Recientemente hemos lanzado, con el apoyo, el asesoramiento y la difusión de la Fundéu, que agradecemos enormemente, una Pequeña guía de los instrumentos musicales del mundo. En ella hemos encarado lo que percibíamos como una carencia: una herramienta para conocer la forma más adecuada para denominar en castellano a los instrumentos de las diversas culturas, al menos los más comunes, teniendo en cuenta las reglas vigentes para la adaptación de los nombres procedentes de otras lenguas.
Nos pareció que la doble faceta que desarrollamos en los mundos radiofónicos, por un lado hablando de las palabras y el lenguaje en El palabrero y, por otro, difundiendo las músicas de raíz de todo el planeta a través del programa Mundofonías, que sale a los aires en 35 emisoras de 15 países de Europa y América, nos colocaba en una posición ideal para acometer esta tarea.
La Fundéu trabaja con el asesoramiento de la Real Academia Española, avanzando propuestas, como las contenidas en este documento, que puedan servir de guía para encontrar las soluciones más apropiadas y así evitar otras denominaciones que son más apropiadas para el inglés o el francés y que tantas veces se cuelan en artículos periodísticos, carteles y hasta en los libretos de los discos.
A esta guía hemos dedicado una serie de programas en El palabrero, que son los que se pueden escuchar en los reproductores que aparecen un poquito más arriba. Así, además de comentar estas soluciones que proporcionamos, disfrutamos con el sonido de los instrumentos de los que hablamos y del buen arte de sus virtuosos tañedores.
Reproducimos a continuación la introducción de dicha guía, recordando que el texto completo se puede consultar y descargar aquí.
Pequeña guía de los instrumentos del mundo
© 2014, Juan Antonio Vázquez
Introducción
El mundo de los instrumentos musicales es todo un universo, debido a la enorme variedad de culturas y lenguas, a los viajes de las palabras, saltando de idioma en idioma, y de los propios instrumentos, que van recibiendo diferentes denominaciones en cada lugar, a la par que van desarrollando infinidad de variedades. De la clásica pandura griega, que nos remite a la aún más ancestral palabra sumeria pantur, nos llega, por un lado, la bandurria; por otro, bandolas, mandolas y mandolinas, y del mismo modo, por ejemplo, el panduri de Georgia, en el Cáucaso. Y posiblemente también tambures turcos o persas y tamburas indias, instrumentos estos de cuerda que poco se parecen a nuestros tambores o tamboras. Un brasileño del nordeste tañe la rabeca, mientras un montañés toca el rabel, un marroquí el rebab y un afgano el robab, palabras todas del mismo origen. La symfonía griega, por su parte, ha dado nombre a todo tipo de instrumentos: la zanfona, con sus teclas y manivela; la zampoña andina, una flauta de Pan; la zampogna italiana, una gaita; la sanfona brasileña, un acordeón... Como se ve, una misma palabra puede adquirir infinidad de variantes y viajar por todo el mundo para dar nombre a instrumentos de lo más diverso.
Estos instrumentos, venidos de todos los rincones del planeta, son cada vez más utilizados. Y la enorme variedad de sus denominaciones, procedentes de tantas lenguas, nos llega en ocasiones a través del inglés y, en menor medida, del francés, con términos de esos idiomas o con ortografías adaptadas a ellos. Dichos nombres aparecen frecuentemente en discos, publicaciones especializadas y prensa en general, y los músicos y periodistas muchas veces adoptan tal cual dicha nomenclatura. Por ello, se hace necesaria una herramienta que aclare las dudas y que proporcione recomendaciones acerca de los términos más aconsejables en castellano.
En este pequeño glosario queremos dar una breve guía para navegantes, forzosamente incompleta, de este inmenso mar de instrumentos. En algunos casos se trata de adaptaciones más satisfactorias (ud, buzuki, yembé...) que las usuales en otros idiomas (oud, bouzouki, djembé...); en otros se escoge, entre las variantes del nombre del instrumento, la más acorde con nuestra ortografía (tambur, mejor que tanbur...); o se proporcionan nombres genéricos para instrumentos con muchas variantes (piano de pulgar, birimbao o trompa de boca...). Cuando existe una alternativa en castellano al nombre original del instrumento, no adaptamos este, pudiéndose optar entre la forma original o la de nuestro idioma (binioù o gaita bretona, bodhrán o pandero irlandés...). Conviene también recordar algunas reglas básicas, como que los nombres de los instrumentos, por muy exóticos que sean, son nombres comunes y han de ir escritos, por lo tanto, en minúscula. Los nombres en castellano y los que no precisen de adaptación a nuestra ortografía o que ya hayan sido adaptados, han de escribirse en redonda (bendir, duduk, rebab), mientras que los términos originales no adaptados o que no se ajusten a las pautas grafofonológicas del español irán en cursiva (uilleann pipes, steel drums).
Instrumentos comentados en los programas (y sus intérpretes):
- Berimbáu (Ramiro Musotto, de Argentina, aunque el instrumento es brasileño)
- Balafón (grupo Farafina de Burkina Faso)
- Armonio (grupo de Faiz Ali Faiz, Pakistán)
- Carcabas (Maalem Said Damir & Gnawa Allstars, de Marruecos)
- Darbuka (Hossam Ramzy, de Egipto)
- Tabla (Zakir Hussain, de la India)
- Yembé (el burkinés Adama Dramé)
- Ud (Driss el Maloumi, de Marruecos)
- Didyeridú o diyeridú (grupo Outback, basado en Inglaterra, aunque el instrumento es australiano)
- Kanún (Ensemble Ibn Arabi)
- Nikelarpa (Emilia Amper, de Suecia)