SXSW Music 2013 (día 5): Prince, el rey
domingo 17.mar.2013 por Agustín Alonso G. 0 Comentarios
Sé que he defendido -¡y defiendo a muerte!- el carácter de plataforma independiente del SXSW. Muerte a las colas, vivan los pequeños grupos en salas aún más pequeñas, nuevas voces, descubrimientos... Pero qué hacer cuando te toca en el sorteo una de las 300 entradas que Samsung Galaxy sorteaba para un concierto con Prince en la última noche del South by Southwest.
Me decía la compañera y sin embargo amiga Paula Quintana que se trataría de una experiencia "once in a lifetime". Y así fue. Ver a ese monstruo de la música en un concierto de dos horas y medias, con cinco bises incluidos, es algo inenarrable. Un espectáculo histórico.
"Austin, don't let me hurt you. You know how many hits I got?", dijo en un momento de la noche el artista de Mineápolis, rodeado por su tropa de una veintena de músicos, la New Power Generation, otra panda de monstruos de la música. En efecto, Prince no quiso golpear al entregado público con muchos de sus hits (también "golpe" en inglés) y hubo muchas cover: de Michael y Janet Jackson, Aretha Franklin, Curty Mayfield, Rose Royce o James Brown...
De su propio repertorio, hubo tiempo para "1999", "Cool" o "Purple Rain" o "Musicology". Pero lo más importante fue el espectáculo desplegado sobre el escenario. Habíamos esperado dos horas antes de que telonease A Tribe Called Quest, un muy buen aperitivo rapero. Todavía hubo que esperar otra media hora a la entrada en plan circo de Nueva Orleans de la New Power Generation. Una negra alta y preciosa con antifaz avanzó al primer plano y dio entrada al show.
Prince, ataviado con una camisa fucsia de amplio cuello, un pañuelo del mismo color en el bolsillo de la levita negra y un bastón perlado en la mano, subió al escenario de La Zona Rosa ante la mirada de -entre otros VIP- Dennis Quaid, el rapero Scarface o Michael K. 'Omar Little' Williams. Comenzó entonces una vibrante actuación sin pausas en la que hubo confeti, interacción con el público (hizo subir a varios fans al escenario), covers, retoques sobre sus propios temas, protagonismo para miembros de su banda a los que iba presentando para dejarles hacer solos, mucho baile, luces, un sonido perfecto, cinco cambios de ropa... Sin Michael Jackson, Prince es sin lugar a dudas el rey sobre el escenario.
Tras más de una hora de concierto, festival de bises. Yo conté cinco, aunque algunas crónicas hablan de seis. Tres cuartos de hora añadidos que hicieron las delicias de los afortunados que nos hicimos con una entrada.
Mientras asistía a semejante maravilla de la naturaleza, en otras partes de la ciudad tocaban Justin Timberlake o Smashing Pumpkins, pero sobre todo esas bandas para las que es el South by y que me he perdido: Miracles of the Modern Science, Black Taxi, Beach Fossils... Espero que el dios de los festivales me perdone sucumbir al pecado mainstream, tratándose de Prince.
A primera hora de la tarde tuve la ocasión de ver a Hollis Brown, una banda neoyorquina que acaba de sacar disco, el magnífico Ride on the Train. Un country-rock de primerísima calidad, aunque uno esté ya un poco saturado estos días por el género, estando como estamos en Texas. Valga como desagravio.