23-F: los límites de la ficción
Si dirigir una película ya es de por sí difícil, el reto parece mayor si trata sobre el golpe de Estado del 23-F. Han pasado treinta años desde que un tal Tejero -hoy le conocemos mejor- irrumpiera en el Congreso a punta de pistola. Esa historia -real- llega a las salas de cine encabezada por Paco Tous, Juan Diego, Fernando Cayo y Gines García Millán.
Chema de la Peña es el director, el cerebro de esta trama, y estará esta tarde en El Ojo Crítico. Le preguntaremos si se han aferrado a la realidad o si, por el contrario, han ficcionado algún capítulo de aquel 23 de febrero.
De aquel momento que mantuvo en vilo a todo un país, el nuestro, sabe mucho el escritor Javier Cercas. De su pluma salió "Anatomía de un instante", un libro publicado hace casi tres años que recoge su visión de aquel día.
Con Javier Cercas trataremos de esclarecer los límites de la ficción, en relación al 23-F y a la columna "Rico al paredón".
Los libros de Historia confiesan un thriller más cruento, el de la batalla entre católicos y hugonotes en Francia. Se cumplen 175 años desde el estreno de esta ópera, "Los Hugonotes", en la Gran Ópera de París, y estos días regresa al Teatro Real de Madrid dirigida por Renato Palumbo.
Hoy es miércoles, ¡tenemos nueva pregunta de la semana! En esta ocasión trata de los Premios Oscar, de las grandes injusticias, de los eternos finalistas... la gala es este domingo, así que José Luis Pérez de Arteaga nos ofrecerá hoy el primer capítulo de las mejores y peores bandas sonoras de la historia del cine.
Y de la estanterías de libros, Esther de Lorenzo saca hoy el último de Haruki Murakami. "1Q84" es el primero de una trilogía que va en la senda de Stieg Larsson, el creador del superventas "Millenium".
¡Les esperamos! De siete a ocho de la tarde en Radio Nacional y en Rtve.es
Eloy Peña Rico dijo
Sobre las 6 menos cuarto de la tarde del lunes 23 de febrero de 1981 bajaba en mi coche (robado) por la Carrera de San Jerónimo en dirección a la Plaza de Neptuno; el del Atlético de Madrid. Conducía un Seat 1430 con matrícula falsa de Bilbao al que había rectificado su motor, la semana anterior. El agua iba casi cociendo por lo que paré a la altura del hotel Palace para buscar agua con gas (tres policías me indicaron que no podía parar). Pero ante la avería me dijeron que fuese rápido y veloz a buscar el agua, dejando mientras tanto el capot del coche abierto por el vapor que desprendía su radiador.
A mi llegada de nuevo al coche con tres votellas (con b) de agua de Vichy Catalán (compradas en Caprabo) me sorprendió ver como un pelotón de la guardia civil desfilaba en dirección a las Cortes. Delante iba uno con vigote (con b) que decía en voz alta: ¡¡¡UN, DOS, UN, DOS, IZQUIERDA, DERECHA - PASOOO - MARQUEEEN - UN, DOS, UN, DOS...!!!. La gente pensado que era el día del Desfile Militar - aplaudían como posesos -.
Bueno a lo que iba, una vez echada el agua en el coche intenté arrancarlo, algo que no ocurrió. "El coche era de color blanco pero estaba rojo por el calentón". Por lo que me ví obligado a llamar con mi telefono móvil Vodafone a una grúa de Direct Seguros; mientras los policías jugaban a los chinos en la puerta de una tienda de todo a cien.
Al rato oímos unos tiros (disparos) desde Las Cortes por lo que salimos corriendo los policías y yo o yo y los policías, para saber lo que había ocurrido. Llegados al lugar entramos en el recinto y nos extrañó ver que el del bigote con su pistola en la mano gritaba: "¡Quieto todo el mundo... han cantado bingo!". Mientras, en los escaños solo se veía a Suarez (bando nacional) y a Carrillo (bando rojo).
Después, empezaron a aperecer diputados y diputadas que estaban jugando al escondite o escondiendose del olor a mierda que había en el hemiciclo (se habían cagado todos). Fue entonces cuando vinó un ordenanza y nos dijo: . ¡Sí, de fogueo...!, porque al final no huvo ni un solo herido.
Una vez en la calle me fui hacia mi coche y observé: que ya se lo había llevado la grúa o me lo habían vuelto a robar. Entré en el citado hotel Palace a tomarme un bocata de calamares en su tinta con una horchata muy fría. Mientras tanto... en la TV de 21 pulgadas en blanco y negro muchas gentes estaban viendo lo que no hacía nada había visto, en persona. Al rato empezó a llegar mucha más gente... unos con uniformes de las fuerzas armadas y otros de paisano que más tarde supe que eran periodistas porque me lo dijo Jose Maria Aznar digo, Garcia. El lugar se puso a tope y eso que no daban por Canal+ un Madrid/Barça.
Bastante más tarde, sobre las doce y cuarto de la noche en Canarias, apareció por arte de magia el Rey (nadie sabía dónde estaba). Yo pensaba que estábamos en Navidad al ver uno de los "dos discursos..." que tenía preparados; según fueran o fuesen, los acontecimientos...
Salí a la calle porque estaba aburrido de vivir en directo una especie de pesadilla que no entendía y hoy, sigo sin entender. Porque entre tantos... había oído que se trataba de un "Golpe de Estado o que el Estado, se había dado un golpe". Cosa que no era cierta ya que en persona lo había vivido y me habían dicho: que se trataba de una "película, de ciencia ficción del Oeste a la española como las aceitunas". Motivo por el cual, en un taxi ocupado me dirigí a mi casa cerca de la Puerta del Sol en Madrid (España).
PD.- Entre mi relato y la verdad de los hechos no hay diferencia alguna. Porque "La Verdad..." se sabrá, cuando los manzanos den peras en el desierto de Almeria (España). FIN.
Eloy Peña Rico, denunciante oficial del Ayuntamiento de Madrid.
23 feb 2011
Joaquín dijo
Mi comentario va con retraso, porque os escucho a través del podcast. Pero un poco de distancia es aconsejable para hablar sobre realidad y ficción. No me interesa la polémica sobre los hábitos nocturnos de Javier Cercas o los vicios de Francisco Rico. Lo que me afecta es que intenten engañarnos.
Hay grandes autores y autoras que han contado experiencias límites. Algunos han hecho autobiografía, otros historia oral, otros/as, los más, ficción valiosa por la estética y por la reflexión a la que invitan sobre la condición humana. La ficción, claro está, no engaña. La mezcla de géneros tampoco engaña a nadie, cuando pretende comunicar un valor más profundo que las convenciones o las instrucciones para componer textos: el valor de estar vivo/a y ser persona, una voz que encuentra interlocutores porque ha tocado fondo y ha dado forma a la existencia común. Ha vencido a la muerte y, si se quiere, ha engañado a la muerte.
Los fraudes de opereta sólo sirven para dar bombo a un ego. No tocan, raspan la superficie y hacen daño. No creo que los creadores, artistas o pensadores siempre tengan razón. A veces se equivocan y es oportuno decírselo.
Una cosa es ser políticamente correcto (es decir, una mente sumisa a la moda) y otra muy distinta es buscar la palabra oportuna y el sentido último de lo que hacemos/decimos. La élite que se apropia la cultura para su consumo (sean bestseller o sea poesía culturalista, insoportable, pero con pedigree) pretende acabar con cualquier rastro de verdad: memoria, veracidad, compromiso con los rostros humanos. Si no hay ese diálogo de fondo, lo dicho es nada.
O algo peor que nada. ¿Recordais la película "La soga" de Hitchcock? Uno que confunde las bromas de salón con un programa para el exterminio de los "inferiores" y asesina a su amigo... He ahí una ficción que desenmascara la vacuidad y la necedad de los jueguecitos con la ficción, aunque se hagan en nombre de Nietzsche o de Capote o del Lobo violador de Caperucita.
Un abrazo, a ver si nos lleváis al programa otras voces. Sólo os sugiero un paseo por la literatura latino o hispanoamericana, país por país. ¡Nos entendemos en la misma lengua!
Y gracias, de veras. Os sigo siempre que puedo.
26 feb 2011