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Deportan por error a Colombia a una menor de edad estadounidense

Jakadrien Larise Turner

Las alarmas por el capricho y la sinrazón que rigen con demasiada asiduidad la política migratoria de los EE UU han vuelto a sonar con el caso de la adolescente que aparece en la foto.

Cuando la imagen fue tomada, hace más o menos dos años, era una muchacha de apariencia feliz, ojos centelleantes, sonrisa franca y despreocupado gesto-mohín.

Se llama Jakadrien Larise Turner y es negra afroamericana. El retrato la muestra cuando tenía 13 años y vivía con sus padres y abuelos en Dallas (Texas).

En esta otra foto, de hace solamente unos días, algo ha cambiado sustancialmente en Jakadrien.

Jakadrien Larise Turner
Ahora tiene 15 años, pero parece una persona adulta de ojos prematuramente severos.

La peripecia que ha endurecido a Jakadrien podría originar un guión de telefilme dramático si a los productores de televisión les interesasen, lo cual es improbable, las vidas de los pobres, negros y deportados.

En noviembre de 2010, tras la muerte de su abuelo y el divorcio de sus padres, Jakadrien se fugó de casa por motivos que no han trascendido. Quizá una desavenencia, quizá rebeldía adolescente, acaso una respuesta visceral a la ruptura familiar...

Ningún posible motivo de la runaway girl justifica lo que le sucedió.

En abril de 2011 la Policía la detuvo en Houston por un pequeño robo en una tienda. Cuando los agentes le pidieron la documentación ella dijo que no la llevaba encima y afirmó llamarse Tika Lanay Cortez, tener nacionalidad colombiana y haber nacido en 1990. Tampoco se sabe por qué eligió la identidad ficticia y se declaró mayor de edad.

La Policía de Houston -que ha quedado muy mal parada tras el asunto- detuvo a la chica, la ingresó en prisión por robo (como si realmente fuese adulta penalmente) e intentó contrastar su identidad y estatus migratorio. Por desidia o incapacidad no encontraron nada y decidieron tomar el camino fácil: sacarse de encima el muerto y entregar a la muchacha al servicio federal de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés, la con razón temida Migra).

Aunque la identidad falsa bajo la que se escudaba Jakadrien no aparecía en ningún fichero judicial, policial o migratorio, los funcionarios del ICE tomaron los datos que daba ella por ciertos y, pese a que Jakadrien no hablaba una palabra en español (idioma oficial de Colombia, dato groseramente obvio que, es de suponer, la Migra debería conocer), solicitaron formalmente en mayo al Consulado de Colombia en Houston que expidiese un pasaporte, trámite previo y necesario antes de la deportación.

Los responsables consulares, aún sin constancia expresa de la identidad real de la persona y sin saber siquiera si se trataba de una nacional, emitieron el documento sin rechistar.

La canciller colombiana María Ángela Holguín, ministra de Relaciones Exteriores de la república sudamericana, ha anunciado que su departamento investigará por qué fue expedido el "pasaporte provisional para la deportación" tras la solicitud de la Migra y sin que los funcionarios consulares consultasen los ficheros oficiales de Colombia.

El 23 de mayo de 2011 se consumó la aberrante consecuencia de la cadena de desaguisados administrativos: la deportación errónea. Ese día la joven afroamericana llegó a Bogotá, la capital de Colombia, en calidad de deportada por los EE UU.

Desde que Barak Obama se hizo con la presidencia, las deportaciones han alcanzado un record histórico de casi 400.000 al año, según las organizaciones de apoyo a los inmigrantes. Una de las más activas, America's Voice, denuncia que la Administración del presidente demócrata "está deportando más que la de George W. Bush", en concreto un 30 por ciento más.

Cuando Jakadrien aterrizó en Colombia como deportada, las autoridades la ayudaron a conseguir alojamiento, le ofrecieron apoyo psisológico y le tramitaron algunas entrevistas de trabajo (consiguió un puesto como teleoperadora). Pensaban que era colombiana y mayor de edad y, pese a que no hablaba español, actuaron con una rectitud reveladora al compararla con la frialdad e inclemencia de los organismos oficiales estadounidenses.

En EE UU viven casi un millón de colombianos -son el séptimo país con mayor número de inmigrantes- y un alto porcentaje de ellos están en situación de ilegalidad. En el aeropuerto de Bogotá están acostumbrados a recibir deportados en cada vuelo que procede del Gran Norte.

Jakadrien en Bogotá [Foto: Facebook]
Las autoridades de EE UU daban el caso por cerrado y se desentendían de la desaparición de Jakadrien -denunciada a la Policía desde un primer momento-, pero no contaban con la tenacidad de la abuela de la chica, Lorene Turner, que no cesó de insistir en una campaña para localizar a su nieta rastreando por los vericuetos de Internet.

Los desvelos y las muchas noches en vela de la señora, que trabaja como peluquera, fructificaron cuando localizó una cuenta de Facebook que parecía pertenecer a Jakadrien y la situaba en Bogotá. La Policía de Dallas se tomó finalmente en serio la pista, rastreó la cuenta y logró localizar a la menor desaparecida.

Finalmente, el viernes de la semana pasada la chica deportada por error regresó a Dallas y se reunió con su madre y su abuela.

Jakadrien (derecha) y su abuela, Lorene Turner
"No hicieron su trabajo ¿Cómo es posible deportar a una adolescente a Colombia sin motivo, sin nada?", ha declarado Lorene Turner, que afirma sentirse "en éxtasis" tras el regreso de su nieta.

La familia se pregunta ahora por qué las autoridades estadounidenses no tomaron medidas más rigurosas para verificar la identidad de Jakadrien y qué tipo de procedimientos permiten el disparate de que una menor de edad sea deportada por error a una nación de la que no es ciudadana.

Mientras la Migra dice que su personal siguió el "protocolo estándar" y no encontró "ninguna información" o indicio que permitiera suponer que Jakadrien no era, como afirmaba, una inmigrante colombiana ilegal, las irregularidades del caso (por ejemplo, el flagrante error en la identificación, la presunta negligencia al no cotejar los datos de Jakadrien con los de los menores desaparecidos, la deportación) han avivado la de por sí candente polémica sobre la aplicación de las leyes de inmigración en los EE UU, un país con 11,2 millones de ilegales (el 81 por ciento de ellos, latinos).

La profesora de ciencias políticas en la Northwestern University y experta en temas de inmigración Jacqueline Stevens señala que los trámites de deportación no tienen garantías legales. Cuando se informa a los ilegales que serán devueltos a sus países, los agentes de la Migra lo hacen en audiencias en grupo.  "Todo es muy rápido. Incluso si entiendes el inglés no comprenderás lo que sucede. Si ella [Jakadrien] estuvo en esa situación, como una joven de 14 años, pudo haber sido llevada en medio del grupo, como si fuera ganado, sin tener la oportunidad de hablar con el juez sobre su situación".

La tibieza y la falta de cumplimiento de las promesas electorales sobre regularización migratoria están pasando factura a Obama, que sumó para ser elegida una buena tajada del voto de personas con ancestros u orígenes en América Central y Sudamérica. Las últimas encuestas dicen que el 59 por ciento de los latinos censuran al presidente y sólo un 27 lo apoyan. En una nación donde el 16 por ciento de la población es de origen latino, el inquilino de la Casa Blanca debería tomar nota.

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Jose Ángel González


Crónicas vitales de un periodista español emigrado a la Bahía de San Francisco, en California, el estado con mayor presencia de latinos e hispanohablantes de los Estados Unidos.
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