La lista de Aladino
Los nueve variopintos objetos que aparecen en el mosaico de fotos de arriba, desde el piano al tronco para hacer leña para la chimenea, desde la indescriptible lámpara-racimo-de-uvas de los setenta hasta el monitor Sony de 19 pulgadas (que viene, por cierto, con sintonizador TDT, antena y un reproductor Samsung de DVD), desde la rueda de bicicleta hasta la sillita de playa, todos ellos, son gratis. ¡Sí, incluso la cama elástica! Gratis, cero dólares.
La selección ha sido rápida. Es decir, no he buscado demasiado y me he limitado al área de la ciudad de San Francisco.
La cueva de Aladino se llama Craigslist y es una web de tan anticuado diseño como prodigioso contenido.
Si vives en Estados Unidos necesitas ir a Craigslist para, entre otras cosas, buscar trabajo, ofrecer servicios, promoverte profesionalmente, encontrar casa de alquiler, iniciar campañas de protesta, buscar un ligue (casual, romántico, platónico...), vender artesanía, vender lo que te sobre por casa, vender un coche, comprar un coche, regalar un coche, invitar a alguien a que se lleve tu coche a dar una vuelta y así hasta donde se te ocurra siempre que no haya mala intención o delito por medio.
La web, una de las primeas comunidades online creadas en Internet -fue montada en 1995- es un fenómeno social: tiene 50 millones de usuarios únicos en EE UU y está en el puesto 46º entre las páginas con más tráfico del mundo y la 9ª entre las radicadas en este país.
Un ejemplo del poder y la utilidad de Craigslist: dos millones de nuevas ofertas de trabajo cada mes y 300.000 anuncios al día de casas para venta y alquiler.
Desde que llegué a EE UU, hace diez meses, me convertí, por puro pragmatismo, en usuario. Coloqué en Craigslist mi demanda de casa para alquiler. La encontré tras llamar a un anuncio en Craigslist. Elegí a mis compañeros de piso por Craigslist...
Y, desde luego, he aprovechado todo lo que he podido las posibilidades de la sección de free stuff (artículos gratuitos), que en principio, por aquello de las casi siempre estúpidas precauciones de los españoles -"quien algo te da, algo quiere" y demás zeigeist ibérico-, me causaba desconfianza, pero que, tras la primera experiencia (¡una tremenda tele trinitrón!), me pareció una especie de santuario donde la justicia social todavía está viva.
Sin dembolsar más dinero que el del transporte cuando las dimensiones o el peso de los objetos lo requirieron (tenemos de mano a un mexicano con una truck bien jaladora y con tarifas bajas), a través de Craigslist han llegado a casa: un giradiscos con amplificador, altavoces y mueble; un colchón seminuevo; una mesa esquinera; una cajonera; un escritorio; un microondas... Y seguimos en ello.
En este inmenso tablón de anuncios ni los anunciantes ni quienes responden a los anuncios pagan nada se trate de lo que se trate. Tampoco hay publicidad, aunque con algunas excepciones: las ofertas de trabajo destacadas en 18 ciudades, los apartamentos en venta en Nueva York y los servicios terapeuticos. Según los últimos datos conocidos, la empresa, que tiene 28 trabajadores, la sede en una casucha de San Francisco y está participada en un 25% por la casa de subastas eBay, ingresa unos 200 millones de dólares al año (unos 154 millones de euros).
Craigslist (La lista de Craig) se llama así por culpa del hombre que la fundó, Craig Newmark (1952), un empresario rompe moldes que aparece en su página de Facebook retratado con Obama ("Craig es el que está a la izquierda", dice la biografía oficial del personaje), padece un "desorden compulsivo iPad" y bajó a la calle hace unos días junto con otras luminarias de Silicon Valley para poner verde a la Stop Online Piracy Act (SOPA, Acta para detener la piratería en línea).
Licenciado en Informática y exempleado, durante casi dos décadas, de IBM, en 1995 decidió lanzar el portal Craigslist desde su casa. La intención inicial era informar de actos en San Francisco. Hoy se ha convertido en una empresa con presencia en 570 ciudades de 50 países -también España, donde el invento no parece haber cuajado-.
La última aventura de Newmark es craigconnects, una iniciativa que inauguró hace menos de un año para intentar conectar a "personas de buena voluntad" en el desarrollo de programas y proyectos sin ánimo de lucro en estos campos: integración comunitaria, periodismo responsable, Medio Oriente (Newmark es judío), transparencia administrativa, voluntariado, tecnología aplicada para el bien social y veteranos de guerra.
Markp dijo
El futuro esta en la no realidad, ausente de orden, sin dejar nada fuera de los tentáculos del mercadeo, rastro en la red, rastro de todo vale, economía sumergida en los agujeros negros del ciberespacio.
24 ene 2012