Un viaje al Midwest y a la semilla

    viernes 5.abr.2013    por Agustín Alonso G.    1 Comentarios

Calles_saint_paul
En la lección de hoy para aprendices de modernos vamos a abismarnos en intimidades. Esta lección servirá a modo de lo que viene siendo contraejemplo, ya que es sabido que todo auténtico hipster lo es precisamente porque quiere construirse una máscara, huir de su pasado de monaguillo, de chaval al que el abusón de la clase le pegaba tobas en la nuca en clase de Química, de raro del pueblo al que le gustaba el cine de Bresson, o quizá esconder una homosexualidad reprimida o simplemente relanzar su vida en forma de tipo interesante. Y por supuesto, entrar en intimidades, en secretos de familia, caer en la debilidad de contar lo que uno fue, hace que la máscara se diluya como el llanto puede destrozar un maquillaje perfecto.

IMG_1962Por eso, que uno no saldrá nunca de la categoría gentrificador lo demuestra el que os cuente aquí que vengo de pasar unos días con mi familia americana -mi hermano mayor, mi cuñada de Oklahoma, mis dos sobrinos con middle name- en las Twin Cities. Quizá nunca has oído hablar de las Twin Cities, así, como ciudades gemelas. Son la(s) capital(es) del estado de Minnesota. Si te digo Mineápolis, tu conciencia geográfica quizá se quede más tranquila. Pues las ciudades gemelas, que sería más exacto decir siamesas aunque las separe el río Misisipi, son Mineápolis y su hermana acomplejadilla Saint Paul, una pareja de tranquilas ciudades del Midwest americano cuyo estado linda con Canadá por el norte, Dakota del Norte y del Sur por el Oeste, Wisconsin por el Este e Iowa por el Sur.

El hijo predilecto de Mineápolis, Prince, contestó a Lou Reed que el rock estaba vivo, y vivía en su ciudad. O sea que poca broma. De Mineápolis, de su barrio judío Saint Louis Park (Saint Jewish Park, lo llaman) son los hermanos Coen. (Ese barrio es el escenario de Un tipo serio).

Mineápolis aparece también explícita o implícitamente en canciones de Johnny Cash, Bob Dylan, Tom Waits o Lucinda Williams. Haciendo un viaje googleyano me entero de que nacidos en el estado de Minesota (cuyo topónimo, como el de muchos lugares de la zona, proviene de algún idioma indio) son Jessica Lange, Winona Ryder, Judy Garland o el mismo Dylan.

Pero lo que más me ha sorprendido es descubrir que de Saint Paul, esa ciudad de la que quizá nunca IMG_1998hayas oído hablar, es Francis Scott Fitzgerald, y de ella habla en su primera novela publicada, A este lado del paraíso, cuyo manuscrito final precisamente reescribió en el 599 de Summit Avenue, donde se había refugiado con el corazón herido tras la ruptura de su compromiso matrimonial por zelda, la que luego sería su mujer.

De Saint Paul, además de una catedral enorme que quizá refleja los complejos de una ciudad a la sombra de la fama de su gemela, paseé por sus calles tranquilas y residenciales cubiertas por un palmo de nieve en una primavera que no terminaba de entrar. En Nina's Coffee Cafe encontré una muy acogedora cafetería-librería donde menos me lo esperaba. La librería era modesta pero, lo diré, primorosamente dispuesta en la planta sótano. Curiosear por los estantes me sirvió para hacerme con la novela de Fitzgerald y para volver a comprobar el tirón de Roberto Bolaño en Estados Unidos, ya que tenían al menos traducciones de tres de sus libros.

En Mineápolis visité el barrio de Seward, que según mis investigaciones está entre lo más hipster IMG_1956del lugar. Me sorprendió encontrarme con la misma geografía de casas unifamiliares distribuidas en su cuadrícula de calles que la del barrío también judío en el que vive mi hermano en Saint Paul. El Seward Café, un negocio cooperativo y totalmente vegan-friendly, ese sí, me transportó a un Hipstown soñado.

En el Downtown de Mineápolis pasé por la experiencia de asistir a un partido de la NBA. Ricky Rubio es la puritita estrella de los Minnesota Timberwolves, como pude comprobar en los carteles del equipo que lo utilizan de gancho para su campaña de abonos a lo largo de la ciudad y en la propia cancha. Jugaban contra los Memphis Grizzlies de Marc Gasol. El partido fue un coñazo, pero es entrañable ver a dos españoles enfrentándose mientras uno mismo cumple un ritual yanqui junto a un hermano en una tarde de sábado en una ciudad lejana. Ricky fue el máximo anotador, aunque ganase el equipo de Gasol, que fue el segundo máximo anotador del partido. Otra experiencia para la mochila, oye tú.

IMG_2034También en torno al centro de la más famosa de las gemelas vi los partidos de Barça y Madrid en la Champions, en un pub irlandés llamado The Local y que si alguna vez vais a la ciudad os recomiendo. Vuelvo a comprobar que a este lado del océano, el equipo de la Ciudad Condal -que diría un periodista deportivo de Madrid- suscita muchos más seguidores que el merengue. Era desolador ver el Real Madrid-Galatasaray en un ambiente tan vacío, pero al menos compartí un rato junto a un señor turco (seguidor del Barça también) que lleva casi 20 años en la ciudad. Suma y sigue en el experienciómetro.

Me han gustado mucho las Twin Cities y su freudiana relación. Tienen el encanto de esas ciudades medianas, lugares residenciales y apacibles, que hemos visto en el cine norteamericano (una bolera como la de El Gran Lebowski, un centro médico para diagnosticar embarazos como la Juno escrita IMG_2091por Diablo Cody, que fue stripper y periodista allí). Pero también el brillo sostenido de quien ya vivió su mejor momento (hace diez días, Alt-J o Sigur Ros tocaban en Nueva York; esta semana lo hacían en Mineápolis). Y tienen su universidad, y su complementariedad (Mineápolis la innovadora, Saint Paul la tradicional), y el Segue Café, y sus conductores de autobús que leen novela, y en un vecindario nada cool su bar de comida infame, pero con asientos acolchados, Nintendos y música de Bjork. Me voy de las Twin Cities con la sensación de que me queda mucho por explorar y vivir en un conglomerado urbano del que no esperaba gran cosa. Eso sí, el frío que debe de hacer allí en enero no se lo deseo a nadie.IMG_1932

Dedicado a Eduardo Laporte, acicate escriturístico.

Categorías: Viajes

Agustín Alonso G.    5.abr.2013 19:49    

Bushwick, capital Morgantown

    viernes 22.mar.2013    por Agustín Alonso G.    1 Comentarios

Llevo tres días deprimido tras el subidón de adrenalina en Austin. El lunes por la mañana disfrutaba de una primavera tejana de 25 grados Celsius y a la noche, que dirían mis amigos del norte, aterrizaba entre tumbos y gañidos de vieja azorada en la primavera neoyorquina, la nieve arreciando y un grado bajo cero en el termómetro.

Para contrarrestar el bajón, hoy he decidido salir a darme un baño de bushwickitud. Me he mudado durante unos días a la calle Troutman, epicentro del Bushwick al que aspiro, a una casa frente a un colegio público, a apenas cincuenta metros de mi querido Central Café Brooklyn, a cuatro minutos del Tandem Bar y a siete de Little Skips. Por la ventana llegan los gritos de los chavales jugando al baloncesto, una versión latinoamericana cumbiera de "¿Qué sabe nadie?" o el eco de los charoles de alguna chavala modernuca de coloretes, trenzas y cuello abotonado.

La jornada de flaneur brooklynita tenía un objetivo: Morgantown, la zona del este barrio en proceso de ubercoolización más próxima a East Williamsburg, los alrededores de la estación de Morgan Ave, en la línea L. Allí están Bogart Street y sus galerías de arte. Allí está Roberta's, la pizzería en la que la familia Clinton cenó el pasado mes de septiembre. Allí está Kavé Espresso Bar, con el que he abierto el periplo.

Este local es un gozo de elegancia y sofisticación hipster al que se accede por una pequeña puerta lateral de un edificio mazacótico y tras atravesar un pasillo verde adornado por apliques y plantas que cuelgan del techo.

Kave_corridor

Ya dentro nos damos de frente con un viejo piano de cola y un amplio espacio con mesas metálicas y sillones de madera y asiento acolchado, tuberías vistas en el techo, decoración levemente vintage en lámparas y mobiliario y voluntariamente artística en las fotografías de las paredes, una iluminación suficiente pero amortiguada, una clientela joven y guayse, buen servicio y wifi. Un acogedor ambiente que solo se ve enturbiado -y no es poco- por el frío que en mi rincón siento al rato, ya que cuando se abre la puerta de la calle al fondo del corredor no hay otra puerta que aisle el largo espacio por el que se accede. Minipunto menos, que diría el náuGrafo.

Kave_espresso_bar
Intuyo un paraíso que por mayo será por mayo en este lugar, con sus ventiladores, su enorme patio, sus musas hispterianas y espacios para eventos y performances artísticas al otro lado de una puerta por la que no me he aventurado.

Para comer, peregrinación al citado Roberta's, ya tocaba, después de tanto hype. El entorno de la calle Bogart no puede ser más postpoético (Fernández Mallo) y periférico. Polígonos, alambradas con espinos a lo fuga de Colditz, amplios aparcamientos para camiones medio vacíos, grafitis, una bicicleta sabiamente medioxidada para darle el toque Hinault a la BH...

IMG_1751Por fuera, la pizzería es un búnker de hormigón gris, feo, aparentemente minúsculo. Como con el corredor de Kavé, se atraviesan dos cortinas y, ¡voilá!, un amplio interior nos acoge. Parece que les gusta la idea de umbral de cuento por estos lares. Y tras la cortina aquello es un Fraggle Rock de jóvenes y jóvenas [email protected], con sus vestidos livianos, sus melenas, sus pelos en la cara, sus pitufísticos gorros de lana y sus gafas a lo prima de Laura Palmer. Mucha madera oscura en la decoración, pizarras y tizas de colores en los menús que cuelgan de las paredes, tarros de cristal en lugar de vasos, pizzas en platos de metal. À la Bushwick. Peripatetismo burguemio.

Robertas_pizza
El comedor principal está ocupado por mesas corridas, al fondo hay una barra para otras siete u ocho personas donde una pareja de músicos juega a las cartas, a mi lado. Más allá, un patio con cinco o seis mesas más. Y todo bien montado, aunque casual, nada de guarrerías ni cutreces con la excusa de lo hipster.

IMG_1753Para comer, pido una pizza Da Kine. Error. No me doy cuenta de que lleva jalapeño. Estoy un poco cansado del picante, ese asesino del sabor. Sin tener en cuenta eso, está rica, aunque no es la mejor pizza del mundo, ni siquiera de la ciudad. Y, sin embargo, las circunstancias me llevan a un breve ataque de síndrome de Stendhal en forma de lagrimillas. Una Modelo y una Bronx Pale Ale quizá ayuden a esa hiperestesia, lo reconozco.

Para cerrar, capuccino y un poco de diletantismo de escritor en otro café de los IMG_1769alrededores de Bogart. Desde el Ange Noir Café escribo estas líneas, la compañía de "Song for Zula" en los auriculares. Realmente es un poco copia, todos estos cafés son parecidos, pero qué currucucus todos ellos. Al margen de sus vitrinas y campanas de cristal cobijando pastas, magdalenas y bagels, de sus menús escritos en tiza, de su depósito de agua en la barra para que el cliente se sirva, este tiene, hay que decirlo, cierta impronta propia, además de un pequeño escenario para lecturas poéticas, espectáculos, concursos, proyecciones de películas. 

Al fondo, la puerta de una cabina telefónica lleva al baño. Minipunto más para estos chicos.

En este café, ya estuve un domingo por la mañana, se puede ver el fin de semana a padres con sus niños, aspirantes ellos también, con sus playeras/tenis/sneakers de lengüetas enormes y sus capuchas, a hippies de cuarta generación, se llame como se llame lo que venga después de lo hipster. 

Esta noche, para terminar con la jornada prozaica, cruzaré el río para ir al Piano's o el Rockwood Music Hall. No me atrevo, en todo caso, a aventurarme más allá del Lower East Side. No vaya a ser que me engulla la inmensitud acristalada de Manhattan.

Categorías: Cultura , Gastronomía , Nueva York

Agustín Alonso G.   22.mar.2013 23:36    

SXSW Music 2013 (día 5): Prince, el rey

    domingo 17.mar.2013    por Agustín Alonso G.    0 Comentarios

Prince_sxsw
Sé que he defendido -¡y defiendo a muerte!- el carácter de plataforma independiente del SXSW. Muerte a las colas, vivan los pequeños grupos en salas aún más pequeñas, nuevas voces, descubrimientos... Pero qué hacer cuando te toca en el sorteo una de las 300 entradas que Samsung Galaxy sorteaba para un concierto con Prince en la última noche del South by Southwest.

Me decía la compañera y sin embargo amiga Paula Quintana que se trataría de una experiencia "once in a lifetime". Y así fue. Ver a ese monstruo de la música en un concierto de dos horas y medias, con cinco bises incluidos, es algo inenarrable. Un espectáculo histórico. 

"Austin, don't let me hurt you. You know how many hits I got?", dijo en un momento de la noche el artista de Mineápolis, rodeado por su tropa de una veintena de músicos, la New Power Generation, otra panda de monstruos de la música. En efecto, Prince no quiso golpear al entregado público con muchos de sus hits (también "golpe" en inglés) y hubo muchas cover: de Michael y Janet Jackson, Aretha Franklin, Curty Mayfield, Rose Royce o James Brown...

De su propio repertorio, hubo tiempo para "1999", "Cool" o "Purple Rain" o "Musicology". Pero lo más importante fue el espectáculo desplegado sobre el escenario. Habíamos esperado dos horas antes de que telonease A Tribe Called Quest, un muy buen aperitivo rapero. Todavía hubo que esperar otra media hora a la entrada en plan circo de Nueva Orleans de la New Power Generation. Una negra alta y preciosa con antifaz avanzó al primer plano y dio entrada al show.

Prince, ataviado con una camisa fucsia de amplio cuello, un pañuelo del mismo color en el bolsillo de la levita negra y un bastón perlado en la mano, subió al escenario de La Zona Rosa ante la mirada de -entre otros VIP- Dennis Quaid, el rapero Scarface o Michael K. 'Omar Little' Williams. Comenzó entonces una vibrante actuación sin pausas en la que hubo confeti, interacción con el público (hizo subir a varios fans al escenario), covers, retoques sobre sus propios temas, protagonismo para miembros de su banda a los que iba presentando para dejarles hacer solos, mucho baile, luces, un sonido perfecto, cinco cambios de ropa... Sin Michael Jackson, Prince es sin lugar a dudas el rey sobre el escenario.

Tras más de una hora de concierto, festival de bises. Yo conté cinco, aunque algunas crónicas hablan de seis. Tres cuartos de hora añadidos que hicieron las delicias de los afortunados que nos hicimos con una entrada.

Mientras asistía a semejante maravilla de la naturaleza, en otras partes de la ciudad tocaban Justin Timberlake o Smashing Pumpkins, pero sobre todo esas bandas para las que es el South by y que me he perdido: Miracles of the Modern Science, Black Taxi, Beach Fossils... Espero que el dios de los festivales me perdone sucumbir al pecado mainstream, tratándose de Prince.

Hollis_brown_sxsw-2013
A primera hora de la tarde tuve la ocasión de ver a Hollis Brown, una banda neoyorquina que acaba de sacar disco, el magnífico Ride on the Train. Un country-rock de primerísima calidad, aunque uno esté ya un poco saturado estos días por el género, estando como estamos en Texas. Valga como desagravio.

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Agustín Alonso G.   17.mar.2013 20:43    

SXSW 2013 Music (día 4): Vampire Weekend, Supersubmarina, I am dive...

    sábado 16.mar.2013    por Agustín Alonso G.    2 Comentarios

Casi tres años después de su último disco, el enorme Contra, volvimos a tener la ocasión de escuchar una nueva canción de Vampire Weekend en el show de Jimmy Kimmel en octubre. Con ese single, "Unbelievers", cerró este viernes la banda de empolloncetes de Columbia el breve concierto que ofrecieron en el Radio Day Stage del centro de convenciones de Austin.

Antes, habían interpretado otras tres canciones, incluyendo "Cousins" y "Holidays". Lo suficiente para caldear a sus enfervorizados seguidores en un entorno poco apropiado Modern-vampires-of-the-city-coverpara un concierto, una gran sala habilitada para conferencias y mesas redondas. Muchas ganas de escuchar el nuevo disco, Modern Vampires of the City, que saldrá a la venta en Reino Unido el 6 de mayo y en Estados Unidos un día después.

También en esa gran sala había tocado antes Iron&Wine, cantautor de Carolina del Sur. Enhebradas a través de un entrañable diálogo con un público que le escuchaba sentado (¡estos norteamericanos son unos setas en los conciertos!), Samuel Beam interpretó algunas de sus delicadas melodías de sabor folk.

Entre ambos, hubo tiempo de escuchar ya sin interrupciones a Trevor Powers y su banda. El sonido rugoso y la voz nasal y lejana de Youth Lagoon llenaron el escenario del cartel que Stereogum había preparado en el Hype Hotel, un lugar demasiado grande para estos conciertos. Canciones que parecen nanas futuristas, sonidos electrónicos indescifrables que provocan sensaciones contradictorias en el oyente, melodías que sonarían en el circo que Ridley Scott habría montado en Blade Runner... Youth Lagoon suena muy experimental pero al mismo tiempo conecta con el oído sencillo -o flexible- del niño que llevamos dentro. Puede parecer que su música, engañosamente chill-out, está hecha para la escucha doméstica tranquila, pero funciona muy bien en concierto, los altavoces a tope, sus vibraciones induciéndonos a una especie de trance.

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Por la noche, Sounds from Spain presentaba su cartel en el Red Eyed Fly. Un menú variado para tratar de tocar una partitura SXSW. Abrió el fuego Tulsa con la desnudez de su guitarra, la voz y en ocasiones un teclado, siempre una posición complicada aquí, ser el primero o el último de la noche, cuando la gente todavía no ha llegado o ya se ha ido. 

Después Track Dogs, un ejemplo de los extraños vericuetos de este mundo nuestro global. Un tipo de Ohio, otro de Sheffield y dos irlandeses que se conocen en Madrid y montan una banda. Su música es una mezcla de folk y country, incluso con matices jazzísticos gracias a su trompeta. "Somos Sounds from Spain, no Sounds like Spain", me decía Robbie, uno de sus miembros cuando le preguntaba sorprendido por el hecho de que ni su origen, ni su lenguaje ni su estilo era "español". Uno, que cree que la patria personal es el lenguaje pero que cada país tiene que construirse con las diferentes patrias o culturas que anidan en ella, sean de Wichita o de Chinchón, se encuentra muy a gusto y se siente muy orgulloso con este sonido tan anglosajón venido de Madrid y que sabe a pub irlandés de la plaza de Santa Bárbara.

El de Pájaro, andaluces hasta las trancas, es también un estilo que en este rincón tejano ha de gustar. Un country de spaguetti-western manufacturado con potentes guitarras.

Supersubmarina y I am dive, desde estilos muy diferentes, suponen lo que Supersubmarina_sxswpersonalmente espero del SXSW y encajan muy bien en ese estilo de festival. Los primeros por ser un grupo joven pero ya consagrado con dos álbumes, porque su indie pop va con los tiempos y porque el hecho de que canten en español los hace originales en un festival completamente en inglés. I am dive y su mezcla de electrónica y guitarras acústicas poniendo música a una voz bien modulada supone un plato también original y diferente en la carta española.

Aunque el sonido de su directo no hizo justicia a la riqueza ya conocida de su música, los barceloneses Cuchillo completaban el catálogo traído por el ICEX, Fundación Autor y el IAE a Austin, una oferta musical variada y de gran calidad de estos Sounds venidos de Spain, todavía con el jet-lag a cuestas.

Categorías: Actualidad , Cultura , Música

Agustín Alonso G.   16.mar.2013 20:55    

SXSW Music 2013 (día 3): Youth Lagoon, Local Natives, Hands, Delorean

    viernes 15.mar.2013    por Agustín Alonso G.    2 Comentarios

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Por fin llegó el día de ver a Youth Lagoon. La ocasión la ofrecía la Pitchfork Day Party, con dos escenarios de música ininterrumpida, de mediodía a seis de la tarde. Trevor Powers y su banda cerraban el cartel. Pero las circunstancias y la mala organización han llevado a la interrupción del concierto al término de la segunda canción. Se había acabado el tiempo y había que desalojar. El primer concierto en el mismo escenario, previsto inicialmente para las 12 de la mañana, empezó media hora más tarde por la tardanza y lentitud para permitir el acceso al recinto. Los retrasos se han ido acumulando y el pato lo ha pagado artistas y público. Muy mal por Pitchfork.

Para colmo, esas dos canciones han sabido a gloria celestial, así que el gatillazo ha sido especialmente doloroso e indignante. La música de Youth Lagoon es lo-fi, pero la sensación que transmite sobre el escenario es la de que un sonido torneado, cincelado y acumulado en capas que uno puede diferenciar. Nada de ese apelotonamiento de sonidos e instrumentos tan habitual en un directo. Muy potente y original. En fin, mañana quedan dos ocasiones para disfrutarlo sin "corporative bullshit", como él mismo definía el problema.

Inmediatamente antes de Trevor Powers y los suyos hemos tenido la oportunidad de volver a ver a Delorean. Los [EDITADO] mitad guipuzcoanos, mitad barceloneses, han interpretado de nuevo algunas de las canciones del disco que preparan; esta vez han sonado mucho mejor que el primer día. Como ya pasasase el miércoles, han encontrado una respuesta muy positiva en el público.

Del resto del cartel, muy destacables Rhye y MacDeMarco. Rhye es un duo afincado en Los Ángeles formado por el canadiense Mike Milosh y el danés Robin Hannibal, aunque para la ocasión traían acompañamiento. Una vuelta de tuerca al R&B con un sonido muy cuidado. MacDeMarco, también canadiense, hace una música inclasificable (jizz jazz -lo que quiera que signifique eso-, rock de toques sicodélicos...) y le gusta subrayar el aspecto de espectáculo y de juego gamberro que puede tener un concierto. Botes, FOXYGEN_SXSWbromas procaces, petición de cerveza al público, dejarse caer sobre los brazos de la audiencia para que lo mezan, comenzar una canción como "She's Really All I Need" con una adaptación de "Du Hast"... Un verdadero intérprete.

También intérprete de rasgos marcados es Sam Frances, vocalista de Foxygen, una de las bandas con más hype de la temporada (en la imagen de la izquierda). Su directo, o la elección de las canciones del concierto, es mucho más ruidoso que el sonido de estudio que nos han ofrecido hasta ahora. Con un aspecto de personaje de película de Tim Burton, el californiano y sus acompañantes le dan a su rock aires catastróficos, suena lo suyo a pop apocalíptico.

IMG_1542Un ojo y una oreja atenta también a Waxahatchee, el nombre artístico de Katie Crutchfield (imagen de la derecha), ex P.S.Eliot.

Ya por la noche, ocasión de escuchar dos nuevas bandas. Hands nació hace apenas un año en California, y en abril editan su primer disco, Synesthesia. Una guitarra, un bajo, un teclado y un sampler construyen un indie-rock agitado y agitador que acompaña a la voz de Geoff Halliday, llegada como de otro tiempo, de un lugar muy profundo. 

Una voz muy leonardcoheniana para un directo también energético y peculiar tienen NO (le he comentado al líder que con ese nombre se hace imposible encontrarlos en Google y me replica que "que le den"... unas sesiones de SEO necesitan estos chicos), grupo de treintañeros ya talluditos que asemeja una pandilla de colegotes que se reuniese para tomar unas cañas. 

Antes, dio tiempo para un par de canciones de Kodaline. Más pop lánguido del bueno. También bueno, esta vez indie-rock, el de Local Natives, que al que suscribe, desde un sobresaturado escepticismo aumentado por los grititos histéricos de las fans, le ha sacado del aplatanamiento de medianoche y fin de fiesta. Como si de un chute de adrenalina se tratara, los angelinos (otra banda de LA, madre mía) han engañado a mi cansancio y me han hecho pegar los últimos caderazos del día.

Mañana es tiempo de música hecha en España. Muchas ganas de escuchar en estas tierras a I am dive, Cuchillo, Dog Tracks, Supersubmarina y Pájaro. Quién sabe si volveré a encontrarme con Delorean, en alguna de esos mundos austinianos de Dios, por cuarta vez en cuatro días. Y que sean muchos más.

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Agustín Alonso G.   15.mar.2013 10:49    

SXSW 2013 (día 2): Field Report, The Neighbourhood, Bastille, Charlie XCX

    jueves 14.mar.2013    por Agustín Alonso G.    0 Comentarios

The_neighbourhood_sxsw(Qué majo el guitarrista de The Neighbourhood.)

Si el primer día quise cortar por lo sano y asegurar con las apuestas, esta segunda jornada del SXSW Music he jugado a los dados; he mandado al carajo el plan inicial y me he desmelenado dejándome llevar por cierto azar. Bueno, todo sea dicho, quería ir a ver a Japandroids, pero una cola ingente nos ha hecho desistir.

Esta vez el plural no es mayestático. Me he dejado acompañar por un residente de la ciudad al que conocí en la cola del primer día en el Hype Hotel, así que este miércoles hemos compartido horarios. Yo quería ir a ver a Japandroid (objetivo fallido) y a Field Report y él a The Neigbourhood, de los que yo no tenía ni idea. Tiene algo de salto al vacío, de "me estoy perdiendo a Alt-J, Youth Lagoon, Nick Cave y Foxygen", pero no se puede pasar uno la vida en filas kilométricas cuando la ciudad no deja de ofrecer música por doquier en decenas de escenarios que no requieren una espera eterna.

No he llegado a tiempo de ver a Michael Kiwanuka, lo dejamos para más adelante, así que me he pasado directamente por la que Brooklyn Vegan tenía montada en El Jr., dos escenarios para llenar la tarde. 

Se nota que estamos en Texas. Das una patada y te sale una banda tocando country rock. Es un poco más de lo mismo, a veces, pero suena bien, qué carajo.

Caitlin Rose elabora un country más pop que rockero. Han tocado antes de Camper Van Beethoven, una banda compuesta por tipos más talluditos, llamativo en esta especie de campeonato juvenil de bandas que es el SXSW. En el escenario techado les he dejado tocando para volver a escuchar a Delorean, en su tercer concierto de la semana. Me preocupa que esta opinión pueda ser patrioterismo, pero lo cierto es que han sonado muy bien, mucho mejor que el martes, y prueba de ello es que el público se agitaba como campo de trigo, y conseguir eso de los yanquis a las 5 de la tarde tiene mucho mérito.

Una de mis paradas obligadas para la segunda jornada era Field Report. La banda de Milwauke capitaneada por Chris Porterfield (Field Report es su apellido en otro orden) se ha subido al escenario del SXSW por segundo año consecutivo. Es la de Porterfield música de cantautor, de bardo del Midwest tirando hacia el norte. Sobre el escenario, la vena se le hincha, el gesto se le tuerce dando a luz las canciones desde el estómago. Tuve que pedirle, eso sí, el cronómetro ya en el descuento, que interpretasen "Fergus Falls", por favor, por favor. Qué alegría me ha dado. 

Esperando a escuchar a los de Wisconsin, ha habido ocasión de un poco más de country, del bueno, este a cargo de Christopher Denny.

Hemos desoído los cantos de sirena del Hype Hotel (¡Foxygen, Phosphorescent, The Orwells!) y hemos pasado junto a la cola de la fiesta de NPR en Stubb's (¡¡Nick Cave and the Bad Seeds, Youth Lagoon, Alt-J...!!) para dejarnos llevar por la sorpresa. Mi austiniano compañero quería ver a The Neighbourhood. Pues nada, alea jacta est.

Cuando llegábamos al Club DeVille actúa Bastille. Primer sorpresón del día. Una voz prodigiosa. Un sonido muy nítido. Electrizantes acordes de sintetizador. Potencia. Un tipo con pinta de cantante para adolescentes que nos pone a bailar a todos. Además, al teclado un tipo viste una camiseta con el rostro de Barbra Streisand impreso. Grande. Leo que la semana pasada publicaron su primer álbum, Bad Blood. Les escucho en Spotify una vez en casa y me sigo sonando de maravilla.

Jesse_rutherford_neighbourhSegunda sorpresa de la jornada: Half Moon Run, una banda de Montreal -Montreal es el nuevo Brooklyn, dicen por ahí- que me provoca un prejuicio inicial con el moñito de uno, la melenita hippiosa de otro, sus ropas negras... Todo muy Burning Man. Y entonces se ponen a tocar un pop lánguido que funciona, que nos hace flotar. Sobre el escenario, ellos mismos transmiten esa alegría como de fumetas en la cresta de la ola. Bravo.

Habíamos venido a escuchar a The Neighbourhood y no decepcionan. Jesse Rutherford, el vocalista, encabeza estilísticamente a un quinteto con tupés rockeros y actitudes chulescas que conquista al público con una música entre indie, hiphopera, electrónica... una mezcla, sí, muy original. La puesta en escena está cuidada. Rutherford, sus tatuajes, una uña pintada en cada mano, su cara bonita, sus vaqueros rotos, su chupa de cuero, es realmente un intérprete. En abril podremos escuchar su primer álbum.

Charli_xcx_sxswLa noche termina con Charli XCX, una inglesa de 21 añitos, otra chica mala, una provocadora, bailonga, de aspecto agitanado y caderas ligeras. Se llama Charlotte Aitchison y también publicará álbum en abril, True Romance. La habíamos escuchado cantando "I love it" con Icona Pop. Musicote de baile. Electrónica, percusión, pop. Cuando todo termina, en el lugar solo quedamos unas decenas de personas. Más allá de las colas y de los famosos (el sábado tocará Prince en el SXSW), es conmovedor tener la posibilidad de una interacción muy directa con todas estas bandas, muchas de las cuales llenarán grandes locales en el futuro, si no lo hacen ya.

Los ves llegar, enchufar sus instrumentos, sus equipos de sonido, tocar, dar lo mejor de sí mismos, recoger, marcharse corriendo para que los que vienen a continuación puedan preparar sus bártulos. Casi puedes agarrarlos de la pechera cuando cantan frente a ti. Te miran. Te agradecen sin parar "que hayas ido a verles" y se sienten infinitamente halagados cuando les dices que habías ido solo a verles a ellos. Puedes hacerte una foto con ellos, intercambiar unas palabras. Nick Cave es mucho Nick Cave, pero si hay que elegir una imagen para definir qué es el SXSW, no es una cola kilométrica para ver tocar a un artista consagrado, desde luego.

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Agustín Alonso G.   14.mar.2013 10:29    

SXSW 2013: Nuevos temas de Delorean

    miércoles 13.mar.2013    por Agustín Alonso G.    0 Comentarios

La banda guipuzcoana Delorean es uno de los grupos españoles que tocá este año en el SXSW, junto a Supersubmarina, I am dive, Cuchillo, Pájaro, Tulsa o Track Dogs. De todas ellas, la participación de Delorean es sin lugar a dudas la más destacada, ya que forma parte del cartel de la Pitchfork Day Party y de los conciertos auspiciados por Brooklyn Vegan.

Serán siete conciertos en cuatro días, un parón de los de Zarauz en la preparación de su nuevo disco, del que precisamente hemos tenido un adelanto en el concierto que este martes han ofrecido en el patio de Mohawk. Las tres primeras canciones de la actuación -todavía sin título, según nos ha comentado Guillermo Astrain al término del concierto, mientras se interesaba por el resultado del Barça-Milán. "Quatre, quatre", le decían.

[EDITADO: He retirado el vídeo de la actuación de Delorean a petición de la banda porque su calidad era muy baja y puede dar una imagen muy equivocada de cómo va a sonar la canción en el futuro]

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Agustín Alonso G.   13.mar.2013 13:19    

SXSW Music 2013 (día 1): Ivan&Alyosha, Little Green Cars, Bear Mountain...

    miércoles 13.mar.2013    por Agustín Alonso G.    3 Comentarios

Well, then... Urrmm, now. I´ll begin at the beginnin'. A fine, soft day in the spring it was...

(Primera frase del guion de El hombre tranquilo)

Resulta arduo "comenzar por el comienzo" después de un banquete musical de 15 horas con 13 bandas diferentes. Está la sensibilidad como el estómago después de una boda. Satisfecha pero ahíta, casi incapacitada para digerir. Volver mentalmente desde las 4 de la madrugada del miércoles a las 11 de la mañana del martes, cuando escuchábamos a los Seedy Seeds en el local preparado por Hipstamatic, es un poco como remontarse a la semilla, así que tiro por la calle de enmedio y me agarro a ese John Wayne que volvía a la Irlanda de sus padres en El hombre tranquilo para dar entrada así a uno de los grandes descubrimientos de este primer día del SXSX Music Festival: los dublineses Little Green Cars

Epatado me he quedado con la calidad y la juventud de esta banda cuyo EP ha sido editado por Glassnote Records, el sello de Mumford and Sons o Phoenix. Poca broma. Su primer álbum, Absolute Zero, saldrá a la venta el 15 de julio. 

Con el miedo a quedarme sin muchos de los conciertos que tenía marcados en el calendario ante una posible avalancha de festivaleros, he apostado por lo seguro, la fiesta nocturna en el Hype Hotel, cuyo cartel ha colmado expectativas.

Antes de que tocasen los chicos irlandeses, abría la noche Ivan and Alyosha (I&A), una banda de Seattle que acaba de publicar album y cuya mezcla de pop-rock indie y folk ya está dando que hablar. Totalmente enamorado de este quinteto encabezado por Tim Wilson, había aprovechado para verlos en el Club Deville a primera hora de la tarde, de camino al concierto de Delorean.

"Fathers be kind", "The fold", "Easy to love" o "Running for cover" han sido algunos de los temas interpretados en ambos conciertos, aunque la intimidad del pequeño recinto del Deville le daba a la actuación vespertina un toque especial, lo que parece es el sello SXSW.

Además de I&A, el cartel del Hype lo completaban Fort Lean, Bear Mountain, los citados Little Green Cars, Ra Ra Riot y Cold War Kids. Casi tanto como la juventud de los irlandeses sorprende la de Ra Ra Riot, una banda de cuyo sonido puede uno esperar músicos más maduritos, aunque quizá tenga algo que ver que el que acaban de lanzar, Beta Love, es ya su tercer álbum. El indie rock que tocan mezclado con pop electrónico e instrumentos de cuerda es obra de un grupo de veinteañeros de rostro casi imberbe pero una tremenda energía. 

Brutal energía es la que ha derrochado Bear Mountain, que ha metido una descarga de electrónica al público, todavía un poco entumecido a esa altura de la noche, hasta conseguir que se sacudiese la vergüenza y llegase a botar. "They are badass", decía un seguidor entregado en la primera fila antes de empezar el concierto. Una descripción con pocos matices, pero sí, coincidimos en que se les puede considerar "de puta madre". Una pista a seguir. Y un directo potente.

IMG_1250Entregados en el directo han estado también Cold War Kids, a los que les ha tocado la difícil papeleta de cerrar la jornada tras la longaniza de buenos conciertos, casi a las 2 de la mañana. Lo han solventado con muchos vatios, entrega física y la posible ayuda de sustancias de quién sabe qué tipo. El grupo californiano ha hecho sonar parte de su mejor rock y ha interpretado canciones del álbum que saldrá en abril.

No quiero acabar sin referirme a Delorean, que ha presentado tres canciones del álbum que prepara actualmente y que ha reunido a un público bastante numeroso en el patio del Mohawk; a Natural Child, una banda de rockerazos sureños a la que he llegado como se llega a muchos grupos en el SXSW, por la recomendación repentina de un compañero con el que uno charla en un concierto; a The Seedy Seeds, que encabezaba el cartel Hipstamatic (en el que también estaban The Ridges, Social Studies y el DJ Neon Indian), con su banjo, su teclado y una contenida pasión. Por último, mención a Lucius, a los que no he podido escuchar más que una canción, pero que me ha resultado suficiente para acudir a internet y lamentar no haberles escuchado más. Pero esto es lo que hay. En el SXSW uno tiene que elegir sabiendo que puede que esté escuchando a una gran banda, pero que lo que es seguro es que se está perdiendo a otra decena de ellas. 

Bonus track - Tip gastronómico

The Backstage Bar: restaurante de comida italiana en San Jacinto Bulevard, casi con 6th Street. En cuestión de decoración es muy sencillo, pero tiene ricas pizzas preparadas al horno. Cuidado con los vinos italianos, que no son de fiar, mejor apostar por la Peroni. Riquísima la tarta de chocolate. Gran servicio. No es barato.

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Agustín Alonso G.   13.mar.2013 13:15    

Elle King, un torbellino musical de 23 años

    lunes 11.mar.2013    por Agustín Alonso G.    0 Comentarios

Elle_king_sxsw2013A falta del pistoletazo de salida oficial del SXSW Music Festival, este martes, ya hemos podido degustar algunos aperitivos musicales. Ivan and Alyosha o Quiet Company ya han ofrecido sus primeras actuaciones. El domingo, en el espacio que Paste Magazine ha montado en Blackheart, un cuco local de la calle Rainey en una típica casa tejana con patio, Elle King abrió el fuego.

Esta chica malhablada y enérgica de 23 años pega fuerte en el estómago con sus letras, y acaricia el oído y hace sacudir los músculos con su música.

Nacida en Los Angeles, hija del humorista Rob Schneider, pero crecida en Ohio, Elle vivió sus años de adolescencia en Nueva York, estudió Arte en Philadelphia y ahora se ha establecido en nuestro querido Bushwick. A lo largo de este 2013, muy pronto, editará su primer álbum. Su voz, su estilo musical y su carácter de chica mala nos recuerdan inevitablemente a una Amy Winehouse, eso sí, con un inequívoco toque country. Pasen y vean.

[Para calentar motores, os dejo una playlist de Spotify que he elaborado con alguno de los grupos que tocarán aquí]

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Agustín Alonso G.   11.mar.2013 20:27    

SXSW 2013: 'Before Midnight' y otras tres historias de amor

    lunes 11.mar.2013    por Agustín Alonso G.    1 Comentarios

Before_Midnight_ethan_hawke

Para asegurar un buen sitio en la proyección de una película en el SXSW Festival sin tener que hacer grandes colas hay que tener el abono general y madrugar para hacerse con uno de los pases Xpress que cada día se ofrecen para cada sesión. Por eso, el asistente al festival propone y la realidad se impone y le acaba a uno rediseñando involuntariamente el plan diario.

Esa especie de Providencia festivalera me preparó una programación de cuatro películas sobre relaciones amorosas conflictivas, valga la redundancia.

A última hora del día se proyectó en el añejo Paramount Theatre Before Midnight (Antes de medianoche), la tercera entrega de la saga iniciada en 1995 con Antes del amanecer en un tren centroeuropeo en el que se encontraban dos jóvenes veinteañeros y que le supuso al director Richard Linklater el Oso de Plata a mejor director en Berlín.

El trío Ethan Hawke-Julie Delpy-Richard Linklater nos vuelve a enfrentar 18 años después a un catálogo de reflexiones sobre el amor. Han pasado nueve años desde que Jesse y Céline se reencontrasen en París. Jesse despide al hijo de su primera mujer en un aeropuerto de Grecia, donde pasa unas semanas invitado por un escritor junto a Céline, con la que ahora vive y tiene dos hijas gemelas.

Un 'cierre' de trilogía necesario

Los 18 años transcurridos y la vida matrimonial se dejan sentir con suma sabiduría en Before Midnight, a la que le sienta divinamente el oleaginoso sol mediterráneo para templar el dolor del paso del tiempo y de las heridas que la convivencia familiar provocan inevitablemente. Jesse y Céline -y el coro de personajes que les rodea- nos regalan largos paseos y conversaciones filosóficas que vuelven a levantar acta de una forma de ver el amor, la de una sociedad posmoderna todavía romántica pero desengañada de las relaciones y el compromiso.

Hay largas escenas de corte teatral (al inicio, una conversación en un coche de 13 minutos) cuyos diálogos tienen tanto ritmo y fuerza y la puesta de escena está tan cuidada que parecen verdaderas escenas de acción y solo cuando terminan nos damos cuenta de que todo ha sucedido en un mismo lugar, quizá una sencilla habitación de hotel o la mesa de un almuerzo. 

Linklater afirmó en el turno de preguntas y respuestas (Q&A) tras la proyección que no piensan en hacer una cuarta entrega, aunque reconoce que dijo lo mismo en las dos ocasiones anteriores. Lo cierto es que ahora que está realizada, se puede decir que esta película era necesaria para que las dos anteriores no quedasen en un romanticismo cursilón. Jesse y Céline ya no son aquellos dos jóvenes idealistas, aunque siguen siendo igual de atractivos o más para esas generaciones que se enamoraron en los 90 de ellos. Han vivido en sus carnes aquello de que "cuando se acaba la película, empieza la vida real" y no tienen miedo a afrontarlo, a veces con una crudeza que duele.

El único pero de la película -para el que lo sea- es precisamente que todo está cuidado al milímetro, no hay hueco para la improvisación, lo que hace que más de uno pueda hechar en falta la naturalidad que, por ejemplo, rebosaba la Copia certificada de Abbas Kiarostami, de la que en más de un momento me acuerdo durante la proyección.

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Esa naturalidad e improvisación sí están fomentadas en Drinking Buddies, donde Joe Swanberg nos presenta a dos compañeros de trabajo en una destilería de cerveza -interpretados por Olivia Wilde (House, Tron: Legacy) y Jake Johnson (New Girl)- cuya relación tiene que manejarse en el borroso límite entre amor y amistad mientras tratan de manejar la relación con sus parejas -Ron Livingston (Sexo en Nueva York) y Anna Kendrick (Up in the air, Sin tregua).

La película trata con inteligencia y sutileza esa relación de amistad entre dos niños grandes y maneja la tensión sexual con maestría, aunque la película tiene más altura en su segunda mitad, quizá porque la forma de desenvolverse de los personajes es más madura, o la sentimos más real, o quizá porque es entonces cuando la realidad les obliga a mirarse ante el espejo. Aunque todos los actores están muy bien, el físico de Olivia Wilde no me pega para su papel peterpanesco de treinteañera superficial incapacitada para una relación seria.

Tensión sexual es la que hay también en The Bounceback, que podríamos considerar una versión indie de Resacón en Las Vegas y un homenaje de un director de Austin a la ciudad en la que disfruta su juventud. Bryan Poyser es uno de los más recientes frutos de la creativa comunidad de la ciudad que acoge el SXSW. Este joven cineasta ya logró una nominación a los Independent Spirit en 2004 por Dear Pillow.

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The Bounceback nos cuenta un fin de semana de dos ex parejas que vuelven a encontrarse, o más bien tratan de no reencontrarse, en Austin. Antes, en apenas cuatro minutos, Poyser nos ha contado con brillantez, y la ayuda de las nuevas tecnologías, el ascenso y caída de la relación entre los dos principales protagonistas, interpretados por Ashley Bell (El último exorcismo) y Michael Stahl-David.

Cualquiera que haya pasado dos días en Austin y haya tenido tiempo de pasear de noche por la Sexta Avenida, de ver una película en el Alamo Drafthouse Cinema, y de cenar en alguno de sus restaurantes con patio, siente que de algún modo la película y todos los iconos austinianos que nos presenta es un poco suya. El aeropuerto, la estridente furgoneta de la taquería... Es todo un homenaje a esa ciudad en la que, me decía una residente, "la hierba es parte de su cultura".

Más allá de esto, la cinta es muy divertida, unas excelentes interpretaciones (al loro con Zach Cregger, el contrapunto cómico al protagonista) y tiene ritmo y novedad, algo difícilmente alcanzable en el complicado mundo de la comedia romántica. A Poyser y sus compañeros guionistas hay que acreditarles tres o cuatro escenas muy originales, incluyendo una conversación a cuatro bandas por teléfono móvil y una subtrama en torno a Airsex, algo que, aunque parezca increíble, "existe", como dijo el cineasta al introducir la proyección.

Para cerrar esta crónica de un póker de cine romántico hay que hablar de A teacher, estrenada en Sundance, y con la que todo empezó en la mañana de esta jornada. Se trata de una historia, también en una pequeña ciudad, sobre una joven profesora que mantiene una relación con uno de sus alumnos. Me queda la impresión de que se trata de un desarrollo de cortometraje convertido en largo, aunque hay que reconocerle a la directora Hannah Fidel voluntad de estilo.

A_Teacher_credit_Photo_Cour

[La firma de las fotografías, en orden: Despina Spyrou/ Sony Pictures Classics, Ben Richardson, Richard Green y A teacher]

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Agustín Alonso G.   11.mar.2013 18:57    

Agus Alonso G.

Bio El Gentrificador

Aspirante inconsciente a perfecto burguemio, a estándar del coolismo wannabe. Siempre queriendo estar a la última y siempre llegando tarde. Cuando aparezco, los modernos huyen. Soy el umbral en el que lo alternativo pasa a mainstream, el momento más oscuro de la noche indie antes del amanecer de lo masivo. Señora, el gentrificador ha llegado a su barrio y los precios de los pisos se van a disparar. Este blog es junto al microespacio del mismo nombre en Radio 5, un espacio para nuevas voces, ideas y cultura emergentes. Mándanos tus propuestas a [email protected]
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