Los buses privados para los empleados de Silicon Valley colapsan San Francisco
El mapa es una representación visual del tráfico de autobuses-lanzadera entre San Francisco y Silicon Valley. La leyenda de colores diferencia a los vehículos de los seis grandes imperios techies (Apple, eBay, Electronic Arts, Facebook, Google y Yahoo) y el grosor de la cada línea es proporcional al número de viajes por día que realizan los buses, gratuitos para los empleados de las compañías.
La empresa que elaboró el mapa, Stamen Design, uno de los mejores estudios del mundo en representaciones gráficas —Crimespotting, un mapa interactivo sobre la criminalidad en Oakland, sigue siendo una referencia imprescindible de trabajo atractivo y riguroso—, lo tuvo más fácil para buscar datos sobre homicidios y robos que con los muy secretos y opacos shuttles que llevan a trabajar y devuelven a sus casas a los empleados del 2.0.
Como ninguna de las megacorporaciones de Internet ofrece datos públicos sobre el número de vehículos —informaciones periodísticas calculan que sólo Google tiene un centenar—, las rutas, la frecuencia y el número de pasajeros, la gente de Stament tuvo que seguir a los autobuses durante semanas. Utilizaron bicicletas para evitar los embotellamientos, contaron visualmente la cantidad de buses y cruzaron los datos en el primer y único mapa que ofrece una idea objetiva de la influencia negativa en la movilidad del área metropolitana causada por la flota de vehículos privados. Es decir, es la primera vez que el problema es visible.
Cada día 35.000 personas hacen el trayecto de ida y vuelta entre San Francisco y Silicon Valley a bordo de los autobuses de lujo con aire acondicionado, wifi, lunas tintadas y ningún rótulo, como si temiesen ser identificados, sobre la pintura blanca exterior (los de Google, los de Facebook son azules). Las paradas en la ciudad no están señaladas y carecen de permiso municipal. Pese a ello, muchas son las mismas de los autobuses públicos urbanos, cuya frecuencia y funcionamiento son entorpecidos por las lanzaderas privadas —no hay exageración en la afirmación: los autobuses de los techies circulan con una cadencia de uno cada cinco minutos entre las 6 de la mañana y la medianoche—.
La enorme cantidad de viajeros que hacen la ruta de unos 65 kilómetros a bordo de los autobuses gratuitos, similar en número al 35% de todos los viajeros que usan el Caltrain, la red de trenes de cercanías del área metropolitana de San Francisco, son uno de los signos del drástico cambio social que la economía techie está provocando en la ciudad.
Se trata de personas jóvenes y de alto o altísimo poder adquisitivo que cobran salarios extravagantes —un recién licenciado en programación informática del más bajo nivel salarial de Google puede recibir 150.000 dólares anuales (unos 110.000 euros) más 250.000 en primas (182.000)—, que no desean vivir en las inmediaciones de Silicon Valley, suburbios residenciales y aburridos que pierden de calle con la atmósfera cool de San Francisco. El nuevo boom de las megacorporaciones de Internet es el principal responsable de que la ciudad se haya convertido en la de alquileres más caros de todos los EE UU.
Contra la incómoda presencia no regulada de la enorme flotilla de autobuses y para denunciar su carácter simbólico se han organizado manifestaciones en barrios como Mission, uno de los lugares preferidos por los techies pare residir pagando lo que haga falta.
El Ayuntamiento, principal valedor de la reconversión de San Francisco en la "verdadera capital de Silicon Valley", como gusta de decir el alcalde Ed Lee, ha tenido que hacer algo de caso a las protestas y ha prometido que impondrá a los autobuses privados un número establecido de paradas fijas y cobrará a las empresas techies un impuesto por utilizarlas. Hasta ahora, las lanzaderas circulaban a su libre albedrío por la ciudad y no pagaban un céntimo por utilizar la infraestructura local.
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