El gaitero de Maxfield Parrish vuelve a su palacio
El flautista vuelve a casa.
El cuadro de Maxfield Parrish The Pied Piper, que el Hotel Palace de San Francisco descolgó hace unos días de su ubicación desde hace más de un siglo con la intención de subastarlo, no cambiará de manos, no se irá de la ciudad ni de su suntuoso y elegante hogar.
Tras una intensa campaña de protestas públicas, los dueños del hotel han anunciado que la obra de arte, una pieza que reúne todas las características del estilo de Parrish —luz, fantasía, glamour, brillo en la composición, uso de elementos fantásticos y una técnica inigualable del color...—, se queda en San Francisco. "Nos sentamos a escuchar detenidamente [las protestas] y estamos encantados de traerlo de nuevo", declaró el gerente del Palace, Christophe Thomas.
El imprevisto anuncio de que el gran cuadro, situado desde 1909 ante la barra de uno de los bares del establecimiento, había sido descolgado y entregado a la casa de subastas Christie's para ser vendido, hizo que las fuerzas vivas y ciudadanas se movilizasen con premura.
La organización San Francisco Architectural Heritage, que desde 1971 vela por la conservación del patrimonio de la ciudad, consiguió que casi 1.200 personas apoyasen en unos días una campaña de recogida de firmas online bajo el lema "¡Dejad The Pied Piper en casa! Alto a la venta del legado de la ciudad".
También el alcalde Ed Lee hizo una llamada a los hoteleros para evitar que la ciudad perdiera uno de sus tesoros artísticos, evaluado por los dueños con un precio de mercado de entre tres y cuatro millones de dólares, entre 2,3 y 4 millones de euros, pero aún más valioso por su ubicación en un lugar abierto al público y de gran movimiento social.
El cuadro —una de las obras más bellas de la prolífica escuela vernácula estadounidense de la decoración de bares— será restaurado en Nueva York porque sufre cierta pérdida de brillo debido al contacto con el humo durante las muchas décadas en que este hábito era legal en locales cerrados.
Los dueños del Palace afirman que no han decidido en qué lugar del magnífico hotel recolocarán The Pied Piper, una interpretación del Flautista de Hamelín que durante 104 años acompañó cócteles, conversaciones, galanteos, sonrisas y vida en uno de los bares más acogedores de los muchos que pueblan San Francisco.