Cuero y fustas para una mañana de domingo
Las fotos no permiten margen de duda sobre el lugar de celebración del evento: San Francisco. Creo que esta es la única ciudad del mundo que consiente con tolerancia y sin demasiado escándalo la exhibición de los gustos, placeres y técnicas de la sexualidad extrema o no convencional.
El último domingo de septiembre se celebra en el centro de la ciudad, desde 1984, la Folsom Street Fair (Feria de la Calle Folsom). Es una fiesta gratuita, al aire libre y a plena luz sobre la cultura sexual del cuero o BDSM y las cuatro cuatro grandes derivaciones de las que nace el acrónimo (bondage; dominación, sumisión y disciplina, y sadomasoquismo).
Los organizadores, la empresa Folsom Street Events, aseguran que el dinero recaudado por la feria —a la que asisten cada año varias decenas de miles de espectadores (los promotores dan una cifra a todas luces hinchada: 400.000 personas en 2011), muchos de otras ciudades de los EE UU y el mundo— es destinado a causas benéficas. "Queremos crear eventos de primer orden mundial en torno a la cultura de la piel y el fetichismo para las comunidades adultas de estilos de vida alternativos a través de espectáculos seguros para la autoexpresión y la diversión", dicen en la declaración de intenciones.
La feria, un espectáculo-desfile-parodia que deja cualquier desfile de orgullo gay a la altura de una misa de beatas, se celebró ayer, de 11 a 18 horas en un área de trece manzanas de la zona de Mid Market, al lado de los centros financiero, turístico y comercial de la ciudad. La entrada era gratuita, pero los promotores sugerían una donación de 10 dólares por persona (casi 8 euros), que daba derecho a un descuento en las bebidas alcohólicas de los muchos chiringuitos.
Cualquiera con más de 18 años de edad podía entrar entrar. La organización, basada en el trabajo de medio millar de voluntarios, estableció este año un "código de lascivia" para intentar contener el desenfreno sexual de algunos. Basado, muy deportivamente, en la política de los tres avisos, establecía que, una vez agotados, el infractor sería entregado a la Policía. Todas las relaciones que se establecen durante el evento se entienden basadas en el código SSC: sensatas, seguras y consensuadas.
En la edición de este año había tres escenarios con actuaciones musicales y zonas de baile y más de 200 puestos comerciales y artísticos donde era posible comprar desde juguetes sexuales hasta máscaras de cuero, aprender técnicas de shibari (atado con cuerdas y colgado) o recibir latigazos y nalgadas. Como en los dos anteriores festivales, la empresa con mayor presencia fue Kink, la megacorporación dedicada a la producción de vídeos porno de la que ya hablé en este blog.
¿Mi impresión? Ya lo he repetido aquí: en San Francisco hay algo tóxico y no necesariamente malo en el aire o se ha producido una alteración genética derivada de la niebla casi diaria y el mucho LSD consumido en los años hippies. No de otra forma logro explicar tanto delirio y tamaño orgullo local por lo extravagante, la heterodoxia o el hágase mi voluntad.
He dejado fuera del reportaje fotográfico las imágenes más explícitas —no aparece, por ejemplo, ningún pene erecto, que los había en bastante cantidad—, pero creo las fotos hablan, gimen y gritan con suficiente intensidad para que ustedes se hagan una idea.
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