Calle Valencia, Nerd Street
Estas fotos son la constatación de otra guerra perdida. La ganaron los especuladores inmobiliarios gracias a la colaboración de los hipsters, los nerds y los jóvenes emergentes del 2.0.
El Distrito de la Misión de San Francisco, donde viven más de 50.000 personas, es el centro de la sociedad latina de la ciudad y uno de los barrios culturalmente más activos de los Estados Unidos. Aquí se consolidaron los movimientos raciales y sindicales chicanos, la música mexicano-americana, el punk en español, el muralismo...
Hasta que llegó Internet.
A finales de la década de los años noventa la burbuja punto com hizo que los yuppies que buscaban fortuna en el cercano Silicon Valley se trasladasen en masa a San Francico. A los nuevos emigrantes veinteañeros y treintañeros con dinero les gustó el barrio latino: abierto, vibrante y con un microclima propio que evita las nieblas que llegan del Pacífico.
¿Consecuencia? Derribo de locales y edificios para construir apartamentos de lujo, aumento exorbitado de los alquileres, cierre de comercios de toda la vida y apertura de locales clasistas para que los nuevos profesionales emergentes disfruten de su ocio y alto nivel de vida. Los yanquis llaman al proceso gentrificación, aburguesamiento meteórico, subida de precios y desplazamiento obligado de los habitantes originales.
La calle Valencia es una de las arterias vertebrales de la Misión. Los gringos pronuncian el nombre de una manera singular: algo así como Valencha. Hice todas las fotos de esta entrada en sus límites, en concreto entre los cruces con las calles 16 y 22.
Es el territorio de lo nerdo (de nerd, la tribu urbana de los gafapasta y la toxicomanía tecnológica).
En Valencia Street si no tienes -y luces- un ordenador Mac no eres nadie. Mejor si es un Air de última generación.
El iPhone se da por supuesto en una ciudad donde el diario de mayor circulación difundió en primera plana el retiro de Steve Jobs por motivos de salud con la misma amplitud tipográfica-catastrófica que merecería la declaración de la III Guerra mundial.
Mientras tanto, un apartamento de dos habitaciones, que antes del boom punto com podía costar 600 dólares al mes (unos 440 euros) no sale ahora por menos de 2.500 en el mejor de los casos.
Más de dos mil familias han tenido que mudarse a otras zonas o ciudades del área de la Bahía de San Francisco.
Los locales comerciales han triplicado el precio y la mitad de las tiendas tradicionales, casi todas negocios familiares, han sido sustituidas por boutiques, cafeterías, restaurantes, peluquerías y otros badulaques trendy.
Durante los primeros años de la gentrificación, el vecindario latino trató de combatir la perversión especulativa con acciones que fueron desde la protesta y la presión social hasta la acción directa.
El colectivo Mission Yuppie Erradication Project (Proyecto de Erradicación de los Yuppies de la Misión) impulsó campañas de radicalismo extremo en 1998, divulgando los restaurantes preferidos por los nerdos e invitando a ejercer el vandalismo contra sus coches.
Al año siguiente, la Policía detuvo a uno de los portavoces de la organización con la acusación de que tenía en casa manuales para fabricar artefactos explosivos.
Aunque el movimiento anti gentrificación se mantiene vivo, la cruda realidad es que la Misión sigue siendo terreno de desarrollo de maniobras especulativas.
La zona industrial del noreste del barrio es el nuevo objetivo. Desde 1991 han cambiado de uso 160.000 metros cuadrados de construcciones, en origen dedicados a pequeñas industrias, talleres y negocios y ahora destinados a lofts de lujo.
Jello Biafra, el cantante y poeta del grupo punk Dead Kennedys, fundado y radicado en San Francisco, hizo que este año la polémica se avivase con la canción Monte Carlo Dot Com, donde, con su acidez habitual, reclamaba que las pandillas latinas de la Misión arremetiesen contra las "pirañas de la alta tecnología".