Cuento de Navidad
A las nueve de la noche de un día de primavera de hace más de un siglo, en la ciudad de Barcelona, nació un niño al que sus padres llamaron Joan. Sus padres, un orfebre y una ebanista, quisieron hacer de él un gran hombre de negocios, pero el muchacho, que tenía más imaginación que instinto empresarial, garabateaba en sus papeles allá donde estuviese y siempre que tenía ocasión.
La imaginación, pese a todo, sólo le alimentaba el espíritu, así que no tuvo más remedio que trabajar como contable en una droguería de la ciudad. Fueron días de trabajos forzados, dijo mucho tiempo después aquel Joan. Tan duros, que el joven veinteañero cayó muy enfermo y se vio obligado a retirarse a una casa de campo para recuperarse completamente.
Ese tiempo de descanso convenció a Joan de que lo suyo era el dibujo, la pintura, y que se iba a dedicar exclusivamente a eso. A ser pintor. Tan fuerte fue su convicción que, una vez recuperado, consiguió exponer sus pinturas por primera vez en una galería de arte. Como era la primera vez que lo hacía, los dibujos estaban clavados en la pared con chinchetas y el público los cogía y los tiraba al suelo mientras le insultaban. Aquellos dibujos eran demasiado extraños para aquellos hombres y mujeres. Parecían obra de un hombre que no fuese de este planeta.
Ante la incomprensión de la gente, Joan se marchó a París con 1.500 pesetas en el bolsillo. Entonces 1.500 pesetas era muy poco dinero para poder vivir en una ciudad que le ofrecía al joven los placeres más sublimes en los lugares más exquisitos. Pero París era también, en aquel momento, una ciudad donde se podía conocer gente muy interesante y muy rara. Así que Joan comenzó a relacionarse con un tal Pablo que pintaba arlequines azules o un tal André que le explicaba cosas sobre los sueños de los hombres. Sin embargo, el pintor de Barcelona siempre quiso seguir su propio camino, hacer las cosas a su manera, y por eso decidió marcharse a una isla del Mediterráneo.
La luz de aquella isla y sus paisajes, a veces abruptos y verdes, otros llanos y áridos, pero siempre bellos, era lo que Joan estaba buscando. Quedó tan deslumbrado por todo aquello que comenzó a imaginar una serie de cosmologías fantásticas que ningún ser humano había visto hasta entonces y que le hicieron famoso en todo el mundo. Le llamaban de todas partes para que pintara las paredes de los edificios más importantes, para que expusiera en los museos más grandes y, cosa curiosa, los que antes le insultaban, ahora hablaban de él como uno de los artistas más importantes del país.
Cuando ya era anciano y su arte estaba en todos los sitios, los homenajes y los premios se multiplicaron, pero Joan intentaba seguir siendo él mismo, seguir haciendo las cosas a su manera, seguir andando su propio camino, seguir viviendo en su isla maravillosa sin por eso aislarse de los demás.
Por eso, cuando llegó el 25 de Diciembre de 1983 y murió, todo el mundo supo que, gracias a la confianza que siempre tuvo en su imaginación y en sus pinturas, Joan Miró había llegado donde ningún otro hombre o mujer había conseguido llegar antes.
Joan Miró falleció el 25 de diciembre de 1983 en Barcelona. El Ojo Crítico recuperará hoy su memoria, su obra y su vida, con la ayuda de Joan Gardy Artigas, ceramista y colaborador de Joan Miró, y Lourdes Cirlot, vicerrectora de Artes, Cultura y Patrimonio de la Universidad de Barcelona y especialista en arte contemporáneo y en la obra de este artista.
El Ojo Crítico también prestará atención al estreno de la última película de Frank Miller, "The Spirit", basada en la historieta de Will Eisner, y a las novedades de literatura infantil que nos acercará Esther de Lorenzo.
Nuestra Pregunta de la Semana es la siguiente: ¿Qué libro no han podido dejar de leer aunque lo intenten? ¿Nos recomiendan ese libro que tanto les ha gustado? Queremos títulos y más títulos para llenar nuestras mentes de literatura hasta navidad y todo el 2009. Pueden dejarnos su recomendación en el teléfono gratuito 900 620 620 o en los Comentarios de este mismo blog.
¡Ah! Sobre todo y antes de que se nos olvide:
¡Feliz Navidad!
Leyre dijo
Es injusto que un programa como el vuestro no tenga comentarios. En vuestro programa he oído libros y cosas muy interesantes, y es un buen programa de cultura; su tono quizás no sea muy de humor pero sí lo es, me gusta. Es que es una pena pero la cultura no está de moda.
25 dic 2008
Leyre dijo
Es muy bonita vuestra imagen.
25 dic 2008
elena dijo
A mí me tienen enamorada completamente dos libros: "Cien años de soledad" de García Márquez, que se convirtió en una lectura obligada en los veranos; y "El fulgor" de José Ángel Valente, actualmente un libro que consulto caprichosamente, y que siempre me conmueve.
25 dic 2008