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Esta semana les preguntamos: ¿Qué camino debería tomar a partir de ahora la Sgae?

Esta semana hemos estado atentos a los problemas por los que atraviesa la Sociedad General de Autores. Recordemos que está siendo sometida a una investigación por delitos societarios y desvío de fondos.

Muchas son las voces que en estos días se pronuncian sobre el tema. Artistas como Alejandro Sanz que ya ha dicho que de confirmarse las irregularidades sería el mayor acto de piratería de la historia.

Y ahora les queremos preguntar a ustedes porque no sabemos el rumbo que tomará la Sgae a partir de ahora: ¿Hacia dónde creen que debe caminar la sociedad? ¿Creen que debería dejar de ser una entidad privada?, ¿De qué manera se conseguiría una nueva imagen?, ¿es este un paso para una nueva etapa  o un punto y seguido?

Pueden hacer sus propuestas en el 900.620.620 o responder aqui.

2 Comentarios

Mejor un consejo al Ministerio de Cultura que a la SGAE. Nos iría a todos/as mejor si reconocieran que ni la autoría ni los derechos de autor están en manos de las editoriales.
Internet no es un pozo donde bebe el vulgo desorientado y pirata, sino un espacio para recrear la cultura: la fuente viva de las próximas generaciones. Se caracteriza por la difusión libre y descentralizada, la interactividad, la inteligencia compartida, un nuevo mundo de la vida.
Cualquier persona que se comunica y deja huella es autor/a. Los valores estéticos de la sublime singularidad, a cambio de dinero, ya se han transformado en otro cosa, otro mundo: el ansia de compartir y crear de forma colaborativa.

El currículo oculto de la cultura no obedece/obedecía solo a las "sociedades de gestión" sino al mercado editorial. Sus herramientas: el tráfico de premios, los procesos opacos de selección de las obras, el negocio hasta con los consejos a nuevos/as autores/as, la veda contra el pensamiento crítico no alcohólico (sobre todo en la lírica) y la subordinación a los estándares de consumo efímero (igual el best-seller que el microrrelato). Es paradójico que los editores (de libros o de lo que sea) presuman de seleccionar "lo mejor" y a la vez promuevan la comunicación unilateral y el consumo de masas.

Todo lo que he creado y publicado está en Internet. Esa opción ha convertido a muchos/as (y a mí también) en intocables para las editoriales. Sea por su dimensión (demasiado pequeño, demasiado grande), sea por su forma (no lineal, simultánea, intertextual, heteroglósica), no encajamos en la lógica del dinero. Pero de algo hay que vivir...

En vez de cobrar por medios ilícitos a través de un impuesto (cánon digital, asaltos a bodas y bares), ¿por qué no contratan equipos de asesores/as para que cualquier autor/a pueda difundir sus creaciones a través del medio digital? Sería lógico que quien desea vivir de lo que crea pidiera una contribución por su trabajo, a través de una relación personal, como ha ocurrido desde tiempos inmemoriales. Si lo que se pretende es seguir generando ídolos de masas, no se ha entendido en qué consiste el cambio cultural.

Además, propongo al Ministerio de Cultura que se haga cargo de una MEDIATECA digital, similar a las bibliotecas o mediatecas físicas, para permitir el acceso a la cultura de millones de ciudadanos/as. No se tiene en cuenta que España está sufriendo una crisis de desigualdad. La mitad de los/as españoles/as tiene la misma renta que hace quince años (compruébenlo). Los/as jóvenes tienen menos recursos para sostener ídolos. La cultura popular no da para esas glorias.

Internet ha contribuido a difundir la cultura a millones de personas, como ningún otro medio desde el mester de juglaría. Es lamentable que un Ministerio y un servicio público prefiera ignorarlo, en vez de estudiar y comprender los nuevos medios.

1) Si continúan funcionando las sociedades de gestión de DD de autor/a, tendrían que reconocer todas las formas de autoría en la web (incluidas las varias versiones del copy left) y a todos/as los/as autores que ofrecen sus obras.
2) Lo que ocurre actualmente guarda un paralelo en el paso del Antiguo Régimen a la modernidad.
El ooncepto de cultura gremial que hay detrás de la Ley Sinde o de la actual versión de la SGAE (entre otras socs.) tiene que transformarse en cultura libre y emancipada de los patrones, es decir, de la industria y el márketing editorial. La nueva cultura se basa en la interactividad, el reconocimiento de "los otros que hay en mí" sin ansiedad por influencias, la obra compartida desde su primera gestación. No desaparece la identidad del autor sino el modelo de la sublime individualidad, el genio vomitador de su yo.
3) Una sociedad de todos/as-los/as-autores/as no puede dedicarse a perseguir a quienes usan de las obras como parte de su propia producción (bodas, bares), ni denigrar con odio y saña a millones de jóvenes que no tienen dinero para sostener los ídolos de masas. Ese cuento se ha acabado.
4) Una nueva sociedad debería proporcionar asesoría (y un servidor o muchos en la web) a cualquier creador/a con el fin de que pueda ofrecer sus obras en su portal personal (su kiosko, vaya) y cobrar lo que le parezca oportuno, si así lo desea. En lugar de un macro-negocio corrupto, mejor que cada autor/a se gestione sus propios derechos, según el modelo que escoja (copy-right o copy-left).
Si alguien no es capaz de mantener una relación personal con quienes oyen/ven/leen sus obras, que contraten por sus propios medios a un manager editorial.
5) Una nueva Sociedad de Autores/as debería ser parte del Estado Social de derecho, someterse a los controles de cualquier oficina de servicio público. No se trata de "estatalizarlo" sino someter dicho órgano a la sociedad civil: su papel no es administrar el negocio de un gremio, sino proteger los derechos de todos/as los/as autores/as.
Quienes deseen formar una macroempresa para gestionar sus ingresos, que la llamen por su propio nombre. En realidad, sería ilegal: constituiría un monopolio contra la libertad de mercado.
Está cambiando el concepto de autoría y las relaciones sociales. No se trata de promover la copia parásita, sino de alentar la creatividad de muchos/as en vez de sostener la supuesta genialidad de unos pocos dioses. El principio de cooperación y apertura favorece el aprendizaje compartido, frente al imperio del mercado.
6) Por último, la nueva Sociedad de Autores/as incluye a quienes enseñan a otros/as en su "tekhné", en sus artes y artimañas creativas. No estaría nada mal que quienes conocen un oficio artístico tengan que ganarse la vida enseñándolo.
¿A alguien le entusiasman las estrellas del cielo financiero? Que no llamen a eso arte y autoría, sino acumulación de capital. Pero ese intercambio desigual no necesita autores/as; le basta con las patentes comerciales. La rabia acumuladora de algunos/as artistas se parece al lobby farmacéutico o de cualquier otra índole: impide que circulen "genéricos". Ni se plantea siquiera que la mitad de los/as españoles no pueden comprar sus productos en formato blindado (por muchos motivos: económicos, de infraestructura), mientras que la web ha servido para difundir la cultura de un modo antes inimaginable.
Gracias por abrir este cauce a la libre opinión :-)))

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