José Ángel o la defensa de lo obvio
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"Defender lo obvio. Tradiciones, modos de vida y árboles como los castaños… Porque los castaños se mueren como se mueren los pueblos. Van marchitándose poco a poco. Sus gruesas raíces se hunden en las entrañas de la tierra y se alimentan de la materia que mueve el mundo. Los troncos rugosos de los castaños tienen escrita en sus pliegues la historia de los tiempos. Por sus ramas, que se extienden a veces sin sentido, van perdiendo la vida poco a poco. Ahora, cuando desaparecen aquellos hombres que vivieron y se alimentaron del campo y del bosque, no es extraño que mueran también los castaños.
Los castaños se mueren como se mueren los pueblos y las soluciones no llegan o llegan tarde. ¿De qué nos extrañamos?"
Así nos lo plantea Javier Santiago y así reflexionamos a través de la experiencia de José Ángel Rodríguez Fernández… José Ángel podía ser tú o yo, un hombre que eligió otro modo de vida, ir encontrando su propio sistema de movimiento… Podías ser tú y yo, cuando nos sentimos impotentes al defender lo obvio… Activista, ecologista, neorrural, cantante, compositor, hortelano, terapeuta, casero, panadero… Le encontramos en un bar de El Bierzo, y entre el sonido de la tele y los paisanos de la barra, conversamos y pensamos que nosotros también éramos o queríamos ser como todos los José Angel… Una reflexión que no sorprende en absoluto a la Comunidad del Bosque. Ignacio Abella, Fernando Fueyo, Raúl de Tapia, Óscar Prada, A Morteira, Orión y la banda sonora de Supersubmarina en su directo BCN…
(José Ángel Rodríguez Fernández en su sala de sonidos)
PALABRAS DIBUJADAS.
"Viaje hacia la libertad del conocimiento", de Fernando Fueyo
(Fernando Fueyo, el Pintor de Cámara de los Árboles, creando un bosque de abedules)
Dice Friedrich Nietzsche: “El querer libera, pues querer es crear.”
Sobre la colina, la casa permanece en sombras. Es verano y una cálida brisa empuja la rama de un fresno que repiquetea con insistencia contra el cristal de la galería. Dentro, el suave manto del sueño reina en cada rincón. De una de las habitaciones llega el leve llanto de un niño. Acompañado por el tic-tac del viejo reloj del aparador, que marca lentamente las horas…
Una pareja de lechuzas, alojada en la chimenea exterior, y sus crías, lanzan reclamos, mientras la luz anaranjada de una farola lucha contra el pálido e intenso brillo de la luna.
El joven se encuentra sentado en el improvisado estudio. En sus manos sostiene un voluminoso e ilustrado libro de plantas medicinales. Repasa e intenta, mientras aguarda el alba, encontrar entre las páginas del “Dioscórides” el remedio que alivie una gastroenteritis… Es artista y carece de cobertura médica. Un viaje hacia el florecimiento humano, o búsqueda de libertad creativa es el peaje que acompañará su vida en el futuro. Thomas Stearns Eliot decía:
“El tiempo pasado y el tiempo futuro, lo que podría haber sido y lo que ha sido, apuntan a un solo fin, que está siempre presente”.
El eco de las pisadas acude a su memoria. Y el viajero, alojado ahora en su etapa de invierno, recuerda aquel despertar en los primeros días de su juventud. Su lucha y decidido impulso, en busca de horizontes nuevos, le obligó a renunciar a una vida de acomodo. “La renuncia no quita. La renuncia da. Da la fuerza inagotable de lo infinito”. Pensamiento de Heidegger, que el viajero lleva en su equipaje.
Hallar respuestas en el camino no fue fácil… El viaje continúa… Y, en su peregrinaje interior, encontró comprensión, belleza, compañeros excepcionales, seres humanos únicos e irrepetibles, hermosos paisajes y, sobre todo, un equilibrio interior armónico y una fuerza creativa desbordante.
La observación de la naturaleza y el respeto a todo tipo de vida han sido un buen motivo, como resultado de tan largo y apasionante viaje.
“Qué tiempos serán los que vivimos, que es necesario defender lo obvio ”, que dijo Bertold Brecht.
"Viaje hacia la libertad del conocimiento”, de Fernando Fueyo, de la serie “Palabras dibujadas”, para El bosque habitado.
"COMPRAR PARA SALVAGUARDAR", de Ignacio Abella
Primero bajo el nombre Tyto Alba y más tarde como A Morteira, un colectivo ecologista de El Bierzo, lleva a cabo desde hace muchos años una ejemplar labor de denuncia y conservación del patrimonio natural. Han investigado y trabajado muy especialmente para la conservación de los viejos árboles de la comarca, afectados por distintas problemáticas. Sería demasiado largo enumerar aquí sus acciones de toda índole en defensa de este enorme legado, uno de los más ricos probablemente de la Península en lo que respecta al número y monumentalidad de sus viejos árboles. Queremos sin embargo hacer mención especial de una de sus más importantes contribuciones y denuncias. La situación no puede ser más esperpéntica. Maderistas que visitan los pueblos buscando los mayores castaños que compran a precios de saldo para aprovechar su madera de raíz y trepa (una ínfima parte del árbol) que se destina a salpicaderos de vehículos de lujo. El resto lo dejan pudriendo en el lugar. Ante la apatía o incapacidad de las administraciones para detener este sinsentido, la asociación terminó igualando la oferta del maderista para salvar el castaño secular de Porcarizas, en el valle de Burbia.
Debemos pues a este esfuerzo la preservación de éste y otros colosos que estuvimos a punto de perder para siempre por la ambición y la pura estupidez de unos pocos que cifran el lujo y el prestigio en la posesión de estos coches y estos salpicaderos que realmente son todo un signo de ignorancia y mediocridad.
(Del libro "La memoria del bosque", de Ignacio Abella)
Letra de la canción "El último árbol", del álbum "Remanencia", de Orión, del Bierzo y compuesto por integrantes de A Morteira.
"Aquí llevo más de mil años, muchos años y por dios, que no soy cristo. Tanto tiempo sin moverme, quieto. Sereno, firme, pero vivo, muy vivo. He resistido al hacha, el veneno y la llama.
A mi pie se han matado y se han amado. Aliento ha cogido el trotamundos, entre mis brazos han crecido nidos y niños. Agua, sol, aire, la vida me han dado. He visto caer a todos mis hermanos. Ahora estoy solo en pie, pero… ¡tan cansado!... No tiene sentido ser el último árbol.
Sube a mi copa por última vez. ¿Acaso tiene perdón lo que ves?"
(Foto de Isidro Canóniga, de A Morteira)
“Volver al pueblo no es sólo una ficción”, de Benjamín Prado
Dichoso aquél que existe lejos de los negocios, / gasta su tiempo en trabajar la tierra, / libre de toda deuda y con sus propios bueyes; / que evita la ciudad / y los palacios de los poderosos”, escribió el poeta latino Horacio, creando con esos versos el famoso beatus ille, la aspiración a una existencia pacífica y retirada que en España explicó, mejor que nadie, fray Luis de León: “¡Qué descansada vida / la del que huye del mundanal ruido, / y sigue la escondida / senda, por donde han ido / los pocos sabios que en el mundo han sido”. Hoy en día, no se sabe bien si porque el Renacimiento vuelve a estar de moda o porque toda crisis es un camino de vuelta, cada vez hay más personas que se animan a dejar los grandes núcleos urbanos pararefugiarse en la naturaleza, algunas huyendo de la contaminación o el estrés y casi todas, de la falta de trabajo. La tentación de una existencia sana y el recurso del autoabastecimiento son dos buenas razones para echar a andar en dirección contraria a nosotros mismos y escapar de las ruinas del boom inmobiliario.
El éxodo es fácil en nuestro país, donde hay más de tres mil pueblos abandonados. Algunos los resucitan personas que buscan una segunda oportunidad o un cambio de aires; otros, se adquieren como inversión, generalmente a precio de saldo y por parte de ciudadanos extranjeros. No hay nada más que dejarse caer en la Red para comprobar el número de páginas que los ofrecen por cantidades que van desde los 60.000 euros a algo más de dos millones. Tronceda, en Orense; Lacasta, en Zaragoza; Velilla, en La Rioja; Solanell, en Lleida, o Matavenero, en León, son comunidades que han regresado del más allá gracias a sus repobladores. Otras se han convertido en municipios especializados: Valdelavilla, en Soria, tras pasar más de cuatro décadas vacío, fue colonizado por un grupo de profesores de idiomas que han hecho de él la primera localidad de España donde el idioma oficial es el inglés. Isín, en Huesca, ha resurgido de sus cenizas para adaptarse a las necesidades de las personas discapacitadas que lo habitan. Y El Fonoll, en Tarragona, es una aldea nudista. Finalmente, cómo no citar otro fenómeno llamativo, el de las caravanas de mujeres –salido de una película de William Wellman– que lleva a cabo Asocamu, una organización con cientos de afiliadas que monta fiestas de solteras en zonas en peligro de extinción y que fue creada, según sus propias bases, “para promover la repoblación rural.”
Todo lo que ocurre fuera de los libros termina dentro de ellos, y este asunto no es una excepción, de forma que en la literatura española también empieza a asomar un cierto neorruralismo: lo que en su época hicieron Miguel Delibes en la novela o Claudio Rodríguez en sus primeros libros de poemas, sobre todo en El don de la ebriedad; o más adelante Julio Llamazares y Manuel Rivas, entre otros, lo continúan ahora Jesús Carrasco, que ha logrado atraer a muchos lectores con su primera obra, Intemperie, en la que recuperaba no sólo el paisaje agrícola, sino también su vocabulario; o Lara Moreno, que cuenta en Por si se va la luz una historia de personajes hastiados de la ciudad que se refugian en un pueblo de sólo tres habitantes. Son dos ejemplos sobresalientes y, además, un indicio de que algo está pasando en estas sociedades que, de pronto, parecen haberse dado cuenta de que existe un futuro en algunas de las cosas que dejaron atrás.
http://elpais.com/elpa…/2014/…/22/eps/1413979437_840692.html
ARBOLARIO. El Castaño (Castanea sativa) - De Ignacio Abella
El cuervo y otros miembros de su familia, diseminan la castaña y otros frutos secos, llevándolas lejos del árbol. Muchas veces entierran esta semilla y olvidan con frecuencia el lugar. De este modo siembran literalmente el castaño al que es posible que acudan en su larga vida para alimentarse.
"En tiempo de castaña el que paña, paña" (Refrán asturiano. "pañar" en asturiano es recoger)
Según la leyenda vasca, fue la hoja del castaño, con sus bordes aserrados, la que sirvió a la humanidad de modelo para la fabricación de la sierra.
Los basajaun, señores de los bosques, eran genios de aspecto humano y gran estatura, cubiertos de pelo por todo su cuerpo. Habitaban en lo más profundo de los bosques, defendían a los árboles y guardaban celosamente los secretos de la agricultura, la herrería... Estos secretos fueron robados a los basajaun por un hombre, Martintxiki, por medio de argucias y engaños. En el caso de la sierra se cuenta que:
El basajaun fabricaba la sierra, no así Martintxiki que carecía de modelo. Deseando éste conocer el secreto, envió a su criado a anunciar que por fin había logrado hacer una sierra. Al oír esto el Basajaun le preguntó:
-¿Es que tu amo ha visto la hoja del castaño?.
- No la ha visto, pero ya la verá -. Contestó el criado, quien refirió después a Martintxiki lo sucedido. De ahí, se cuenta, se propagó por todo el mundo la fabricación de la sierra.
Vive: Por todo el área de influencia mediterránea, en la Península se enrarece hacia el este y sudeste, debido a la sequedad y el predominio de suelos calizos que no puede tolerar (a excepción de los muy lavados en climas lluviosos). Necesita también climas un tanto húmedos sin heladas rigurosas.
Plantación: Se escogen las castañas mas gruesas y se siembran en otoño - invierno y hasta primeros de marzo. Se ponen a unos 3 a 5 cm. de profundidad. Germina a los 30 a 45 días en primavera. Conviene proteger las siembras del sol excesivo y contra los ratones y aves. Pueden injertarse para obtener frutos mayores. Las enfermedades que afectan a éste árbol, principalmente el chancro y la tinta, nos obligan a buscar variedades resistentes que ya se han desarrollado en viveros.
(Castaño al Sur de Ronda, Istan, España)
Función: El castaño garantiza de mil modos el desarrollo de la vida a su alrededor, manteniendo y creando suelo, formando un bosque abierto y longevo, alimentando y albergando una infinidad de seres: son muchos los animales silvestres que comen el fruto y lo almacenan en sus despensas o engordan a su costa antes de aletargarse. Son muchos también los que viven en los viejos castaños o al arrimo de su espesura. Pero desde muy antiguo fue también alimento primordial para el hombre y sus ganados y su madera sirvió para construir pueblos enteros y sustentar numerosos oficios.
Usos: La madera de castaño es un material de construcción de primer orden, tanto para estructuras y tejados como para tarimas, muebles... Con tiras de su madera se hacen también cestos, muy resistentes, duraderos y útiles en la faenas del campo. Fue tal la importancia del castaño en el mundo tradicional que a su alrededor floreció toda una cultura, con sus refranes, recetas, costumbres, palabras relacionadas y hasta aperos y artilugios propios para la recogida y conservación de este maravilloso fruto...
"Hermano oso", de Ignacio Abella
(Oso pardo, de Ars Natura)
En las regiones celestes del Norte, la Osa Mayor gira incesantemente en torno a la estrella polar, que es la cola de su osezno. Los indios decían que cuando en las primeras horas de las noches de invierno, vemos la Osa tan cerca del horizonte, es porque prepara su largo sueño invernal. Al anochecer de los días de verano, aparece alta en el cielo. Cada vez más despierta conforme avanza la estación.
Al ver una estrella fugaz, nos cogemos de la mano y pedimos un deseo: ¡que nuestros ojos puedan ver siempre osos en la tierra, y que nuestros hijos los vean también!... El oso es como el viento del Norte.
Cuentan las crónicas que los indios de California se opusieron enérgicamente a que se matara a una vieja osa gris, por suponer que albergaba el espíritu de un anciano y venerado jefe ya fallecido, cuya cara, decían, tenía los mismos rasgos fisionómicos que el animal.
Los Ainos, pueblo del norte del Japón, dicen provenir del oso después de que una mujer concibiera este animal, y se enorgullecen de ser sus descendientes.
(Grupo de Ainos en 1882)
"La anciana era realmente feliz", de Teolinda Gersão
La anciana era realmente feliz. Después de todo, había tenido una buena vida y no le faltaba nada… El problema de la gente es que no conocían el valor real de las cosas. La mayoría de ellos derrochan tiempo y felicidad, tanto como derrochaban el dinero. Si la verdad fuera contada, muy poca gente sabría como obtener lo mejor de lo que tienen. Por ejemplo, ellos no usaban el agua caliente que quedaba en las tuberías después que hubieran apagado el gas para calentarlas, olvidaban apagar las luces cuando salían de una habitación a otra o apagar el horno justo antes que la comida estuviera lista. La cantidad de personas que olvidaba hacer esto. Y después se preguntaban por qué, al final del mes, ellos no tenían dinero. Ella, gracias al cielo, siempre tenía suficiente. Tenía todo lo que necesitaba y nunca iba sin dinero. Pero siempre había sido ingeniosa. Nunca había desperdiciado comida y tirado la que sobraba, ni siquiera algunos trozos de pan, que podía servir de alimento perfectamente en la siguiente comida. Cuando tomaba un baño, calentaba algo de agua en una olla grande y después, una vez que se enjabonaba, se sentaba en un taburete bajo de plástico sobre el drenaje en el suelo y usaba el agua restante para enjuagar el piso. Siempre agregaba un poco de agua fría a la caliente, así que una sola olla era suficiente. Y en el verano, ni siquiera necesitaba calentar el agua mucho tiempo, porque estaba casi tibia. Y como usaba tan poca, siempre quedaba un poco en la olla que era más caliente que el resto, y la echaba sobre su espalda, y, oh, era encantador, sentir esa agua, exactamente a la temperatura correcta, deslizarse sobre su piel. Una jarra de agua era suficiente para enjuagar la mitad de su cuerpo, y la segunda jarra para la otra mitad, y esas dos jarras de agua eran todo lo que ella necesitaba para lograr una cálida sensación de plenitud. Sí, eso era todo lo que ella necesitaba, pensaba, mientras se secaba felizmente con una limpia y cuidadosamente planchada toalla.
Es verdad, algunas casas tienen baños modernos, con bañeras en las que se pueden estirar completamente y con infinita agua caliente saliendo de sus grifos. Pero con un poco de ingenio e inteligencia, todavía se podía tener un baño sin todo eso. Ella estaba segura que ni siquiera las personas más ricas tenían toallas tan bien planchadas como las suyas.
Publicado por El Poder de la Palabra
www.epdlp.com
Teolinda Gersão
Banda sonora de este bosque habitado a cargo de:
José Ángel Rodríguez: En el Jardín del Edén.
Orión: El último árbol (Remanencia)
y Supersubmarina: Canción de guerra, Santacruz, De las dudas infinitas (BCN)
http://www.rtve.es/alacarta/videos/videoclips/supersubmarina-cancion-guerra/1529115/