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Afrontando la demencia: Enfermedad de Alzheimer

    miércoles 24.feb.2016    por Equipo El Ojo Clínico    0 Comentarios

Por la Dra. Bárbara Pagán.

El progresivo envejecimiento de la población y la mayor esperanza de vida, hacen que este término y esta enfermedad estén cada vez más presentes en nuestras vidas. La probabilidad de que alguien de nuestro entorno presente algún tipo de demencia, es muy elevada. Por ello, desde aquí, nos gustaría ampliar la información sobre qué es esta enfermedad (o enfermedades) y ayudar a aquellos que tienen que convivir con ella, a sobrellevarla.

¿Qué es una demencia?

La demencia es la pérdida de las facultades mentales, generalmente progresiva, debido a la edad o a una enfermedad, que se caracteriza por alteraciones de la memoria, la razón y alteración de la conducta. Dentro de las demencias, hasta el 70% son por Enfermedad de Alzheimer (EA). Existen otras menos frecuentes como la demencia vascular, demencias frontotemporales o la demencia por Cuerpos de Lewy.

¿Qué es la EA?

La EA es el tipo de demencia más frecuente como ya señalamos antes. Es un proceso degenerativo progresivo del cerebro de causa no aclarada, si bien sabemos que hay ciertas proteínas implicadas que favorecen la destrucción celular. Este daño comienza por las zonas del cerebro donde asienta la memoria reciente, aunque según avanza la enfermedad, se ven afectadas también las áreas del lenguaje y motoras.

Bea
Evolución

Esta evolución es la que condiciona la aparición progresiva de los distintos síntomas: En la fase inicial predominan las alteraciones de memoria, sobre todo de la memoria reciente. Estas alteraciones pasan inicialmente desapercibidas y son difíciles de demostrar mediante exámenes médicos. Cuando el daño cerebral es más extenso los problemas de memoria se vuelven más evidentes, disminuye la capacidad de desempeñar tareas sociales, la capacidad de retener lo que se lee, y pierden capacidad organizativa. En este punto, los exámenes neurológicos pueden detectar la enfermedad.

Al evolucionar la enfermedad, la disminución de la memoria es cada vez mayor, con dificultad para recordar los nombres de personas conocidas, pueden necesitar ayuda para vestirse. En estas fases pueden dormir durante el día y estar despiertos, agitados y confusos durante la noche. Incluso pueden llegar a experimentar cambios significativos en la personalidad con agresividad hacia los cuidadores, y tendencia a pensar que el cuidador o cuidadores quieren hacerles daño. Pueden experimentar también agresividad.

Esta fase es muy estresante para los familiares ya que el cambio de personalidad puede llegar a ser muy llamativo, y el manejo de la agresividad en domicilio muy complicado. Se pueden administrar fármacos para intentar normalizar el ciclo del sueño, y controlar la conducta.

Finalmente pierden la capacidad de caminar, mantener conversaciones. En fases muy evolucionadas también pierden la capacidad de comer y beber, con atragantamientos frecuentes que conllevan ingresos frecuentes por problemas respiratorios. La inmovilidad progresiva favorece la aparición de lesiones cutáneas que llamamos “por presión”, ya que la piel de las zonas de apoyo se macera y termina ulcerándose, pudiendo llegar a infectarse. Pueden también aparecer alteraciones intestinales como estreñimiento prolongado por falta de motilidad intestinal que produzca procesos obstructivos.

Estas alteraciones se producirán a lo largo de años (8-10 años), pero nos parece importante que los cuidadores principales conozcan lo que ocurrirá con estos pacientes, para poder prever tanto las necesidades de cuidados. Además este conocimiento puede ayudar a prepararse para los cambios que la enfermedad produce en la familia, y saber dónde acudir.

¿Qué se puede hacer contra la enfermedad?

Hasta el momento, los fármacos utilizados para el tratamiento de la enfermedad solo mejoran temporalmente las habilidades cognitivas de los pacientes, pero no modifican de forma clara el curso de la misma ni evitan el deterioro progresivo.

A día de hoy, los ejercicios mentales, la lectura, el mantener el contacto social, son las actividades más eficaces en la prevención de la progresión de la enfermedad, y en mantener tanto el nivel cognitivo como la autonomía de los pacientes. En este punto, el estímulo de los cuidadores principales es primordial.

Aunque nos hemos centrado en la EA por ser la más frecuente, la evolución es similar en casi todas las demencias. En la demencia vascular, relacionada con microinfartos cerebrales, el control de la enfermedad pasa por el control de la tensión arterial, la diabetes y el colesterol. Sin embargo, el estímulo de la actividad intelectual también ralentiza la progresión.

Recursos

Con la evolución de la enfermedad, el manejo en domicilio de estos pacientes es más complejo, ya que precisan supervisión las 24 horas del día, la agitación nocturna a veces es difícil de controlar, y con el tiempo se mantienen encamados con todo lo que ello conlleva. Los familiares deberán contactar con su asistente social en el Centro de Salud, para solicitar las ayudas disponibles, siempre teniendo en cuenta que estas llevan su tiempo en ser concedidas. Además, existen asociaciones que pueden ayudar a conocer los recursos disponibles.

 

Categorías: Ciencia

Equipo El Ojo Clínico   24.feb.2016 11:52    

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Cristina Torres, Bárbara Pagán, José María Ferrer y Fernando Mora forman el equipo médico de El Ojo Clínico. En este blog comparten sus experiencias profesionales, ofrecen valiosos consejos y amplían los puntos de vista sobre las enfermedades que se abordan en el programa. Todo ello, desde una postura positiva y optimista.
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