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Un hotel de lujo subasta un tesoro artístico

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Al Hotel Palace de San Francisco le sobra este cuadro y lo quiere subastar. El óleo The Pied Piper,  pintado por Maxfield Parrish en 1909, estaba colocado hasta el viernes pasado en uno de los bares del establecimiento. Uno y otro, el lienzo y el local, están considerados como tesoros artísticos de la ciudad.

El enorme cuadro (2,13 por 4,87 metros) ennoblecía la pared trasera de la barra del bar, que había sido bautizado The Pied Piper Bar en honor a la obra, una interpretación de El flautista de Hamelín realizada con la pasmosa técnica de Parrish, un maestro en la aplicación de la técnica de los cuatro colores básicos, sin añadido de pintura blanca, para lograr escenas que parecen iluminadas por tonos fotográficos.

¿Está en problemas financieros el Palace y se deshace del cuadro para hacer caja? Ni por asomo (o eso sostiene la empresa propietaria, Kyo-ya Hotels and Resorts). Afirman que la obra —que aparece en todas las guías de la ciudad como un atractivo artístico de visita inexcusable— no debe estar dentro de un hotel. "Ha dejado de ser práctico exhibir un original de este valor e importancia cultural", señalaron en un escueto comunicado los dueños.

La explicación suena extraña cuando The Pied Piper había permanecido en el mismo lugar desde hace más de un siglo —fue encargado al artista para engalanar la reconstrucción del nuevo hotel tras el desastroso terremoto y posterior incendio de 1906, que redujo a ruinas el edificio original— y en el Palace nunca se han mostrado recelosos para dejar a los viandantes visitar el deslumbrante edificio, alquilar sus instalaciones para películas  —por ejemplo The Game (David Fincher, 1997). cuya escena final se desarrolla en The Garden Court, el comedor con lucernario más bello de los EE UU— o servir s cualquiera que pague (y no es un local especialmente caro) un buen gimlet ante el óleo de Parrish.

[The Pied Piper Bar, 1935 - Foto: Palace Hotel, San Francisco]
La intención de vender la obra —que ha sido entregada a la casa Christie's para que la saque a subasta en Nueva York en mayo (se estima que puede alcanzar un precio de entre tres y cuatro millones de dólares), entre 2,3 y 4 millones de euros— ha desatado protestas en la ciudad.

La organización San Francisco Architectural Heritage, que desde 1971 vela por la conservación del patrimonio de la ciudad, ha iniciado una campaña de recogida de firmas online bajo el lema "¡Dejad The Pied Piper en casa! Alto a la venta del legado de la ciudad".

Recuerdan que el Palace es bien de interés cultural desde 1984 y que sólo hay dos obras de Parrish, uno de los grandes pintores estadounidenses del siglo XX, realizadas para la fructífera escuela vernácula estadounidense de la decoración de bares —la otra es The Old King Cole, que está en el Hotel St. Regis Hotel de Nueva York.

En una ciudad poblada por milmillonarios y donde los directivos de oro de Google y Facebook, sin ir más lejos, suelen jactarse de que conceden becas a artistas (creadores de tres al cuarto como este cantamañanas) sería una vergüenza ciudadana que The Pied Piper fuera subastado.

Mi humilde protesta será no entrar en el bar del Palace —como me había prometido desde que lo descubrí para emborracharme también con el azul tóxico de Parrish— a beber un gimlet.

 

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Jose Ángel González


Crónicas vitales de un periodista español emigrado a la Bahía de San Francisco, en California, el estado con mayor presencia de latinos e hispanohablantes de los Estados Unidos.
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