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Una mini Copa de América para el uno por ciento

[Foto: America's Cup]

Dicen que la Copa América (el nombre oficial es America's Cup, en inglés) es el evento deportivo que más dinero mueve, sólo superado por los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol.

Cuando en 2011 San Francisco fue elegida como sede para la edición de este año, la 34ª y la primera en los Estados Unidos desde 1995, los organizadores estimaron que en la ciudad entrarían unos 1.400 millones de dólares, unos 1.130 millones de euros.

El alcalde Ed Lee, radiante como siempre que habla de dinero, prometió que la copa de vela crearía 9.000 empleos y haría de San Francisco un centro de referencia mundial para los deportes marítimos.

Con el anuncio empezaron a circular las habituales utopías arquitectónico-especulativas. Los organizadores pidieron al ayuntamiento que invirtiera 111 millones de dólares, casi 90 millones de euros, en un plan para "revitalizar" el frente costero de la ciudad, convirtiendo cuatro de los antiguos muelles del puerto en centros comerciales y deportivos. Las simulaciones digitales mostraban cúpulas voladizas de materiales transparentes y una flota de yates sólo al alcance de milmillonarios anclada en las nuevas instalaciones.

Los supervisores municipales (equivalentes a los concejales españoles), pese al entusiasmo del alcalde Lee, pararon el plan por la difícil situación financiera de las arcas locales —con un déficit sostenido de entre 300 y 500 millones de dólares anuales en el último cuatrienio, entre 242 y 403 millones de euros, que ha derivado en recortes sociales y la dilación de inversiones urgentes, como la mejora del casi ruinoso parque móvil de autobuses públicos—.

['Estadio Solar' propuesto para la Copa América]
[Propuesta de reforma de dos de los muelles del puerto]

Los planes de los promotores —aliados con las fuerzas vivas económicas de la ciudad— alcanzaron un nivel cercano al delirio, con la difusión de la creencia de que a San Francisco llegarían miles de turistas de primerísimo nivel, es decir, forrados de dinero (llegaron a proponer habilitar un centro de seguimiento de las carreras para espectadores VIP en la isla de Alcatraz), que los alquileres y precios de las propiedades experimentarían un alza notable y que la bonanza sería la consecuencia única de las regatas.

El excéntrico magnate Larry Ellison, quinto hombre más rico del planeta (36.500 millones de dólares de fortuna personal, unos 30.000 millones de euros), accionista mayoritario y CEO de la empresa de gestión de datos Oracle y promotor del equipo que defiende el título, el Oracle Racing, se atrevió a dar a la ciudad un ultimátum y amenazar con retirar la sede si el Ayuntamiento no colaboraba.

La situación mundial de recesión larvada y la grosería de tanta ostentación han bajado los humos a casi todos. La Copa América de 2013, cuya fase final, un mano a mano de 17 carreras entre el Oracle y el equipo que venza en las regatas preliminares de la Louis Vuitton Cup, se celebrará entre el 7 y el 22 de septiembre, se ha convertido en un espejo de los tiempos, con la más pobre participación de toda la historia.

Sólo cuatro sindicatos se han inscrito en la prueba para intentar llevarse el trofeo. Son barcos de Suecia, Nueva Zelanda, Italia y Corea del Sur. En la edición celebrada en Valencia en 2007 hubo once tripulaciones y los organizadores de San Francisco 2012 siempre dieron por sentado que a la ciudad acudirían quince aspirantes. Uno de los participantes históricos, Francia, no ha tenido reparo en justificar la ausencia por el carácter incongruente del evento con la zozobra económica y social.

[Circuito de las regatas]

La mini Copa de América resultante, la única que podía esperarse dados los costes de este deporte de élites —se calcula que es necesario un presuesto de unos 40 millones de dólares, 32 millones de euros, para participar— parece importar a estas alturas bien poco y se promociona con sordina.

Pese a todo, podrán con el uno por ciento. Medio millón de adinerados turistas son aguardados en la ciudad para ver las maniobras de los espectaculares catamaranes que disputarán la fase final de la regata. Desde hace un año, dicen los agentes de propiedad inmobiliaria, los fanáticos de la vela o la vanidad social andan buscando viviendas de lujo situadas frente a la zona de competición. Se barajan alquileres de 100.000 dólares semanales (80.000 euros).

Los 9.000 empleos se han desvanecido.

1 Comentarios

Y es que algunos aún todavía no se han dado cuenta de que estamos atravesando la peor crisis de nuestra historia... y lo que está aún por venir! Soy de mediana edad pero no creo que viva la recuperación de este país lleno de chulos y ladrones. También el ciudadanito de a pié tiene su parte de culpa por listillo y querer conseguir lo mismo que el vecino.
"Si haces el bien haz lo que quieras"

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Jose Ángel González


Crónicas vitales de un periodista español emigrado a la Bahía de San Francisco, en California, el estado con mayor presencia de latinos e hispanohablantes de los Estados Unidos.
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