Estimulación cerebral profunda para la depresión
jueves 18.feb.2016 por Equipo El Ojo Clínico 1 Comentarios
(Por la Dra. Cristina Torres)
Son pocos los pacientes con depresión que no mejoran con el tratamiento pautado por su psiquiatra. Actualmente cada vez hay medicación más eficaz y con menor tasa de efectos secundarios, que resuelve la inmensa mayoría de los casos de depresión diagnosticados. Sin embargo, hay un pequeño porcentaje de pacientes que, por causas que aún se desconocen, no consigue curarse a pesar de haber recibido diversos tipos de tratamiento médico, psicoterapia, o incluso terapia electroconvulsiva (electroshock). Y se recae de forma repetida tras periodos de mejoría inicial. Es precisamente para esos pacientes, para los que la investigación continúa avanzando, y para los que la estimulación cerebral profunda podría ser una alternativa.
La estimulación cerebral profunda por medio de electrodos implantados en áreas muy concretas del cerebro, a modo de “marcapasos”, tiene su origen en los años 70, cuando comenzó a usarse en el tratamiento del dolor crónico. Su uso se fue expandiendo, dada su eficacia y seguridad, hasta el punto de utilizarse como una terapia habitual en la Enfermedad de Parkinson avanzada, o el temblor que no mejora con medicación, desde hace más de 30 años. En 2009, la estimulación cerebral profunda fue aprobada por la “Food and Drug Administration” para el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo, otro trastorno psiquiátrico en el que el paciente no consigue llevar una vida normal por ansiedad ante actos simples cotidianos, como por ejemplo el temor a contaminarse por tocar objetos o personas, o a poner a otros en peligro por descuidos o negligencias suyas.
En 2005, un grupo de investigadores de Canadá, con los que estuve trabajando y formándome algunos años después, observaron que había un área en la parte frontal del cerebro, que tenía un exceso de metabolismo en aquellos pacientes con depresión, y que este metabolismo se normalizaba si mejoraban con cualquier tratamiento, mientras que permanecía hiperactivo si la depresión se cronificaba. Pensaron ¿por qué no intentar disminuir ese metabolismo mediante estimulación cerebral profunda, una terapia que se llevaba ya utilizando durante décadas en el temblor y el parkinson, con elevada eficacia?
Intervinieron inicialmente a 6 pacientes con depresión crónica, que no habían mejorado tras años probando todo tipo de terapias habituales. De los seis pacientes intervenidos, cuatro obtuvieron muy buenos resultados. En esos cuatro pacientes, el metabolismo en el área frontal se normalizó, como ocurría con otros tratamientos eficaces. Tras este estudio piloto, han aparecido más datos, con estudios con un mayor número de pacientes, en diversos países del mundo. Los resultados globales apuntan a mejorías del 50-60% de los pacientes que no han respondido a otro tipo de tratamientos. Esta cirugía, que aún se considera de investigación e innovación clínica, dado el escaso número de pacientes que han sido intervenidos, y su relativa novedad, se realiza en España en centros muy concretos, altamente especializados y siempre en pacientes muy seleccionados y de forma individualizada.
El Hospital de La Princesa en Madrid es uno de ellos, donde los Servicios de Neurocirugía y Psiquiatría están abordando este problema de forma conjunta. Dos de nuestros pacientes contaban con la particularidad de tener depresión bipolar, un tipo de depresión que se caracteriza por alternar periodos de depresión por otros de todo lo contrario, alegría, euforia e irritabilidad. Uno de los casos mejoró de forma significativa, siendo capaz de mayor funcionalidad, interacción con la familia y calidad de vida desde la cirugía, desde hace más de 4 años, si bien persisten algunos síntomas. El segundo paciente está sin síntomas desde la intervención, llevando una vida completamente normal.
La estimulación cerebral profunda en otras áreas cerebrales se está realizando también de forma experimental para otras enfermedades, como la hiperactividad y auto y heteroagresividad que caracterizan a algunos pacientes autistas, el síndrome de Gilles de la Tourette, afectado por tics constantes, o la anorexia nerviosa, de la que hablaremos próximamente en “El Ojo Clínico”. Es preciso que la investigación continúe avanzando y confirme estos datos experimentales aportados por la estimulación cerebral profunda en la depresión y demás patologías, de los cuales podemos decir que parecen esperanzadores.
Pastora Romero Diaz dijo
Sufro de depresión y ansiedad desde hace más de 20 años y el ttoconvecional hasta ahora no me ha ayudado no me ayuda. He intentado quitarme la vida...no se, he perdido la cuenta. Quisiera saber si el tto de la estimulación cerebral profundidad se puede hacer por la seguridad social. Muchas gracias