El impacto emocional del diagnóstico de cáncer
miércoles 16.mar.2016 por Equipo El Ojo Clínico 0 Comentarios
Por el Dr. Fernando Mora
El diagnóstico de cáncer supone un impacto emocional para la persona que lo padece. Se calcula que hasta un 25-30% podrían tener un episodio depresivo, lo que supone un riesgo tres veces mayor que la población general. Cabe decir, por otra parte, que la tristeza es una emoción normal cuando a una persona le comunican una noticia negativa respecto a su salud, como es -en este caso- el cáncer.
Sin embargo, más allá de padecer una depresión o no, sí que aparecen una serie de emociones que pueden afectar negativamente a la persona. Entre ellas se encuentran el miedo, la rabia y la culpa. Cada persona puede presentar algunos o todos estos sentimientos y cada una los manejará de distinta manera.
Miedo: Algunas personas tienen miedo al sufrimiento, “a pasarlo mal”, temen a la posibilidad de tener dolor o síntomas físicos, también a los tratamientos y sus efectos secundarios. Otros le temen al cáncer en sí, a la incertidumbre sobre el pronóstico de la enfermedad “qué me va a pasar”, apareciendo pensamientos respecto a la muerte y a la posibilidad de que esta sobrevenga.
Todos estos pensamientos son muy normales, la comunicación del médico con el paciente es fundamental: ofrecer información y resolver las creencias (muchas veces erróneas) ayuda a aliviar estos miedos.
Rabia: el diagnóstico de cáncer en ocasiones deja a la persona en estado de “shock”, sin ser capaz de creerse lo que está pasando con pensamientos como “esto no me puede estar pasando a mí”, “no es justo”. Es normal que se pregunte por qué le ha pasado esto o piense que la vida le ha tratado injustamente. Suele asociarse a sentimientos de rabia, ira e impotencia ante la situación. Si bien muchas personas son capaces de canalizar esta rabia e ir haciendo que desaparezca progresivamente; otras dirigen su enfado hacia familiares, amistades o profesionales de la salud.
Hay que entender que por lo general, esto no se hace a propósito, lo que sucede es que están tratando de canalizar y desahogar sus sentimientos, aunque no sea de la forma más adaptativa: lo que necesitan es ser escuchados.
Culpa: Se trata también de un sentimiento frecuente. Por una parte la culpa puede venir en relación con pensamientos sobre si hubiera podido percibir antes los síntomas, acudido al médico y haberlo detectado precozmente. Por otra, la culpa puede tener que ver con preguntase a si mismo si algo que hizo pudo haber causado el cáncer (exposición a sustancias cancerígenas, malos hábitos de vida). Resolver el sentimiento de culpa es clave para el bienestar de la persona, es un sentimiento que genera aún más sufrimiento. No existe nada que sea justo sobre el cáncer y nadie merece padecerlo.
La forma en la que el diagnóstico afecta emocionalmente a una persona depende en gran medida de los recursos psicológicos personales y de su capacidad de afrontamiento. Esto implica sus propios rasgos de personalidad (“su forma de ser”), las creencias, experiencias o percepciones que tiene respecto a esta enfermedad, su pronóstico y los tratamientos que se utilizan. Todo esto ayuda a determinar lo que el cáncer significa para él o ella y cómo va a manejarlo.
En este sentido, la comunicación médico-paciente es fundamental, los profesionales sanitarios que atienden a personas con cáncer deben trabajar desde la empatía y la comprensión, ofreciendo información en un lenguaje natural y adecuado a lo que el paciente quiera saber, y explorando las emociones y preocupaciones que pueda tener porque, como hemos visto, son fundamentales para la persona.
De forma general a las personas diagnosticadas de cáncer se les recomienda tener un papel activo en el tratamiento dado que esto mejora la calidad de vida, confiando en los profesionales de la salud e intentando -en la medida de lo posible- continuar con su vida habitual y cambiar aquellas cosas que le hagan sentir mal. Entre las recomendaciones para mantener este rol activo están:
1.- Disfruta de las personas que te quieren.
2.- Intenta ser optimista.
3.- Disfruta de las cosas buenas.
4.- Cuídate.
5.- Potencia las emociones positivas.
Resulta difícil enfrentarse a un diagnóstico de cáncer y padecer esta enfermedad no es fácil. Aceptar el diagnóstico y descubrir lo que el cáncer significará en su vida es un reto; pero con un papel activo, el apoyo de la familia y la ayuda de los profesionales de la salud, es posible conseguirlo.
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