El mayor 'city college' de EE UU (85.000 alumnos), amenazado de cierre
El mural de Diego Rivera se titulaba en origen Unión de la expresión artistica del Norte y Sur de este continente. Cuando lo pintó, en 1940, durante la celebración de la Golden Gate International Exposition, el artista mexicano declaró que el enorme fresco —22,5 metros de largo y 6,7 de altura, con tres autorretratos y uno de la mujer del autor, Frida Kahlo, colocados en medio de un conjunto cosmogónico panamericano— representaba la "fusión entre el gran pasado de los países latinoamericanos, hondamente enraizados en la tierra, y el alto grado de desarrollo técnico y mecánico de los EE UU".
El mural de Rivera, conocido popularmente como Pan American Unity, es considerada la obra de arte más importante realizada nunca en San Francisco. Está instalado en el lobby del teatro del City College de la ciudad y hay un plan en marcha para restaurarlo y reactivar el sentido de hermandad social y humanista ("el arte americano tiene que pasar necesariamente por la unión de los indios, los mexicanos, los esquimales...") que el artista puso en la deslumbrante pieza.
La hermandad social y el humanismo son valores en desuso o, cuando menos, en peligro. El City College de San Francisco, donde estudian 85.000 personas, ha sido condenado a muerte hace unos días y con toda probabilidad, a no ser que ocurra un milagro, tendrá que cerrar en 2014. El asunto es una tragedia social y cultural, quizá una de las más graves que sufre esta ciudad.
Fundado en 1935, el college de San Francisco es el de mayor número de alumnos de los 1.655 que operan en los EE UU . Son una institución educativa que ofrece cursos de dos dos años y emite títulos que dan acceso a universidades, permiten la incorporación al mercado de trabajo o simplemente la mejora personal de calidad de vida de los alumnos. En el sistema educativo español lo más parecido es la Formación Profesional, aunque los city colleges, también llamados comunity colleges, ofrecen un abanico de estudios más amplio y abierto: puedes matricularte en cursos de Photoshop, canto, teatro, floristería, leyes, idiomas, zoología... e incluso asistir como oyente a cualquier clase.
El de San Francisco, como la grandísima mayoría, es público. Maneja un presupuesto de funcionamiento de 200 millones de dólares anuales (153 millones de euros), el más elevado de todas las instituciones educativas del estado de California, y tiene 1.600 profesores. Los costes de matrícula, como no puede ser de otra forma dada la filosofía de la institución (educación popular y cercana), son muy bajos —46 dólares (35 euros) de media por semestre— y los fondos operativos proceden de subvenciones públicas.
Para que el dinero de los impuestos siga llegando, el college necesita tener un permiso oficial de la Accrediting Commission for Community and Junior Colleges (ACCJC), un organismo estatal de fiscalización y emisión de acreditaciones. Hace unos días, tras unos cuantos avisos y una sanción en 2012, la ACCJC anunció que revocará la acreditación en julio de 2014. Es decir, prohibirá a la institución educativa recibir subvenciones y emitir títulos con reconocimiento oficial. En suma, un preaviso de cierre.
El organismo asegura que ha detectado anomalías en la gestión financiera del college, pero tanto el sindicato de docentes como los alumnos —que ayer se manifestaron en San Francisco contra el cierre— han enviado un informe de alegaciones (300 folios) en el que discuten la decisión, aseguran que están adecuando el funcionamiento a los severos recortes presupuestarios en educación de los últimos años —del 12% desde 2008, incluido un 8% de reducción de salarios a profesores— y recuerdan que han suprimido del catálogo académico 24 titulaciones y cerrado dos de los 13 campus repartidos por los barrios de la ciudad.
La revocación de la licencia, que la ACCJC decidirá en diciembre tras el análisis de las alegaciones, parece relacionada con dos factores: el anuncio de Barack Obama de practicar un criterio de concesión de subvenciones educativas basado en la excelencia curricular y no, por lo visto, en las necesidades o deseos de los ciudadanos y su realización personal y el perverso cambio socioeconómico, del que ya he hablado en este blog, que los poderes fácticos de San Francisco desean ejecutar sobre la filosofía y el estilo de vida de la ciudad. No es casualidad que el alcalde Ed Lee, adalid de un modelo basado en la salud de la cuenta corriente de los vecinos, haya declarado que las protestas contra el posible cierre del City College "no son un ejemplo de buen uso del tiempo libre".
0 Comentarios