempo, y cosas de aquí y de allá. Por cierto, allá que estábamos yendo Henar, Luismi, el realizador, y yo, para ver si podíamos hacer una entradilla mientras Raúl entrevistaba a David Lynch. Raúl no dejaba de sor`renderser porque nunca le había pasado eso,estar 20 minutos antes con el entrevistado, de modo que me dijo si empezaba la entevista, y yo le dije que ¡adelante con los faroles!. Al final la entrevista que pudo hacerle fue de 25 minutos, Muy interesante. Y David Lynch amabilísimo. Luego, y gracias a la buena labor de Sonia Uría, pudimso hacer una entradilla con él (al final repetimos por si el ruido de la calle era demasiado y para cubrirnos). Y hubo un fake en la segunda toma, de modo que hubo una tercera. Ese fake podeis verlo en el teaser de esta semana. Fue muy divertido, y lo que nos se ve, al otro lado de la cámara, era un montón de gente haciendo fotos y grabando con los móviles.

 

Una cosa negativa: no conseguí que me firmase la edición especial de "Carretera perdida". Como diría Homer Simpson "¡Kagoen!".

Luego, el miercoles, o sea, ayer, hicimos las entradillas restantes en Cneteca, y además rodamos el teaser Johnnyguitarresco. Ese teaser tiene unmaking m`´as divertido que el teaser en si. Pero esa es otra historia. El caso es que mientras lo preparábamos, llegaron David Trueba y Natalia de Molina, con quienes ibamos a grabar una convocatoria a nuestro próximo preestreno "apadrinado" de "Vivir es fácil (con los ojos cerrados" y se quedaron mirándonos algo alucinados. Un equipo serio con una claqueta antigua, cantando Johnny Guitar enplayback, con uel director de un programa serio blandiendo ufano una guitarra eléctrica, en la Cantina de Cineteca... Antes de grabar su llamamiento a nuestros espectadores para asistir al preestreno, me dice Silvia Suarez, la Jefa de la agencia Zenit, que lleva la prensa de la pelícual: "oye, Gerardo, pero esto... lo vamos a hacer en plan serio, ¿verdad?...

Grabarlo, acabar las entradillas, volver a Torresopaña, montar el teaser, exportarlo a mov h264, llevarlo a interactivos donde Jesús Jiménez lo sube a la web, y ver que en Twitter empieza a haber comentarios y risas en la redacción.

Y con todo, he de recordar, que este es un programa serio. Y sino, para coprobarlo, esta noche, para los valientes.

O en la web mañana, o el sábado por la 2 a eso de las 19:00. Y claro, en el Canal Internacional.

Continuará..

@Gerado_DDC

Gerardo Sánchez   17.oct.2013 18:29    

De Gravity a 2001 (o al revés)

Veía esta semana Gravity tras esperarla ansiosamente. A mi estas cosas del espacio siempre me han gustado. ¡Yo quería ser astronauta de pequeño!. Y aún quiero serlo. Si mañana me dijeran si me subía a una Soyuz o a un Discovery lo hacía sin dudar un solo segundo. El caso es que desde pequeño me fascinaban estas cosas, y claro, las películas tambien. En Gravity redescubro a Alfonso Cuarón un director que desde que "La princesita" unas navidades por televisión, me encanta. No he visto ninguna pelicula suya mala. Ni siquiera su aportación a Harry Potter, la única de la saga en la que no he tenido que luchar para no echar una cabezada. Es Gravity una de esas películas que tienen lo que una buena película tiene que tener, como bien sabía Kurosawa: un buen guión. Que luego pase a 600 kilómetros d ela tierra, en el espacio, y esté rodada en 3D es absolutamente secundario. La película nos cuenta una historia de supervivencia y un viaje interior ejemplar. Por resumir, esos dos que se quedan solos ahí arriba están interpretados por George Clooney, cuyo personaje está inspirado en el protagonsita de "Punto límite cero" (Vanishing point, yo como siempre, epatando con los títulos en inglés) y una estupenda Sandra Bullock, podrían vivir esa experiencia en una montaña, una selva, el mar, o el desierto. Los trajes espaciales y la tierra al fondo, la ISS o la chatarra espacial son un decorado fascinante, pero que en realidad no es lo principal en esta película.

 

Es curioso como muchas de las cosas que vemos (y escuchamos, o no) en Gravity son deudoras de 2001. Por un lado, hace tiempo que es evidente que Kubrick (y Arthur C. Clarrk) fue un tanto generoso con la humanidad al pensar que en el año 2001 ibamos a ser capaces de tener una tecnología (y tan pulcra) como la que se ve en la película. Por otro lado, ya sabemos de sobra que los espacios que el ser humano ha podido construir para habitarlos por ahi arriba son mucho menos luminosos y pulcros que que los que nos mostraba Kubrick en 2001. Por cierto, yo leí la novela de Arthur C. Clark, basada en la película para la cual había escrito el guión, un montón de veces antes de ver la película finalmente en cine en España. Recuerdo bien que cuando yo pude verla fue tras el éxito de La Guerra de las Galaxias. Y recuerdo que en el cine había un cartel (un affiche) en el que George Lucas decía que 2001 era la película que él hubiera querido hacer. Obviamente 2001 y Star Wars no tenían nada que que ver, salvo las estrellas y el hecho de haber naves espaciales. Con el tiempo vi 2001 muchas muchas veces. Y cuando digo muchas estoy hablando de 40 0 50 veces. Siempre fascinado, tras haber leído el libro tantas y tantas veces y haber leído tanto y tanto sobre la película, pero sin haberla visto (estas cosas eran normales hace tiempo). Recuerdo que una de las veces la vi en un cine de mi barrio con los rollos cambiados, y alguien delante mío que no se enteraba de nada decía: "a mi me han dicho que es una película muy rara". Otra vez, lo juro, había una rata que cruzaba por la sala cada cierto tiempo. Vi la película con los pies en alto. Pero algo estaba claro y llamaba la atenció, y era como Kubrick contaba su historia, tanto desde el punto de vista visual (no se donde acabaría, pero durante muchos años tuve un "american cinematographer", la revista de los directores de fotografía de la ASC, en la que se contaba "todo" sobr eel rodaje de 2001) como desde el punto de vista sonoro.

 

Más allá de las músicas de los dos Strauss, tras desechar el OST que compuso Alex North, Kubrick estaba muy bien asesorado sobre cosas tan evidentes (hoy día) como que en el espacio no se propaga el sonido. Fruto de esa evidencia científica, Kubrick nos ofrecía alguno momentos magníficos de silencios absolutos. Cuando he visto Gravity, me he dado cuenta de cuan aplicado es Alfonso Cuaron, y que bien ha aprendido las lecciones de un maestro como Kubrick. Ya lo dijo Bresson: el cine sonoro ha inventado el silencio.

Como decía Buzz Lightyear:

To infinite... and beyond

Continuará

@Gerardo_DDC

Gerardo Sánchez    3.oct.2013 19:55    

Akira Kurosawa es gente

Akira Kurosawa era un gigante. Y no solo del cine, que lo fue, sino porque era excepcionalmente alto para su época, casi 2 metros,  y sobre todo para la imagen que tenemos de los japoneses.

Se cumplen ahora 15 años de su fallecimiento. Algunas de las imágenes más nítidas que tiene mi memoria cinematográfica tanto visual como sonora, corresponden a películas de este tipo que quiso ser pintor, y que dijo en sus memorias algo tan  hermoso (y que desde que leí se quedó grabado en mi memoria)” he olvidado que la creación es memoria”. También dijo una cosa que en esto del cine va a misa: “con un mal guión jamás nadie podrá hacer una buena película”. Estas cosas conviene recordarlas en estos tiempos en los que demasiados creen que con filmar cualquier cosa que se escriba y que se llame guión ya vale. Un tipo tan heterodoxo como él, aunque francés, Chris Marker le dedicó un hermoso documental filmado durante el rodaje de “RAN” que es imprescindible ver:

 

No voy a presumir de haber visto todas sus películas, aunque sí de tenerlas absolutamente todas en mí casa.  Pero hay películas suyas que he visto muchas veces.  “Los 7 samurais”, por ejemplo, “Rashomon”, “Dersu Uzala” y otras cuantas.

 

Hay que decir que buena parte de lo mejor del  cine occidental de los últimos 60 años bebe directamente de la fuerza visual y de la manera de contar de Kurosawa. Y que sus adaptaciones de Shakespeare, ”Trono de Sangre” (Macbeth) o “Ran” (El Rey Lear) son tan fieles al espíritu de la obra original como obras personales y “muy japonesas”.  Uno de los tesoros que tengo en mi casa es el guión (en inglés) de “Ran” con los “satoryboards” del propio Kurosawa, auténticos cuadros por cierto, muy alejado de lo que entendemos comúnmente por “Storyboard”.

LIBRO

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Si “Rashomon” nos enseñaba con una transparencia narrativa única las varias caras de una verdad (Zhang Yimou se apropió de su estructura en “Hero”) “Los 7 samuráis” era una aventura épica que hundía sus raíces en el western clásico norteamericano para devolverle la influencia, formalmente en “Los 7 magníficos” (magnífico remake, por cierto). Resultan inolvidables la música, excelente y por supuesto, ese personaje de Toshiro Mifune.

 

Decía George Lucas que sin “los 7 Samuráis” no habría existido “Star Wars”. En agradecimiento Lucas (y Coppola) hizo posible que Kurosawa pudiese filmar “Kagemusha” cuando las compañías financieras en las que acabó convirtiéndose una industria como es la del cine a comienzos de los años 80 le negaron efectivo para que este hombre pudiera seguir siguiendo materializando sus sueños.

 

“Yojimbo”, por ejemplo.. ¿Qué sería de Sergio Leone y su “por un puñado de dólares sin la historia de ese mercenario?, o “Vivir”, “El perro rabioso”, y “Dodes kaden”, película cuyo título era onomatopeya del ruido del discurrir de un tranvía sobre los rieles. La crítica fue inmisericorde con aquella película (creo recordar, porque no quiero ni me gusta consultar IMDB para estas cosas que fue su primera película en color). Aquí os dejo el reportaje que hizo Javier Sales sobre "Vivir":

 

 

  

 

 Tras las malas críticas a Dodes Kaden, Kurosawa intentó suicidarse. A fin de cuentas, era japonés. Tuvimos suerte, porque aquello acabó con Kurosawa haciendo películas hasta casi su fallecimiento.

 

He visto muchas veces una película hermosísima, que coprodujo Japón son la antigua Unión Soviética,  basada en las memorias del capitán Vladimir Arseniev: Dersu Uzala. El personaje de Dersu me emociona como pocas veces me ha emocionado nadie en el cine. Un hombre sencillo, que vive en la taiga, que cree que el bosque, el sol, el agua, o la luna es “gente”. Hoy podría escoger mi secuencia favorita aquella en la que Dersu y el capitán han de pasar la noche a la intemperie y Desu dice “tenemos que darnos prisa capitán, o moriremos”. Eso es puro cine.

 En días de Cine dedicamos, creo, un excelente programa y reportaje a Kurosawa en su centenario, y que hizo mi amigo y compañero Alberto Bermejo (@Alberto_DDC)  que os dejó aquí para que veáis atentamente. Frotaos los ojos. Señoras y Señores: Akira Kurosawa:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/dias-de-cine/dias-cine-centenario-akira-kurosawa/729723/ 

@Gerardo_DDC

Categorías: Actualidad , Cine , Directores

Gerardo Sánchez    5.sep.2013 13:30    

John Ford: una evocación sentimental.

 

 

No recuerdo cuando fue la primera vez que vi una película de John Ford. Me pasa lo mismo con Chaplin,o Hitchcock. En realidad, creo que es porque sus películas siempre han estado ahí, en mi memoria, desde niño. Soy “fordiano” (y chaplinesco, y hitchcokiano) desde hace muchos años. Sus películas me emocionan profundamente por ese “algo” que las hacen personales e intransferibles. Recuerdo que cuando iba a la facultad, el mundillo de estudiantes se dividía entre los que les gustaba John Ford y los que les gustaba Bergman. Nunca entendí esa manía de elegir. A mí me gustan los dos (curiosamente, Bergman consideraba a Ford el mejor director, y Ford consideraba a Bergman un grandísimo director). Tampoco he entendido nunca esa necesidad de elegir entre Chaplin y Keaton, o entre Beatles y Rolling. ¿Porqué elegir si puedes tenerlos a todos?.

De John Ford aprendí eso que en el universo fordiano se conoce como “La gloria en la derrota”. La dignidad de los humildes ante la adversidad. Que la gente sencilla es siempre mejor que los poderosos. Que una familia es mejor que uno solo, y que una de las cosas más dolorosas es perderla. Que la infancia es un terreno lleno de nostalgia, y que en los horizontes del oeste se forjan las leyendas para imprimirlas.

Este 31 de agosto se cumplen 40 años de la muerte de John Ford, ese irlandés vocacional nacido en Maine en 1894. Decir de alguien que es el mejor en su oficio es tan difícil como arriesgado. Decirlo de  John Ford lo es bastante menos.

Entre los años 1917 y 1966 John Ford rodó, según registros oficiales, 144 películas. Una cifra que está a años luz de lo que hoy día puede hacer cualquier director, y sólo al alcance de aquellos que identificamos como “pioneros”. Hitchcock, por ejemplo, rodó 51 películas en su carrera.

Lo cierto es que la obra de John Ford está plagada de obras maestras como en la de ningún otro, y además, de películas  de esas que solemos calificar como “menores” pero que en realidad, no lo son en absoluto, trantando todo tipo de temas: comedias, dramas, de guerra, históricas, sociales, y por supuesto, westerns. Una obra que parece, y es, inabarcable, y así ha sido para el reportaje que he tenido la suerte, el privilegio, y el enorme placer de hacer esta semana en Días de Cine. Tirarse al agua a hacer un recorrido ortodoxo, en 12 o 13 minutos, por su filmografía hubiese sido algo condenado al fracaso, por ello elegí hacer lo que consideré “una evocación sentimental”, apelando a esas sensaciones que me acompañan “sentimentalmente” desde hace años.

Una cosa es cierta: El misterio de la fuerza de su en apariencia sencilla forma de contar sigue siendo inaprehensible en una obra que podría calificar sin duda ninguna Micheleen O´Flynn en “The quiet man”, con aquellas dos palabras: “Impetuous”, “Homeric”.

 John Ford acabó yendo a Hollywood de la mano de su hermano Francis. Hay toda una historia en esa historia. Francis tenía cierto nombre en aquella remota fábrica de sueños en los tiempos en los que Griffith había sentado las reglas del juego. Ford, Jack por aquel entonces, empezó de “property master”, o sea, artrezzista, pero pronto empezó a dirigir. Era finales de 1916, y tenía 19 años...

 Obviamente, el mundo del cine ha cambiado mucho desde que Ford llegara a Hollywood de la mano de su hermano Francis, quien sería director antes que su hermano, y luego, años más tarde, actor secundario recurrente en muchas películas, aunque eso, ya he dicho, es otra historia. De modo que, primero como Jack Ford, y luego ya como John, Ford, el hermano menor de Francis,  llevaba a sus espaldas más de 50 películas cuando rodó la epopeya sobre la construcción del Ferrocarril que fue  "El caballo de hierro": su primera obra maestra.

 Todo lo que conocemos o entendemos los cinéfilos como “Fordiano” estaba ya allí, en “The iron Horse”, y no solo por su capacidad para retratar como nadie los espacios abiertos, los indios o Lincoln, una figura recurrente en sus películas, sino ante todo, y sobre todo, por su transparencia narrativa.

 Dijo en una ocasión Truffaut (en su prólogo del libro de Hitchcock) que si el cine perdiera de repente el sonido, tan sólo dos directores serían capaces de sobrevivir sin él: uno era Hitchcock, y el otro, claro, Johh Ford, quien, cuando llegó el sonoro lo adoptó como algo sin mayor trascendencia, como haría después con el color o el formato panorámico. Y a pesar de lo cual, diría en una ocasión: “cualquiera puede hacer una película en color, pero se necesita ser un verdadero artista para hacerla en blanco y negro”. Y por supuesto, tenía razón

 Lo cierto es que, en el cine sonoro Ford siguió rodando una película tras otra. De aventuras, melodramas, comedias....Ya desde sus comienzos, los cinéfilos (por favor, que nadie se asuste de la palabrota) pueden (podemos) seguir su filmografía, entre otras muchas maneras, por los guionistas con quienes trabajó: Duddley Nichols, Lamar Troti, Nunnaly Johnson, o Frank Nuggent, cada unos de los cuales, aportaba un determinado tipo de historias...

 Para cuando ganó su primer Oscar por "El delator" en 1935, una película bellísimamente fotografiada y un ejercicio de estilo visual, lleno de luces y sombras, sobre  ese “informer” del título, Gypo Nolan (un excelente Victor Mclaglen) que delata y traiciona a un compañero en la lucha contra el enemigo británico para luego atormentarse por ello. Pero antes ya había rodado el melodrama Dr. Arrowsmith, o la la comedia picaresca El Juez Priest, con su buen amigo Will Rogers, de la cual haría casi 20 años despues una especie de remake que sería una de sus películas favoritas. La deliciosa, entrañable y humana "The Sun Shine Bright", o sea, “El sol siempre brilla en Kentucky” . Inolvidable la secuencia en la que el juez se suma, sólo,  al cortejo fúnebre de una prostituta, y como todo el pueblo vence el recelo hacia aquella "pecadora" desaparecida y se suma.

 En "Prisionero del odio" Ford contaba la historia, trágica, del médico que atendió a John WIlkes Booth, el asesino de Abraham Lincoln, sin duda una figura recurrente en sus películas. Le habíamos visto ya  en El Caballo de Hierrro, y después le veríamos en ese emotivo retrato de la juventud del futuro presidente en una película que era favorita de S. M. Eisenstein, y en la que podíamos ver alguno de los muchos emotivos (siempre ejemplares) momentos fordianos ante la tumba de un ser querido...

 John Ford, el hombre que hacía películas del oeste, llevaba muchos años por aquel entonces sin hacer ninguno. La Diligencia aún estaba lejos. "Maria Estuardo" fue un drama histórico más recordado por su tormentosa historia de amor con Katherine Hepburn, y "La mascota del regimiento". Con Shirley Temple y Victor McLaglen, una divertida adaptación de una novela de Rudyard Kipling, o "Huracan sobre la isla" una película de aventuras exóticas...

 En el documetal “The american West de John Ford”, de Dennis Sanders, John Wayne recuerda la primera vez que Ford rodó en Monumental Valley. Es primera vez le llevó con él (por vez primera). Y fue entonces cuando llegó "La diligencia" , la quintaesencia de lo que ha de ser una película del oeste, su primer encuentro con John Wayne, y una historia perfecta perfectamente rodada, basada en el relato "Diligencia para Lordsburg" que a su vez se inspiraba en "Bola de Sebo" de Guy de Maupassant.

A una presentación ejemplar de unos personajes tan arquetípicos como inolvidables, el jugador, la prostituta, la señorita, el comerciante de licor, el banquero corrupto, el médico borracho, y un fugitivo de la ley, (además el mayoral y su ayudante)  se unía una música que permanece en la memoria para siempre, una fotografía luminosa, y algunos momentos irrepetibles, como esa parada de la diligencia por parte de Ringo Kid. La sorprendente perfección formal de la narración se desbarataba en la famosísima secuencia de la persecución de la diligencia por los indios, en la que Ford elegía saltarse todas las convenciones que dicta la ortodoxia.

 Es curioso como alguien a quien años más tarde algunos desorientados (por decirlo suavemente)  llamarían "fascista" filmó algunas de las películas más comprometidas socialmente de la historia, las emotivas e indispensables, "Las uvas de la Ira", "Que verde era mi valle"(su segundo y tercer óscar respectivamente) y "La ruta del tabaco". Si la primera (basada en la novela de John Steinbeck) estaba ambientada en el éxodo de los campesinos de Oklahoma acuciados por la gran depresión, la segunda en las minas de gales,  y la tercera, bajo la forma de una comedia bufa, en el fin de una familia pobrísima de granjeros, en realidad, en las tres estaba omnipresente la destrucción del núcleo familiar como unidad vital.

 Como tantos otros cineastas y actores de Hollywood, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Ford quiso poner su granito de arena. Dos Oscar dan fe de su buen hacer al servicio del departamento de propaganda por dos estupendos documentales: "7 de diciembre" co-firmada con Gregg Toland, presente con su cámara en el bombardeo japonés a Pearl Harbour, y la emotiva y elegíaca "La batalla Midway".En el terreno de la ficción, De aquella guerra también surgió una película sobre una vieja torpedera y su tripulación, todos ellos prescindibles, (el título original era “they were expendables” ) pero que acabarían siendo importantes en la batalla contra los japoneses. En ella trabajó como guionista con Frank “Spig” Wead, exaviador accidentado,y amigo del alma con el tiempo, a quien dedicaría años después un entrañable biopìc en el que su amigo Ward Bond interpretaría a Ford (como John Dodge) en presencia de los Oscar genuinos del director. Delante de las cámaras, otro amigo, John Wayne, y la siempre luminosa Maureen O´Hara.

 La guerra terminó, pero la caballería, el ejército seguía,  esa otra gran familia fordiana donde hombres sencillos se recogen al calor de algo más grande que ellos y que les protege. Ejemplar su nunca oficial "trilogía de la caballería", "Fort Apache", La legión invencible, y "Rio grande".

 Puede que Ford no hiciese sólo películas del oeste, o que estas no fuesen las más premiadas y reconocidas, pero un western de Ford es algo distinto: En el oeste, la leyenda es la que se imprime. Eso, que veíamos ya en el final de Fort Apache, se verbalizaba en "El hombre que mató a Liberty Valance", el western sobre el final del western con aquella famosa frase: “Este es el oeste, y cuando la leyenda se convierte en realidad, se imprime la leyenda”.

 En el oeste de John Ford, un coronel al que le quedan cuatro horas de servicio activo antes de jubilarse puede ordenar a un soldado que se presente voluntario para una misión no demasiado ortodoxa,  o a un director de fotografía (Winton C. Hoch) se le exige filmar en plena tormenta aunque pusiera en la claquea "protesto" y ganara un Oscar por ello. Las dos cosas ocurrían en  “La legión invencible”, una delante de las cámaras, y la otra detrás.

 En el oeste de John Ford, Wyatt Earp (Henry Fonda) pacifica la ciudad de Tombstone poniendo a ralla a los Clanton y a la figura trágica de Doc Holiday, pero se azara con la hermosa Clementine, o le habla a su hermano asesinado en una escena fordiana pro excelencia filmada tras dar Ford por teminado el rodaje por su productor Darryl Zanuck.

 En el oeste de John Ford. la historia de una caravana de mormones, “Wagonmaster”, una película humilde y de bajísimo presupuesto, puede convertirse en la película favorita del director, y dar lugar a una serie de televisión, “Caravana” medio en el que había debutado en 1955 con "Roockie of the year".

 En el Oeste de John Ford, un hombre, Ethan Edwards, puede aparecer desde el horizonte en unos de los más bellos comienzos de la historia del cine, para volver al hogar familiar, y emprender una enloquecida búsqueda durantre años de su sobrina Debbie tras ser asesinada su familia.  

 En el oeste de John Ford, un Oficial de la Caballería, John Wayne puede lamentar una matanza, y un médico recordarle que en cada profesión va lo que cada uno ha elegido. Era “Misión de audaces”

 Y en el oeste de John Ford, un hombre cínico y descreído puede preferir enfrentarse a los Indios antes que al matrimonio. Eel ejército puede ser el hogar del soldado negro, el sargento Rutledge,  y John Ford puede hacer una película como "Cheyenne Autum" (El gran combate), que es un homenaje sentido y debido al pueblo indio...

 Y nos queda aquel bistec recogido del suelo por Ramson Stoodard, el Oeste que llega, entre las miradas de piedra de Tom Doniphon y Liberty Valance, el Oeste que se va. Y también esa película que es un cuento sobre la infancia perdida y soñada, sobre las tradiciones, sobre los hombres y las mujeres, católicos y protestantes, que es "El hombre tranquilo",  su cuarto Oscar. Y aquel cazador que se enfrentaba a Kelly, Ava Gardner, y a Grace Kelly en “Mogambo”.  Ford eligió, seguramente sin saberlo, para despedirse una historia de mujeres, en una película que evoca necesariamente a Kenji Mizoguchi: Anne Bancroft era una mujer descreída que sin embargo se sacrificaba por los demás en "7 mujeres", su última película y una de las más hermosas...

 Tuvo tiempo Ford antes de irse de mostrarnos el futuro de los políticos en televisión (y algunas cosas más) en "El último Hurra" o como un político marrullero y tradicional, pero honesto, o casi, Skeffington, (Spencer Tracy), deja paso al futuro en forma de un petimetre jovenzuelo que le ganará las elecciones.

 En fín, podría hablar también de los maravillosos personajes secundarios que pueblan sus películas, su hermano Francis, Ben Johnson o Harry Carey, padre e hijo. De la "troupe" de actores estable de John Ford, de sus canciones y sus bailes, de su humor socarrón, de las peleas y del whisky en sus películas, de hombres y mujeres honestos y de mirada limpia,como Ma Joad y su hijo Tom, de Angharad y su velo al viento y de su familia, los Morgan, y de lo verde que un día fue su valle, y de Marty Maher y Mary O´Donell en esa maravillosa película que es “Cuna de héroes”, Ah, y del sargento Quincanon, un borrachín (como Micheleen O´Flynn) y el Padre Lonergan, ese amigo del alma que fue también Ward Bond, y siempre, por supuesto, de Sean y Mary Kate, y de tantos y tantos otros personajes inolvidables que pueblan el universo de John Ford, el hombre que decía que hacía películas del oeste:

  

 

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Gerardo Sánchez   30.ago.2013 09:16    

Buñuel: más allá de los sueños y la razón

        El 29 de Julio se cumplen 30 años de la muerte de Luis Buñuel, por mucho que algunos quieran o se empeñen, nuestro cineasta más importante, e incontestablemente, uno de los más grandes creadores de la cultura española del siglo XX.

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        ¿Qué puedo decir de Buñuel, siempre “Don” Luis, como buen burgués que era. Parece mentira que un tipo tan personal y transgresor en su cine, fuera alguien absolutamente normal y convencional en su vida familiar. O quizás, precisamente lo fuera por eso.

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         No conozco escena más perturbadora en la historia del cine que el famoso corte del ojo de “Un perro andaluz”.

         No he visto en el cine mayores obsesiones insanas que las que he visto en sus películas. Tampoco he visto jamás azotar de igual forma a la burguesía y a la Iglesia Católica que en sus películas.

 

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        Pero Buñuel, que era un burgués, y de férrea formación católica, socavaba sus obsesiones desde dentro, con pleno conocimiento de lo que cuestionaba, y siempre, con mucho humor, y los ojos del niño travieso que nunca dejó de ser, ese que amenazaba a sus compañeros de clase con tanta solemnidad como arrogancia.

         Pero además de ser un autor con mayúsculas, de los pocos que realmente ha dado el cine, Buñuel fue un excelente profesional del cine, alguien que sabía rodar, que sabía dirigir actores, y que sabía lo que importaba y lo que no. Todo eso, en suma, que es imprescindible saber para convertirse en un autor de verdad.

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 En Días de Cine hemos querido rendirle homenaje. Aprovechando una entrevista exclusiva que hizo Raúl Alda a Jean Claude Carriere el año pasado. Hubiese dado para un programa entero, o dos, pero la parrilla y  el verano mandan, y “sólo” hemos podido dedicarle 10 minutos en un programa de 30.

 

 

Pero ¿Cómo? ¿Aún hay alguien que no sepa quién es (Don) Luis Buñuel?  Pues…

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 …Todo comenzó un 22 de Febrero del recién estrenado 1900. En España, en Aragón, en Teruel, en el pueblo de Calanda, cuyos tambores haría inmortales, nacíó Luis Buñuel Portolés, hijo de Leopoldo Buñuel y María Portolés y primogénito de 7 hermanos. En 1906, ya en Zaragoza, cursaba sus primeros estudios en el colegio de los Hermanos corazonistas, y posteriormente el bachillerato en el Colegio del Salvador. Fue un buen estudiante, aunque la arrogancia del pequeño Luis quedaba reflejada en los desafíos que mandaba a sus por entonces pequeños enemigos en forma de notas no precisamente anónimas. Era el comienzo de una apacible vida burguesa salpicada de no pocas provocaciones a lo establecido.

JOVEN

             A los 17 años se trasladó a Madrid para entrar en la residencia de estudiantes,  donde conocería a Salvador Dalí y a Federico García Lorca. Dos amistades que le influirían decisivamente.

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             Era el caso que el joven Luis Buñuel quería ser escritor, y esa sería su vocación frustrada, por más que llegara a publicar cuentos y poesías. Paralelamente, y de forma aparentemente contraria al espíritu de poeta, al joven Luis Buñuel le gustaba practicar el noble arte del boxeo, llegando incluso a participar en el campeonato de España de pesos pesados para aficionados. Elías Querejeta, quien le conoció años y trató asiduamente mucho tiempo después, contaba una anécdota según la cual durante el rodaje de Viridiana Buñuel asistía a una tertulia en la que para poder ser parte, había que ser “ex” (cualquier cosa). Él estaba por su condición de exboxeador.

BOX

             Dos hechos iban a cambiar el rumbo de su vida: n 1925 Luis Aragon impartió en la residencia de estudiantes una conferencia sobre el surrealismo. También, por aquella época, pudo ver una proyección de "Las tres luces", la película de Fritz Lang, que le impresionó notablemente. Impulsado por ambos hechos se trasladó a París y al poco ya consigue trabajar como ayudante de dirección de Jean Epstein en "La caída de la casa Usher". AL mismo tiempo, andaba preparando un guión para una película sobre Goya en el primer centenario de su muerte. La película nunca se realizaría, pero a cambio, Luis Buñuel se había hecho un hueco entre los surrealistas. Además, conoció a  Jeanne Rucar, con quien se casaría años más tarde, y que sería su compañera para el resto de su vida.

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             Después de colaborar con la realizadora Germaine Dulac, y con Jacques Feyder, escribe junto por su amigo Salvador Dalí, el guión de la que habría de ser su primera película, inspirada en sendos sueños de aquellos tan brillantes como arrogantes jóvenes. "Un perro andaluz", el resultado de aquella colaboración colocaría el nombre de Luis Buñuel en la historia del cine. La película era una salvaje y poética invitación a lo irracional, y fue escrita según el principio inexorable de no aceptar ninguna idea o imagen que pudiera tener una explicación racional, psicológica o cultural. Sobra decir que casi 90 años después, “Un perro andaluz” sigue teniendo una de las escenas más perturbadoras y terroríficas de la historia del cine. Hace apenas un par de años, fue restaurada y editad en DVD por la Filmoteca española, y lo que son las cosas, hoy puede verse incluso en la web de RTVE.

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             Un hábil sablazo de 25.000 pesetas del joven Buñuel a su madre permitió financiar la película. La mitad del dinero financiaría la película. La otra mitad del dinero materno se fue en juergas parisinas, hasta que Don Luis decidió que ya estaba bien y que, como el burgués de recia formación jesuita que en el fondo era, tenía que trabajar. El rodaje duró 15 días. Con semejante guión, es lógico que los intérpretes, Pierre Batcheff y Simone Mareuil, no se enterasen de absolutamente nada. Las indicaciones del atrevido y primerizo director aragonés no aclaraban además  nada la situación cuando, por ejemplo, indicaba al actor que mirase por la ventana como si escuchara a Wagner.

            Según Buñuel, Dalí se desentendió de la mayor parte del rodaje, no apareciendo por el estudio hasta tres o cuatro días antes de su finalización. Fue el quien embadurnó de pez las cabezas disecadas de los burros. Además, en una de las tomas, era uno de los hermanos maristas que eran arrastrados pesadamente por el suelo tras el piano y los burros.

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             Finalmente, la película, provocativa y vanguardista, estaba terminada. Buñuel siempre proclamó que, tratándose de un sueño, todo irracionalidad, el film no tenía ningún significado, aunque las connotaciones freudianas o sexuales son y eran evidentes. Pero Buñuel tenía buena estrella, y tan solo unos días más tarde le presentaron a Man Ray, que había terminado el rodaje de una película, titulada "Le mistere du Chateau de Dé" y buscaba un complemento adecuado para ella. Unos días después, Man Ray y Louis Aragón asistían a una proyección privada de "un perro andaluz" y quedaban entusiasmados, decidiendo que había que exhibirla cuanto antes.

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            Así, antes de la primera proyección pública de la película, Buñuel fue presentado a los surrealistas en el café "Cyrano". La proyección tendría lugar en "las Ursulinas", el 1 de Octubre, y a ella asistió la flor y nata de la sociedad parisina, aristócratas, músicos, pintores, escritores y, por supuesto, los surrealistas al completo.

             Buñuel se pertrechó (o eso decía al menos en sus memorias) detrás de la pantalla, con los bolsillos llenos de piedras, por si la película no era del agrado de los asistentes y se veía obligado a castigar severamente las posibles muestras de rechazo.  Nada de eso ocurrió, los aplausos fueron estridentes, de modo que las piedras nunca cruzaron la pantalla.

             Cosas de genios, o más bien de egos, su amistad con Dalí empezó a resentirse, aunque aún daría para otra película, "La edad de Oro", en palabras de Buñuel, "Una incitación al asesinato", y cuando menos, una película tanto o más provocadora que "el perro andaluz". Provocador como era, “La edad de oro” estuvo a punto de costarle a Buñuel la excomunión.

 

             Fascinados por aquel joven  provocador, La Metro Goldwin Mayer le contrata por 6 meses. A los 4 meses la Metro rompe el contrato ante la soez respuesta de Buñuel a un alto directivo de la productora al sugerirle que trabaje para una actriz de renombre.  De modo que de la meca del cine a un olvidado rincón de Extremadura. Vuelve a España y rueda "Las Hurdes, Tierra sin pan", un feroz documental sobre la miseria de las Hurdes y sus habitantes.

 

           Despues,  años de trabajo en la sombra, como productor, supervisor y guionista en trabajos industriales, como “Don Quintín el amargao”, “¿Quién me quiere a mi?” o “Centinela, ¡Alerta!”

            Con la guerra civil sale de España. Colabora Andre Malraux en "Sierra de Teruel" y con Joris Ivens en "Tierra de españa", la película en la que también participaron Ernst Hemingway y John Dos Passos. En 1941 ingresaba en el museo de arte moderno de Nueva York, como supervisor de documentales.

            Su trayectoria vital posterior podría haber sido muy distinta tras solicitar la ciudadanía estadounidense. Quiso la casualidad, o quizás no tanto, que Salvador Dalí “Ávida Dollar´s” como ya le llamaba por aquel entonces Buñuel a su examigo, publicara su autobiografía, causa un gran escándalo, y obligándole a dimitir.

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    Así pues, para bien o para mal, su destino había cambiado. En 1946 se trasladaba a México, donde pretendía dirigir una adaptación de "La casa de Bernarda Alba" que, sin embargo, no llegaría a realizarse. Sin embargo, consiguió dirigir "Gran casino", con Jorge Negrete. La película fue un gran fracaso, pero le permitió reencontrarse con el oficio de director de películas. Después rodaría "El gran calavera", pero lo mejor estaba por llegar con "los olvidados", su reencuentro con el Gran Cine. "Los olvidados" ganó el premio a la mejor dirección y el gran premio de la crítica en el el festival de Cannes y volvió a poner a Buñuel sino en  en la historia del cine, si en la industria.

 

             A continuación vinieron años de febril actividad cinematográfica, con títulos que ayudaron a consolidar su nombre. El poso surrealista y provocador estaba en todas ellas,  pero lo sorprendente era el buen oficio de Luis Buñuel, excelente profesional del cine además de autor:. Se suceden, una tras otra "Una mujer sin amor", "Subida al cielo", "El bruto", "El", "Robinson Crusoe", o "Abismos de pasión", adaptación libre de una de sus novelas favoritas, "Cumbres Borrascosas" que le permitió jugar con un tema tan querido al surrealismo y a él mismo como es el amor "fou".

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             Después de del gran éxito internacional de "Ensayo de un crimen" empieza a realizar películas en Francia.  Tras "Así es la aurora", y "la muerte en este jardín", volvía a México para rodar otra de sus grandes películas: "Nazarín", Palma de Oro de Cannes y adaptación libre de la novela de su admirado Benito Pérez Galdós. Francisco Rabal  era el sacerdote puro de espíritu que trataba de vivir, infructuosamente, de la manera más cristiana el Evangelio. “Nazarin” era otro feroz ataque a la moral católica establecida, que paradójicamente, casi le valió el premio de la Oficina Católica de Cine.

 

             1961 supuso su regreso a España para dirigir Viridiana. De nuevo Palma de Oro de Cannes, Y de nuevo los fantasmas de Buñuel de desataban. La religión, el sexo, el fetichismo, encontraban un terreno abonado en esta película presentada por España al festival de Cannes y luego prohibida en nuestro país por blasfema. Curiosamente Franco comentaría de ella, tras verla en proyección privada, que la película era tan solo "chistes de baturros". Para la historia, aquella secuencia al ritmo del “Hallelujah” de Haendel o el famoso final impuesto por la censura, que lo convertía en más perverso aún al sugerir un “menage a trois”

            

  La década siguiente la pudo afrontar Buñuel con garantías de sacar adelante cualquier proyecto. "El ángel exterminador", análisis surrealista y freudiano sobre la burguesía (con una escena deliberadamente repetida de la que contaba, tras ser preguntado el porqué, que así la película duraba más), esa película divertidísima, apenas un mediometraje que fue “Simón del desierto”,  o, de nuevo en Francia, "Belle de Jour", otra vez con el sexo y el fetichismo como temas principales,  y "La vía Láctea", donde de nuevo se volcaba en su obsesión por la religión católica, en un surrealista recorrido por las herejías del cristianismo.

 

             1970 le trajo de nuevo a España, y otra vez de la mano de su muy querido Benito Pérez Galdós, alguien a quien Buñuel ponía a la altura de Leon Tolstoi. En “Tristana” volvió a trabajar con Fernando Rey, como el decadente Don Lope, y con Catherine Deneuve. Algún tiempo después, en la famosa reunión en Hollywood en casa de George Cuckor con motivo del Oscar por “El discreto encanto de la burquesía” Alfred Hitchcock, otro multiobseso, le diría una y otra vez: “esa rodilla” en referencia al muñón que lucía Catherine Deneuve.

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    Sobre estas y otras cosas nos hablaba recientemente Manuel Hidalgo, a propósito de su libro "El banquete de los genios":

    

 

 

         Después, ya en Francia, la ya comentada,  "El discreto encanto de la burguesía", con la que conseguiría el Óscar a la mejor película extranjera, y  "El fantasma de la libertad".

 

         Ya en 1977 rodaría la que iba a ser su última película: "Ese oscuro objeto del deseo", película sobre el deseo inalcanzable de un hombre maduro por poseer a una mujer que parecían dos, interpretadas por Carol Bouquet y Ángela Molina por motivos que en realidad sólo Buñuel podría saber, por más que haya muchas teorías al respecto.

Trailer Ese Oscuro Objeto del Deseo (1977)

         Después, ninguna película más. Tan solo sus hermosas memorias, publicadas en 1982 con un título premonitorio: "Mi último suspiro". En ellas, además de decir muchas cosas, algunas, tremendamente divertidas, otras, provocadoras, y  otras, ambas cosas a la vez,  manifestaba su deseo, tras morir,  de levantarse de cuando en cuando de la tumba, comprar unos periódicos, echarles un vistazo, y tras escandalizarse con sus titulares, volverse unos años de nuevo a su tumba.

Mon dernier suspir

         El 29 de Julio de 1983 moría, a la edad de 83 años en Ciudad de México Luis Buñuel Portolés, aragonés, arrogante, provocador, fetichista, ateo gracias a Dios. Católico y burgués, cineasta personalísimo siempre,  escritor, divertido y locuaz, pesimista por naturaleza, amigo de sus amigos y enemigo de la fama y de la información. Amante también, de los buenos cócteles y de una buena conversación, incluso, o aunque fuese, con un cura. Desde entonces, más allá de los sueños y la razón descansa Luis Buñuel. 

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 Continuará...

@Gerardo_DDC

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Gerardo Sánchez   26.jul.2013 09:21    

Nickelodeon: el arte del siglo XX visto desde el XXI

Hace unos meses, fruto de mi afán coleccionista, conseguí por fín una película que llevaba mucho tiempo buscando. “Nickelodeon”, de Peter Bogdanovich. O como se estrenó en España, “Así empezó Hollywood”. Ya digo que tras años buscándola, la encontré hace unos meses ¡por fin! en USA.

 

El problema es que estaba en una edición junto a “Last Picture Show”, película que ya he comprado varias veces. La duda me surgió por el hecho de estar en una versión restaurada y en Blanco y Negro, que es como (teóricamente) la pensó Bogdanovich (tiene sentido siendo un homenaje a los pioneros del cine) y materializó Lazslo Kovacs, el director de fotografía. Confieso que la idea de esa copia restaurada me atormentó durante días. Pero también he de confesar que estoy cansado de recomprar los mismos títulos, y aunque Last Picture Show me gusta mucho, (y la he visto en cine decenas, literalmente, de veces, ya no quiero comprarla otra vez.

 

En esas dudas estaba cuando me puse a rastrear los diversos amazones que en Europa hay. Y me encontré una copia editada en Alemania, por ArtHause y Studio Canal, que tiene la película (eso sí, en color, que es como yo la vi en su día) y con idioma y subtítulos en español. Y también la autoría. Estas cosas me confunden y me fastidian enormemente. ¿Cómo siendo una edición internacional no está disponible en España?. Bueno, tardé décimas de segundo en hacer “one click” y tenerla en mis manos apenas un par de días. Esto mismo, una copia internacional (con español) me pasó hace ya casi 10 años con otra película que me gusta mucho y que aún no se ha editado en España: “Mumford” esa comedia “capriana” de Lawrence Kasdan. Me hago con ella la misma pregunta, aunque yo ya la tenga y haya saciado mi sed coleccionista. Por cierto, ¿he dicho ya que me encanta esta película?

 

Volviendo al tema que nos ocupa hoy, “Nickelodeon”, me sirve para, tomando su historia, que sucede desde primeros del siglo XX hasta más o menos cuando el cine es refundado por Griffith, o cuando menos su lenguaje sistematizado, reflexionar sobre la condición del cine como arte y como industria, pero también como esa fábrica de sueños que fue (¿lo es aún?) y desde luego forjadora de mitos imperecederos. Básicamente la película nos cuenta de forma entrañable los duros comienzos de los pioneros, sus guerras por imponer patentes, las guerras de los grandes contra los pequeños, la creación a golpe de intuición muchas veces de un arte que en sus comienzos fue algo eminentemente popular, su lenta pero inexorable transformación en algo mucho más grande, la creación del Star System, el triunfo definitivo de un nuevo arte, mucho más sofisticado de lo que creyeran nunca aquellos que lo estaban forjando, unido de forma inexorable al fin de los “Nickelodeon”, o sea, las pequeñas salas de exhibición con entradas a 5 centavos.

 

 Sus protagonistas: Leo Harrigan, un tipo que es abogado y acaba siendo director de películas, Ryan O´Neil. Buck Greenway, un actorzucho de barraca de feria que acabará siendo una estrella, Burt Reynolds. Además, Tatum O´Neil en aquellos tiempos que nos deslumbraba con su desparpajo, Brian Keith, un pre-magnate del cine, y la “Señora más señorona del oeste” (como la llamaba Cable Hogue en “su balada”) Stella Stevens. Es muy gracioso ver como se forjan los mitos de la pantalla. Y tan gracioso o más ver como el operador le explica a Leo Harrigan lo fácil que es dirigir: “cualquier cretino puede hacerlo”. Luego, para colmo, una muchedumbre reconocerá a los actores, pero no al director (como no puede ser de otra manera). “Yo soy Leo Harrigan, el director”, dirá el personaje que interpreta Ryan O´Neil con su orgullo (o ego) herido cuando le dice ese público entregado que su cara no la han visto en la pantalla. Una mujer dirá “el sólo las hace”. Una frase definitiva y concluyente. Luego llegó la teoría del cine de autor para poner las cosas en su sitio. Para bien, pero también para mal. Según de quien hablamos.

En definitiva, el cine ha pasado a lo largo de su historia por muchas y variadas crisis. Siempre, en cada una de ellas, se le dio por muerto. El paso del mudo al sonoro, la llegada de la televisión, luego el video... y últimamente, la piratería, y un nuevo orden, o desorden si se quiere, de cosas, que han hecho que todo el entramado industrial bajo el que el cine ha funcionado con ligeras modificaciones durante casi un siglo, se tambalee mucho más que seriamente. Si además no existe realmente un industria sólida, como es el caso de España, y el IVA no ayuda, sino que es una piedra en el zapato, pues tenemos lo que tenemos.

Pero por esas cosas, aunque sea de otras formas, ya han pasado otros antes, como nos lo contaba Peter Bogdanovich en "Nickelodeon", título que tenía que ver con el precio, sin duda popular de las películas en aquellos tiempos. Eso si es diferente ahora. Además, en aquellos tiempos, el cine, mudo, permitía ser un espectáculo de masas para todas aquellas personas que llegaron a América y no conocían el idioma. Me doy cuenta que con ligeras diferencias y modificaciones, el entramado industrial gracias al cual se hacen películas, es básicamente el mismo desde hace un siglo.

En un momento dado, en la película, los personajes asisten a la premiere de "The Clansmen" que es como se llamó originalmente "El nacimiento de una nación", la película de David Wark Griffith. Eso fue en 1915, el 8 de Febrero si atiendo a los datos que ahora son tan fáciles de conseguir en internet.  Durante la proyección, el incipiente director Leo Harrigan se queda sin habla. Acaba de entender lo que va a se el cine como lenguaje y espectáculo. A la salida, el personaje de Brian Keith, H. H. Cobb, que aba de atisbar lo que va a ser el cine en adelante, como espectáculo y como negocio dice 2Los Nickelodeon, los cines de 5 centavos tienen los días contados. Desde hoy, grandes películas, largas, con grandes historias y grandes salas de cine para verlas". Tenía razón, lo que pasa es que el modelo creado más o menos en aquella época, y que ha sobervivido con cambios más o menos para ir adaptándose, pero que sigue siendo básicamente el mismo, hace literalmente aguas en ese siglo XXI del que llevamos ya 13 años.

Hacen falta ya visionarios como aquellos, porque, el problema, es que el siglo XXI llegó hace tiempo con sus propias reglas. Sobre esto seguiremos reflexionando una y otra vez, las veces que haga falta. Mientras, me pregunto de nuevo porqué, Nickelodeon, que aquí en España se título "Así empezó Hollywood, en castellano y con subtítulos, no está editada en nuestro país y si, curiosamente, en Alemania en edición internacional. De forma que quien quiera puede conseguirla sin grandes dificultades y descubrir (o corroborar) dos cosas: la primera que el cine es un arte sustentado en un importante entramado industrial, entonces y ahora. Y la segunda es que es un oficio eminentemente romántico. Para los más exigentes, la copia disponible en Estados Unidos, añade la versión de la película en Blanco y Negro, tal y como la ideó su director, Peter Bogdanovich. Creo que no voy a ser capaz de resistirme.

Continuará...

@Gerardo_DDC

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Gerardo Sánchez   24.jul.2013 12:43    

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Días de Cine comienza su temporada 22. A partir del 6 de Octubre, entraremos en el año 23 DDC. Esto se debe a que el programa comenzó su emisión un 6 de Octubre de 1991. Como decía una película: "Hace mucho tiempo, enuna galaxia lejana, muy lejana".
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